sábado, 28 de enero de 2012
LO QUE RAIMI NO SE ATREVIO A RODAR
sábado, 21 de enero de 2012
NOSOTROS SI QUE SOMOS BUENOS
miércoles, 18 de enero de 2012
CERRADO TEMPORALMENTE POR DOLOR DE MUELAS
El siguiente paso era acudir a una farmacia en donde pudieron facilitarme el elixir milagroso que pudiera solventar mi problema. Acudí a primera hora de la mañana, con un pasamontañas en la cara para evitar que el frío agravara aún más las punzadas de esa muela despreciable, los ojos vidriosos de una noche en vela y la tez marmórea de quien sufre un duro castigo, por lo que la farmacéutica debió sentir, por un momento, su seguridad amenazada ante semejante visión. Con una voz suplicante y disuelta en un mar de tortura le dije:
-Por favor, algo bueno, pero bueno de verdad, para quitar el dolor de muelas.
-Así que quiere algo fuerte, me replicó la amable señora
-Si, algo que me corte la cabeza a la altura de la cintura, le contesté con el mejor humor posible.
Armado de un calmante y un antibiótico invoqué a los espíritus de la clemencia, aunque los remedios efectivos se toman su tiempo para curar. Así que mientras estos hacían su lento trabajo opté por consultar las soluciones caseras que suelen aparecer por internet. Masticar cebolla, hacer un emplaste con ajo y clavos (los de usar martillo no, me refiero a la especia), ponerse un trozo de hielo en los dedos y otros remedios milagrosos tan inútiles como poco efectivos. Recurrí al método tradicional de echarse a la boca un buche de alcohol, pues dicen que los tejidos lo absorben y funciona como anestesiante. Descarté el ponche por ser bebida merecedora de mejores causas, y me trinqué una botella de brandy Milenario que utiliza mi mujer para las comidas. Después de un buen rato en la boca, la mucosa parecía desintegrase y entre aquel fuego, que me mandaría directamente al infierno de la estulticia, escupí aquel brebaje corrosivo. Tenía toda la boca absolutamente dormida, toda menos esa maldita bastarda (perdón por el lenguaje) que seguía palpitando con especial insidia, quedando demostrado que debería pertenecer a la sociedad de alcohólicos anónimos o al Ejército de Salvación.
La noche se hizo eterna y pensé en la película "Náufrago" y como Tom Hanks se arrancó una muela utilizando una cuchilla de unos patines de hielo golpeada con una piedra. Lamentablemente no encontré las malditos patines. Hubiera deseado que me secuestrara el Laurence Olivier de "Marathon man" o el sádico dentista de "La pequeña tienda de los horrores" interpretado por Steve Martin.
miércoles, 11 de enero de 2012
TIEMPOS DE OSCURIDAD Y MUERTE
Otro punto en común es el poder magnético de los personajes femeninos. Tanto Rosemary Forsyth (El señor de la guerra), Florinda Bolkan (El último valle) como Carice Van Houten (Black Death) son unas actrices de singular belleza que ejercen esa cualidad para atraer al protagonista de forma inequívoca, aunque la última no consiga esa unión carnal, entre otras cosas, por el carácter religioso del mismo y quizás por la falta de tiempo que la película concede a la trama.
En estas tres propuestas persiste un hondo pesimismo, como la condición perenne de unos hombres perdidos en un mundo de miseria y miedo. Sus protagonistas se hunden en un fatalismo que llevan escrito en sus rostros, que adivina el final que les aguarda. Se habla mucho de Dios, pero en muchas ocasiones se habla del desamparo más que de un sentimiento protector. Como decía el personaje de Michal Caine, "¡No me gusta que me hablen de Dios!. Nosotros matamos a Dios en Magdeburg. Arrasamos la ciudad, matamos hombres, mujeres y niños... veinte, treinta mil y después lo arrasamos todo."
"Black Death" no resiste la comparación con "El último valle" ni con "El señor de la guerra", tal vez porque no se detiene a fortalecer la relación entre los personajes, porque se precipita en su parte final, algo muy recurrente del cine contemporáneo. En el film de James Clavell existe un guión bien dialogado, algo que los personajes agradecen en esas batallas dialécticas de gran intensidad. En la propuesta de Schaffner no solo nos encontramos con una espléndida base argumental, muy shakespeariana, que la hace subir un peldaño más, sino que además nos ofrece diversos juegos de miradas que podemos interpretar sin el uso de la palabra. No obstante, "Black Death" es una interesante incursión en un tipo de cine con el que es difícil toparse actualmente, prescindiendo del artificio, pero que merma sus posibilidades en un resultado final que podría haber obtenido mejores prestaciones.
viernes, 6 de enero de 2012
NO SOY MALA, ES QUE ME HAN DIBUJADO ASI
lunes, 2 de enero de 2012
EL LIBRO OLVIDADO. CAPITULO II - DE LA NADA AL TODO
Desde una perspectiva ciertamente panteísta, personalmente, me inclino hacia la teoría de que Dios es en realidad la naturaleza Universal, porque es ella quién ha creado el Cosmos y también la existencia del “Tú” y del “Yo”. La naturaleza partió de un concepto infinitesimal y utilizando complejos mecanismos ha ido construyendo un extraordinario castillo de naipes en cuya cúspide se encuentra su máxima concesión: la autoconsciencia. Sé que es absurdo analizar las posible motivaciones de una deidad en su comportamiento, pero voy a jugar a especular la lógica de la creación. ¿Por qué una voluntad omnipotente realiza su creación utilizando el rodeo enrevesado de los engranajes evolutivos?. Se podría argumentar que, la utilización por parte de Dios de complejos mecanismos, es toda una declaración de principios de la Teoría del Caos y su relación con la imprevisibilidad de los acontecimientos. Este planteamiento aclara algunas dudas que el hombre solucionó con certezas imbuidas en una fe, en muchas circunstancias, ciega. Que nadie con poder sería capaz de iniciar su creación con tan lento sistema, queda en evidencia en el concepto que tenían algunos sabios eruditos en su tiempo. Es bien sabido que se creía que el mundo y sus habitantes habían sido creados tal y como los conocemos desde el principio de los tiempos, aplicándose a tal argumentación el principio de voluntad de un Dios cuya finalidad era el simple hecho de crear, sin mecanismos evolutivos inexplicables. Cuando Darwin lanzó su teoría de la evolución, algunos pensamientos cartesianos no podían entender como su Dios no era el autor directo de una obra definitiva. Bien es cierto que el actual creacionismo se ha encargado de intentar mantener la autoría del creador, ante la idea de una divinidad reducida a un simple motor impulsor. Ese Dios que aparecía en la vida de los hombres, que lo había creado todo y que lo decidía todo, había muerto, dando la razón, por otra parte, a Nietzsche. Pero, sin el hombre no existirían los dioses, puesto que aquel es la idea de la abstracción hecha práctica. La abstracción es la virtud más significativa del ser humano, ya que con ella vino la trascendencia. Sin esa razón, Dios carecería de sentido.