lunes, 27 de marzo de 2017

EL LIBRO SECRETO RUSO DE LOS EXTRATERRESTRES

Hace unos diez años, un par de amigos limpiaban y ordenaban el desván del abuelo de uno de ellos. Lo que parecía a priori una tarea aburrida y engorrosa, se convirtió de repente en un descubrimiento insólito, en algo con lo que se sueña habitualmente cuando uno hurga entre trastos viejos, encontrarse con algo realmente valioso y si es enigmático mucho mejor. En una caja repleta de papeles, encontraron un manual de lo más singular. Se trataba de un libro cuya redacción comenzó en los tiempos de Stalin, en la extinta URSS, y que se fue ampliado a lo largo de los años, una especie de guía intergaláctica de extraterrestres para la versión soviética de los conocidos "Hombres de negro". El abuelo, que había sido diplomático, les dijo que se trataba de un regalo de un alto mando militar. El libro contenía fotos que despertaron la desconfianza de los dos amigos, fundamentalmente, porque algunas ilustraciones pertenecían a fotogramas de películas o habían sido obtenidas de algún videojuego. El anciano se limitó a contestar que eso era así porque, en el fondo, el cine y otras artes se habían inspirado en modelos originales para diseñar sus criaturas. Además de las mencionadas ilustraciones, contenía información sobre cada una de las razas extraterrestres que nos visitan habitualmente, su aspecto, carácter y principales actividades, si son hostiles o no, en resumidas cuentas todo un compendio que todo buen ufólogo debería tener en su mesita de noche. 
He aquí algunas de las razas descritas:
KYLLIMIR AUK

Originario de la constelación Volans, conocida como El pez volador. No suelen ser muy sociales y son raros de ver, quizás porque les prohibieron visitar la Tierra en el año 1.000 a.C. 
No obstante, siguen informados del devenir de nuestro planeta gracias a otros extraterrestres que son sus aliados, los conocidos como Maitre, que deben ser excelentes guías gastronómicos.

 

KURS

Vienen del planeta Dillimuns y tienen alguna relación con el mito sumerio de Enlil y Ninlil, que cuenta una historia de dioses y relaciones sexuales muy al gusto de la época. Los Kurs se relacionaron estrechamente con las primeras civilizaciones ayudando a su desarrollo y avance. Su intención, igual que los alemanes en Mallorca, es quedarse en la Tierra definitivamente y son muy aficionados a pasar periodos de tiempo sumergidos en un líquido dorado, igual que algunos hacen con la fermentación de la cebada.






KIILY-TOKURT

Esta especie de niña siniestra de película japonesa de terror viene de la constelación de Vela. Aunque no lo parezca, puede alcanzar los dos metros de altura y vivir cerca 200 años. Tiene la habilidad de cambiar de forma, aunque siempre conserva esos ojos angelicales. Su principal entretenimiento es abducir a seres humanos, si bien es cierto que no se les ve desde julio del 2008. La hora exacta no se podría precisar.




 ALLGRUULK

Raza reptiliana originales de la constelación Sculpor. Son especialistas en la construcción de naves espaciales y suelen vivir aproximadamente unos 230 años. Fueron vistos últimamente en Japón en el 2005, aunque su mayor presencia fue en los años 80 en la serie televisiva "V". Su mayor enemigo es Marc Singer, también conocido como "El señor de las bestias".








PLEIDIANOS

Habitantes habituales de las Pléyades, concretamente del planeta Erra, estos seres de una altura de 2,5 metros tienden a la espiritualidad, aunque practican el "cultivo sexual", que no se sabe exactamente en qué consiste, aunque muy espiritual no parece. Raza muy antigua, viajan en sus naves espaciales conocidas como "Beamship".



HAV-HNNUAE-KONDROS

Provienen de la Galaxia Enana de Sextans. Son unos tipos particularmente siniestros, que visitaron por primera vez nuestro planeta en el año 934 a.C., concretamente Rumanía. Sus gustos oscilan entre abducir, asesinar o beber sangre humana. Son los responsables directos del mito de los vampiros. No he encontrado ninguna fotografía o imagen al respecto, así que he optado por una muy acorde al tema que nos ocupa.

Estos son algunos de los especímenes que figuran en el libro ruso de los extraterrestres, hasta completar 58 en total. Seguramente se habrán podido percatar que no me he tomado el asunto con la seriedad que requiere un descubrimiento de semejante calibre. Es obvio que esta información, que circula por internet con la apariencia de un "fake", no me parece en absoluto veraz. La historia en sí es algo que roza lo ridículo. Un alto mandatario militar que regala una documentación de alto secreto como el que te agasaja con un libro de poemas de Neruda, unas fotografías tomadas de fuentes poco fiables, cuando no directamente de películas, todo en resumidas cuentas demasiado ridículo para ser cierto. Aunque, no hay nadie que no sea capaz de creer y piense que es absurdo a propósito, para enmascarar una realidad. La humanidad es un campo de cultivo de creyentes.


martes, 14 de marzo de 2017

EL VIAJE INTERESTELAR DE CHRIS FOSS

Escribir una entrada sobre el ilustrador Chris Foss representa saldar una deuda que tenía con la nostalgia. A principios de los 80, grapado en la pared de mi cuarto, se podía ver la imagen que aparece más arriba. Una nave de gran tamaño surcaba el espacio con llamativos colores rojiblancos, igual que los de mi equipo de fútbol de los mil sufrimientos. 
El póster había sido extraído de una revista de la época, "Alien", de la editorial Minotauro, especialista en ciencia ficción. Ya por entonces me llamó la atención el estilo de Foss, con naves de todos los tamaños y formas, con gran colorido, que contrastaban con el tradicional gris metalizado tradicional. Sus paisajes, ausentes casi siempre de presencia humana, plagados de máquinas y artefactos futuristas resultaban llamativos y sumamente intrigantes. Después me resultó aún más fascinante cuando publicó algunas de sus ilustraciones en la enciclopedia "El mundo de lo oculto", muy popular a finales de los 70, quizás porque uno de sus asesores era el famoso Uri Geller. A doble página podíamos contemplar imágenes espectaculares, entre ellas las de una nave espacial grandiosa ayudando a levantar las estatuas de la isla de Pascua, los famosos moáis, o la de una astronave más pequeña aterrizando en la espectaculares pistas de Nazca en Perú. 
Por aquellos años fuimos muchos los que nos enganchamos a lo que se llamó como "Realismo fantástico", movimiento cultural impulsado a raíz de la publicación en 1960 de "El retorno de los brujos" de Louis Pauwels y Jacques Bergier, a los que seguirían otras obras de gran interés como "Recuerdos del futuro" de Erich von Däniken o "No somos los primeros" de Andrew Tomas. Aquí en España el fenómeno también tuvo sus pioneros, con Andreas Faber Kaiser, Jiménez del Oso, J.J. Benítez y el añorado locutor Antonio José Alés y aquel mítico programa de radio "Medianoche". Una de las tesis más llamativas y peculiares del género era la de lanzar la idea de que, en el pasado de la humanidad, los dioses, o mejor dicho los extraterrestres, fueron la piedra fundamental en la que se cimentaron las primeras civilizaciones.
Foss supo captar muy bien la irresistible idea, para algunos demasiado extravagante, de que seres de otros mundos contribuyeron a forjar los primeros pasos de una humanidad primitiva. La mejor forma de perdurar era representar su presencia por medio de grandiosas obras que perduraran en el tiempo, como fiel reflejo de que algo demasiado extraordinario había sucedido en otras eras.
La inspiración de Foss seguramente tiene sus raíces en su niñez, cuando podía contemplar en su Guernsey natal, isla británica junto a Normandía, los desechos de la maquinaria bélica de la Segunda Guerra Mundial. Lo que para unos representaba la chatarra que dejaron atrás las tropas alemanas durante su ocupación y los aliados después, le resultó de suma utilidad a nuestro futuro ilustrador.
En sus inicios trabajó en la realización de portadas de libros de ciencia ficción, una auténtica revolución en cuanto a estilo, entre lo tecnológico y lo pulp. Uno podría reconocer cualquier libro de la época ilustrado por Foss con sólo mirarlo, igual que sucede hoy con otros artistas de gran personalidad, como Miquel Zueras. Además su lista de autores no puede ser más exquisita, Asimov, Philip K. Dick o Frederik Pohl se encontrarían entre los beneficiarios de su poderoso y peculiar estilo.


Tras su paso por la revista erótica Penthouse, donde seguramente su forma de ilustrar no encajaría demasiado con otras pretensiones digamos más "lúdicas", y su etapa como ilustrador de libros de ciencia ficción, Foss recaló, como no podía ser de otra manera, en el cine, en un peculiar y rocambolesco proyecto del singular director Alejandro Jodorowsky, cuya pretensión era llevar a la gran pantalla la novela de Frank Herbert "Dune". Aunque la producción no llegó a buen puerto, Foss coincidió con Moebius, lo que sin duda fue un encuentro sumamente interesante, aunque quedara en nada. Su colaboración con otro maestro de la ilustración, H.R. Giger, sí que fue más fructífera, pues ambos colaboraron en el diseño conceptual de "Alien, el octavo pasajero". Hay algo de ambos artistas en la emblemática nave Nostromo. Después vendrían "Flash Gordon", "Superman" y otros trabajos hasta llegar al más reciente, nada más y nada menos que "Guardianes de la Galaxia".
En una entrevista a Jodorowsky sobre el estilo que requería su proyecto fallido, habla con su particular forma de expresarse, de lo que le pedía al diseño técnico, una perfecta forma de referirse al arte de Foss: "Dune tenía que ser hecha. Pero, ¿qué tipo de naves espaciales usar? Ciertamente no los degenerados y fríos coches o submarinos de hoy en día en América, antítesis misma del arte, que por lo general se ve en las películas de ciencia ficción, incluyendo “2001, Odisea en el espacio”. ¡No!, yo quería entidades mágicas, vehículos que vibraran, como los peces que nadan y tienen su ser en las profundidades mitológicas del océano…Yo quería joyas, animales-mecánicos, mecanismos con alma. Sublimes como cristales de nieve, los ojos-facetados de las moscas, alas de mariposa. No refrigeradores gigantes, cascos transistorizados y remachados, hinchados con el imperialismo, el saqueo, la arrogancia y la ciencia eunucoide…"


No cabe duda de la personalidad que desprende su obra, el uso del color, el paisaje, esa soledad cósmica en el que sólo las naves espaciales, las máquinas y los robots parecen adaptarse como un guante a esa inmensidad, a la belleza de los paisajes, un estilo, en suma, que lo identifica como uno de los grandes ilustradores de la ciencia ficción.  


miércoles, 8 de marzo de 2017

VOLVER

Dicen que la nostalgia es el principio del regreso. Así lo debió pensar cuando, mirándose al espejo, se dio cuenta de que las arrugas de su cara eran los surcos de sus baches, de sus tropiezos, su pelo blanco delataba cada experiencia vivida y sus ojos habían perdido el brillo de quien tiene todo por descubrir. Se preguntó si aquella carrocería oxidada y entumecida había tenido tiempos mejores o, por el contrario, había caminado de forma accidentada, evitando el gran fracaso que le sacara de la carretera. 
Sintió que necesitaba volver, volver a un lugar que habitaba en el lugar más confortable de su memoria, donde todo empezó, donde las ilusiones y el sentido del tiempo eran distintos. El reloj por entonces no era una apresurada cobardía de una cuenta atrás. El equipaje no le demoró en exceso, a nadie le pesan los recuerdos efímeros, los que no dejan huella. Sus pasos le enviaban a una vieja estación de trenes. Un billete de ida reposaba en su bolsillo, inquieto por cumplir su cometido. Se sentó de forma descuidada, como un fardo en una descarga apresurada. Atisbó paisajes inciertos por la ventanilla, cumpliendo una vez más la estampa triste de los que viajan con la mirada perdida.
Cuando bajó del tren nadie le esperaba. Era lógico, quien se acordaría de un viejo olvidado por el tiempo. La luz de las farolas disipaba un paisaje fantasmal, de una soledad abrumadora, de las que traspasan el alma. Muchas cosas habían cambiado y otras, sin embargo, permanecían adormiladas, aferrándose a lo que fueron. Miró hacia delante, esbozando una leve sonrisa. Era hora de reencontrarse con los supervivientes de su vida.