sábado, 28 de diciembre de 2013

ANIMAL GIGANTE CAÍDO DEL CIELO


Un extraño suceso ha conmocionado a la comunidad científica internacional. Un animal de proporciones descomunales ha sido encontrado en el monte Colletto Fava, en Italia. El extraordinario ser, muy parecido a un conejo rosa gigante, parece que se ha precipitado desde el cielo, ocasionándole el impacto heridas fatales que acabaron lamentablemente con su vida. La fuerte caída le debió provocar una muerte rápida, tal y como lo atestiguan sus ojos desorbitados y los numerosos órganos que quedaron desparramados junto a su enorme cuerpo. Se ignora el origen de semejante criatura, si es de origen extraterrestre o si se trata de alguna mutación genética provocada por las radiaciones atómicas. 

El doctor en genética Herbert West del Institute Technology of Massachusetts ha manifestado que podríamos estar ante el descubrimiento del siglo y defiende la teoría de que, probablemente, tan magnífico ejemplar, debió escaparse de una nave extraterrestre en pleno vuelo, lo que resultó fatal para el roedor rosado. Así mismo ya se estudia su posible clonación como animal de granja con fines alimenticios, lo que podría solucionar en parte la crisis económica. Un sólo ejemplar del conejo rosa gigante proporcionaría carne a una población similar a Monforte de Lemos. Las máximas autoridades internacionales no ocultan su optimismo ante esta nueva fuente de alimentación. El presidente Mariano Rajoy ha declarado a la agencia EFE que, con semejante fuente de ingresos, España podría salir de la crisis hacia el 2023, mucho antes que las fechas prevista por la OCDE. El ministro de Hacienda Cristóbal Montoro ha reclamado ya para su departamento el 20% de las ganancias de la explotación industrial del conejo rosa,  mientras las organizaciones ecologistas y políticos como Pedro Zerolo piden su protección como especie animal única en la Tierra. 



Bueno, la verdad es que la inocentada de este año era poco creíble, aunque la noticia real del conejo rosa gigante era bastante llamativa. En realidad se trata de una escultura ejecutada por un grupo de artistas de Viena llamado Gelitin. Creada en 2005, nuestra entrañable criatura mide 6 metros de alto y 60 de largo y está realizada con paja y forro textil de color rosa, con la virtud de ser materiales biodegradables que terminarán por desaparecer hacia el año 2025.
 


martes, 10 de diciembre de 2013

BELENES Y TRASTEROS

En ningún momento como en estas fechas percibe uno la brevedad del tiempo. Hace unos días, cuando subía del trastero el árbol de navidad y el belén, me daba la sensación de que acababa de guardarlo tan sólo unos días antes, pero no, la realidad se impone, y de nuevo nos prestamos a una larga carrera de consumismo, indigestiones y felicidad obligatoria. Mi hija de 7 años, Inés, andaba desde agosto insistiendo en que montáramos ya el belén que ella utiliza a imagen y semejanza de los playmobil, dándole un sentido práctico de la diversión más que de su supuesto cometido como objeto de simple contemplación. Ella mueve los pastores, los camellos, los reyes y caganers en un trasiego continuo que le provoca una diversión diferente del resto del año. Sucede que mi otra hija de 2 años, Martina (aunque ahora se hace llamar "Tartina"), manifiesta de forma imperativa que el belén es suyo y, entre tiras y aflojas de ambas supuestas propietarias de las figuritas, éstas acaban por el suelo, con desprendimientos reiterados de cabezas, brazos y piernas. Es el problema de emplear la cerámica, el barro o el material del que hacen los belenes, que no aguanta el envite de nuestros tiernos infantes. Con tales circunstancias, que nos producen cierta zozobra en forma de llantos, chillidos y peleas, recordé mi belén de la infancia, que amén de estar formado de figuras de plástico irrompible estaba más equipado, con palmeras, riachuelos, el palacio de Herodes y otros singulares decorados. El problema es que encontrarlo es una misión complicada, tan ardua como toparse sin más con el doctor Livingstone a orillas del río Lualaba. Se supone que se encuentra en algún lugar recóndito del trastero, aspecto que parece conferirle cierta facilidad de localización, pero no es así. Hay trasteros y trasteros, y luego está el mío. Sin orden ni concierto, es una marabunta de trastos apilados, mejor dicho enredados, unos con otros, un Tetris infernal desafiante de cosas inservibles. Tener un cuarto de este tipo es a veces contraproducente, y suele constituir un problema más que una solución. Si no lo tienes, todos esos objetos a los que se les presupone una posible utilidad en el futuro, utilidad que nunca llega, acaban en la basura. Pero, si posees un trastero, lo guardas absolutamente todo, un inventario de trastos inútiles que duermen el sueño de los justos de forma placentera, orgullosos de ser una basura de primera.

Con la esperanza de encontrar semejante reliquia religiosa, nos plantamos Inés y un servidor delante de aquella maraña de cachivaches. Una vez apartada una bicicleta que dejé de utilizar allá por el año 85, cuando se pinchó y fui dejando la reparación de un día para otro, los carritos de las niñas, bolsas de juguetes pasados de moda, ropas apolilladas, sillas de playa, lámparas vetustas, libros de texto de la EGB, maletas escarnecidas, botellas polvorientas, tendederos sin estrenar, cajas de zapatos con cintas VHS, pude excavar un túnel hacia los estratos más antiguos. Eso provocó una avalancha de armatostes que caía sobre mí y no auguraban nada bueno. Ante los ojos atónitos de mi hija, pude sujetar con la chepa todo aquel desbarajuste. A Inés le entró pánico y amenazaba con poner los pies en polvorosa, pero mis palabras le tranquilizaron: "¡Niña no te muevas que lo mismo tienes que hacer de Lassie y pedir ayuda!". Ella me miraba con ojos asustados sin comprender quién demonios era esa Lassie. Lo mismo le hubiera dado que hubiera invocado al sursuncorda. Como pude y emulando al mítico Atlas conseguir zafarme de mi pesada carga y hacer hueco. Una vez que todos los trastos acabaron desparramados, la búsqueda parecía más fácil y, tras un buen rato husmeando, no pude dar con el ansiado belén. No puedo negar que me sentí ciertamente frustrado, como si una parte de mi infancia se hubiera desvanecido. Pensé en todas esas cosas que perdemos a lo largo de nuestras vidas, que desaparecen sin dejar rastro, que recordamos con cariño, y que no somos capaces de encontrar. Sin embargo, allí estaba todo aquel montón de artilugios inservibles e inútiles. Seguro que si tiro alguno, mañana lo echaré de menos...


martes, 3 de diciembre de 2013

EL FRANQUISMO Y LOS CHISTES DE TÍO PÍO


Nunca me he fiado mucho de los conversos, quizás sea por mi tendencia a buscarle  tres pies al gato o, tal vez, tenga una vena oculta de inquisidor, un síndrome disimulado de Torquemada. Lo cierto es que, a pesar de comprender ciertos evolucionismos, me escaman mucho algunos imitadores de San Pablo, que, en su particular camino de Damasco, se han caído del jamelgo y han contemplado la luz. Una luz que en no pocos casos les ha cegado más que la vista, la propia mente. En tiempos pasados los conversos tenían su acción más que justificada, pues no es un tema baladí sobrevivir a la intolerancia. Ahora no existe esa necesidad imperiosa y algunos cambios extremos resultan de lo más curioso. Puede que ya no se trate de un simple impulso vital, sino más bien de agarrarse a la radicalidad contraria, de llamar la atención para huir del anonimato y ganarse unas perrillas con ideas estúpidas pero muy llamativas. Por ahí anda Jorge Verstrynge, que pasó de ser la mano derecha de Manuel Fraga en la antigua Alianza Popular, a convertirse en asesor del Partido Comunista. Siendo llamativo el caso, no llega a la extravagancia demencial de Pio Moa, que en un viraje inverosímil, con vuelta de campana incluida, se desplazó del GRAPO al franquismo sin aparentes rasguños físicos, aunque, y quizás él mismo no lo sepa, si morales. Para quien no lo sepa, las siglas de semejante organización terrorista significan Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre, el brazo armado de Partido Comunista de España (reconstituido) y fueron responsables de numerosos secuestros y del asesinato de al menos 80 personas, principalmente policías y militares. Su sangrienta trayectoria continúo después de la muerte de Franco y de la amnistía de 1978. Pío Moa abandonó la banda terrorista en 1977 y, siendo un miembro activo de la misma,  además participó en el asesinato de un policía al que algunos testigos vieron asestarle unos cuantos martillazos en la cabeza, cuando estaba herido de un disparo en el suelo. Nuestro particular protagonista afirma que eso es falso, aunque no niega la mayor en cuanto a su colaboración. Que tal sujeto, con semejante historial, sea invitado habitual de tertulias políticas no deja de ser una afrenta para el buen gusto.

Hay una célebre frase que dice que la historia la escriben los vencedores. En España no fue diferente y durante casi cuarenta años así sucedió. Después, con la llegada de la democracia, llegó un fuerte viento de revisionismo, que se esperaba como agua de mayo, pero que con el tiempo se convirtió en una moda demasiado frecuente, pero sin duda necesaria. Recientemente se ha producido la revisión de la revisión de los hechos acontecidos desde 1936 a 1939 y también de la dictadura que vino después. Me molestan particularmente los que se empeñan en hablar una y otra vez de lo malos que fueron unos e ignorar, al mismo tiempo, lo perversos que también fueron otros. Una visión sesgada e interesada, monstruosamente parcial que quiere hacernos creer que la muerte distingue entre bandos. Arrojarse muertos, como si fueran misiles de una verdad inmutable, es una estupidez arrogante que no conduce a conocer mejor la historia. Que, la bala que mató al maestro republicano fuera más abominable que la que mató al sacerdote que llevaba sotana, no deja de ser una triste confirmación de la escasa catadura moral de algunos supuestos investigadores. Pío Moa cree que es un descubridor nato de una verdad escondida, como el tipo gordo, que tras perder algunos kilos, se percata de sus propios testículos, los que tenía ya olvidados. De tal forma y manera piensa que, el levantamiento militar del 36, estaba plenamente justificado porque la República era en realidad una revolución comunista encubierta que daría paso a un régimen bolchevique. No es el único que así lo piensa, pero en su justificación está su error, pues optar por un régimen fascista antes que uno del sentido contrario es un camino sin salida. Tal afirmación es también una temeridad, pues hubiera bastado esperar a las próximas votaciones y no los escasos cinco meses que le concedieron a Manuel Azaña. Si se convocan elecciones y son libres no habría nada que temer, y si no lo son o simplemente no tienen lugar, tiempo tendrían los sables para acometer su particular ruido.

Qué la situación social, el clima preguerra, había alcanzado altos grados de toxicidad durante la República es algo que no se puede negar. Un gélido viento de fatalismo recorría el territorio, sin que nadie fuera capaz de aportar las necesarias dosis de cordura para imponer las condiciones indispensables para el sosiego político. Un odio incrustado hasta la médula se liberó en julio del 36, dando rienda a sus más salvajes instintos de revancha, mutilando a una España que resultó mortalmente herida. Algunos expertos en estrategia militar defienden la idea de que Franco pudo acabar la guerra antes de 1939, pero no lo hizo. ¿Por qué? O bien era un mediocre, aspecto muy posible dando su intelecto, o quizás le interesaba que la contienda se alargase lo máximo posible, lo suficiente para alcanzar el status de caudillo que tanto ansiaba. Ambos bandos cometieron imperdonables crímenes, injusticias imperdonables, pero, una vez acabada la guerra, no hubo el menor indicio de conciliación. Esa paz, piedad y perdón de las que habló Azaña en uno de sus últimos discursos en 1938, cuando la derrota avanzaba de forma inexorable:

"Pero es obligación moral, sobre todo de los que padecen la guerra, cuando se acabe como nosotros queremos que se acabe, sacar de la lección y de la musa del escarmiento el mayor bien posible, y cuando la antorcha pase a otras manos, a otros hombres, a otras generaciones, que les hierva la sangre iracunda y otra vez el genio español vuelva a enfurecerse con la intolerancia y con el odio y con el apetito de destrucción, que piensen en los muertos y que escuchen su lección: la de esos hombres que han caído magníficamente por una ideal grandioso y que ahora, abrigados en la tierra materna, ya no tienen odio, ya no tienen rencor, y nos envían, con los destellos de su luz, tranquila y remota como la de una estrella, el mensaje de la patria eterna que dice a todos sus hijos: paz, piedad, perdón."

Francisco Franco quiso ofrecer un discurso similar en 1939:

"Nuestro Movimiento tiene por finalidad suprema sumar todas las buenas voluntades y todas las energías a España. Nuestros brazos están abiertos para todos los españoles. Ofrecemos, y ofreceremos a todos, las posibilidades de participar en la creación de la España de mañana, a excepción, naturalmente, de los jefes que se han hecho cómplices de haber engañado al pueblo, en contra de nuestra aspiraciones, y los criminales comprobados. Esta nueva España será un país de Justicia, de clemencia y de fraternidad" 

Pero esa excepción fue el problema, porque fue la grieta por la que se coló la represión que acabó con la esperanza de un país en paz consigo mismo. Y el principal gestor de aquella hidra vengativa no buscaba regenerar la nación y devolverla al pueblo, sino perdurar ejerciendo su caudillismo enfermizo. Pero, Pío Moa ha descubierto que, como la abeja Maya, vivía en un país multicolor, aunque ha sido un hallazgo tardío. No olvidemos su militancia en el GRAPO, que ahora define como un error de juventud, algo discutible pues se percató de tales circunstancias con casi 30 años.

"Franco venció a una revolución, no a la democracia. Liberó a España de la guerra mundial que hubiera ocasionado sacrificios mucho mayores que la guerra civil. Eso fue un gran mérito, sin duda alguna. Venció al maquis, que no era más que el intento de volver a la guerra civil, organizado por los comunistas. Dejó un país próspero y reconciliado y eso ha sido lo que ha permitido el paso, sin demasiados traumas, de la dictadura a la democracia, porque la democracia vino del franquismo y no de los antifranquistas"

Aquí es cuando nuestro amigo comienza a soltar chistes sin parar. Decir que el franquismo trajo la democracia es como decir que la sífilis trajo la penicilina. Si Francisco Franco, Caudillo por la gracia de Dios, hubiera sido inmortal aún andaríamos cantando el "Cara al sol", tragándonos el Nodo en los cines y emigrando a Perpignan para ver carne despejada, eso por buscar el lado amable del asunto, que realmente tiene poco. Incluso el terrible Pinochet dejó el poder, pero aquí nuestro Generalísimo se aferró a él con uñas y dientes hasta que la parca le empujó al Valle de los caídos. Lo peor de Pío Moa es que en las tertulias se mueve con seguridad férrea, asiente y niega con la cabeza sonriendo, como el que se sabe en posesión de una verdad que los demás ignoran. Así sucedió hace unos días en la presentación del libro que acaba de publicar Pilar Eyre, "Franco confidencial", en donde se mostró de tal guisa, con la anuencia de los tertulianos que no se mostraron demasiado inspirados para acallar tanta estulticia. Moa pinta una dictadura idílica, plena de bondad, desarrollo, con las dosis necesarias de libertad, la misma que combatió él a fuego y martillo cuando era un muchachito de 30 años, demasiado joven para comprender la verdad. Los otros, comunistas, socialistas, demócratas en general, eran más malos que la quina. Niega que hubiera opresión y así lo afirma cuando dice que  "El régimen de Franco no acometió la represión de posguerra con el objeto de liquidar a la izquierda, sino de darle un escarmiento". Otro chiste de tío Pío, y éste además muy emotivo, al identificar al dictador con un padre riguroso y disciplinario que da unos cuantos azotes a sus hijos díscolos. El término "escarmiento" se le otorga a quien él considera que tiene la autoridad moral, un personaje ligado al fascismo. Además, empleando tales conceptos, nos retrotrae a tiempos pasados, donde esa palabra iba generalmente ligada al ajuste de cuentas, una infamia canalla que debe ser desterrada de una vez por todas en pleno siglo XXI. Si es que España era en realidad "Dictatolandia", un mundo de color y música, la reserva espiritual de occidente. El amigo Moa ha dejado tras de sí todo un reguero intelectual de frases dedicadas a los homosexuales, socialistas, a las mujeres y a todo aquel al que cree perdido en el camino de la vida. Nadie se ha dado cuenta de que Pío Moa no es un historiador, ni tan siquiera un investigador, es un humorista, un chistoso irrefrenable, con un sentido de la gracia tan negro como el alquitrán y tan pegajoso como la pez. No obstante, si quieren ver algo con gracia les recomiendo otra cosa muy distinta, "Martínez el Facha" del genial Kim, ya se sabe zapatero a tus zapatos.



martes, 26 de noviembre de 2013

CUATRO AÑOS DESDE LA GUARIDA

Decía la copla de Gardel que 20 años no es nada, pues imagínense lo que puede suponer la raquítica cifra de cuatro. Pero, en realidad, esa fracción de tiempo es más que considerable para la vida de un blog que publica regularmente sus cuitas, reflexiones, opiniones y demás impulsos de un espíritu moderadamente narcisista. Aquí estamos, y hablo en plural, porque sin los demás compañeros de viaje que se asoman por aquí, los que son propietarios de sus ideas expresadas en sus propios blogs, no sería nada, apenas una triste parrafada escrita en el viento. Escribir para nadie puede ser loable, una forma de plasmar inquietudes y una demostración de nuestras capacidades, pero hacerlo aunque fuera para uno solo ya es otra cosa distinta. Es la disposición que tenemos de proponer y escuchar al mismo tiempo. De juntar palabras y de leer las de los demás, la de intercambiar opiniones, consejos y discrepancias. Eso es algo que va más allá del aislamiento intelectual, es la posibilidad de desnudarse ante los demás, desvestirnos a nuestro antojo y, sobre todo, de esperar. Esperar a ser leído, esperar a ser comprendido, esperar el desacuerdo, la felicitación e incluso la indiferencia. Y qué difícil es mantenerse, no dejarse llevar por la deriva o el abandono. El temido barbecho del blog que espera. Que permanece en letargo, acechando una idea, una continuidad, un regreso impaciente de la inspiración. Algunos no lo consiguen y terminan dormitando, aunque guardando reflexiones pasadas.
Aquí empezó todo.

La espada de Damocles de todo bloguero puede ser el aburrimiento, la desidia, el sentir que ya no se tiene nada que contar o, que lo que se cuenta, poco o nada puede importarle a nadie. Otro enemigo puede ser el temor a la falta de originalidad, a no ofrecer ideas nuevas, a la incertidumbre de escribir sobre lo escrito por otros, con mayor o menor fortuna. De eso no se libra casi nadie y, a no ser que seas un genio en potencia o un descubridor innato, la historia del conocimiento es, en términos generales, una reinterpretación del pasado. Lo que importa es el estilo, la identidad propia con la que se plantean esos conceptos. Pueden ser irónicos, profundos, pedantes (como esta entrada), con sentido del humor, mordaces o cualquier otra forma en la que podamos plasmar nuestra personalidad, nuestra fachada de escritores. Dejad que el ritmo lo imponga tu propio tiempo, tu capacidad de empaparte de información o de prestar atención al mundo que te rodea. Un libro, un anuncio, un recuerdo, una conversación, un artículo de prensa, un conocimiento olvidado en apariencia, una sorpresa, una visita, un encuentro ... Son tantas las ventanas abiertas para recoger los conceptos que nos trae la vida cotidiana, que a buen seguro encontraremos en ellos un motivo para seguir en la brecha. Y toda esta parrafada viene a cuento de mi propia crisis creativa, de justificarme en parte por la, en ocasiones, molesta falta de inspiración. Y es que cuatro años no es nada y es mucho, pero es tiempo suficiente para expresar el cariño que le tengo a este lugar, un espacio impensable en el que he derramado muchas horas de mi vida. Como siempre, eternamente agradecido a vuestro tiempo, el que prestáis de forma generosa e incondicional a esta vuestra casa, La Guarida del Eremita.

Posdata: Los buenos amigos UTLA y Miquel Zueras han tenido el inmenso detalle de regalarme dos ilustraciones estupendas que no podía dejar pasar, por lo que representan para mi, la gran satisfacción de haber hecho tan buenos amigos por aquí.





lunes, 18 de noviembre de 2013

LA PELÍCULA QUE...



Últimamente tengo el cine algo olvidado, y eso que este blog nació con el principal objetivo de hablar del séptimo arte. Así que me he sacado de la manga un particular "meme" para desempolvar algunos títulos que significaron algo en mi vida. Si alguno se anima, estaría encantado de ver su relación particular.
                                            
                                        LA PELÍCULA QUE ...

... ME HIZO REÍR A CARCAJADAS:

ESCÁNDALOS ROMANOS (1933):  Hay que tener un poco de perspectiva y situarse en un tiempo y una época. Probablemente ahora no me produciría los mismos efectos, pero cuando la visioné de niño no podía parar de reír. Las gansadas de Eddie Cantor me produjeron unas sonoras carcajadas que no podía contener, hasta el punto de contagiar a toda mi familia, que se reían más por verme a  mí, que lo que por lo que sucedía en aquella curiosa película.

... TAMBIÉN ME HIZO REÍR, AUNQUE NO FUERA ESE SU PROPÓSITO:
PELÍCULA DESCONOCIDA: Lamentablemente no puedo acordarme del título. Fue allá por los 80, cumpliendo el servicio militar. El cabo encargado de distraer a la tropa con cintas de VHS, alquiladas en el vídeo club de turno, era un tipo de un gusto espantoso que solía torturarnos con producciones de ínfima categoría, recibidas entre silbidos y abucheos. Tal proceder sucedió el día que nos obsequió con una tarde de cine peculiar, aunque las protestas no tardaron en transformarse en carcajadas ante la peor película que he visto en mi vida de artes marciales. Peleas imposibles, tíos que volaban ya anticipándose a "Tigre y Dragón", de forma penosa, con cables que se veían a la legua, pésimas interpretaciones con diálogos estúpidos tipo "¡Tu mataste a Bruce Lee, te mataré!" y otros despropósitos. La película incluso se atrevía a utilizar música de Pink Floyd, a buen seguro sin el correspondiente permiso. Era tan mala, tan absolutamente horrorosa, que era una genialidad. El reputado bloguero Lazoworks tiene una sección sobre este tipo de producciones a la que llama "La risa involuntaria".

... ME HIZO LLORAR:

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS (1988):  Me pilló  a traición y con las defensas bajas. Fue en una época en que me dio por ver toda la filmografía del maestro Miyazaki y ésta, que no dirigía el susodicho pero sí que era de los afamados Estudios Ghibli, me hizo un nudo en la garganta que me dejó muy tocado. Esperando ver magia y fantasía, tal y como nos tenía acostumbrados el cineasta japonés, me encontré con un drama desarrollado en la Segunda Guerra Mundial que no he sido capaz de volver a visionar. Ahora, con dos niñas pequeñas, aún menos. Según la Wikipedia está considerada como una de las mejores películas antibelicista de todos los tiempos, y una obra maestra del cine de animación.

... ME HIZO SALIR DEL CINE ANTES DE TERMINAR:

NINGUNA: Jamás he salido de una sala de cine sin ver los títulos de crédito finales, aunque en alguna ocasión he estado tentado de salirme. Sucedió en "Aliens, resurrección" y no fue por que la película me desagradara, al contrario, me divertí como un enano. Sucedía aquella noche que, el responsable de la calefacción de la sala de cine, debió pensar que el argumento del film nos produciría escalofríos y puso toda la potencia del Universo conocido, de mil soles, con el consiguiente malestar del público, que, en un momento de ciega desesperación, comenzó a quitarse ropa, dentro de un decoro, no piense ustedes de forma picarona. Lamentablemente aquello no terminó en una orgía. Una pena, pero la vida es así de mediocre. También me sucedió con la tercera entrega de los anillos, "El retorno del rey", que me pilló recién salido de una gripe y aún conservado cierto estado febril. Aquel final, toda una eyaculación de epílogos se me hizo eterno. Me levantaba cada vez que pensaba que vendría el final y me sentada otras tantas veces, las misma que maldije a Peter Jackson por no saber huir a tiempo de un exceso de metraje eterno. Y eso que la novela aún era más larga.

... ME HIZO ENAMORARME SIN REMEDIO:

GREASE (1978):  Y fue de Olivia Newton John y su doble faceta, de niña modosita a chica peligrosa. Mi primer amor platónico, pues no podía ser de otra forma, ya que pertenecíamos no ya a mundos diferentes, sino a dimensiones distintas. Me trajo de cabeza más tiempo del razonable, sobre todo aquel bailecito enfundada en cuero que me dejó noqueado. Aún siguen separándonos océanos de tiempo y espacio, prueba más que evidente de lo injusta que puede ser la vida del hombre corriente.

... ME ENTREGÓ A LOS BRAZOS DE MORFEO:

KANSAS CITY (1996): Mi amigo, el bloguero conocido como Tirador solitario, como gran amante del jazz me convenció para ir al cine a ver el por entonces novedoso trabajo de Robert Altman, que tenía mucho que ver con tal género musical. La sala estaba repleta de gafapásticos melómanos del ritmo y, siendo como era la última sesión, no me pude resistir y, a mitad de la película, me quedé sopa, en estado comatoso, como un tronco, a semejanza de un bebé con el pañal recién cambiado y tirando de chupete tras una larga jornada de juegos y trastadas. Cuando terminó, me despertaron los codazos de mi acompañante y la mirada inquisitorial de un buen grupo de cinéfilos pretenciosos. 

... ME EMOCIONÓ:


LA VENGANZA DE LOS SITH (2005):  Si, ya sé que algunos querrán tirarse a mi yugular, cual ofendidos zombies, pero hay que respetar el criterio de cada uno, aunque sea un poco friki o demasiado permisivo. Independientemente de los defectos de esta segunda trilogía de Lucas, primera en orden cronológico, y lo poco adecuado en la elección del actor Hayden Christensen (imperdonable no haber buscado un tipo de más fuste para interpretar a uno de los personajes más carismáticos de cine contemporáneo), lo cierto es que esa última hora de la película me parece extraordinaria, sobre todo, para los que somos incondicionales de la saga. Decía el equipo de producción que, en el momento de rodar la secuencia en la que Anakin Skywalker recibe su casco protector y comienza a respirar, un halo mágico recorrió el estudio. Los que crecimos con Star Wars también lo sentimos y,  a pesar, de lo poco inspirado que pudo estar Lucas en esta trilogía, aquel momento merecía la pena. 

... ME SACA DE QUICIO


FUNNY GAMES (2007): No son pocos los que adoran esta película, remake de otra versión del 97 filmada por el mismo director, el ínclito Michael Haneke. A mí me toca particularmente, hablando en plata, las narices, que dos tontos muy tontos, dos idiotas con ambición de serlo aún más, tengan en jaque a toda una familia, infligiéndoles todo tipo de perrerías. Que las víctimas sean sólo eso, víctima pasivas, sin sangre en las venas, sin capacidad de sumar dos y dos, sin ninguna actitud de supervivencia, también me saca de mis casillas. Pero el momento "sublime" del film, y aquí comienzo con un SPOILER, es cuando uno de los miembros de esa familia de corderos, Naomi Watts, elimina a uno de sus dos agresores y el otro, con dos cojones, pido disculpas por la expresión, toma un mando a distancia, rebobina la película y evita que ese hecho se produzca. Muy moderno, genial, simbólico, pero  me parece una memez. 

... ME SORPRENDIÓ PORQUE NO ERA LO QUE APARENTABA: 

EL GUATEQUE (1968): La primera vez que la vi era un niño, con la ventaja de no tener la más mínima referencia sobre el argumento, además de no saber por aquella época quien era Peter Sellers. Con tales circunstancias, el comienzo parece ofrecerte una típica película sobre la India y los escarceos bélicos entre soldados del Imperio británico e indígenas. El asunto te empieza a escamar cuando acribillan a tiros al corneta del batallón y éste se resiste a morir, alcanzando un tono grotesco que ya empieza a dibujarte una sonrisa en la cara. Lo que viene después es de sobra conocido por todos, un guateque absurdo con un agente destructor interpretado por Sellers y, ayudado convenientemente, por un camarero borracho que ya ha pasado a los anales de la historia del cine. 

... ME CAUSA REPULSIÓN


EL SENTIDO DE LA VIDA (1983) Y LA MOSCA (1986): A pesar de que son dos películas que me gustan, no puedo evitar cierto reparo estomacal respecto a algunas de sus secuencias. En el caso del divertido film de los Monty Python, es difícil abstraerse de la comilona descomunal de un señor que llena continuamente su inmensa tripa entre vómitos y síntomas evidentes de fatiga. Por si faltaba algo, el tipo es tan sumamente desagradable, que incluso vierte su contenido estomacal sobre la mujer de la limpieza, con unos caños descomunales de alimentos semidigeridos que construyen una de las escenas más nauseabundas que recuerdo. La transformación de Jeff Goldblum en mosca, en la versión de David Cronenberg, tampoco tiene desperdicio escatológico, con caída de dientes, uñas, rostro purulento y vómitos corrosivos. Un auténtico espectáculo visual de lo más desagradable. 

... ME ANGUSTIÓ 


HARD CANDY (2005): Una adolescente vengativa, Ellen Page, le tiende una trampa a un presunto pedófilo, Patrick Wilson, que se supone se aprovecha de su trabajo de fotógrafo de jóvenes modelos para abusar de ellas. El castigo urdido por esta nueva Caperucita roja no es apto para espíritus sensibles, particularmente para aquellos hombres que tienen en gran estima sus atributos masculinos. Y es que, tan amable joven, improvisa una castración con todo lujo de detalles y, aunque no se muestra, podemos sentir, gracias a la narración y a la excelente interpretación de Wilson, cada corte y disección como si fuera en nuestra propia carne. 



viernes, 8 de noviembre de 2013

LA GUERRA BACTERIOLÓGICA DE LAS GUARDERÍAS

Cuando los organismos pertinentes de las Naciones Unidas investigan arsenales ocultos de armas químicas en países como Irak o Egipto, se equivoca en el método. Pierden el tiempo husmeando en lugares recónditos, en almacenes ocultos o en zulos subterráneos. Deberían  ir directamente al origen de semejantes agentes infecciosos, que no es otro lugar que las guarderías. Y para eso no tienen que ir muy lejos, basta con realizar una visita a la que hay situada en la esquina, bajando la calle a la derecha. Hay muchos que piensan que a los niños hay que llevarlos a la guardería para, entre otras cosas, poder inmunizarlos de bacterias, virus y demás excrecencias dispuestas por la madre naturaleza para hacernos más resistentes. Aquella frase de Nietzsche "Lo que no me mata me hace más fuerte", debería figurar a la entrada de los susodichos centros infantiles, como recordatorio de lo que se avecina. Desde que mi hija pequeña de dos años acude regularmente a su centro lúdico obligatorio, no levantamos cabeza ningún miembro de la familia, que andamos desde entonces sumidos en la desolación, entre gastroenteritis diversas, resfriados y otras dolencias. Así que, mientras ella se inmuniza, nos recuerda que nuestras defensas necesitan una puesta al día, que quedaron obsoletas hace mucho, mucho tiempo. Casi siempre el responsable de los síntomas es un virus ("el bicho" lo llamamos nosotros), marca blanca o agresor desconocido. No se sabe el nombre y tampoco importa mucho a juzgar por el tratamiento de los pediatras, que no es otro que suero y dieta blanda. H.G. Wells lo sabía a la perfección, por eso sus marcianos de "La guerra de los mundos" sucumbieron en cuanto pasaron delante de una guardería. Mucha tecnología, poder militar, escudos protectores y demás zarandajas, pero poco pudieron hacer ante la baba y el pañal de esos enanos llamados niños. Mi vida estas última semanas es una delicia, entre diarreas, mocos y vómitos, haciendo malabarismos estomacales para no solidarizarme con el resto de la familia y adquiriendo una habilidad, más que loable, a la hora de cambiar un chorreante pañal en medio de la calle. Espero que mis méritos sean reconocidos en el futuro, que cuando uno anda ya al borde de la caducidad no esperan al cumplimiento de la fecha. Es entonces el momento de decir aquello de, "Ahora me cuidas tú que bastantes mierdas te he quitado yo de niña". Esta frase no es de Nietzsche, pero también debería colgar, no de las guarderías, sino de algunos asilos. 

Cuando el bicho entra por la ventana, la salud sale por la puerta




jueves, 31 de octubre de 2013

EL MAESTRO FANTASMA

La vida puede ser muy generosa en determinadas circunstancias, aunque el objeto recibido no sea del todo satisfactorio. Eso le pasaba a Cándido Bermudez que, a sus diez años, podía vanagloriarse de ser el niño más despistado jamás conocido. No parecía interesarle demasiado la vida cotidiana y sus costumbres, así que optaba por permanecer en un estado de enajenación que sólo su cara vacía y bobalicona podría delatar. No era de extrañar verlo en el colegio, en una clase de matemáticas o geografía, con la mirada ausente, perdida en su mundo interior. Tenía la habilidad de permanecer en tal estado durante un tiempo más que considerable, que sólo era interrumpido entre clase y clase o en el recreo. Lo que le gustaba a Cándido era jugar y ver películas de miedo en la tele, lo demás no le llamaba la atención y simplemente desconectaba. Su maestro, don Florencio, era muy hábil a la hora de sorprenderle en semejantes viajes astrales, y solía despertarlo de su letargo con un tirón de mofletes, acompañado de unas palabra ya de sobra conocidas por él y por sus compañeros: "¡Despierte Bermudez, que siempre está usted en Babia!". Así una y otra vez, poniendo siempre a prueba la paciencia de su profesor. 
Un día en el que don Florencio no acudió a dar clase, entró en el aula el director con todo el tono de solemnidad del que era capaz. Los alumnos se pusieron en pie, como forma de disciplinario respeto, y el ruido de las sillas y pupitres despertó de su morriña a Cándido que, a duras penas, podía entender las que para él eran balbuceantes palabras del director. Sólo llegó a comprender la sentencia final de aquella pesada oratoria: "Don Florencio había muerto". Aquella noticia consiguió despejar su mente de forma preclara. Por un lado sentía aquella pérdida, no en vano su maestro no era tan malo como su provocada actitud pudiera inducirle. Esperaba ansioso al nuevo instructor de conocimientos, dando por sentado que su inicial anonimato le permitiría cierta tregua. Al tercer día de aquella luctuosa noticia, Cándido se dirigía al colegio con su habitual desidia, propinando reiterados puntapiés a una lata vieja. Levantó la mirada por un instante y su rostro se demudó por el pánico. A lo lejos se veía a Don Florencio andado con paso firme hacía la entrada del recinto. No podía ser, era imposible, había vuelto de la tumba. Se frotó la cara con insistencia desbocada, esperando borrar semejante visión, aunque en su vida había estado tan despierto. Se quedó a medio camino junto a la valla del patio de recreo, esperando ver al espectro que le había provocado tal desazón a través de los barrotes. Había oído hablar de que, algunas personas, cuando mueren no son conscientes de lo que les está pasando y se niegan a traspasar las puertas hacía la otra vida. Permanecen como fantasmas, vagando por la tierra y atormentado a los vivos. Pensaba estas elucubraciones cuando, de repente, sintió una mano fría sobre su hombro que se deslizó hasta sus mofletes mientras una voz cavernosa y pestilente le vociferaba "¡Despierte Bermudez, que siempre está usted en Babia!". No se puede describir a la velocidad en la que Cándido escapó de aquel lugar, apenas le podía seguir su sombra y encontró el refugio deseado en su casa, ante la sorpresa de su madre y abuela que no daban crédito a la historia que relataba de forma temblorosa. Su progenitora le tomó de la mano y a rastras lo llevó al colegio para desentrañar aquel misterio. Una vez allí, acallados los alaridos de aquel espantado muchacho, el director, con una mirada entre sorprendida y displicente le espetó: "¡No se entera usted de nada Bermudez, el que ha muerto es el padre de don Florencio, no el susodicho!". 
Historia basada en hechos reales. Se han cambiado los nombres y exagerado los acontecimientos para proteger las verdaderas identidades y para dar mayor interés a lo acontecido.

¡Feliz noche de difuntos!


lunes, 28 de octubre de 2013

EL ARTE DE MENTIR

La mentira parece patrimonio del hombre, de su aspecto más ladino. Mentimos por muchas causas, incluso mentimos por pura bondad, aunque bien es cierto que los engaños piadosos tienen muchas lecturas y, a buen seguro, dispares. El engaño forma parte indisoluble del comportamiento social, formando parte de las intrigas propias del poder y sus mecanismos de autodefensa. Cuestionables, inmorales, sucias, innecesarias, despreciables, las mentiras han formado parte de nuestras vidas, desde que en nuestra infancia las vestimos con el cariñoso apelativo de mentirijillas. Pero no son patrimonio exclusivo del ser humano. En el mundo animal, al que pertenecemos a pesar de nuestra arrogancia, también se desarrollan semejantes comportamientos, pura estrategia de supervivencia en la lucha cotidiana por no acabar siendo el almuerzo de algún hambriento carnívoro. Algunas aves simula tener una ala rota para atraer sobre sí mismas a los depredadores, alejándolos de sus nidos. Existe una mosca que adopta la apariencia de una avispa para no ser atacada y también una serpiente cuya cola se parece a su cabeza.  Son artimañas sorprendentes, simples y eficaces, aunque no demasiado elaboradas. Algo que si plantea el comportamiento de un mono en concreto, el capuchino de cara blanca de Costa Rica. Dotados de un rudimentario pero efectivo lenguaje, son capaces de articular sonidos con un significado concreto. Vigilantes perennes, siempre en estado de alerta, serán capaces de formar "palabras" para identificar a un depredador específico. Un aviso para cada peligro, distinto si proviene del cielo, un ave rapaz, o si acecha en el agua, una serpiente. Un grito identificativo y todos los monos correrán hacia los árboles buscando un refugio eficaz. Sucede, no obstante, que la debilidad y la necesidad agudizan el ingenio, y algunos de los considerados de rango más bajo en el grupo han dado con la clave para obtener ciertos éxitos. Este mono observa un alimento que le interesa. Sabe que si lo toma entre sus manos despertará el interés de los demás, y sus congéneres dominantes se lo arrebataran sin piedad. La solución es bien clara, nuestro particular amigo grita con voz de alarma y en su idioma "¡Serpiente, serpiente!" y todo el grupo correrá a esconderse. Es obvio que es una mentira, no hay ningún depredador cerca, aprovechando su momento de soledad momentánea para dar buena cuenta del alimento. Es el antiguo cuento de "¡Que viene el lobo!", aplicado a una necesidad que su fortaleza no puede ofrecerle pero si su astucia.

Esta curiosa historia pueden encontrarla en el documental de la BBC "Monos inteligentes", disponible por breve tiempo en la página web de Televisión Española, un reportaje que, a estas alturas del género, aún ofrece algún que otro dato interesante. Como en el que describe al babuino gelada de Etiopía, formado por un número elevado de miembros y estructurado en harenes. Con un lenguaje más complejo y cierto dominio de la política, cercano al concepto de aldea humana, se producen dos consecuencias perniciosas ante las estratagemas del poder, la violencia y el estrés. Algo para estudiar y tener en cuenta, dado nuestro historial de comportamientos no ajenos a tales síntomas.



lunes, 21 de octubre de 2013

ENTRE ÁNGELES Y DEMONIOS

"Te has perdido un programa aburridísimo sobre Auswitch. Unas espantosas escenas de archivo y unos intelectuales desconcertados… hablando de su perplejidad sobre la matanza sistemática de millones. La única razón por la que no han podido contestar a… cómo ha podido ocurrir eso, es que esa no es la pregunta. Conociendo a los humanos, la pregunta es por qué no ocurre más a menudo. Aunque ocurre de forma más sutil." (Diálogo de la película "Hannah y sus hermanas" de Woody Allen)


Es una pregunta recurrente que aún resuena en nuestras conciencias. Nadie encuentra una respuesta, satisfactoriamente moral, sobre lo que sucedió durante la segunda guerra mundial en los campos de exterminio. No se trata de un tema excluyente de los horrores cometidos durante la trágica contienda, que fueron muchos y variados, desde los bombardeos sistemáticos de la población civil, las atrocidades cometidas por los japoneses, que incluyeron el canibalismo, hasta el lanzamiento de dos bombas atómicas, todo un muestrario de comportamiento salvaje y lucha primaria desprovisto de cualquier atisbo de humanidad. Quizás puede que nos conmueva algo más el exterminio racial, porque se produce en el seno de una sociedad aparentemente normalizada, que provocó en su ejecución la colaboración de un buen número de actores con papeles variados y matizados. Para que en un grupo humano, pueblo o nación transcurran estas tropelías de consecuencias devastadoras se necesitan tres tipos de comportamiento. Una parte de esa sociedad se mostrará dispuesta a la colaboración de forma ordenada y disciplinada. Habrá incluso quien esté dispuesto a llegar más allá de sus mínimas obligaciones. Parece que, en este tipo de situaciones extremas, surgen también individuos extremos, imbéciles morales que serán capaces de explotar toda su faceta de maldad al servicio de una causa, sujetos que afloran alrededor del horror y que se desarrollan con la impunidad de las circunstancias que les son favorables. Me imagino que, para este tipo de psicópatas, los campos de concentración debieron ser como una especie de parque de atracciones donde dar rienda suelta a sus más bajos instintos. Una situación de clara anomalía moral en el que todo está al revés. Otro sector de la población se mostrará reacia y combativa. Son los que se enfrentan a la injusticia que su capacidad intelectual y moral no puede aceptar. Ponen en riesgo sus vidas porque les resulta imposible comulgar con el terror. Después, en medio de ambos bandos, se sitúa la mayoría, los que no hacen nada, los que miran hacia otro lado, los que, tal y como se decía en la película "Vencedores o vencidos", se muestran ciegos, sordos y mudos. El miedo, la prudencia, la indiferencia les gobierna, en algunas veces de forma comprensible y, en otras tantas, injustificable a nivel global.

Dicen que la cara es el espejo del alma y, aunque siempre no es así,  se podría aplicar a la imagen superior. Si les pidiese que adivinaran dónde se esconde el ángel y el demonio respectivamente, estoy seguro de que acertarían plenamente si se dejan llevar por las apariencias. La mujer de la izquierda es Irena Sendler, también conocida como el Ángel de Gueto de Varsovia, y su historia merece todo el reconocimiento posible. Cuando los alemanes ocuparon Polonia trabajaba de enfermera para los servicios sociales. Aunque era católica tenía un gran aprecio por los judíos, ya que su padre había ejercido la medicina sin ningún tipo de prejuicio hacia ellos, de tal forma que cuando éste murió se encargaron de costear los estudios de la joven Irena. Angustiada por el tratamiento de los nazis hacia los judíos, confinados en el Gueto, no tardó mucho en percatarse del destino trágico que les aguardaba. Pronto entró a formar parte de la organización clandestina Zegota, con el nombre en clave de "Jolanta". Haciéndose pasar por judía se ofreció a sacar a todos los niños que pudiera para salvarlos de una muerte segura, tantos como 2.500 que escondía en ambulancias, bolsas de basura, cajas de madera, entre la leña e incluso en ataúdes. Al mismo tiempo llevaba un concienzudo registro de sus nombres y orígenes para que su memoria no se perdiera jamás entre los horrores de la guerra. Tomó la precaución de ocultar sus archivos enterrándolos en el jardín de una vecina. En 1943 fue detenida por la Gestapo, que, después de un interrogatorio infructuoso en la que Irena se negó a delatar a sus compañeros, a pesar de numerosas torturas, se le condenó a muerte. Cuando un soldado alemán la escoltaba para su último interrogatorio, le dejó escapar, gritándole en polaco que corriera sin mirar atrás. Probablemente, Irena pensó que era un ángel, aunque no tanto, ya que había sido sobornado por la organización Zegota para que la ayudará a escapar. Una vez terminada la guerra, pudo recuperar sus registros, comprobando que la mayoría de los padres de aquellos niños habían sido exterminados en los campos de concentración del Tercer Reich.
Como buena luchadora e inconformista, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial,  no fueron pocos los problemas que tuvo con el nuevo orden comunista de Polonia y su policía secreta. Reacia a los homenajes, sobre todo a los tardíos que confesaba le dejaban exhausta, fue nominada al Premio Nobel de la Paz en 2007, aunque el galardón fue a manos de Al Gore, cuya lucha por el medio ambiente entraña mucho más riesgo del que nuestra protagonista pudo sufrir en manos de los nazis. No obstante, en 1965 la organización Yad Vashem de Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las naciones y, en su país de origen se le concedió las más alta condecoración polaca, la Orden del Águila Blanca. Falleció en el año 2008 a los 98 años de edad y en su anciano rostro aún se adivinaba ese halo de bondad imperecedero.

 "La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad."

Irma Grese, la conocida " Perra de Belsen" junto a uno de sus amantes, Josef Kramer, apodado "La bestia de Belsen". En la foto faltaría otro hombre en su vida, el Ángel de la muerte, también conocido como Josef Mengele.

Y ahora llega el diablo. A Irma Grese se le intuía cierta perversión desde niña. A los quince años, y después del suicidio de su madre, abandonó la escuela, en la que no encontraba demasiada inspiración, e ingresó en la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas. Su padre montó en cólera cuando la vio por primera vez ataviada con el uniforme reglamentario de su nueva filiación ideológica, echándola inmediatamente de su casa. Ella tomó las oportunas medidas y no cedió hasta que pudo ver a su padre en la cárcel, quien tampoco pudo evitar que en 1942 se incorporara a las filas de la SS y que, tan sólo un año después, entrara a formar parte como guardia femenina del campo de concentración de Auschwitz. Ese sería el inicio de una corta pero determinante carrera de Irma, que pasó a ejercer su particular disciplina en otros lugares de exterminio como Ravensbrück o Bergen-Belsen. Armada de botas, látigo y pistola comenzó con sus innumerables perversiones, una galería del horror difícil de soportar. Hacía que sus perros atacasen a las prisioneras y que las devoraran sin pestañear. Tenía la deferencia de convertir a las más jóvenes en sus amantes para después conducirlas a los hornos crematorios. Otras eran azotadas en sus pechos hasta descarnarlas. Para las embarazadas les tenía preparadas otra clase horror, les ataba las piernas juntas en el parto y observaba con especial saña su muerte. Siempre que se detallan estos comportamientos abyectos, sea en un texto, documental o película, uno tiene la sensación de irrealidad, como si tal espanto no fuera sino una pesadilla del subconsciente, de un mundo terriblemente onírico, no podemos creer que un ser humano pueda ser capaz de semejante enajenación de sus valores más elementales.

Cuando fue apresada por los aliados, los testimonios y acusaciones sobre Irma Grese, también apodada como "La bella bestia", fueron innumerables:
  
-Hacer que los perros devoren a prisioneras desnutridas y exhaustas.  
-Azotar los senos de las prisioneras “bien dotadas” para que se les infecten las heridas y ella se excite en la operación de extirpación sin anestesia.

-Tener aventuras bisexuales y, en los últimos tiempos, varios romances lésbicos con internas.

-Obligar a los internos a hacer flexiones por horas, dando latigazos al que paraba.

-Golpear sádicamente a los internos.

-Hacer formar durante horas a los internos, llevando piedras pesadas en sus cabezas.

-Ser una de las personas responsables, en Auschwitz, de seleccionar presos para las cámaras de gas.

-Haber sido responsable, durante su estancia en el Comando de Castigo, de al menos 30 muertes diarias.

Naturalmente negó todos los cargos, amparándose en el nauseabundo concepto del deber cumplido, disculpa utilizada por muchos criminales de guerra. El 13 de diciembre de 1945 fue ahorcada, siendo sus últimas palabras "Rápido". Estoy seguro que el verdugo no tardó en complacerla. 


"No hay ningún nazi en Alemania, ¿no lo sabía usted, juez? Los esquimales invadieron Alemania y se apoderaron de ella. No fue culpa de los alemanes, no. Fueron esos malditos esquimales"
(Richard Widmark en "Vencedores o vencidos")



lunes, 14 de octubre de 2013

SUBEN LOS PARTIDOS, BAJA LA SANIDAD

En los Presupuestos Generales del Estado para el 2014 han subido un 27,9% los fondos destinados a los partidos políticos. En cambio, en Sanidad menguan un 35,6%. Ya saben que, en la primavera del año que viene, hay elecciones europeas, de tal forma que se considera una prioridad la difusión electoral antes que menudencias inoportunas relacionadas con la salud. Como si los tradicionales mítines sirvieran para otra cosa que para jalear a los incondicionales, los empuña banderitas entusiastas y poco dados al desánimo. Un gasto en infraestructuras narcisistas de autobombo y onanismo político.




martes, 8 de octubre de 2013

GUILLERMO DEL TORO Y LOS SIMPSON

Esta semana no puedo dedicarle todo el tiempo que el blog merece.  Me encuentro inmiscuido en una labor que detesto pero de la que no he podido librarme. He sido nombrado pintor de brocha gorda oficial y ortodoxo y me han encomendado, en petit comité, que me haga cargo del adecentamiento de algunas estancias de mi humilde morada. De tal manera, que mientras intento sobrevivir entre brochas y rodillos, les dejo una entrada a la que deben dedicarle algunos minutos de su tiempo. No soy muy dado a incluir vídeos, principalmente porque terminan por desaparecer al poco tiempo, por aquello de los derechos de autor y demás peroratas de la propiedad intelectual. Lo entiendo y comprendo, aunque no tiene mucho sentido perseguir fragmentos de películas o trailers para extirparlos, cuando  muchos de los que pertenecemos al mundo de la blogosfera lo único que realizamos es una labor de promoción gratuita de un producto en concreto. En esta ocasión no he podido resistirme de lo que me parece una autentica maravilla de la animación. Guillermo del Toro firma la cabecera de uno de los episodios tradicionales de terror de "Los Simpson", todo un compendio terrorífico, plagada de referencias, guiños cinematográficos e imágenes de poderoso atractivo. Una pequeña obra maestra.



martes, 1 de octubre de 2013

LA BESTIA Y LA BELLA

El fuego proyectaba extrañas formas que se diluían entre los rincones oscuros de aquella enorme estancia. Bella dibujaba su esbelta silueta entre las llamas de la chimenea, parecía una figura vaporosa casi etérea y enigmática. En su rostro iluminado se adivinaba la decepción, la tristeza y también la impaciencia. Recordaba otros tiempos, en los que una historia sorprendente había cambiado su destino de forma inexorable. Su memoria le trajo de vuelta escenas que para siempre formarían parte de su ser, la llegada al castillo, la primera vez que sus ojos se enfrentaron a la Bestia, su miedo, su inseguridad.  Guardaba celosamente su primer suspiro, el vuelco que su corazón le ofreció el primer día que descubrió que amaba sin condiciones al hombre atormentado que se escondía tras aquella maldición. Ahora todo había mutado en un destino marchito e irónico al mismo tiempo. Aquel amor que había consumido a la bestia y dejó libre al hombre, había sido traicionado con el dolor que sólo los desengañados pueden mostrar. Ella había confiado toda su pasión, todo el deseo y también la ternura, pero el tiempo es enemigo de lo sublime, de las quimeras del corazón, se empeña en abrazar la realidad y la vulgaridad de forma taimada. 
Él, agradecido por todo aquel torrente de humanidad, también la había amado. Recordaba su desesperación por lo inalcanzable, de como se sentía perdido, intentando atrapar la luz de una estrella, tan lejana, tan fuera de sus garras y de su espíritu animal. En su corazón guardaba celosamente el momento en que ella le halló abatido de tristeza y le confesó su amor. Nada parecía real entonces, tanto que siempre pensó que formaba parte de un sueño. Pero los sueños pasan y pronto son sólo recuerdos de un despertar precipitado. Bella y Príncipe se unieron de forma incondicional, aunque la vanidad siempre regresa y él pareció pronto olvidar aquella maldición, entregándose a una vida displicente, llena de aventuras y amantes. La vulgaridad llegó a su vida y era común verlo frecuentar los burdeles más afamados de la comarca. Pretendía que fuera un secreto, pero algunos secretos son tan llamativos como el azabache en la nieve. Bella lo sabía, no podía ser de otro modo y, tras un periodo de lágrimas y pena sostenida, llegó el momento de pensar, de comprender y de actuar. Esa noche, a la luz del fuego, esperó al hombre que había amado, mientras en su boca se dibujaba una sonrisa extraña.
Cuando el príncipe penetró en la estancia pudo contemplar aquella figura que, por momentos, le pareció hierática, hasta que se giró sobre él y pudo adivinar entonces que la noche sería tempestuosa. No tardó mucho en percatarse de que, probablemente, le había descubierto su particular castillo de naipes de lujuria desenfrenada. Era lógico pensó, nadie puede disimular una mentira tan pública durante mucho tiempo. Le aguantó la mirada hasta que ella habló:
-Hoy es una noche de tristeza y desengaño en la que no pienso aguardar más. Estoy cansada de tus declaraciones de amor, de tus "te quiero" tan pródigos y a la vez tan falsos. ¿Dónde estaban todos esos sentimientos cada vez que me engañabas?, ¿dónde se ocultaban, entre las sabanas de alcoba de tus amantes o entre los cimientos de los burdeles que tanto frecuentas?.
El príncipe bajó la mirada y su voz salió de su boca como si no fuera él mismo, le parecía escucharse muy lejos:
-Lo siento de veras, de nada sirve mentir. Estoy avergonzado. Me siento despreciable y no me parece justo el daño que te he podido hacer, pero ha sido inevitable, es mi naturaleza, no puedo controlarla, me posee y me utiliza. Si fueras capaz de....
Ella le interrumpió de forma brusca:
-¿Sabes cuanto tiempo que hace que lo se todo?. Hace exactamente noventa y cinco días. Te preguntarás la razón de haber esperado al día de hoy para hablarte de ello.
-Supongo que no has aguantado más. Habrás perdido la paciencia - Respondió.
Bella le contestó y su rostro comenzó a iluminarse de forma inquietante:
-Mi paciencia se agotó hace ya mucho tiempo. Noventa y cinco días han sido los que he necesitado para encontrar a la hechicera que te transformó en bestia, y sólo diez minutos para convencerla de que me enseñara el conjuro.
El príncipe no tardó en percatarse de la situación e intentó huir, pero las primeras palabras que Bella pronunció le inmovilizaron en el suelo. Aquella sensación de impotencia le resultaba familiar, al igual que el dolor que sintió. A cada sílaba pronunciada su cuerpo se retorcía como un pelele, comenzaba una transformación cuyo destino inexorable era inequívoco. Cuando todo terminó tenía una rosa entre sus manos. Pudo levantarse, corrió hacia un espejo deseando que aquello solo fuera una pesadilla, un intento de escarmiento y nada más. No fue  así, su imagen era la de aquella bestia atormentada que tiempo atrás se marchitaba entre las sombras de su castillo. Volvía a ser la misma desdicha con apariencia monstruosa. Pudo ver como ella se alejaba escaleras abajo y, antes de abrir la puerta, con fuego en sus ojos le dijo: -¡Recuerda que en los burdeles no admiten animales!. La bestia quedó abatida entre lágrimas y desesperación, mientras un carruaje abandonaba para siempre aquel lugar. Bueno, siempre es mucho tiempo, o quizás no...

Por cierto, el director y guionista francés Christophe Gans, el autor de la muy meritoria "Silent Hill", tiene previsto para el 2014 una nueva adaptación de "La Bella y la Bestia", intentando darle un giro algo más siniestro a la historia ya por todos conocida. Su intención es acercarse a la versión más adulta de la escritora francesa Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve publicada en 1740, que a la posterior revisión de Beaumont, más cercana a la estructura de un cuento con final feliz.


martes, 24 de septiembre de 2013

CASTIDAD PARA LA ETERNIDAD

En 1889 un conocido coleccionista de Munich viajaba por una ciudad austriaca, cuando se detuvo en unas excavaciones que se realizaban en una iglesia del siglo XV. Su intención era observar si era descubierto algún objeto de valor que pudiera interesarle. Su perspicaz olfato de buscador empedernido le obligaba a tener paciencia y aprovechar el momento adecuado. Y éste no tardó en producirse, cuando los trabajadores dieron con un antiguo ataúd y al abrirlo pudieron contemplar  a una mujer de largas trenzas rojas que, dada su perfecta dentadura, debió morir joven. Por los restos aún conservados podría haber pertenecido a alguna familia aristocrática y, bajo los ropajes, anclado en la pelvis, se encontró lo que parecía ser un cinturón de castidad, compuesto por cuero, una placa metálica frontal con una abertura en dientes de sierra y otra anal, ambas con sendos orificios que permitieran las oportunas evacuaciones. El coleccionista se quedó con aquel artefacto singular y la mujer fue de nuevo enterrada, mientras se preguntaba quién sería tan despreciable, y poco confiado, como para no fiarse de aquella mujer incluso después de muerta. Quizás aquel celoso energúmeno pensó que en otra vida le podría engañar y, de tal forma, dejó su huella indeleble a través del tiempo. 

Ignoro si este hallazgo tiene algún viso de verosimilitud, porque hay mucho mito en la historia sobre los famosos cinturones de castidad. La mayoría que circularon por algún museo fueron tachados de falsificaciones y, desde luego, quien los ponía en práctica estaba más cerca de la depravación que de otro defecto menor. Es improbable que los caballeros que se marchaban a guerrear dejaran a sus mujeres ataviadas con semejante artefacto, que provocaría, debido a un uso prolongado, serios problemas de salud, abrasiones, laceraciones, infecciones y tétanos diversos, que conducirían a la infeliz portadora a una muerte segura. En general, se cree que se utilizaban en periodos muy cortos y que su finalidad era la de disuadir a posibles violadores. De hecho, podría haber sido un eficaz instrumento de enfermeras y religiosas en su labor de cuidar heridos en los campamentos militares, ante agresiones sexuales perpetradas por algún que otro desesperado, saturado de batallas y luchas sanguinarias y falto de otro tipo de contacto carnal. 


Desde luego no cabe duda de que, el invento en cuestión, ha sido y será motivo de cierto tipo de humor, como el que figura más arriba y como un chiste muy malo que me servirá como motivo de conclusión:
"Cierto cruzado, tras haber confiado la llave del cinturón de castidad de su esposa a su mejor amigo, se va a batallar contra los infieles. Apenas se ha alejado unos kilómetros de su castillo cuando el amigo aparece desenfrenado, espoleando su cabalgadura y chillando: ¡Me has dado la llave equivocada!".