sábado, 28 de agosto de 2010

HISTORIA DE UNA FOTO


No salgo de mi asombro. En la última entrada, "La belleza que nos deja casi sin palabras. 2ªParte", al final de la galería, incluía una foto de Helena Bonham Carter caracterizada de simia en una escena del conocido remake de Tim Burton. Mi intención era provocar en ustedes algún comentario jocoso y, exceptuando a Ismael Cruceta, nadie se ha percatado del asunto en cuestión, lo que irremediablemente me hace reflexionar varias suposiciones:


A) Son ustedes un poco pendencieros y no han llegado hasta la última foto.

B) Consideran que nunca Helena Bonham Carter estuvo más atractiva y era su única oportunidad de aparecer en una lista de este tipo. Su misericordia pudo con ustedes.

C) Les apasionan los animales y piensan que son más bonitos que un San Luis.

D) Se sienten como Johnny Weissmüller y no les parece extraño que aparezca una mona en semejante recopilación.

E) Han pensado que soy un chiflado y les ha dado reparo señalarlo.

F) Les van las mujeres sin depilar y piensa que el rasurado es una aberración del mundo contemporáneo.

G) Son ustedes muy raros y, si pusiera una foto de Doña Rogelia o Lola Gaos, me reclamarían que pusiera también a una conocida suya que se parece a un higo chumbo.

H) El calor hace mella en ustedes, nublándoles la vista, y no diferencian una chica guapa de un tractor amarillo.

I) El blanco y negro es tan artístico que disimula mucho los defectos faciales.


Gracias por permitirme este pequeño divertimento y siga comentando, porque ustedes mantienen este paupérrimo blog a flote.

viernes, 27 de agosto de 2010

LA BELLEZA QUE NOS DEJA CASI SIN PALABRAS (2ª PARTE)

LANA TURNER: No me extraña en absoluto que el cartero llamara dos veces.


CAROLE LOMBARD: Volvió loco al Tercer Reich y a Jack Benny...


JOAN BENNETT: Un retrato suyo casi lleva a la perdición a Edward G. Robinson.


GENE TIERNEY: Una imagen suya en un cuadro fue capaz de enamorar a un poli solitario... y a un viejo solterón.


VERONICA LAKE: El medio rostro que nos fascinaba.


GRACE KELLY: La princesa que cumplió su sueño.


JENNIFER JONES: Despertó pasiones en "Duelo al sol" hasta límites insospechados.


INGRID BERGMAN: Siempre nos quedará París...


SUSAN HAYWARD: Fue capaz de llevar al mismísimo "Jardín del diablo" a Gary Cooper y a Richard Widmark.

ANN MARGRET: Ella y Elvis se lo pasaron genial en "Viva las Vegas".


AUDREY HEPBURN: Una bella y frágil imagen reflejada en un escaparate de Tiffany.


BRIGITTE BARDOT: Junto a Jeanne Moreau formaron la revolución en "¡Viva María!".


JANE FONDA: Robert Redford hacía auténticas locuras por ella en "Descalzos por el parque" y no era para menos...


RAQUEL WELCH: Si las mujeres prehistóricas tenían ese aspecto, no me extraña que trogloditas y dinosaurios quisieran hincarles el diente.


KATHLEEN TURNER: Era capaz de provocar "Fuego en el cuerpo".


KIM BASINGER: Quién no deseó tener con ella una "Cita a ciegas" que durase "Nueve semanas y media", o más...


MICHELLE PFEIFFER: Nadie como ella lució mejor enfundada en cuero para ponerle las cosas muy difíciles a Batman.


SHARON STONE: ... o el arte de cruzar las piernas.


MICHELLE WILLIAMS: En "La lista" dejó absolutamente enganchado al ingenuo Ewan McGregor.


NAOMI WATTS: La única capaz de hacer volver a King Kong y a cualquiera de nosotros...


OLGA KURYLENKO: Ha sido, ella solita, capaz de conducir a la novena legión romana al infierno.


PAZ VEGA: Morena belleza de ojos negros. 

BLANCA SUAREZ: La chica del internado posee una belleza natural y un futuro prometedor, sea en un barco o siendo carne de neón.

ALI LANDRY: Un puñado de tondas películas no hacen justicia a esta belleza sin paliativos.


PENELOPE CRUZ: Su evolución serena la ha transformado en una mujer de curvas tentadoras.


SANAA LATHAN: Un Depredador le perdonó la vida y es comprensible...


EVA LONGORIA: ¿Cómo es posible que sea una mujer desesperada?


CATE BLANCHETT: Nunca Indiana Jones se enfrentó a algo tan bello.


CLAIRE FORLANI: Sacó del hielo al Gary Sinise de CSI New York, que ya es una labor titánica...



JESSICA ALBA: La chica fantástica tiene el inconveniente de hacerse invisible. ¡Qué fastidio!.


BRIDGET MOYNAHAN: Hasta los robots suspiran por ella, aunque Kate Beckinsale le ganara la partida en "Serendipity".


BRITTANY MURPHY: La chica de mirada nostálgica que nos dejó sin decir adiós.


HELENA BONHAM CARTER: Nunca había estado tan bella. Una monada.





miércoles, 25 de agosto de 2010

LOS TIEMPOS HEROICOS DEL VHS


Es justo reconocer que con la irrupción del VHS se cumplieron los sueños de muchos cinéfilos. Disponer en nuestra propia casa de una videoteca y poner a nuestro antojo la película deseada, en cualquier momento, se convirtió en todo un lujo para sibaritas. Pero los comienzos fueron difíciles y precarios. Para empezar los primeros reproductores tenían un precio elevado, que no estaba al alcance de todos los bolsillos. Una vez que el VHS derrotó al sistema Beta y 2000, las cosas se simplificaron, exceptuando algún que otro incauto al que le colocaron un producto sin futuro.


Mi primer objetivo era convencer a mi padre, siempre reacio a gastar dinero, que invirtiera en un aparato de vídeo que, por entonces, se cotizaban alrededor de las cien mil pesetas de finales de los años 80. La técnica era muy sencilla y consistía en el machacón discurso diario de: "Papa, por favor, cómprame un vídeo, por favor cómpramelo". Pero mi progenitor era duro de roer y escuchaba mis suplicas como el que oye llover. Así que, aprovechando una convalecencia de una operación de piedras en la vesícula, le sorprendí con las defensas bajas y accedió a su adquisición. Como pueden observar mi obstinación era de una crueldad ciertamente despreciable, hasta el punto de presionar a un pobre hombre recién salido del quirófano. Pero la vida es así y los oportunistas sin escrúpulos como yo salimos a flote como la... Bueno, como decía, la verdad es que al final conseguí mi objetivo y, una vez recuperado de la operación, nos dirigimos a la compra compulsiva de mi primer VHS.


Antiguamente para comprar un televisor, un piso o un sofá cama, bastaba con firmar unas letras y se acabó. Pero las cosas cambian y, en aquellos años, había que ir con una nómina en mano para que te pudieran fraccionar el importe de la compra en cuestión. A mi padre, como era pensionista, le pidieron un certificado de la seguridad social y eso eran palabras mayores. Para él, tener que ir de papeleos a la administración pública, para que el pesado de su retoño adquiriera un aparato que ni entendía ni necesitaba imperiosamente, era algo que escapa a su lógica. Al final accedió, no sin antes dirigirme cientos de miradas inquisitoriales, mientras firmaba los papeles de la financiera.



Una vez formalizado el papeleo, el vendedor nos colocó un ladrillo de reproductor VHS de la marca Sansui argumentando que el aparato en cuestión se lo comía todo y era más duro que el pedernal. Lo cierto es que, una vez finalizada la garantía, tenía la mala costumbre de tragarse las cintas y no devolverlas. Cada periodo de tiempo determinado se rompía el mecanismo de arrastre y había que llevarlo a reparar. Cuando estuvo instalado en mi casa, ya solo quedaba darse de alta en un videoclub y alquilar películas a mansalva. Recuerdo que al principio de los tiempos, tenías que pagar una película para poder hacerte socio y cuando te dabas de baja te devolvían el importe de la misma, salvo que quisieras en propiedad el título que había disponible. El problema es que, en aquellos tiempos, una película original valía la increíble suma de diez o doce mil pesetas. Un amigo mío, en un acto de enajenación mental, fue capaz de adquirir por ese precio la fascinante "De Dunkerke a la victoria". Afortunadamente cuando me hice socio lo único que se requería era el carnet de identidad, de tal manera que me di de alta en un videoclub enorme que tenía miles de películas con la virtud de ser, casi todas, de serie B y en algunos casos de serie Z. Además, el encargado del mismo era un tipo amanerado que ya te llevaras "Gandhi" o "Pepito piscinas", siempre te decía lo mismo: "¡Esta es la que se ha llevado todos los Óscars!". No se me ocurrió otra cosa que abrir la sesión inaugural de mi fabuloso vídeo con "Todos al suelo". La película, además de situarse en la antípodas de una obra maestra, estaba muy perjudicada, con rayas y saltos de imagen continua. Mi padre se preguntaba si aquellos veinte mil duros que le volaron de su cartilla justificaban semejante despropósito. Nunca entendí que hacía la gente con las cintas de vídeo en su casa. Tal era el deterioro de las mismas, que llegué a pensar que las echaban en aceite o las arrastraban por el fango.

Pero, la virtud que tenía el VHS es que podías grabar las películas emitidas por televisión y, de esa manera, hacerte poco a poco con una videoteca decente. El problema es que mi economía de niñato opositor sin un duro, no me permitía seguir el ritmo que yo quería imponerme. Las cintas de vídeo costaban alrededor de 1.000 pesetas y uno tenía que realizar encaje de bolillos para colmar sus exigencias. Como solución, se peregrinaba buscando las más baratas, aunque fueran de marcas infames y calidad más que dudosa. Se estudiaba al milímetro la duración de las películas para que pudieran grabarse al menos dos en una cinta de 180 minutos. De vez en cuando se grababa una entera y otra en dos partes en sendas cintas, con el sobrante de cada una de ellas. Una vez incluso fui capaz de grabar un resumen de una película para que pudiera entrar con la duración de una hora, que era lo que me restaba de cinta. Aquella película que sufrió mi particular montaje fue la obra maestra del cine de aventuras "Tiburón 3" de Enzo G. Castellari. Esto demuestra dos cosas. La primera, que era un chapucero y la segunda, que mi cinefilia era algo más que sospechosa. Además mi casa se convirtió en una especie de cine de sesión continua, cuyos espectadores era mis amiguetes y los amigos de mis amiguetes. Mi padre observaba aquel trasiego de niñatos que le perturbaban su habitual tranquilidad y contemplaba, con mirada taciturna, como mi preparación para las oposiciones se iba por el desagüe del retrete.

Mi primer VHS momentos antes de ser reciclado
El problema del grabador compulsivo es que nunca tienes suficiente. Las películas emitidas por televisión no incluían las más recientes, que como tampoco salían a la venta, eran muy codiciadas. Así que, cuando comenzaron sus actividades los conocidos como vídeos comunitarios, nos posibilitó un mundo nuevo de cazar títulos de última novedad. El problema es que no estaba operativo en todos los edificios, de tal manera que, cuando un amigo me comentó que en el vídeo comunitario de su bloque emitían "El retorno del Jedi", mis ojos se abrieron como platillos volantes y, de inmediato, mi mente maquinó la forma de grabarla. Ipso facto me puse a desmontar el vídeo, mientras mi padre me miraba de reojo con cierta expresión de desconfianza, y como aún conservaba la caja del embalaje, lo pude introducir en la misma para poder trasladarlo a casa de mi amigo. Como no teníamos medio de locomoción motorizado, tuvimos que trasladarlo a pie por media ciudad, con el inconveniente de que el tal amigo tenía menos fuerza que una pompa de jabón, lo que nos obligaba a realizar descansos cada veinte segundos. Pero el objetivo se cumplió y, gracias a ello, mi padre pudo ver más de cuarenta veces "El retorno del Jedi", hecho bastante meritorio para un aficionado a las películas de John Wayne, que no entendía muy bien que eran aquellos ositos que adoraban a un robot amariconado.

Como he dicho, las cintas de vídeo se aprovechaban hasta el final, llenando lo que sobraba tras grabar una película con vídeos musicales, documentales y toda una suerte de chorradas destinadas a no desperdiciar ni un solo minuto. Después, cuando se abarataron los precios de los reproductores, se adquirían dos para poder grabar de cinta a cinta, antes de que se inventaran los dichosos sistemas anticopy que tenían como único objetivo fastidiarnos. Los años transcurrían y poco a poco las estanterías de mi casa se iban llenando de cintas de vídeo con títulos de todos los géneros, con el consabido cabreo de mi madre y, por fin, con el orgullo paterno conseguido. Después, cuando ya tenía un trabajo remunerado, y se comercializó de forma regular la venta de cintas originales, pude iniciar la compra masiva de títulos, orgullo de mi particular videoteca.

Pero la vida pasa, y la evolución tecnológica de la mano del dvd acabó con el VHS para siempre. Fue el testimonio de la desaparición de un sistema que nos hizo alcanzar el sueño de todos los amantes del séptimo arte. A él le debemos los tiempos heroicos en los que grabar una película era todo un acontecimiento.

domingo, 22 de agosto de 2010

LA BELLEZA QUE NOS DEJA CASI SIN PALABRAS

ELIZABETH TAYLOR. La gata más hermosa que jamás pisó un tejado de zinc.


RITA HAYWORTH. Eternamente Gilda y cómo quitarse un guante puede ser eróticamente perfecto.

GRETA GARBO. Cuando nos sorprendió su risa en Ninotchka el mundo se iluminó.

HEDY LAMARR. Nadie le podrá reprochar a Sansón que le cortara la melena.

JEAN SIMMONS. La esclava que hizo levantarse en armas a Espartaco y poner en jaque al imperio romano.


KIM NOVAK: James Stewart la amó más allá de la muerte en Vértigo.

 
AVA GARDNER. El animal más bello del mundo fue también una condesa descalza.


GLORIA GRAHAME. En Los sobornados le gustaba servir el café muy caliente a Lee Marvin.

ELEANOR PARKER. La mujer que mejor tocaba los pianos usados.

MARILYN MONROE. Siempre fue nuestra tentación, viviera arriba, abajo, a la derecha, a la izquierda...

CATHERINE ZETA-JONES. Pasaríamos una temporada completa en la Mansión del Infierno, si nos aseguran que ella nos acompañará en las largas noches de insomnio.

ELISHA CUTHBERT. La chica de al lado que nos gustaría como vecina, por si nos faltara sal, azúcar, leche, pan, vino, agua...


KATE BECKINSALE. Enfundada en un traje ajustado de cuero, ¿quién podría negarse a ser mordido por el vampiro más bello de la historia?


CLAUDIA CARDINALE. El personaje de Jason Robards le dice en el film de Sergio Leone "Hasta que llegó su hora": "Me recuerdas mucho a mi madre. Era la zorra más grande de Alameda y la mujer que más valía del mundo, y quién quiera que fuera mi padre fue un hombre feliz, durante una hora o un mes."


SCARLETT JOHANSSON. Como a Woody Allen a todos nos gustaría repetir con ella.

MONICA BELLUCCI. En "La Pasión de Cristo" ella era la verdadera tentación.

HALE BERRY. La tormenta perfecta.


MICHELLE MONAGHAN: Por si te arrepientes de algún "matrimonio compulsivo". 


MILA KUNIS: La perfecta acompañante de cualquier mundo post-apocalíptico.



JENNIFER LOVE HEWITT: Si hasta los del más allá vienen a visitarla...


RHONA MITRA: Belleza contundente y digna vampira del pasado.


ALYSSA MILANO: A todos nos gustaría caer hechizados ante sus numerosos encantos. 


EVANGELINE LILY: Si te quedas con ella perdido en una isla evita por todos los medios que te rescaten.


SIENNA MILLER: Por ella soy capaz de poner como dvd de cabecera a "G.I.Joe".



NATALIA VERBEKE: ¡Qué suerte doctor Mateo!

CHARLIZE THERON: Una imagen vale más que mil palabras.

 
JENNIFER ANISTON: Sin duda los chicos de "Friends" eran muy, muy afortunados.



KRISTINNA LOKEN: Si tienen que mandarte un terminator del futuro para darte el pasaporte al otro barrio, que sea ella.


SARA MICHELLE GELLAR: Ideal para pasar una noche en el castillo de Drácula.

LINDA CARDELLINI: Tendrás muchos accidentes para acudir a Urgencias.