martes, 3 de octubre de 2017

CINE Y SOLAMENTE CINE

Dos enemigos irreconciliables se toman un descanso en una de las escenas cumbre de "Tiburón", Robert Shaw y la bestia mecánica a la que llamaron cariñosamente Bruce. La historia pudo ser muy diferente y ambos pudieron no ser los protagonistas de esta intensa historia. El actor porque se pensó primero en Lee Marvin y Sterling Hayden para el papel de Quint y, el temible escualo, porque los productores tenían la cándida idea de emplear tiburones reales "domesticados". Al final, la elección tanto del reparto como de la amenazante criatura encajaron a la perfección en la película, que el tiempo ha transformado en una obra maestra, si es que alguna vez no lo fue. 

Un momento divertido en el rodaje de una película cuya virtud no era precisamente el humor. Linda Blair y el director William Friedkin se abrazan entre muecas, intentando quizás espantar la tensión en el rodaje de un film, "El exorcista", que aterrorizó a varias generaciones. Después quedaría la leyenda de la maldición que persiguió a algunos de sus participantes, algo de lo que el cine también se nutre.

Una fotografía que refleja la tensión en el rodaje de una de las películas míticas por excelencia del Hollywood clásico, "Lo que el viento se llevó". En ella se muestra a un airado George Cukor, a sabiendas que a causa de su enfrentamiento con el productor David O. Selznick, tenía los días contados como director, siendo sustituido por Víctor Fleming. Tampoco la mirada que Clark Gable le dirige a Vivien Leigh parece de lo más emotiva. Entre los chismes de la sociedad cinematográfica del momento, se decía que el actor se atiborraba de cebolla para besar a la actriz y que esta hacía algo similar fumando como un carretero.

Una bellísima Claudia Cardinale muestra su pericia como incipiente pistolera en un film que, además de los consabidos duelos de humo y pólvora, hubo, y muchos, cruces de miradas en primer plano. "Hasta que llegó su hora" es una película que se toma su tiempo de forma pétrea, fusionándose con el paisaje y la historia, y todo con la inconmensurable banda sonora del maestro Morricone y aquella armónica tan significativa. 


Marilyn Monroe parece dormitar sobre un Eli Wallach, que se nos antoja admirado de tanta suerte. No en vano el feo del spaguetti western de Leone, podía presumir de su compañera de reparto, un mito erótico a punto de romperse, en un film del maestro Huston, "Vidas rebeldes". Un western tardío, una elegía anticipada de actores monumentales, como Montgomery Clift, Clark Gable y la propia Monroe. Una mirada triste, un adiós sin retorno. 


Hablando de gigantes, en esta fotografía el director Michael Mann se sitúa entre dos de ellos, Robert  De Niro y Al Pacino, preparando su cara a cara en la película "Heat". Aunque ambos actores ya habían formado parte del reparto de "El padrino II", sus personajes pertenecían a distintas líneas temporales. Ahora, y ante la atenta mirada de medio mundo, se produciría el deseado encuentro, que quizás por sus expectativas pareció no estar a la altura de lo esperado, pero el tiempo, como el buen vino, se ha encargado de mitificar justamente. 


Charles Laughton observa a un prodigioso Robert Mitchum en el rodaje de "La noche del cazador". La película sería el debut y despedida de Laughton como director de cine. Quizás las despiadadas críticas le hicieran abandonar. De haber tenido la medida del tiempo, la nueva perspectiva le hubiera llevado a replantearse su abandono, porque ahora su categoría de film de culto es incuestionable. Y no podía ser de otra manera en una realización innovadora, en este cuento de terror tan sublime y elegante. 


Se nota que Stallone no tenía esa relación tan cordial con John Huston, como si parecían disfrutar  Michael Caine y Pelé en la película "Evasión o victoria". Se cuenta que su respeto al gran director y sus deseos para agradarle le robó algo de espontaneidad. No obstante, su personaje no carecía de cierta simpatía. No es "La gran evasión", se la define más bien con esa denominación peyorativa de "película de encargo", dirigida sin demasiado entusiasmo, pero, sin querer, es un buen trabajo y, desde luego, lo mejor que el séptimo arte ha podido ofrecer al deporte rey. 


jueves, 15 de junio de 2017

EL ARTE CON ESTILO DE RUIZ BURGOS

No son pocos los dibujantes españoles cuyo saber hacer y su manejo del arte que dominan son, sin duda, valorados fuera de nuestras fronteras. Junto a los Pasqual Ferry, Jesús Merino, Salvador Larroca o Juanjo Guarnido, el premiado autor de "Blacksad", les traigo al granadino Juan Carlos Ruiz Burgos.
Profesor de Ilustración Digital y Diseño de Personajes de Pixelodeon 3D School, ha trabajado en numerosas publicaciones del mundo del cómic y el cine, destacando especialmente las realizadas para la revista "The Saturday Evening Post", una de las más antiguas de Estados Unidos.
El estilo de las portadas, centrado en personajes de DC cómics, rebosa maestría, elegancia y un tono vintage que les hace destacar y que, a buen seguro, quedará en la retina del buen aficionado a los grandes ilustradores.

Como anécdota me reservo esta última imagen que me resultaba muy familiar. Y no es de extrañar, se trata de un escenario apocalíptico cuya figura dominante es el Hotel Victoria, en Granada, por donde he pasado cientos de veces y que, curiosamente, hace muy pocos días sufrió un incendio sin las consecuencias desastrosas de la ilustración.



miércoles, 31 de mayo de 2017

MAGNICIDIO EN DIRECTO

Para ser más exactos, un intento frustrado. El 30 de marzo de 1981 Ronald Reagan, que llevaba 69 días en el cargo de presidente de los Estados Unidos, era víctima de un atentado a la salida del Hotel Hilton de Washington D.C. Al principio, la confusión y el caos se adueñaron de aquellos momentos, en los que las cámaras de televisión nos llevaban a cada uno de nosotros, servidas en bandeja, unas imagénes que por unos momentos impactaron al mundo.
Las especulaciones corrieron como ríos desbocados que inequívocamente iban a parar a una misma conclusión, el crimen era a buen seguro la culminación de un plan diabólico por parte de agentes comunistas. Seguramente el KGB andaba tras los pasos de semejante crimen. Reagan  tenía intención de apretarle las cuerdas al por entonces premier soviético Leonid Brézhnev, iniciando una carrera armamentística que pusiera al límite el castillo de naipes del bloque comunista. Aún no había llegado al Kremlin Mijaíl Gorbachov, y quedarían otros dos huesos de la vieja guardia difíciles de roer, Yuri Andrópov y  Konstantín Chernenko, que apenas pudieron completar tres años de gobierno. Fueron tiempos complicados para la Unión Soviética a la que no le duraban demasiado sus líderes. 
Hubo varios heridos y Reagan sufrió un disparo que le perforó un pulmón. Dicen que apenas lo notó, pensó que había sufrido alguna fractura en las costillas debido a los empujones de los hombres que custodiaban su seguridad. A pesar de que la bala quedó alojada a 2,5 centímetros del corazón, Reagan fue operado con éxito. El agente que ocupa el primer plano de la foto que abre la entrada, con una Uzi entre sus manos, es Robert Wanko y en su expresión se puede adivinar el momento de máxima tensión que tuvo lugar a las 14:30 de aquel lunes de principios de los ochenta.
Sin embargo, los aficionados de las conspiraciones quedaron desencantados, cuando se conoció que el autor del atentado, que llegó a efectuar 6 disparos,  era John Hinckley, cuyas motivaciones no eran otras que impresionar a la actriz Jodie Foster, de la que estaba obsesionado hasta la médula. Le fascinaba la película "Taxi Driver", donde la actriz interpretaba a una prostituta de 12 años y el personaje de Robert de Niro intentaba asesinar a un Senador de los Estados Unidos. Inspirado en su obsesión, y después de acosar con cartas y notas a Jodie Foster, fijó su blanco en el por entonces presidente Jimmy Carter, pero su acto final de locura estableció como objetivo final a Ronald Reagan. Hinckley, detenido en el acto, fue declarado no culpable por motivos psicológicos, con un diagnóstico de psicosis aguda, depresión mayor y trastorno narcisista de la personalidad,  permaneciendo internando en una institución psiquiátrica hasta agosto de 2016, en el que a la edad de 61 años quedó en libertad al no ser considerado ya una amenaza.
Los años 80 fueron difíciles para la política internacional, quizá no tanto como a finales de de los 40 en el bloqueo de Berlín o la conocida crisis de los misiles cubanos en 1962, pero es más que evidente que el pulso entre EE UU y la Unión Soviética fue en aquellos años determinante. Se intuía que la carrera nuclear pondría en jaque a la precaria economía del Telón de Acero, que comenzó a desmoronarse a finales de la década. Tras años de guerra fría, en la que la espada de Damocles nuclear, se cernía peligrosamente sobre nuestras cabezas, el hundimiento del bloque soviético puso punto final a la guerra fría. Una guerra fría que amenazaba con la destrucción de la civilización, pero que, por el mismo motivo, mantuvo a raya una hipotética y definitiva Tercera Guerra Mundial. Hinckley fue un protagonista inesperado en aquellos agitados momentos, en los que estaba por venir una nueva era que prometía paz. Pero, los tiempos demuestran que siempre existirá un arma sobre las sienes del planeta, quizás porque, en el fondo, somos seres a los que es imposible apaciguar en su totalidad.

jueves, 18 de mayo de 2017

CARTELES ALTERNATIVOS

PACIFIC RIM: Omnipresente, un kaiju se asoma por una calle del país del Sol Naciente, el mismo que los inventó y los hizo tan suyos como la mejor tradición de cualquier lugar. Una ilustración muy deudora del cómic y que, desde luego, ya me gustaría verlo plasmado en viñetas.
LA JUNGLA DE CRISTAL: Los zapatos de John McClane reposan indiferentes ante un mar de cristales. Cartel minimalista que expresa los innumerables aprietos del héroe de la película. Que difícil ser de los buenos si vas descalzo.

FAHRENHEIT 451: Colorista versión que me recuerda algo al cartel del film de los Beatles "Yellow Submarine" y al estilo del animador canadiense George Dunning, pero despojado de sentido del humor. Y es que la película tiene poco que ver con la comedia.
KING KONG: Esta versión demuestra a las claras que el film de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack era una atracción de primer orden, cine dentro del cine en su plano más onírico y aventurero.

ALIEN: Sangre, ácido y sudor, tres componentes presentes en la obra inaugural de la saga del pasajero inesperado de Ridley Scott. Adrenalina, suspense, supervivencia, factores primarios de un buen film como el que nos ocupa. Después vendría Prometheus y sus implicaciones filosóficas, pero eso es otra historia...
REGRESO AL FUTURO: Tres componentes básicos de la película: la torre del reloj, el DeLorean y la silueta de un guitarrista, que no es otro que Marty McFly, intentando que sus padres se enamoren a buen ritmo, aunque no pueda reprimir su entusiasmo musical. Una actuación que cambiará la historia, al menos la suya.

HIJOS DE LOS HOMBRES: En el año 2006 Alfonso Cuarón nos trajo esta distopía, de un futuro en el que la humanidad se encamina a su extinción, debido a su incapacidad para procrear. Sin embargo, una mujer se convierte en la única esperanza al quedar embarazada. Todo este argumento queda fenomenalmente retratado en el cartel, donde, entre unos huevos sin vida, aparece uno con la señal inequívoca del pulso vital.
PARQUE JURÁSICO: Con el aspecto de un folleto del siglo XIX se nos presenta este interesante trabajo, quizás porque fue entonces cuando la paleontología se convirtió en un fenómeno imparable, en buena medida por el impacto que supuso Darwin y su Teoría de la Evolución.

PSICOSIS: Aquí se nos muestra directamente, aunque de forma un tanto voyeur, lo que sucedió inmediatamente después de uno de los crímenes más vistos de la historia del cine. Es, desde luego, un destripamiento de una parte fundamental del argumento, eso que hoy se llama spoiler, y que el maestro del suspense, Alfred Hitchcock, no hubiera permitido bajo ningún concepto. No obstante, el cartel es magnífico. 
2001. UNA ODISEA DEL ESPACIO: Composición de muchos de los elementos de la película de Kubrick, el mono agresivo armado de violencia como primer signo de inteligencia humana, el monolito metafórico y ese final un tanto extraño plagado de simbolismos e interpretaciones.

TIBURON: Ofrecer una alternativa diferente a una película cuyo cartel original es todo un icono en el séptimo arte, es todo un atrevimiento. Hay que reconocer que esta nueva interpretación tiene cierto mérito. Ese monstruo difuminado, que acecha a su inocente víctima, tiene un componente de terror primigenio que no deja indiferente. En la película sólo se vio, en un plano largo, gritos, sangre y silencio. Después vendría la sobrecogedora escena del puerto y la bofetada de una madre que hace caer la culpa sobre el bueno del sheriff Brody.
BLADE RUNNER: Uno de los grandes aciertos del film de  Ridley Scott fue su ambientación opresiva. Esa lluvia plomiza, eterna, igual que la noche, el mar de paraguas y el futuro retratado entre luces de neón, tecnología y cyberpunk, se refleja a la perfección en esta interesante reinterpretación.


EL EXORCISTA: Si existiera un departamento de exorcismos, ubicado en un moderno edificio de paredes blancas y gestionado por funcionarios, este cartel estaría sin duda pegado en la puerta. Simbolismo minimalista de aseos públicos y oficinas, una treta del diablo para confundirnos.
TERMINATOR: Lo que se escondía bajo la piel del T-800, interpretado por Schwarzenegger, era un diseño aterrador del mago de los efectos especiales Stan Winston. Un ciborg sin parangón, tejido vivo sobre endoesqueleto de metal, el mensajero de la muerte que podía cambiar el futuro destruyendo el presente... y si parece que se ha escapado de una vidriera mucho mejor.

LOOPER: Que tu sombra del pasado sea tu propia ejecutora, refleja a la perfección el argumento que pone en marcha un film que habla del tiempo y de las rescisiones laborales un tanto extremas.
LOLITA: Aunque en el cartel original el personaje de Lolita, Sue Lyon, da buena cuenta de una piruleta, aquí se ha optado por algo mucho más redondo, con las oportunas advertencias sobre la edad y la peligrosidad de las relaciones destructivas cimentadas en diferencias evidentes de madurez.

EL PADRINO: Ingeniosa idea para describirnos que, la pieza que falta del puzle equino, no es más que una parte fundamental de un negocio difícil de rechazar. No hay nada más persuasivo que el marketing de la marca Corleone.
¿QUIÉN ENGAÑÓ A ROGER RABBIT?:  Tras la imagen de nuestro protagonista, que representa ese mundo loco y entrañable inspirado en Tex Avery, emerge la figura siniestra del malo de manual interpretado por Christopher Lloyd.

PULP FICTION: Siempre nos preguntamos qué demonios era aquel resplandor que contenía el maletín misterioso que abre Vicent Vega (John Travolta), un macguffin en toda regla que nos adentraba en una de las historias conectadas del film de Tarantino.
NÁUFRAGO: Wilson fue un tipo simpático de pocas palabras y buen compañero de confesiones para Tom Hanks, alguien con el que evitar la locura y, aunque desapareciera en alta mar, no hay problema siempre que tengamos una tienda de deportes a la vuelta de la esquina.