jueves, 23 de abril de 2015

LUGARES ABANDONADOS

CASTILLO BANNERMAN: Con la apariencia de una atracción a medio construir de Disneylandia, esta singular construcción se encuentra situada en una pequeña isla del río Hudson a 50 kilómetros de Nueva York. Sobre este pequeño islote pesan una serie de maldiciones que hablan de espíritus vengativos y lo cierto es que, comprobada la historia de esta edificación, una mala suerte persistente parece perseguir a tan original construcción. El castillo, de clara influencia europea, fue concebido por un inmigrante escocés, Francis Bennerman VI, quien se había hecho con una cantidad ingente de armamento sobrante de la guerra hispano norteamericana de Cuba y quería construir un arsenal en un lugar aislado. Una vez construido, la mala suerte se cebó con tan majestuosa edificación. Sufrió una explosión quizás por el exceso de munición allí depositada. Más tarde un barco, el Pollepel, impactó con la isla provocando otra deflagración que, unido a un incendio posterior, acabó por asestar un golpe de muerte al arsenal. Para completar su mala estrella, el ferry que conectaba con la isla se hundió y ésta quedo aislada, a merced de vándalos y otros indeseables visitantes. Es inconcebible que tan singular lugar haya sido abandonado a su suerte, mutilando sus posibilidades de atracción turística, que parecen innegables.

PARQUE DE LOS VIAJES DE GULLIVER: Al pie del monte Fuji, con unas vistas privilegiadas, fue inaugurado en 1997 esta singular atracción, que prometía suculentos ingresos al gobierno japonés de turno. No obstante, parece que ciertas fuerzas misteriosas se aliaron para llevar al fracaso a un parque demasiado peculiar o, en todo caso,  demasiado concreto. El primer revés que sufrió fue la pérdida de apoyo financiero por parte del banco Niigata Chuo, sumido en una crisis económica, que llevó al cierre definitivo del parque en el año 2001. Además muchos piensan que el lugar elegido despertaba ciertas energías negativas. Su cercanía al conocido como "Bosque de los suicidios" parece más que determinante para no resultar un destino demasiado apetecible. El macabro bosque parece el lugar de peregrinación para los suicidas, alcanzando alrededor de 500 muertes desde los años 50. Para incrementar su inquietante fama se cuenta la leyenda de que, tan deprimente paisaje, está poblado por demonios de la mitología japonesa. Si aún no fuera ya suficiente, el parque se encuentra situado dentro de la aldea Kamikuishiki, el centro del culto Aum Shinrikyo, la secta que perpetró las conocidos atentados terroristas en el año 1995 con gas sarín en el metro de Tokio.

SHICHENG, LA CIUDAD SUMERGIDA: En 1957 el gobierno chino decidió construir una central hidroeléctrica para abastecer a las grandes poblaciones de Shaghái y Hangzhóu, aunque eso implicara sumergir los restos de antiguas ciudades que habían formado parte de los condados de Chun´an y Sui´an que databan del siglo III. Semejante decisión, que podría parecer una aberración en toda regla, fue en realidad un acto involuntario de preservación. Las condiciones y temperaturas del conocido como  Lago de las mil islas posibilitaron un estado de conservación impresionante, que ha permitido a estas espléndidas construcciones del pasado sobrevivir a la especulación y al desarrollo abusivo, por no decir al vandalismo e incultura que, por desgracia, están sufriendo hoy en día muchas reliquias historias víctimas del fanatismo más cruento. No ha sido el caso de este enclave en donde se sitúa la ciudad León, llamada así por una montaña próxima conocida como la de los Cinco Leones, que puede ser visitada si se tienen conocimientos de submarinismo.

CASAS OVNI DE SANZHI: Esta urbanización con apariencia de balneario para extraterrestres de toda la galaxia y cercanías no es solo un lugar abandonado, es también un fantasma arquitectónico, porque ya no existe. A pesar de contar con algunas propuestas que pedían su restauración, esta estrafalaria urbanización de Taiwan fue demolida en 2008. Originalmente fue ideada para que las tropas norteamericanas, vigilantes perennes del sureste asiático, ocuparan sus edificaciones a finales de los años 70. El proyecto no pareció tener demasiada fortuna y, en sus inicios, sufrió los efectos devastadores de un tifón que dejó maltrechas las conocidas como casas ovni. Cuentan también que un número respetable de obreros de la construcción murieron de forma accidental, un hecho que automáticamente fue adjudicado a fuerzas paranormales que habían ejercido sobre el lugar la correspondiente maldición. Dos fueron los supuestos responsables de semejante condena, la estatua de un dragón que fue demolida para ampliar la carretera de acceso a la urbanización y un cementerio de soldados holandeses, que se oculta en sus entrañas, de los tiempos de la colonización europea.

CASTILLO MIRANDA: Resulta difícil de creer que una construcción tan majestuosa haya sido abandonada a su suerte, que las autoridades no se hayan mostrado diligentes a la hora de negociar con los herederos de los propietarios de esta singular edificación, de restaurar y ofrecerle mejor destino que su papel de fantasmal presencia. El hecho de haber sido construido en el siglo XIX, una fecha tardía quizás para añadir un valor histórico de más rancio abolengo, puede haber sido un factor a tener en cuenta y una causa más de su abandono. Originalmente fue edificado sobre un emplazamiento provisional de la familia Lederke-Bofot, que había huido de la revolución francesa y que habitó el castillo hasta la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente fue un orfanato de la Compañía Nacional de Ferrocarriles de Bélgica hasta 1980. Hoy en día ofrece un deterioro considerable y es peligroso adentrarse en sus interiores, no por que habiten fantasmas, sino por los desprendimientos de sus techumbres y fachadas. Curiosamente está ubicado en otro lugar del que ya hemos hablado en la Guarida, la cripta belga de Namur.

HOLY LAND: Si nos acercamos a este extraño lugar situado en Connecticut, podremos contemplar entre la ruinas y la maleza una gran cruz y el nombre del parque con grandes letras, otrora luminosas, al estilo Hollywood. Este lugar fue una inspiración de un abogado llamado John Baptist Greco que al finales de los 50 quiso llevar su fe más allá de la simple palabra. Construido con materiales reciclados, escombros y restos de otras edificaciones se quiso reproducir la Jerusalén de la Biblia y algunas escenas propias de la misma. Sobre la figura de Greco planeó la alargada sombra del Ku Klux Klan, aunque él siempre negó cualquier vinculación con la organización racista. Hacía el año 1980 el parque cerró temporalmente para ser reformado, pero el fallecimiento de su ideólogo acabó transformándolo en un cese definitivo, presentando el deterioro y abandono que podemos contemplar hoy en día. Como curiosidad me viene a la memoria un capítulo de los Simpson, en donde Ned Flanders construye una réplica de Holy Land como homenaje a su difunta esposa, que me imagino se inspiraría en el parque construido décadas antes por John Baptist Grego.

HOSPITAL MILITAR BEELITZ: El 9 de Octubre de 1916 un cabo austriaco ingresó en un hospital cercano a Berlín, el Beelitz-Heilstätten. Era uno de los muchos heridos en la Batalla del Somme, en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. El nombre registrado era el de Adolf Hitler. Esta sería algunas de las historias que vendría a contar este sanatorio, destinado en un principio para enfermos de tuberculosis. Sus 60 edificios ocupaban una amplia zona de alrededor de 200 hectáreas. No obstante, acabó siendo un hospital militar en las dos contiendas mundiales. Tras la Segunda Guerra Mundial terminó en manos de los soviéticos, siendo otro invitado de honor Erich Honecker después de su destitución como jefe del gobierno de la Alemania Oriental. Aunque algunos edificios siguen siendo funcionales, el resto presenta un abandono más que elocuente que nos ofrece una atmósfera ciertamente inquietante, ayudando, y de que manera, los crímenes allí ocurridos en 1989 por un asesino en serie, el necrófilo Wolfgang Schmidt, alias "La bestia de Beelitz". Como curiosidad, en este escenario se rodaron "El pianista" "Operación Valkiria".


viernes, 17 de abril de 2015

LAS SAGAS QUE ASALTARÁN LOS CINES


Cuatro, nada más y nada menos, que cuatro sagas clásicas están a punto de aterrizar en las salas comerciales del planeta. Naturalmente no todas apasionan al espectador por igual, y cada uno de nosotros guardará menor simpatía o mayor veneración por cada una de ellas en distinto grado. Habrá incluso quien las deteste todas, el lote completo, porque una norma sagrada es la que defiende que el gusto es libre. Cada una de ellas ha tenido su momento cumbre, su decepción  e incluso su particular entrega infame. En mi caso, y dada mi universal y paternal tolerancia, he sido capaz de sacar algo positivo hasta de la peor de sus diversas propuestas.


Creo no equivocarme al decir que la más esperada sin duda será el nuevo episodio de Star Wars, al que no son pocos los que procesan una fe especial, muy propia de la fuerza, esperando elevar la decepción de las últimas entregas estrenadas en las salas cinematográficas. Aquí ya se ha discutido por activa y por pasiva si los episodios I, II y III eran dignos precedentes del material original que nos trajo George Lucas a partir del año 77. En ese particular no me rasgo las vestiduras y creo que hubo de todo, aunque en mi opinión parte de "El ataque de los clones" y, sobre todo, el tramo final de "La venganza de los Sith" me pareció bastante decente, incluso emotiva en algunos momentos. Se acaba de lanzar el último trailer de "El despertar de la fuerza" y créanme si les digo que una lagrimilla de éxtasis ha resbalado sobre mi adusto rostro.


La nueva entrega de Terminator ha suscitado ciertas dudas, cimentadas en un reportaje fotográfico inicial, por parte de sus protagonistas, en poses forzadas que daban la apariencia de ser una película con excesivas dosis de humor.  Porque, después de las últimas entregas que decepcionaron a muchos, el asunto no estaba para bromas ni licencias de ningún tipo. En esta nueva propuesta parece que se ha retorcido la historia como si el tiempo fueran las cuerdas viejas de una guitarra. Se trata de un reinicio de la saga, aunque, por lo que se ha podido ver hasta ahora, yo no lo afirmaría con pleno convencimiento. El último trailer de "Terminator Genisys" ha levantado una gran polvareda, entre otras cosas, porque cuenta demasiado, es un spoiler andante y ciertamente desafortunado que, salvo que sea engañoso, nos destripa una parte fundamental de la trama. Por lo menos se ha rescatado a un viejuno Arnold Schwarzenegger al que muchos critican su doblaje, pero es que el bueno de Constantino Romero ya no se encuentra, desafortunadamente, entre nosotros. El que quiera permanecer a salvo de este supuesto despropósito que no vea el trailer.

Parque Jurásico fue menguando su calidad en cada nueva entrega y, a no ser que fueras un fanático de los dinosaurios, es muy posible que el interés se fuera perdiendo paulatinamente. Ahora nos llega una nueva película que narra las vicisitudes de un parque en pleno funcionamiento, de cierto misterio en forma de amenaza y de unos velociraptores muy particulares, algo más amigables que aquellos que nos ofrecieron la magnífica secuencia de la cocina del film inaugural de la saga. La película cuenta con el aliciente de ver a Chris Pratt, aprovechando la buena estrella de su papel en "Guardianes de la galaxia" y a la espera de su confirmación como nuevo Indiana Jones. 


En cuanto a Mad Max, parece que lo que está por venir contiene suficiente dosis de acción y adrenalina como para engancharse de nuevo a los parachoques de sus polvorientos vehículos post apocalípticos. De este personaje sólo aguanto la segunda entrega, que me entusiasma sin paliativos, tras un arranque inicial de la saga que me pareció aburrido y una conclusión de la misma que era, en mi modestia opinión, intrascendente y con demasiadas concesiones al cine comercial. El trailer es una maravilla, contando poco de la trama, a diferencia de esos insensatos de Terminator. 

miércoles, 8 de abril de 2015

EL JUICIO FINAL DE HANS MEMLING

Alrededor de 1471 un rico comerciante  de la ciudad de Brujas, Angelo di Jacobo Tani, encargó al pintor flamenco Hans Memling un óleo muy particular, nada más y nada menos que la representación del apocalipsis, del juicio final del que hablaban los evangelios. Tan piadosa petición no estaba exenta de ciertas malas intenciones, pues sirvió no sólo como una muestra artística, sino además como vehículo de venganza y favores del peculiar comerciante. Esta singular obra pertenece al gótico flamenco, una corriente artística surgida de forma paralela al Renacimiento italiano, que utiliza la pintura al óleo como una forma vanguardista de expresión.

En la parte superior domina la escena Cristo, sentado sobre un arco iris y cuyos pies reposan sobre una dorada bola del mundo, símbolo inequívoco de su poder celestial sobre lo terrenal. Es, no obstante, curioso que se nos muestre el arco iris en una obra que representa cierto caos, el fin del mundo como un acto de redención y culpa, cuando simbolizó en el Antiguo Testamento la promesa de Dios, tras el Diluvio universal, de que no volvería a destruir la Tierra. Cristo aparece adornado con un ramo de lirios que simboliza la misericordia y la espada en llamas de la justicia implacable, un difícil equilibrio para un momento crucial. Alrededor podemos ver a los doce apóstoles, la Virgen María y Juan el Bautista. Para dar fe de que se trata del auténtico Mesías, unos ángeles portan toda una suerte de objetos ligados a la pasión y crucifixión, la cruz, la corona de espinas, la columna donde fue azotado, incluso el martillo y los clavos.

Mas abajo podemos contemplar al arcángel san Miguel en su labor de pesar las almas de los resucitados de sus tumbas y discernir quien va al paraíso y quien al infierno. El personaje de la izquierda ha sido declarado puro y accederá a una vida inmortal plena, mientas el de la derecha maldice su suerte al haber sido condenado a las llamas del averno. Y aquí es donde encontramos las intenciones del mecenas que encargó el cuadro, Jacobo Tani, pues ese hombre declarado culpable, y que se lamenta de su destino, tiene la apariencia y rostro de Tomasso Portinari, su enemigo más directo que le disputaba el puesto de director del Banco Medici en la ciudad de Brujas. De la misma manera podemos ver que, algunos de los que son conducidos al cielo, tienen el rostro de los amigos del comerciante. La figura central se utiliza como eje que divide el paisaje. El de la izquierda se nos presenta dominado por tonos verdes que representan la vida, mientras su opuesto se nos ofrece baldío y estéril. Como podemos observar sin demasiado dificultad, las figuras religiosas son de mayor tamaño que los mortales que son juzgados, circunstancia capital para diferenciar lo divino de lo mundano.
Hay que realizar un inciso sobre la labor que realiza el arcángel san Miguel, que no es ni mucho menos original, sino que se basa en creencias más remotas. En el antiguo Egipto era Anubis quien se encargaba de pesar el corazón de los difuntos en el inframundo y decidía, según la balanza, si el finado alcanzaba la vida eterna o, por el contrario, su corazón era devorado por Ammit, una deidad con cabeza de cocodrilo, cuerpo de león e hipopótamo. Pero, volviendo a la imagen superior del óleo de Memling y aparcando el fascinante mundo egipcio y sus rituales, hay otras escenas que llaman particularmente la atención. Las figuras demoníacas parecen querer llevarse por delante a todo ser humano despertado de su sueño eterno por las trompetas de los ángeles, justos y pecadores, hasta tal punto que podemos observar una disputa entre un ángel y un demonio (a la izquierda de san Miguel) por la posesión de un pobre hombre que es zarandeado hacia un lado y otro, suplicando, supongo, que la criatura oscura no gane la contienda.
En la parte de la izquierda del tríptico podemos contemplar como los justos tiene su recompensa. Son recibidos por San Pedro e inician un ascenso místico a través de una escalera de cristal suspendida en el aire. Escalera que ya era referida por Jacob en el Génesis y que representa de forma lógica el ascenso a los cielos, de ahí su apariencia etérea, cristalina y liviana, símbolo de pureza y transparencia. Los elegidos para la vida eterna son vestidos por un grupo de ángeles, una forma de reponer la dignidad, mientras otros, situados en la parte superior, tocan música, aportando mayor énfasis al momento de la entrada a las puertas del cielo, un estilo arquitectónico según los cánones de la época. Contrasta con la imagen de la derecha, un caos absoluto, dominado por demonios que arrastran a las llamas del infierno a los condenados, cuyos rostros y resistencia rebelan su postura ante lo inevitable.
Una vez terminado el cuadro, fue mandado por barco rumbo a Italia, pero nunca llegó a su destino. Cerca de las costas inglesas sufrió el acoso de un buque de guerra polaco que pertenecía a la Liga Hanseática. Esta organización era una especie de federación comercial, formada por algunas ciudades del norte de Alemania, Países Bajos, Suecia, Polonia y Rusia. En un principio su objetivo era la protección de las rutas comerciales, pero parece que no despreciaban algunos métodos más propios de los filibusteros que otra cosa. Algunas fuentes hablan de un robo posterior por parte de las tropas napoleónicas, que depositaron el cuadro en el Louvre, de otro ejecutado por el ejército alemán en su ocupación de París, incluso un supuesto periplo hacia el Hermitage de San Petersburgo. Pero lo que parece más que probado fue el asalto por parte de la Liga Hanseática, que depositó el tríptico en la ciudad polaca de Gdansk, donde permanece hasta nuestros días, eso  a pesar de las reclamaciones por parte de los Médicis de Florencia que jamás llegaron a buen puerto.