viernes, 30 de octubre de 2015

LA CIUDAD DE LOS MUERTOS


La soledad se arrastra con sus manos huesudas, entre mármoles de frío silencio y cipreses que apuntan a un cielo gris, meditabundo entre sus aguas ocultas, deseoso de derramar sus lágrimas en tierra de nadie. La ciudad de los muertos es un enjambre mudo, en ella anidan las historias de hombres olvidados entre la memoria tardía y la despedida, es el olvido y la desesperación, la medida de un tiempo aletargado, tan antiguo que ya no tiene casi memoria. Entre sus calles relumbran los recién llegados, colmados de flores efímeras, de coronas tristes y desoladas. Junto a ellos descansan los huesos pétreos de lápidas borradas por las horas eternas, casi dormidas en un sueño sin despertar. Edificios muertos, plagados de tristeza, de lágrimas y olvidos, edificios muertos donde solo habita la memoria perdida, edificios muertos que glorifican la pérdida, el adiós definitivo tan frío como el mármol. 
Los ángeles ya no pueden volar hacía el ansiado cielo, sus pesadas alas pétreas están ligadas para siempre a los difuntos que guardan celosamente. Apuntan esperanza, pero su mirada está ausente, como presintiendo el desengaño de la eternidad. Tristes figuras, moradores de tumbas húmedas, olvidadas, sus nombres fueron borrándose con la pesada carga de los días, entre cizaña y flores de plástico hunden sus raíces en la tierra.

Día de difuntos, los muertos reciben el aliento de las almas que aún perduran, pero ya no recuerdan el calor templado de las tardes de otoño, el viento adormecido entre las hojas ocres que anuncian el próximo invierno, olvidaron el aroma de la vida, para ellos no habrá una próxima primavera, condenados en su soledad, en su cubil de oscuridad. El viento y la lluvia azotan sus nombres labrados en mármol, es lo único que les queda, la sutil evanescencia de lo que una vez fueron. 
No me busquéis entre el frío mármol y el ciprés altivo, no me busquéis entre la ciudad de los muertos, recordarme, quien fui y que sentí, mis sueños y mis desencantos, mis pasos por la vida, mis errores y mis virtudes, porque, cuando ya nadie recuerde mi nombre, seré sólo una lápida, uno más del lugar, de la sempiterna soledad de la muerte, el reposo eterno del olvido que habita entre un mar de flores de plástico y el gris de un cielo lejano e imposible. 



viernes, 16 de octubre de 2015

GALERÍA DE ILUSTRADORES II

CRIS ORTEGA: Artista de Valladolid que ha desarrollado su labor como ilustradora de juegos de rol, libros y diversas portadas para revistas relacionadas con lo fantástico y sobrenatural. Su trabajo no esta exento de polémica, pues se le acusa de plagiar otras obras de estilo análogo. Personalmente considero que hay más de inspiración de pequeños detalles que de una copia general. Se la achaca que su línea artística tiene mucho en común con otra autora, como es Victoria Francés, aunque bien es cierto que, en honor a la verdad, no son pocos los que tienen un estilo muy similar y que recuerdan inequívocamente a Luis Royo, si bien, a estas alturas de la película, me da la impresión que aquí hay homenajes recíprocos que van en todas direcciones. La belleza de los rostros femeninos de Ortega es más que elocuente, corriendo el riesgo, en no pocas ocasiones, de bordear lo cursi y amanerado en esa delgada línea que le separa de los ilustradores remilgados de caballos entre nubes y parejas al ocaso. No obstante, sus mujeres son hermosas criaturas ubicadas en escenarios más que interesantes.

ALEJANDRO BURDÍSIO: No cabe la menor duda de que este artista argentino tiene el don de la originalidad, algo de gran valía en estos tiempos en los que es harto complicado ofrecer algo nuevo en cualquier faceta intelectual. Posee además el mérito de ser multidisciplinar y ser capaz de ofrecer ilustraciones humorísticas, caricaturas y una maestría como creador de espacios relacionados con la fantasía y ciencia ficción. Particularmente interesante resulta su colección titulada "Universo chatarra", al que corresponden las imágenes aquí seleccionadas, ese mundo entre nostálgico y surrealista, entre lo cotidiano de épocas pasada y el avance del futuro espacial. Algo que no debería pasar desapercibido, por ejemplo, para el cine de ciencia ficción, que encontraría sin duda un filón de posibles escenarios. No en vano, Alejandro Burdísio ha trabajado como artista conceptual para empresas relacionados con la animación, los vídeo juegos y el cine. 

ARTEMIO GUEVARA: Historietista e ilustrador mexicano con un peculiar estilo, entre lo jocoso y bizarro, dominador del lápiz y creador de singulares personajes que destilan una soterrada y ácida ironía. Guevara, además, tiene un espíritu didáctico, tal y como se puede ver en algún vídeo colgado en YouTube en donde nos muestra su particular técnica.

BENJAMIN LACOMBE: Hay un punto de extrema melancolía indudable en la obra de este artista francés, que se reconoce influenciado por una pléyade de nombres que, sin duda, le han dado forma a su peculiar estilo, desde Tod Browning a Ray Harryhausen, pasando por Fritz Lang o Tim Burton entre otros. Aunque, ha realizado adaptaciones de relatos para adultos,  "Cuentos macabros" de Poe o "Notre-Dame de París" de Victor Hugo, es en el cuento infantil en donde Lacombe se mueve como pez en el agua, siendo nominado uno de sus libros ilustrados como uno de los mejores del año 2007 por la revista Time. Un autor que se atreve también con la ópera, realizando un espléndido trabajo en un libro ilustrado sobre "Madama Butterfly" de Giacomo Puccini, donde muestra su sensibilidad y ese toque nostálgico tan particular.

CHRISTOPHER LOVELL: Quizás habría que definir el estilo de tan prodigioso ilustrador galés, como barroco-gótico, un interesante vínculo entre la profusión detallista y un tenebrismo nada disimulado. Sus figuras terroríficas se hayan perfectamente definidas, adornadas por una riqueza artística de incuestionable mérito. Lovell se define como autodidacta y reconoce que es un hijo de la generación de los 80, dejándose influenciar por todo el movimiento cultural que aquella década singular fue capaz de filtrarnos. Su trabajo encaminado a la mercadotecnia, e incluso al mundo de la moda, se alterna con su labor de músico.

DEAN MORRISSEY:  Existe algo peculiar en la forma que adquieren las obras del genial artista de Boston, algo que nos acerca a una infancia perdida entre la bruma del tiempo. En sus artilugios alambicados podremos encontrar ciertos referentes de nuestra infancia, aquellos juguetes de latón que nos fascinaban y que muchos han sucumbido por el paso de los años. El estilo de Morrissey es complejo, detallista sin par que me recuerda, en la elaboración de sus fondos y escenarios. a ese otro gran genio de la animación como es Hayao Miyazaki. No obstante, su influencia está más cercana a Disney. Ilustrador de estampas navideñas, de vehículos y maquinarias ricas en detalles, casi siempre aparece en escena un anciano, el arquitecto de objetos, el artesano de artilugios imposibles, envuelto en una atmósfera de color,  luz confortable y calidez entrañable. Autor de reconocido prestigio y premiado en sus innumerables ilustraciones para libros, sobre todo para uno en particular, "El barco de los sueños".


SHORATO UETSUJI: Una extraña luz parece iluminar las ilustraciones de este singular dibujante japonés, una luz que descubre mundos nocturnos, en los que extrañas criaturas son iluminadas como fantasmas, como monstruos de cuento o como pesadillas tecnológicas. Tiene un gusto retro, al arte pop de los 60 y 70, aunque parecen mezclarse una amalgama de influencias diversas, como Edward Gorey o Mortensen, pero aportando una gama de color ignorada por ambos artistas. Incluso me atrevería en ver un remoto parecido con el autor español José Ramón Sánchez, aunque quizás me traicione la memoria.

OSCAR CHICHONI: Cuando la memoria me retrotrae a mis viejos cómics de "1984", que cambió a "Zona 84" una vez que se alcanzó el celebérrimo año orwelliano, recuerdo siempre la admiración que me producía contemplar las portadas realizadas por los grandes maestros ilustradores, como Richard Corben o el mismísimo Oscar Chichoni, con esa fusión perfecta entre materia viva y metal, una aleación que nos mostraba el óxido y la sublime belleza de cuerpos femeninos de proporciones épicas. Cuenta el autor que su fascinación por los viejos metales herrumbrosos le venía de su infancia, cuando vivía cerca de un desguace de trenes. Artista célebre en su Argentina natal, desarrolla su trabajo en la "Colección Minotauro" y en la revista "Fierro", donde alcanza una maestría incuestionable, emprendiendo un viaje hacia Europa a mediados de los años 80, colaborando con diversas editoriales. Chichoni comenzará una interesante colaboración que le llevará a integrar equipos de dirección artística de películas tan dispares como "Restoration" de  Michael Hoffman, con la que conseguirá un Óscar de la Academia, hasta producciones recientes como "Pacific Rim" de Guillermo del Toro.