martes, 26 de marzo de 2013

BLOGUERO NEGADO EN ECONOMIA SE OFRECE PARA SOLVENTAR LA CRISIS A UN PRECIO MÓDICO

No me cabe la menor duda que arreglar el desastre económico en el que estamos sumidos no es tarea fácil. Es la hora de los talentos, de la inteligencia y la habilidad, de los que tienen un sentido especial, de los brillantes, de los imaginativos, en suma de los capacitados. Sucede no obstante, que parece que la mediocridad nos ha invadido de forma pertinaz, igual que la sequía perseguía sin remisión a un tipo mediocre que fue elegido caudillo por la gracia de Dios. Es la misma cantinela, lo anodino avanza un paso hacia delante para salvarnos del desastre, un paso que siempre suele resultar fatal porque conduce al abismo. Nuestros políticos, tan necesarios pero con una falta evidente de talento, han optado por solucionar la crisis económica aplicando medidas tan simplonas como poco inspiradas. En España, estas terrible secuelas económicas, nos ha sumido en una depresión, no sólo en el sentido pecuniario sino también en el ánimo generalizado de una población, que observa con impotencia como nuestros avances sociales se han ido a las cloacas del sistema. Nuestra economía, ciertamente precaria, se ha sostenido en un banco con muy poca estabilidad, y una de sus patas, la de la construcción, ha hecho que no se mantenga en pie. Porque, cierto bienestar social, sobrevivió durante algún tiempo con la dichosa burbuja inmobiliaria, una especie de bomba de relojería que se fueron pasando unos a otros hasta que estalló. Que le explotara en la narices a Zapatero fue solo una cuestión de mala suerte, o quizás no, porque ni él ni otros supieron tener la suficiente visión para darse cuenta de que la economía de un país no se puede sustentar con algo tan precario como levantar casas a diestro y siniestro, un acto, por otra parte, que hipotecaría el futuro, en todos los sentidos, y que forjaría una corrupción tan perseverante como el pez piloto que acompaña incansablemente al tiburón, comiéndose los restos de sus frenéticos festines. 


Una vez que el monstruo de la crisis se instaló en nuestro país, llegó el momento de aportar soluciones, de encontrar el camino para reconducir semejante desastre. Y fue ahí en donde nuestros políticos fueron al bulto, a lo obvio, a la salida rápida. Para tapar los agujeros del estado se bajó el sueldo a los funcionarios, después se quedaría en el limbo la paga extra de navidad, se eliminaron las ayudas sociales, congelación de las pensiones, incremento de las retenciones salariales, se abarató el despido, se subieron los impuestos, IVA incluido, se sometió a un proceso de letargo las obras e infraestructuras. Para combatir el paro juvenil se han aprobado medidas fiscales que no serán de gran utilidad, porque una empresa en crisis no necesita más empleados cuando está sumida en un mercado abúlico. Primero hay que activar la economía para que las empresas incrementen sus objetivos y de esa forma necesitaran, independientemente de las ayudas, un aumento de personal que garantice su crecimiento. Por otra parte esas medidas, en forma de manta precaria que no te cubre los pies si quieres taparte la cabeza, olvida a los veteranos laborales, los mayores de 40 o de 50 años en paro, cuyo futuro les convierte en ancianos laborales.
Como figura amenazante, cual espada de Damocles o viaje al corazón de las tinieblas, del que hablaba Joseph Conrad, están los famosos rescates a países en dificultades extremas. Claro que, según las condiciones en la que éstos quedan, más que de un rescate debería llamarse directamente secuestro, secuestro, por otra parte que puede acabar con la defunción del sujeto que lo sufre, o en este caso de una salida del euro que se nos antoja un desafío extremo de consecuencias aún no definidas. El último bombazo al respecto viene de Chipre y su intervención en el sistema bancario, que ha llevado a la isla mediterránea a un no confesado corralito, término éste que por sí mismo produce un pánico nada disimulado. Poco importa si algunos han exagerado al calificar a la totalidad de ahorradores chipriotas de contrabandistas rusos o de turbios evasores de capital a paraísos fiscales. El miedo no atiende a reflexiones sesudas, y cualquier explicación esforzada pasa delante de sus oídos como una brisa apenas perceptible. Inaudita fue la autoría de las medidas sobre los pequeños capitales. Ni las autoridades locales ni las europeas quisieron hacerse responsables de las primeras medidas sobre los depósitos chipriotas. "Yo no he sido" parecía la excusa de muchos, equiparable a la gamberrada de algún colegial, y como tales, deberían ser castigados a no salir de sus despachos hasta reconocer la culpa. 

Fuera o no necesaria susodicha intervención, lo cierto es que una desconfianza viaja a sus anchas por el viejo continente. Desconfianza puede que no demasiado sustentada en la realidad, pero por su naturaleza de desmadre económico, ciertamente descontrolada. En medio de semejante clima, nada halagüeño para la estabilidad emocional de cualquier sistema político, viene el lumbreras del presidente del Eurogrupo, el señor Jeroen Dijsselbloem, y manifiesta que «Chipre será el modelo de futuros rescates», provocando un revuelo de consecuencias nefastas. Estas declaraciones probablemente harían correr ríos de esquizofrenia colectiva entre las autoridades de Bruselas, que debieron pensar, en una primera medida fruto de su frustración, colgar del palo de mesana al mencionado e impronunciable Jeroen Dijsselbloem, que tuvo que salir, cual bombero equipado con un lanzallamas, y decir, «el caso de Chipre es único y no puede ser usado como modelo o patrón». Pero el daño está ya hecho, y no son pocos los que piensan en volver al método tradicional de guardar sus ahorros debajo del colchón, una acción que generalizada podrían llevarnos a la madre de todas las crisis. Se castigó a los que despilfarraron, con aquella frase lapidaria de que "habíamos vivido por encima de nuestras posiblidades", y ahora se siembra la incertidumbre en los que optaron por generar ahorro, volviéndonos a todos locos y con un abanico de soluciones a la cual más pintoresca. Quizás las autoridades, una vez que no existan fondos algunos en los bancos, deban recurrir a los recaudadores de impuestos, como el tradicional sheriff de Nottingham, que ponía patas arriba las casas de los sufridos contribuyentes, en busca de alguna moneda perdida que llevarse a la bolsa. Claro que, este tipo de personajes, pueden generar los oportunos Robin Hood.


Para este desmadre político y sus medidas poco inspiradas me ofrezco, para hacer lo mismo, pero cobrando muchísimo menos y eliminando una legión inabarcable de burócratas y cargos infructuosos. No les prometo milagros, tomaré las mismas decisiones y no les sacaré de la crisis, pero les saldrá infinitamente más barato. Total, no tengo  ni puñetera idea de economía.


jueves, 21 de marzo de 2013

LAS MEJORES PELICULAS DEL CINE ESPAÑOL



Mi buen amigo Lazoworks ha tenido la idea de publicar su particular selección de las mejores películas del cine español. Teniendo en cuenta lo que me gusta una buena lista, una vez más y para que eternamente sirva de precedente, me he animado a elaborar la mía, 60 películas que aquí les presento:

-PLÁCIDO (1961-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-EL VERDUGO (1963-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-EL CEBO (1958-LADISLAO VAJDA)
-LA CAZA (1965-CARLOS SAURA)


-EL PISITO (1959-MARCO FERRERI)
-EL COCHECITO (1960-MARCO FERRERI)
-PATRIMONIO NACIONAL (1981-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-EL CRACK (1981-JOSÉ LUIS GARCI)


-LA VAQUILLA (1985-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-LA COLMENA (1982-MARIO CAMUS)
-LOS SANTOS INOCENTES (1984-MARIO CAMUS)
-ATRACO A LAS TRES (1962-JOSE MARÍA FORQUÉ)


-LA ESCOPETA NACIONAL (1978-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-¡VIVAN LOS NOVIOS! (1970-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-¡BIENVENIDO, MÍSTER MARSHALL! (1953-LUIS GARCÍA BERLANGA)
-SESIÓN CONTINUA (1984-JOSÉ LUIS GARCI)


-EL EXTRAÑO VIAJE (1964-FERNANDO FERNÁN-GÓMEZ)
-COMO UN RELÁMPAGO (1996-MIGUEL HERMOSO)
-TRUHANES (1983-MIGUEL HERMOSO)
-LOS DINAMITEROS (1964-JUAN GARCÍA ATIENZA)


-NO PROFANAR EL SUEÑO DE LOS MUERTOS (1974-JORGE GRAU)
-LA MUERTE TENIA UN PRECIO (1965-SERGIO LEONE)
-POR UN PUÑADO DE DÓLARES (1964-SERGIO LEONE)
-EL BUENO, EL FEO Y EL MALO (1966-SERGIO LEONE)


-SOLAS (1999-BENITO ZAMBRANO)
-LA BUENA ESTRELLA (1997-RICARDO FRANCO)
-TESIS (1996-ALEJANDRO AMENÁBAR)
-EL DÍA DE LA BESTIA (1995-ÁLEX DE LA IGLESIA)


-EL CRACK 2 (1983-JOSÉ LUIS GARCI)
-SABÍAN DEMASIADO (1962-PEDRO LAZAGA)
-HISTORIAS DE LA RADIO (1955-JOSÉ LUIS SÁENZ DE HEREDIA)
-LOS TRAMPOSOS (1959-PEDRO LAZAGA)


-EL ASTRONAUTA (1979-JAVIER AGUIRRE)
-EL ULTIMO CABALLO (1959-EDGAR NEVILLE)
-LA GRAN FAMILIA (1962-FERNANDO PALACIOS, RAFALE J. SALVIA)
-NOVIO A LA VISTA (1954-LUIS GARCÍA BERLANGA)


-CALLE MAYOR (1956-JUAN ANTONIO BARDEM)
-MI TÍO JACINTO (1956-LADISLAO VAJDA)
-UN ÁNGEL PASÓ POR BROOKLYN (1957-LADISLAO VAJDA)
-ASÍ EN EL CIELO COMO EN LA TIERRA (1995-JOSÉ LUIS CUERDA)


-ASIGNATURA PENDIENTE (1977-JOSÉ LUIS GARCI)
-SOLOS EN LA MADRUGADA (1978-JOSÉ LUIS GARCI)
-LA RESIDENCIA (1960-NARCISO IBÁÑEZ SERRADOR)
-¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO (1976-NARCISO IBÁÑEZ SERRADOR)


-VIRIDIANA (1961-LUIS BUÑUEL)
-VOLVER (2006-PEDRO ALMODÓVAR)
-ABRE LOS OJOS (1997-ALEJANDRO AMENÁBAR)
-MUERTOS DE RISA (1999-ÁLEX DE LA IGLESIA)


-LOS OTROS (2001-ALEJANDRO AMENÁBAR)
-ACCIÓN MUTANTE (1993-ÁLEX DE LA IGLESIA)
-UN FRANCO, 14 PESETAS (2006-CARLOS IGLESIAS)
-TODO ES MENTIRA (1994-ÁLVARO FERNÁNDEZ ARMERO)


-REC (2007-JAUME BALAGUERÓ, PACO PLAZA)
-SÉ INFIEL Y NO MIRES CON QUIÉN (1985-FERNANDO TRUEBA)
-UN MILLÓN EN LA BASURA (1967-JOSÉ MARÍA FORQUÉ)
-NINETTE Y UN SEÑOR DE MURCIA (1965-FERNANDO FERNÁN GÓMEZ)


-DÍAS DE FÚTBOL (2003-DAVID SERRANO)
-BOCA A BOCA (1995-MANUEL GÓMEZ PEREIRA)
-AMO TU CAMA RICA (1991-EMILIO MARTÍNEZ-LÁZARO)
-TODOS A LA CÁRCEL (1993-LUIS GARCÍA BERLANGA)


Debo confesar que la lista comienza con las mejores propuestas, según mi modesta opinión, pero poco a poco las he ido confeccionando de forma aleatoria, conforme me venían a la memoria. Algunos serán de la opinión de que sobran unos cuantos títulos, algo ligeros en cuanto a peso cinematográfico, y que falta mucho Buñuel, al que prefiero en su etapa mexicana y Almodóvar, con el que me es casi imposible conectar. Digamos que, como toda lista personal, existe de todo un poco, películas de incuestionable mérito y otras que no lo son tanto y que corresponden a simpatías muy particulares. En cuanto a las coproducciones, se podría poner en duda el porcentaje de aportación española en cada una de ellas, pero son parte de nuestra cinematografía, en mayor o en menor medida, pero lo son.


lunes, 18 de marzo de 2013

NO PROFANAR EL SUEÑO ETERNO: LA HISTORIA DEL PAPA FORMOSO

En las últimas horas de Cristo, una vez arrestado, fueron pocas las ocasiones en que articuló palabra alguna, así que cuando dijo aquello de "Mi reino no es de este mundo" ante Poncio Pilatos, quedó grabado en la memoria colectiva para siempre. Memoria colectiva que debió extirpar la iglesia,  pues no ha existido un estamento que se haya arraigado más en en este mundo, formando parte ya activa de las intrigas de palacio y de las conspiraciones políticas.
En estos días de quinielas papales y humos de chimeneas, me viene a la memoria la peculiar historia de un Papa, cuyos avatares no le abandonaron ni después de su muerte. Se trata del Papa número 111 de la iglesia católica e impartió su mandado desde el año 891 al 896. Como  cualquier otro miembro del poder religioso, no se pudo resistir a las intrigas políticas de su época, lo que a la postre le traería muchas complicaciones, como no podía ser de otra forma, en un mundo que obliga a lealtades envenenadas de enemigos colaterales o sencillamente directos, sin paliativos. Venganza y esperpento se unieron a la suerte del Papa Formoso que pondría en solfa cualquier sentido equitativo de la lógica y en último caso de la justicia más elocuente. 
Antes de ostentar el cargo de cabeza visible de la iglesia, fue obispo de la diócesis suburbicaria de Porto, demostrando buenas dosis de diplomacia que le llevaron a Bulgaria en donde consiguió nada más y nada menos que la conversión de su rey al catolicismo. Un éxito que como siempre viene acompañado de no pocas envidias. En el año 877 apoyó la coronación de Arnulfo como rey de Italia en claro enfrentamiento al por entonces Papa Juan VIII, quien apoyaba a Carlos II, provocando su expulsión de su diócesis e incluso la propia excomunión, que por cierto levantó otro Papa, Marino I, en el año 883. Tan sólo siete años después fue elegido Papa en medio de una vorágine de luchas de poder en las que Formoso seguía apoyando a Arnulfo frente a Lamberto de Spoleto que lo hizo prisionero en Castel Sant´Angelo. Formoso moriría en abril del 896, probablemente envenenado. El emperador Arnulfo decidió abandonar Roma para luchar contra sus enemigos del sur, cayendo enfermo, lo que aprovechó Lamberto de Spoleto para entrar a Roma, con el apoyo incondicional del nuevo Papa, Esteban VI. Aquí la historia se torna ciertamente siniestra con la aparición de la madre de Lamberto, Angeltrudis, que forma parte ya de la tradición de progenitoras ambiciosas, matriarcales bajo la sombra del poder, que siempre conspiran para que sus vástagos alcancen el poder. Se podrían escribir muchas páginas sobre esas madres históricas que utilizaron mil y una artimaña para que sus hijos ejercieran sus más elevadas aspiraciones. Esteban VI se mostró excesivamente atento ante Angeltrudis, hasta el punto de participar en una venganza macabra, en la que la madre de Lamberto pretendía juzgar a Formoso por no haber apoyado a su hijo. El hecho de que estuviera ya muerto y enterrado no fue óbice para impedir semejante y descabellado proceso judicial.
De tal manera que a principios de 897 se inició un concilio llamado "Cadavérico" en el que se hizo comparecer a los restos de Formoso, aún con sus hábitos pontificales. Un clérigo se hizo cargo de la defensa de un acusado que poco podía decir en semejantes circunstancias. Algunas fuentes indican que el tal clérigo se situó detrás del cadáver de Formoso, ejerciendo como una especie de ventrílocuo y contestando a las preguntas de la acusación. Acusación, por cierto, que declaró culpable al infortunado Papa por el simple delito de haber abandonado la diócesis de Porto para ocupar el puesto de San Pedro en Roma. Su condena se hizo práctica despojando al cadáver de sus vestiduras, arrancándole los tres dedos con los que impartía las bendiciones e invalidando su elección como Papa, así mismo como todos sus actos ejercidos como tal. Cuentan que los restos de Formoso sufrieron todo tipo de profanaciones, siendo depositados, según algunos, en un lugar secreto y, según otros, en un cementerio profano. Pero aquí no acabarían las andanzas de tan insigne cadáver. Teodoro II, cuyo pontificado duró apenas 20 días, convocó un sínodo romano que anuló la sentencia y Formoso fue perdonado y sepultado con todos los honores en la Basílica de San Pedro. No obstante, la incansable familia de los Spoleto seguían ejerciendo su particular saña contra el Papa que les había perjudicado y promovieron  a un futuro pontífice, Sergio III, al que poder manejar convenientemente. Y así sucedió, el esperpento cobró de nuevo un inusitado protagonismo, en forma de odio hacía una figura histórica como la que nos ocupa y Sergio III convoca un un nuevo juicio contra el maltrecho cadáver, en donde se le vuelve a encontrar culpable, siendo sus restos arrojados al río Tïber. Cuenta la leyenda que el obstinado Formoso se niega a desaparecer en tan ignominiosas circunstancias y queda atrapado en las redes de un pescador, que oculta los restos hasta la muerte de Sergio III, consiguiendo descansar por fin en la Basílica de San Pedro. Como curiosidad, en 1464 se desaconsejó al cardenal Pietro Barbo, cuando fue escogido como Papa, que eligiera llevar el nombre de Formoso II, no fuera que aquella denominación encerrara en sí misma una maldición de consecuencias impredecibles. Pero, lo cierto es que, esta página de la historia del odio de una familia hacia un hombre, en este caso de la relevancia de un Papa, resulta fascinante y de como, a pesar de las vicisitudes, un cadáver se resistió a la infamia como nunca lo había hecho otro. Será cierto eso que dicen de que la muerte no es el final...


lunes, 11 de marzo de 2013

EN EL SET DE RODAJE III

Un joven Jean-Jacques Annaud utiliza el megáfono para dar las oportunas instrucciones al equipo de rodaje. En el fondo podemos obtener las pistas adecuadas para saber que se trata de "El nombre de la rosa", con un carismático Sean Connery, interpretando a un precursor de Sherlock Holmes.

Quizás Arthur Penn le señala a Marlon Brando a la descontrolada población del sur profundo que está a punto de complicarle la vida en "La jauría humana", un retrato algo extremo o tal vez simbólico de la intolerancia y prejuicios de una sociedad aislada en sus propias convicciones.

Yul Brynner sentado orgullosamente en un trono que le pesaría en su enfrentamiento con un Moisés que, además de ser Charlton Heston, era también presidente de la Asociación nacional del rifle. Anne Baxter le acompaña en la mirada ante un Cecil B. DeMille bíblico.

Ronald Colman parece tener dificultades en su viaje hacia lo desconocido, en un avión que le llevará al mismísimo Shangri-La, el último reducto de una sabiduría destinada a permanecer al margen de los errores del mundo. Dirige el siempre optimista Frank Capra y la película no podía ser otra que "Horizontes perdidos".

Elvis Presley no parece tenerlo muy claro ante Hal B. Wallis y Michael Curtiz en la que a la postre sería su mejor película, "King Creole", arropado además por un más que eficiente reparto, en donde destacaban por encima de los demás  Walter Matthau y Carolyn Jones.

Soy capaz de ver una y otra vez "Mogambo" por ella y por su papel, perfectamente dibujado entre la belleza y la simpatía más desbordante. Ella es naturalmente Ava Gardner, y en la foto le hace una carantoña a un John Ford que se deja querer.

Incluso en esta foto hasta el mismísimo Alfred Hitchcock parece tenerle miedo al personaje de la señora Danvers, interpretada de forma magistral por Judith Anderson. En la imagen la chica sin nombre de "Rebeca", pero en el papel una Joan Fontaine que lo pasó realmente mal, dentro y fuera del rodaje.

Otra vez Hitchcock, en esta ocasión resguardándose de la lluvia en una escena de "Yo confieso". Los que corren a refugiarse de la misma, sus protagonistas, Montgomery Clift y Anne Baxter.

Woody Allen le realiza las oportunas indicaciones a un más que inspirado Martin Landau en uno de los mejores trabajos del director neoyorkino, "Delitos y faltas". El actor confirmaría después que ha tenido una madurez espléndida en el papel de Bela Lugosi en "Ed Wood".

Dos pesos pesados del negocio del cine, Martin Scorsese y Robert De Niro, en una película de golpes sangre y sudor, quizás demasiado histriónica, algo en lo que ayuda también otro de sus intérpretes, Joe Pesci. La película, todo un referente en el género del boxeo, "Toro salvaje".

Blake Edwards observa, en una postura algo forzada, a Peter Sellers tocando el sitar, momento de calma antes de la tempestad de "El guateque", película extremadamente divertida indicada para combatir estados depresivos. 

Dos talentos irrepetibles, Spencer Tracy y Ernest Hemingway en el rodaje de "El viejo y el mar". La mirada de dos hombre singulares que, a su modo, vivieron intensamente la vida que les tocó en suerte. Detrás de las cámaras John Sturges.

 

lunes, 4 de marzo de 2013

LA SEMANA DE LA FANTASÍA: AL OTRO LADO DEL ESPEJO

El amigo natsnoC, del blog Chez Morera, ha tenido la estimulante idea de convocarnos a una semana en la que abordemos el tema de la fantasía. Así que aquí les dejo un viaje a través del tiempo, de los sueños y la imaginación.  Un ladrillo de mucho cuidado, y es que me pierde ponerme gafapástico...

Supongo que, en algún momento de nuestra particular historia, el hombre perdió su asombro por el mundo que le rodeaba y probablemente quedó instalado en lo cotidiano, en la tediosa realidad de sus vivencias. Nada que ver con ese asombro ante lo primigenio, ante la nueva visión de una inteligencia recién llegada, que en su candidez de novata debió asombrarse de todo lo que le rodeaba, de la noche, de las estrellas, de la luna, de las tormentas y de la vida inmensa que paseaba en aquel escenario descomunal. Naturalmente todos aquellos aspectos mundanos fueron adornados con una fantasía desbordante, propia de una capacidad de pensar en la que era harto complicado emplear términos racionales y empíricos para explicar lo que por entonces eran enigmas indescifrables. Dotamos a la naturaleza de poderes mágicos, a la muerte de trascendencia espiritual y nuestros más desenfrenados sueños obtuvieron un cauce conciliador por medio de brujos, hechiceros y chamanes.

Entonces llegó la religión, cargada de mitos y leyendas, de dioses poderosos, capaces de sentir debilidades tan vulgares como las humanas, pero necesitábamos que fueran como nosotros aunque mejorados sustancialmente. En sus gestos y palabras se escondían nuestras aspiraciones y deseos, sólo que ellos podían llegar más allá del límite de nuestras vidas vulgares. Griegos, romanos y egipcios se emplearon a fondo para dotar a sus creaciones divinas de un halo de fantasía sin igual, les hacían interactuar entre ellos y también entre los humanos, prueba inequívoca de que en realidad queríamos formar parte de aquel mundo imaginario. Nos inventamos gestas sin igual de héroes de carne y hueso pero que eran capaces de llegar a la última frontera, que desafiaban a monstruos, quimeras y a toda clase de enemigos. El misterio del viaje puesto al servicio de lo que la imaginación era capaz de entrever, de lo que era capaz de escudriñar desde su ignorancia. Un lugar al que no se ha llegado nunca, se puede imaginar como forma de compensar el desconocimiento, en muchas ocasiones fruto del miedo de traspasar lo que está más allá de nuestras posibilidades.

La literatura oral o escrita se encargó de transmitir el engranaje de la fantasía, muchas veces con historias inventadas u otras con hechos reales sobredimensionados, porque en el fondo perseguimos escapar de la realidad mediocre, con adornos, exageraciones y oropeles de la imaginación. Todo vale para evadirse de lo cotidiano, de lo que ya nos es conocido  y, en el fondo, profundamente aburrido. Hubo incluso a quien le pareció una forma perniciosa de entender la vida, que todo lo que evitara poner un pie en tierra era algo a lo que se debía combatir, que era una pérdida de tiempo y que incluso podía someter nuestra cordura a una prueba de resultados nefastos. Cervantes arremetió contra los libros de caballería en "Don Quijote de la Mancha", intentando desmitificarlo y, como suele ocurrir, el personaje central de su historia era fascinante por su propia locura, por sus fantasías. Lo que le hacía grande era su visión distorsionada de la vida, la interpretación mitológica de la realidad, lo que le convertía en un loco maravilloso, vapuleado y escarniado, pero único en su género. Es lo habitual en muchas desmitificaciones, que resurgen de sus cenizas, al igual que aquel "Grupo salvaje" de Peckinpah, del hombre que quería matar al western y lo elevó hacia la leyenda, como aquel William Munny de "Sin perdón", que a fuerza de querer ser crepuscular sólo consiguió ser un icono mítico en una noche de lluvia y pólvora.

Cualquier medio de expresión era bueno para romper las amarras de lo vulgar, la pintura y sus coqueteos con la fantasía o el surrealismo más delirante. Sueños, visiones y otros sentidos oníricos se podían plasmar a través de lienzos infinitos, de sugerentes mundos y de posibilidades sin igual. Después llegaría el cine, un vehículo hecho a la medida, de carácter osado, que abarcaría todas nuestras pretensiones, siendo capaz de ofrecernos desde aquel primer fotograma ingenuo del hombre en la Luna de la mano de Georges Méliès, hasta el inmenso crucero imperial que atravesó la pantalla de la mano de George Lucas. Todo un mundo audio visual se nos mostró pleno de posibilidades infinitas. La nueva era nos traía de la mano un amplio abanico de fantasías, casi todas centradas en la industria del ocio. Por medio de los vídeo juegos se nos ofreció la oportunidad de ser protagonistas de mil y una aventura virtuales, de ponernos en la piel de un guerrero de la edad media o de seguir las andanzas pixeladas de una ladrona de tumbas, todo en pos de sentirnos una vez más alejados de la rutina, de la normalización de nuestras aspiraciones.

Otro aspecto fundamental en cuanto al anhelo de tocar la fantasía más allá de la punta de los dedos, es la de crear puertas de acceso a otra dimensión. El ejemplo más clarividente de ese ansia es sin duda "Alicia en el país de las maravillas" de Lewis Carroll, en donde una joven Alicia descubre un mundo tan extraordinario como quizás delirante y absurdo. En realidad, el cuento es una crítica mordaz de la sociedad de la época en la que Carroll dibujó a unos personajes satíricos, que se integran en un escenario de lo más peculiar. Mark Twain tampoco se quedó atrás en "Un yanqui en la corte del rey Arturo", aunque aquí utilice el viaje en el tiempo y traslada a su protagonista desde el siglo XIX hasta los tiempos de Excalibur. Y es que el tiempo es otra de nuestras aventuras pendientes, que quizás en el futuro deje de ser una simple fantasía. En este caso no es necesario imaginar mundos alternativos o que no tengan conexión con lo conocido. El milagro y la fascinación surgen de la encrucijada del pasado, del presente y del futuro. Un protagonista, fuera de su momento histórico e introducido en otra época, guarda las suficientes dosis de interés como para alcanzar el grado de fantasía posible. H. G. Wells lo entendió muy bien y supo plasmar una historia repleta de sorpresas y tensión en un futuro nada halagüeño. Para todos nosotros siempre quedarán en la memoria los Eloi y los los Morlock, muestra máxima de la distopía más evidente.

 
Sea cual sea el vehículo o medio elegido, un espejo, un armario o una máquina del tiempo, el viaje es siempre una constatación de nuestras ansias de vivir lo insólito. Quizás la última y mejor propuesta nos la dejó el maestro Miyazaki con la magistral "El viaje de Chihiro", una puesta al día de las aventuras de la clásica Alicia, pero con el encanto especial del genio de la animación japonesa. Una niña aburrida y disgustada entra en un mundo que se aleja mucho de la realidad. Sus padres han caído bajo el hechizo de una poderosa bruja, que regenta nada más y nada menos que un balneario para dioses de lo más variopintos. Un lugar sin duda mágico que representa un viaje entre lo nostálgico y la fantasía, en la que la protagonista tendrá que demostrar su fuerza vital y su valor. Al fin y al cabo eso es lo que anhelamos como parte real de nuestras aspiraciones, o quizás sólo como un sueño emocionante desde el que mirar desde la distancia. Como en aquel corto de 1936 de Mickey Mouse, "A través del espejo", en el que se queda dormido con el célebre libro de Lewis Carroll entre sus brazos, y sueña con atravesar el espejo que le lleve a un mundo mágico, pero con la seguridad de volver a la realidad cuando las cosas se pongan feas. A todos nos gustaría mirar al otro lado, sabiendo que siempre hay posibilidad de regresar a la seguridad de eso que llamamos monotonía.