viernes, 30 de marzo de 2012

ENTRE MALTHUSIANOS Y ROCKEROS


Cuando era un niño y pensaba en el futuro, sobre todo a partir de esa barrera mítica que representaba el año 2000, me lo imaginaba poblado de prodigios técnicos, de coches volando sobre nuestras cabezas, de robots circulando por las calles con plena normalidad y viajes habituales al espacio exterior. Desplazarse a Marte sería algo tan rutinario como el que visita a sus tías de Albacete. No solo era yo quien imaginaba todas estas maravillas, autores de ciencia-ficción y otros de mayor "reputación" argumentaban sus predicciones con absoluta normalidad. El cine nos ofrecía esa visión anticipándose a la realidad en títulos como "2001: Una odisea del espacio".



Había también quien imaginaba ese futuro de otra manera muy distinta. Los que vaticinaban sus particulares distopías nos hablaban de un mundo agotado, estéril, destruido por guerras, un mundo, en resumidas cuentas, post-apocalíptico. También los había que lo imaginaban sometido por totalitarismos despiadados.
Toda esta reflexión viene a cuento porque, revisando un cajón con antiguas cintas de cassette, me he tropezado con una de un grupo llamado "Topo". En los 70 surgió en España un movimiento musical llamado rock urbano. Sus letras hablaban de marginalidad y de los problemas de una juventud que se movía entre la injusticia social, las drogas y otros aspectos sociológicos del momento. "Topo" representaba a la perfección ese tipo de género musical, y había una canción que solía escuchar con relativa asiduidad y que llevaba el título de "Vallecas 1996", compuesta en el año 79, nos dibujaba toda una suerte de vaticinio malthusiano y pesimista del mundo futuro.

Vivir en Vallecas es todo un problema en 1996
sobrevivimos a base de drogas
que nos da el ministerio del bienestar.

La televisión funciona siempre
nos proyecta un mundo irreal
nos hace olvidar la verdad de las calles
bendita televisión
santa televisión
querida televisión ..

La tele no descansa
la tele es nuestra amiga
la tele te vigila.

Ricos y pobres todos iguales
no existe nada para comprar
el consumo acabó en los años ochenta
con las reservas de la humanidad.

Sabéis que hay un campo verde
un aire limpio y fresco
he visto un águila volar
un lobo y una ardilla
es cierto yo no os miento, lo siento
y todavía quedan cinco truchas.


Es evidente que los pobres componentes de "Topo" no dieron ni una en sus predicciones. No solamente no sobrevivimos a base de drogas que nos da ese supuesto ministerio del bienestar, sino que probablemente tengamos que pagar cualquier medicamento, obra y gracia del temido copago sanitario. Si es cierto que la televisión funciona siempre, pero otra cosa distinta es que nos muestre un mundo irreal, y es que "Callejeros" estaba aún muy lejos, amén de ciertas tendencias incontrolables por el morbo informativo. El consumo no acabó en los años 80, aunque la crisis lo ha perjudicado ciertamente y, por supuesto, eso de "ricos y pobres todos igual" es de una ingenuidad aplastante. La ecología puede que no pase su mejor momento, pero no hay que ser tan negativos, puesto que águilas hay más de una, ardillas y truchas bastantes y, en cuanto a lobos, es noticia actual que han tenido una expansión respetable, que amenaza a los ganaderos, algo innato en esa lucha ancestral entre tan fascinante depredador y el hombre.






Ente la utopía y la distopía existe la realidad presente, y es que los coches siguen siendo lo que eran, los robots están en la cocina e ir a la luna es pedir demasiado. Habrá que aguardar el futuro que vendrá, esperando que esa profecía maya del 2012 no se cumpla. Siempre me la he imaginado como un señor con un manojo de llaves en la mano, dando cuatro palmas y vociferando: "¡Señores vayan saliendo que vengo a cerrar el negocio!".




lunes, 26 de marzo de 2012

LOS BENEFICIARIOS DEL PER LOS MAS RICOS DEL MUNDO

Según la revista Forbes, son muchos los agricultores andaluces que aparecen en la lista de los más ricos del mundo. En declaraciones a la agencia EFE del conocido economista Speculo Bolsator, "Son muchos los agricultores que, gracias al conocido subsidio agrario conocido como PER, han adelantado en la lista a ricos famosos como Bill Gates o Amancio Ortega". Esta y otras razones, como la incultura más galopante y la pereza más indignante, son las razones por las que en Andalucía no se ha producido un cambio político en las elecciones celebradas en el día de ayer. Fuentes bien informadas, anuncian que se está estudiando quitar el voto a los andaluces y que sea una junta rectora la que dictamine el buen gobierno de tan inmovilista región de España.

viernes, 23 de marzo de 2012

EL LIBRO OLVIDADO. CAPITULO V. VIGILANTES DEL ALMA


Es un hecho bien conocido que, para las esferas religiosas, el ateísmo no es una opción en sí misma sino un craso error filosófico de consecuencias devastadoras y enemigas de la verdad. En un libro titulado “Con Dios y contra Dios”, publicado en los años 60, se llegan a lanzar las siguientes puyas contra el ateísmo: “Veremos cómo el ateísmo, bajo cualquier forma que se presente no es racional, ya que es intrínsecamente contradictorio y supone una violencia que el hombre se hace a su misma naturaleza, un desconocimiento de los principios objetivos, constitutivos de la vida espiritual” o “El liberalismo, que está agonizando en la vida política, ha logrado así el primer triunfo en la batalla sostenida por emancipar la cultura de la religión y de la teología. El marxismo ateo es una vegetación alimentada por la putrefacción liberar y constituye, bajo ciertos aspectos, una actitud de necia sinceridad y radicalidad, alimentada aún por una presencia del Absoluto”. Esta hostilidad podría ser un recuerdo en el subconsciente colectivo de los teólogos, una suerte de deseo imperecedero del control total. Pero, en honor de la verdad, no ha sido exclusivo de la religión ese dominio de almas y conciencias, porque de una forma u otra se ha extendido sobre otras formas de pensamiento. El deseo de vigilancia, de conducir conductas y de reprimir opciones en su libre desarrollo, han sido el vehículo desbocado que ha utilizado unos y otros, independientemente de sus creencias.

La historia contemporánea es el tiempo en el que la secularización de la cultura y del conocimiento produce el verdadero cisma religioso. No se trata pues de expresar un miedo al ateísmo en sí, muy al contrario, la iglesia se ha mantenido a pesar de sus enemigos, ya fueran espirituales o dogmáticos, sino de la falta de control de la misma cultura. Esa separación de la vida pública, esa carencia del poder de las masas que otrora ejerciera es lo que provoca la sensación de perdida irreparable. Este es el motivo de que otras religiones hayan aprendido la lección en cabeza ajena, y quieran sojuzgar a la población empleando la violencia más extrema si fuera posible, para erradicar cualquier deseo secularizador. El poder máximo ejercido actualmente no viene solo de la política y de sus compañeros de viaje, sino de ciertas religiones que aún se desesperan por acaparar el control de la vida cotidiana. La revolución islámica ha tratado, por todos los medios, de evitar que el dominio del pueblo se les escapara, y la mejor manera de impedirlo es inmiscuirse en sus vidas, pues quien controla el espíritu controla a su vez al hombre. Ausentes casi todas las dictaduras en las que la vigilancia del ser humano se expresaba a través de su control político de forma casi enfermiza, recuerden “1984” de Orwell, hay que evitar a toda costa la libertad de opción del individuo. Las religiones occidentales fueron perdiendo, casi sin darse cuenta, esa hegemonía en la vida pública como consecuencia del liberalismo, pues este era consciente de que, para ofrecer sus particulares ventajas sobre el marxismo, debería permitir ciertos relajamientos en la vida ordinaria. Eso y el devenir de los tiempos, siempre en consonancia con un progreso imparable o por lo menos casi inevitable. La vigilancia de “El Gran Hermano” orwelliano era contestada por la posibilidad de la privacidad del capitalismo. El comunismo era pues una religión sin Dios que ejercía el control sobre todas las cosas y que se transformaba en otra clase de opio, no el que hacía dormitar al individuo sino el que lo reprimía. El Dios tradicional era el vigilante de los actos, el perpetuo soldado vigilante de la moral y de la intimidad del hombre. El verdadero creyente sentía sobre sus espaldas el eterno juez que contemplaba hasta la más rutinaria acción. Este condicionante se había impuesto de forma inconsciente, cambiado los preceptos de la moral natural por una más que exigente moral religiosa. Una forma pues de reprimir la libertad del hombre hasta extremos absurdos, aunque tal opresión era en muchos casos ficticia y, bajo el sentimiento de aparente culpabilidad ante actos inmorales, se escondía la hipocresía más evidente. Debemos tener en cuenta, no obstante, que la psicología del ser humano es extremadamente variable y que, en determinado casos, se condiciona directamente a la individualidad particular del ego y también a los condicionantes del entorno. Si existiera una ética verdadera y universal que pudiera determinar que actos son buenos y cuales son perversos, siempre habría el reverso de una moral subjetiva que mantuviera una opinión opuesta. Algunos comportamientos claramente ofensivos para las más elementales normas de convivencia, han sido ejercidos por quienes creían que eran el referente más sublime de la auténtica moral. El Santo Oficio torturaba y cometía actos aberrantes en nombre de la fe y, por lo tanto, el Dios que vigilaba tal comportamiento lo respaldaba en cuanto tales acciones eran la mayor ofrenda que sus servidores podían ofrecerle. El genocidio como comportamiento más que habitual, en determinados momentos históricos, se ha perpetrado en el sano juicio de que no eran actos impuros, sino justificados por necesidades que, aunque dolorosas, eran de obligado cumplimiento para la eliminación de un enemigo aún más detestable que el propio acto de su purgación. Lo que Dios realizaba con el sólo hecho de existir, se ha extrapolado al caudillo o líder. La divinidad vigilaba a través de sus ojos el alma humana y, sus más fervientes defensores, actuaban de ejecutores de la voluntad supuestamente omnipresente. El líder obtiene su poder de la masa, se aprovecha de su falta de individualismo y ejerce su dominio. Dominio ejercido a través de una red sofisticada de ejecutores, que obtienen una pequeña ración de poder, lo suficientemente satisfactoria, como para cumplir todas las directrices marcadas por quien ostenta la representación absoluta de la masa. Esa transgresión a la individualidad ha sido la verdadera esencia de la moral religiosa más asfixiante, y también lo ha sido y seguirá siendo de los regímenes más opresores. Es evidente, en tales circunstancias, que el ateísmo en sí mismo no es una negación de la naturaleza humana, ni tan siquiera un determinante básico del comportamiento ético, sino una forma de expresar su posición ante la vida y ante lo inexplicable. Las consecuencias de tales opiniones no son, en la medida de su conocimiento, una reacción exclusiva ante el comportamiento ético o el descrédito religioso, sino una forma de comprender su idiosincrasia más trascendente.


lunes, 19 de marzo de 2012

LA COSA VS LA COSA

Parece que al final voy a tener que dedicar una sección fija, dedicada a comparar remakes y sus referentes originales, sobre todo, si los resultados de las nuevas versiones son tan decepcionantes como "Conan, el bárbaro" o la que nos ocupa ahora, "La cosa". Y es que hay una máxima que nadie debería de olvidar, es más, debería permanecer escrita a sangre y fuego en todos los despachos de los productores cinematográficos: "Si no lo vas a mejorar, mejor no lo toques". Claro que, susodicha norma entraría en contradicción con la falta de ideas y la necesidad imperiosa de hacer caja.


Esta nueva versión viene avalada por ser una producción de los que llevaron a buen termino "El amanecer de los muertos", como si ese mérito, en gran parte debido al buen hacer de Zack Snyder, fuera una garantía eterna y sin fecha de caducidad. Es evidente que se ha tenido mucho respeto por su referente ochentero de Carpenter, tanto que cualquier mínima aportación es insustancial. En este film dirigido por Matthijs van Heijningen Jr., casi todo lo que sucede ya se contó en su día, pero mucho mejor, algo muy peculiar teniendo en cuenta que la historia que se narra ocurre antes que los hechos narrados por Carpenter. Una precuela en toda regla que imita, igual que el extraterrestre hostil, a su modelo, pero a diferencia de tal organismo, su copia deja mucho que desear.


No se lo que ocurre con muchas de estas nuevas versiones, pero siempre se detecta una falta de pulso narrativo, un aburrimiento sostenido en la puesta en escena, una desidia en cuanto a los diálogos y un retrato tan pobre de los personajes, que provocan la desconexión absoluta entre el espectador y la gran pantalla. En esta nueva visión de los acontecimientos se nos muestran una galería de personajes tan insípidos, que poco importa quien sea el primero en morir. Si en la primera media hora se los hubiera zampado este extraterrestre de mal carácter, poco hubiera significado y nos hubiera ahorrado la tortura efímera de unos fotogramas asépticos. Todo lo contrario sucedía en la versión de 1982, que a los veinte minutos de película sabías perfectamente como era cada personaje, desde el protagonista hasta el menos determinante. No asistíamos a un desfile de tipos barbudos gruñendo en noruego o en inglés, diciendo nada de nada. Menos mal que la protagonista es una chica, de lo contrario no sabríamos identificar a quien lleva el peso de la trama. Por cierto, una
Mary Elizabeth Winstead a la que las lenguas afiladas de los críticos acusan de actuar en toda la película con la misma expresión, aunque el momento fuera crítico o insustancial. A mi me gusta esta chica, desde que la visioné en la cuarta entrega de "La jungla de cristal", aunque aquí no aporta casi nada y se queda muy lejos de aquel MacReady, interpretado por un Kurt Russell amante del JB. Para los puristas, todos estos buenos detalles, ya estaban en la pionera versión de 1951 (¿para cuando una restauración decente?), aunque, en este caso, el trabajo de John Carpenter resulta superior en muchos sentidos.


Esta versión del 2011 intenta ser una copia respetuosa, pero en los momentos en que se requiere tensión nos ofrece tedio. La famosa escena de la prueba de la sangre es aquí sustituida por la prueba de los empastes dentales, pero no hay emotividad, está rodada de forma plana y fría. Ayudan mucho pero no suficiente los efectos especiales, aunque en el film de Carpenter eran absolutamente geniales. Uno podía asombrarse en 1982 con el buen hacer en los efectos del maestro Rob Bottin, pero ahora estos nuevos trucos digitales no producen ningún entusiasmo.
Lo mejor de este film de
Heijningen es el final, lo que sucede en los títulos de crédito y que seguramente los espectadores inquietos no habrán visto. Aunque parece forzado, un corta y pega con cierto descaro, en este acertado epílogo, se nos muestra como escapa un perro de los restos quemados de la estación de investigación y son perseguidos por dos noruegos en un helicóptero, con el fondo de la música inquietante de la versión del 82, que para quien no lo sepa era del genial Morricone. Y es bueno porque es el principio de "La cosa", del casi siempre admirado John Carpenter.

martes, 13 de marzo de 2012

EL HOMBRE DE UN FUTURO MUY LEJANO


Dentro de aproximadamente siete mil millones de años todo acabará, y lo que la Tierra ha vivido quedará sepultado en el olvido mortal de lo inevitable. El eco de la vida quedará apagado para siempre y atrás quedaran sus convulsiones, las luchas por la supervivencia, el logro de la civilización y la misma historia. Si para entonces no hemos conseguido salir de nuestro mundo, nada quedará de nuestro paso por el Universo. Tenemos tiempo suficiente para romper las ataduras que nos ligan a la Tierra, concretamente 800 millones de años, que será la medida de tiempo en el que la vida será imposible. La temperatura de nuestro mundo azul alcanzará por entonces los 150 grados centígrados. Después, en esa barrera de los siete mil millones de años, el Sol engullirá la Tierra en un abrazo mortal sin vuelta atrás.
El futuro de la humanidad es incierto, aún no tenemos demasiado claro si seremos capaces de perdurar tanto tiempo, si superaremos la violencia primigenia que llevamos pegada a la piel, si la guerra será solo el recuerdo borroso de un fantasma cruento y despreciable. Tampoco tenemos la certeza si nuestro planeta podrá soportar nuestro paso por ella, si el desgaste, en forma de contaminación y explotación de los recursos, será sostenible. Son muchas las incógnitas que nos rodean como nubes negras de malos augurios. La prueba del futuro dejará cicatrices, y mucho depende de nosotros que no sean heridas mortales que terminen por abrir nuestra propia fosa. De sobrevivir en una medida de tiempo tan descomunal, es muy probable que los cambios se produzcan y no solo en la tecnología, en la moral y en toda una serie de condicionantes socio políticos, sino también en lo físico. ¿Cómo seremos dentro de millones de años?. Solo nos queda la especulación pura y dura. Jugar al azar de unos cambios que, por el momento, se nos antojan casi de ciencia-ficción.
El escocés Dougal Dixon es uno de esos especuladores que se ha atrevido a cruzar la frontera de lo inimaginable. Geólogo, paleontólogo y con amplios conocimientos en zoología, se ha especializado en ficción especulativa o lo que es lo mismo en adivinar como serán los seres vivos que habitarán la tierra dentro de millones de años, entre ellos el hombre. De eso trata su libro "El hombre después del hombre, antropología del futuro", publicado en 1.990. Su visión no deja de ser ciertamente exagerada y no ajena a un sentido del humor algo extravagante. Con total seguridad el futuro no coincidirá con sus predicciones evolutivas, pero no cabe duda de que sus premisas son muy interesantes y curiosas. He aquí los nuevos hombres del futuro, diseñados por un Dixon en plena inspiración grotesca y que algunos la califican de visión casi medieval.


HOMO AQUATICUS: Dentro de 50.000 años una modificación genética nos transformará en seres acuáticos. Quizás eso nos ayude a sobrevivir con el cambio climático y el deshielo, algo así como lo que le sucedía a Kevin Costner en "Waterworld", pero algo menos atractivos. Una alteración muy apropiada para los domingueros amantes de la playa.



HOMO CAELESTIS: Con el objetivo de colonizar el espacio exterior, se manipulará el ADN humano para conseguir una criatura que soporte las condiciones extremas del vacío y del espacio exterior. Frederik Pohl ya lo había anticipado en su novela de ciencia-ficción, "Homo Plus" publicada en 1976. Esta criatura se desarrollará dentro de 5oo años. Es entonces cuando Dixon hace de adivino y anticipa que el hombre iniciará la conquista del espacio, dando lugar a una catarsis en la civilización que le llevará a su final. A partir de ese momento, los seres humanos abandonados en la Tierra y alterados genéticamente, desarrollaran transformaciones naturales, algo así como los mutantes de Marvel.


SPIKETOOTH: En tres millones de años nos veremos así, simios de aspecto agresivo y muy lejos del homo sapiens. El nuevo dientes de sable del futuro.

NANANTHROPUS PARASITICUS: Transcurridos dos millones de años nos transformaremos en parásitos chupa-sangres que atormentaremos a otros parientes de mayor tamaño como Pinguis Penarius, un habitante de la tundra. Como vemos, este tipo de actividad siempre ha existido.



ANGUSTUS FORMIFOSSOR: Pasados tres millones de años existirá esta especie de homínido hormiguero inmune al ácido fórmico. Dotado de un largo dedo para introducir en los hormigueros, algo parecido al aye-aye, un pariente de los lémures. Para aquellos acostumbrados a los alimentos exóticos de algunos países no les resultará tan extraño.


ARBROFAGUS GIGANTHROPUS: Descendiente de los habitantes de la tundra, esta especie de megaterio humano se alimenta de las ramas de los árboles. De movimientos torpes, tiene la ventaja de no contar en su ecosistema con depredadores que puedan darle caza. Ya sabíamos lo que la comida basura y el descuido en la depilación podría acarrear en el futuro.


LONGIPIS HARENANTHOPUS: Habitante del desierto que camina a grandes saltos, como cuando estamos en la playa y nos quemamos los pies con la arena.


ALVEARANTHOPUS DESERTUS: Surrealista especie equipada con larga melena y mostacho tipo Super Mario y que llevan en brazos a Kuato, el mutante de "Desafío total".


FABRICATUS CAMPIS HOMO: Auténticos herbívoros como las gacelas, tienen las apéndices convenientemente adaptados para la siega del pasto. Siempre tiene problemas a la hora de encontrar un calzado que se ajuste a su número de pie.


Estos y muchos otros más serán los habitantes de nuestro planeta, una auténtica parada de los monstruos que sufrirá una nueva alteración, cuando aquellos que se marcharon a conquistar las estrellas regresen absolutamente transformados y en compañía de nuevas especies extraterrestres. Se disputarán el poco oxígeno existente y dejarán la Tierra yerma y deshabitada, exceptuando unas incipientes formas de vida en lo más profundo de los océanos, que evolucionarán hasta que el Piscanthropus profundus pise de nuevo el planeta azul. Una vuelta al principio de los tiempos.



martes, 6 de marzo de 2012

FANTASMAS


Adela Castillejo estaba descorazonada. Hacía años que una sombra le oprimía su espíritu y, a pesar de ser una mujer de fuerte carácter, no era algo extraño que de vez en cuando se mostrara angustiada y ciertamente asustada. Todo empezó hace muchos años, cuando era niña y visitaba regularmente la casa de su abuela. Era un destartalado caserón que imponía cierto respeto. De noche le crujían las entrañas y eso siempre le producía miedo. Miedo, por otra parte, que quedó definitivamente alimentado la noche que se levantó a beber agua, y vio horrorizada la figura de un niño subido en un triciclo de color naranja y ataviado de sombrero y capa. El rostro de aquella figura espectral aparecía difuminado y, cuando le atravesó su cuerpo, sintió un escalofrío que jamás olvidaría. Dos cosas pasaron después, la primera que no se volvería a levantar nunca más para beber agua en mitad de la noche y, la otra, no aparecer por aquella casa a no ser que fuera un día de sol radiante.


Años después recibió aquel caserón como herencia y se dispuso a venderla, suponiendo que aquel acto la alejaría para siempre de aquel fantasma. No obstante, los rumores sobre aquella aparición se habían extendido y nadie quería adquirirla. Había pues formado parte del catálogo de casas encantadas, un honor que Adela repudiaba y maldecía. Acuciada por la necesidad, tomó la decisión de vivir en ella. Hacía dos años que había quedado viuda y no tenía donde ir con su hijo pequeño. Su difunto marido había dejado muchas deudas, y su pisito del centro había sido embargado cruelmente por el banco. No quería molestar a su familia, y tomó la firme voluntad de desafiar a la desvencijada casa, transformándola en su hogar. Aquellas visiones se sucedieron regularmente y se mantuvo con una valentía extraordinaria. Todos sus miedos terminaron el día que su pequeño cumplió cuatro años y, en la fiesta de cumpleaños, le regalaron un triciclo de color naranja y un disfraz de mago con sombrero y capa.


sábado, 3 de marzo de 2012

SUPERHEROES Y VILLANOS DE LA TERCERA EDAD

En el universo de los superhéroes y villanos el tiempo parece que pasa más despacio, su cadencia y transcurrir es inverso al impulso vital que les sostiene, que les hace luchar, una y otra vez, con sus respectivos enemigos y contra las adversidades de sus vidas. Su juventud es casi eterna, aunque Frank Miller nos mostrara otra cosa distinta con Batman en el legendario cómic "El regreso del Caballero Oscuro" o Kaare Andrews con Spiderman en "Reino". Son dos ejemplos de como afecta el paso de los años en los héroes de malla y capa, y en todos ellos hay un sentido trágico de los acontecimientos. El dibujante italiano Donald Soffritti nos ha regalado una estupenda galería de tan míticos personajes, utilizando el sentido del humor. Entre hilarantes y entrañables, es interesante contemplar, entre otros, a un Thor sin afeitar y barriga cervecera, una Catwoman decadente que se disputa una bolsa de restos de comida con un ratón, una Wonder Woman que parece una cabaretara entrada en años y en carnes, o un Capitán América que devora con resignación una hamburguesa. Parece que al que le ha ido mejor es a Iron Man.