jueves, 29 de mayo de 2014

ENTRE LA CIENCIA Y EL ARTE

Hoy, para variar un poco la temática habitual de este blog, les traigo una pintura que me fascina particularmente. No soy un experto en arte, ni tampoco un aficionado, así que, este ejercicio de atrevimiento, servirá para aumentar mi reputación de sabiondo algo falsario y pretencioso. El cuadro en concreto lleva el largo título de "Experimento con un pájaro en una bomba de aire" y pertenece al pintor inglés Joseph Wright (1734-1797), del que se dice fue el artista de la Revolución industrial, aunque parece que tendría más puntos de interrelación con el periodo de la Ilustración. Sus cuadros son un prodigio en lo que respecta a la iluminación artificial, plenos de claroscuros y personajes que muestran sus expresiones con sus rostros iluminados entre las sombras. En cuanto a la temática del cuadro que nos ocupa, representa a la ciencia como fenómeno que hechiza y asombra al mismo tiempo, y de su poder de infiltración en una sociedad que había estado dominada hasta entonces por la religión. No era de extrañar que en ferias de la época se mostraran avances científicos que pretendían no tanto conmocionar al público, como si hacerles partícipes de algo imparable y que sería determinante en años venideros. El experimento que ilustra la pintura de Wright consiste en una bomba de vacío, en donde se ha introducido un pájaro, y el estudio de sus reacciones ante la falta de oxigeno. 
El personaje central del cuadro es el científico que propone el experimento. Probablemente va de ciudad en ciudad ofreciendo sus conocimientos a las familias acomodadas, aunque en este caso, y a juzgar por su vestimenta, parece más un huésped habitual. Su aspecto de hombre de ciencia también tiene algo de misterio, aparentando rasgos de un chamán que se asoma a los tiempos de la Revolución industrial y del pensamiento ilustrado. Su mirada perdida parece buscar complicidad más allá del cuadro, como si intentara transmitirnos la trascendencia del acto en sí, que, independientemente del aspecto meramente científico, tiene también un significado simbólico, el de la vida y la muerte. Ambas cosas están ahora en sus manos y parece invitarnos a decidir entre una cosa y otra. Si el pájaro vive o muere será un acto voluntario. Algunos dirían que es el sempiterno síndrome del hombre de ciencia que, extralimitado en su poder, juega a ser Dios.
A la derecha de este nuevo gurú se sitúan otros cinco personajes, cuya expresión es toda una declaración de intenciones respecto al carácter humano. El patriarca de la familia intenta calmar a una de sus hijas, explicándole el hecho científico que tiene lugar entre las cuatro paredes de la habitación. Ella es la más afectada de todos los que asisten al singular evento, denotando su espíritu sensible al taparse su rostro con su mano, para evitar contemplar la agonía del pájaro. Su hermana más pequeña se debate entre la pena y la curiosidad, aunque sus ojos describen a la perfección su estado de ánimo. Representa la inocencia infantil mezclada con su peculiar  curiosidad.
El hombre sentado y de aspecto circunspecto, parece reflexionar sobre lo que allí está sucediendo. Aparenta ser el que busca su lado más trascendente, el aspecto filosófico del hecho científico y su repercusión en el alma humana.
El muchacho joven y de rostro atemorizado parece estar retirando las cortinas para dejar paso a la luz de la luna. Esto podría ser una simbología concreta de la conocida como "Sociedad Lunar" de la cual era miembro Joseph Wright. Este grupo de intelectuales se reunían en Birmingham y debatían sobre ciencia, naturaleza y filosofía. Y lo hacían en casa de un hombre de apellido muy significativo, Erasmus Darwin, abuelo de Charles Darwin, el conocido autor de "La teoría de la evolución de las especies", a la sazón un intelectual médico y científico, masón en el que ya se vislumbraba lo que su descendiente provocaría unos cuantos años después.  El peculiar nombre de esta sociedad no hace referencia por ningún interés específico por nuestro conocido satélite, sino que era debido a algo mucho más pragmático que todo eso. Tenían por costumbre realizar sus largas veladas en noches de luna llena, porque se aseguraban cierta luz a la hora de regresar a sus hogares.

A la izquierda de la trama aparecen otras figuras con distintas características. El hombre sentado en primer plano cronometra, reloj en mano, el tiempo del experimento. Es un hombre práctico, al que probablemente le interesan los datos objetivos y contrastados. Un joven curioso, sentado a su lado, se agita en su asiento intentado no perderse nada del acontecimiento. Respecto a los dos personajes situados de pie junto al científico, parece que sus rostros indican claramente su posición en cuanto a lo que sucede en esa estancia. Es evidente que les importa poco y todo se supedita a esa mirada entre ambos, signo evidente de amor romántico. Sus mentes no están presentes en lo que significa la velada en cuestión, están en otro ámbito, menos razonable y más pasional.
Y eso que aún no hemos hablado del personaje verdaderamente protagonista, el ave que se debate en respirar, al parecer, y según piensa algunos, podría ser una cacatúa, que quizás sea el primero de una larga lista de sufridores especímenes sacrificados en nombre de la ciencia. Nunca llueve a gusto de todos. 
En definitiva, un cuadro sumamente interesante, por su ejecución y por la lectura que se puede realizar, sin mayor esfuerzo, de todos los personajes que integran la escena. Una forma de ilustrarnos sobre la personalidad humana y su capacidad de reacción ante un hecho en concreto. Forma parte de un cambio histórico de los tiempos, en los que la ciencia iniciaría una carrera fulgurante y decisiva. Si quieren contemplarlo no tendrán mayor problema. Una escapada a las Islas Británicas y una visita oportuna al National Gallery de Londres será suficiente.


miércoles, 21 de mayo de 2014

PALABRAS E IMÁGENES DE CINE

"Si hubieras mantenido mi amistad, los que maltrataron a tu hija lo hubieran pagado con creces. Porque cuando uno de mis amigos se crea enemigos, yo los convierto en mis enemigos. Y a ese le temen."
(EL PADRINO)

 "-¿Nunca has estado enamorado?
-No, he sido camarero toda mi vida"
(PASIÓN DE LOS FUERTES)

"-Juez, juez, venga rápido, va a haber un linchamiento ilegal.
-¡Orden, orden! Aquí los linchamientos se hacen de acuerdo con la Ley"
(EL JUEZ DE LA HORCA)

"El verdadero amor sólo se presenta una vez en la vida... Y luego ya no hay quien se lo quite de encima"
(EL HOTEL DE LOS LIOS)

"No podemos dejar que los soldados decidan si una orden es posible o no. Si una orden no es posible, la única prueba válida son sus cadáveres en las trincheras"
(SENDEROS DE GLORIA)

"Juzgar a alguien por asesinato en esta guerra sería como poner multas de velocidad en la carrera de Indianápolis"
(APOCALYPSE NOW)

"-¿Sabes qué tu cara se parece a la de uno que vale 2.000 dólares?
-Sí, pero tú no te pareces al que los va a cobrar"
(EL BUENO, EL FEO Y EL MALO)

"Uno recuerda más cosas de lo que la gente supone. Yo, por ejemplo, un día allá por el 1896 iba a Jersey en el transbordador. Al bajar nos cruzamos con los viajeros de vuelta. Entre los que subían había una joven, iba vestida de blanco y llevaba una sombrilla blanca también. Aquella visión duró un segundo y ella ni siquiera me vio, pero le aseguro que no ha pasado ni un mes desde entonces en que no haya pensado en ella"
(CIUDADANO KANE) 

 "- ¿Qué es lo mejor de la vida?
- La Estepa, un caballo y un águila en la mano...
- ¡Mal!. Conan ¿Qué es lo mejor de la vida?
- Matar enemigos, degollarlos a todos y escuchar el llanto de sus mujeres."
(CONAN, EL BÁRBARO)

"Se suicidó. Era el mayor intelectual que he conocido, y dejó una nota que decía -salgo por la ventana-"
(DELITOS Y FALTAS)

"-Es usted un bastardo.
-Sí señor. Pero, en mi caso, es un accidente de nacimiento. En cambio usted... usted se ha hecho a sí mismo"
(LOS PROFESIONALES)

“¿Te interesa saber lo mucho que te odio? Te odio de tal modo que buscaría mi perdición para destruirte conmigo.”
(GILDA) 

"El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar Benjamín. No puede cambiar de pasión"
(EL SECRETO DE SUS OJOS)

"- Dime, ¿hacía falta que los matases a todos? Sólo te dije que les dieses un susto.
- La gente se asusta más cuando está muriéndose"
(HASTA QUE LLEGÓ SU HORA)

"-Si tuvieras dinero, me casaría contigo al instante. ¿Harías lo mismo?
-Al instante.
-Por suerte ninguno de los dos es rico"
(DESAYUNO CON DIAMANTES)

"Quiero que recordéis que ningún bastardo ganó jamás una guerra muriendo por su patria. La ganó haciendo que otros pobres estúpidos bastardos murieran por ella"
(PATTON)

"Matar a un hombre es algo muy duro... le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría tener"
(SIN PERDÓN)

"Todos los hombres nacen llorando y mueren cuando ya han llorado lo suficiente"
(RAN)

"Intento ser el hombre más gentil, bondadoso y delicado de este mundo. Le pondré un ejemplo: lamentaría ver a los hijos de mi vecina devorados por los lobos"
(LAURA)

"Creo que no hay mejor lugar para aprender sobre las estrellas que desde la ventana de la cárcel al mirar al cielo"
(FORAJIDOS)

"Debemos hacer un ídolo de nuestro miedo y llamarlo Dios"
(EL SÉPTIMO SELLO)

"Los coches deportivos son cada vez más pequeños. El otro día te atropelló uno en el boulevard de Hollywood y tuviste que ir al hospital para que te lo sacaran"
(CHANTAJE EN BROADWAY)

"Con razón se ejecuta al amanecer. ¿Quién quiere vivir a las seis de la mañana?"
(MASH)

"Los muertos solo saben una cosa: que es mejor estar vivo"
(LA CHAQUETA METÁLICA)

"Ser honesto en un mundo deshonesto es como desplumar una gallina contra el viento: terminarás con la boca llena de plumas"
(IRMA LA DULCE)




jueves, 15 de mayo de 2014

DOMINGO DE CINE

El domingo me voy al cine, a una sesión que comience a las 6 de la tarde y termine hacia las 8. Esto que parecería una noticia pueril, una vacuidad innecesaria, tiene un significado oculto que pocos entenderán. Solo los iniciados de determinado grupo, uniformado con rayas rojas horizontales, sabrán el oculto mensaje que se esconde tras tan intrascendente decisión. Éste grupo o logia ataviada con tal vestimenta es conocedor de una verdad inmutable: Una vez más, el Granada CF se enfrenta al desafío extremo y, como el mal estudiante, ha dejado sus obligaciones para el último día. Su desidia, su exceso de confianza, su apatía, y por qué no decirlo, su incompetencia, le ha situado con los pies muy juntitos delante del abismo. Un hondo pesimismo recorre la ciudad y nadie cree que estos hombres sean capaces ni de ganar a un equipo de abuelitas, sentadas sobre el césped, haciendo ganchillo  Hace dos años sucedió lo mismo en un partido a vida o muerte contra el Rayo Vallecano y, como soy animal de costumbres y algo supersticioso, voy a repetir el mismo ritual de entonces. Lo primero es dejar escrita esta entrada, que a buen seguro importará un bledo a la mayoría de los que pasan por aquí, pero que a mí me vale como parte fundamental del ceremonial, para exorcizar los demonios del fútbol. Lo segundo es acudir al cine para no sufrir, para enajenarme de los nervios de un deporte que es pasión para muchos e indiferencia supina para otros. Dos años atrás acudí a la proyección de "Los vengadores" y ahora, para no adulterar este sinsentido supersticioso, veré otra producción Marvel, como es "Amazing Spider-Man 2". Con tal proceder me ahorraré un espectáculo como el que comenzará el domingo a las 6 de la tarde, un Valladolid-Granada, en el que ambos conjuntos se juegan algo más que unos puntos en litigio, su permanencia en la Primera división y, dado a que soy adicto al sufrimiento y también al cabreo injustificable, sobre todo si perdemos, voy a poner pies en polvorosa y me alejaré del mundanal ruido, de los transistores y de las pantallas de bares y hogares. No es que no sopese la tragedia que se les avecina a los aficionados del Valladolid, pero el conjunto de Pucela a buen seguro subirá en uno o dos años, mientras el Granada tiende más a acomodarse en el infierno. De hecho, la última vez que bajó de primera, se encontró tan cómodo en las calderas de Satán que se pasó 35 años en ellas. Un auténtico abismo que en nada tendría que envidiar a los nueve círculos del infierno de La Divina Comedia de Dante.

Es por eso por lo que no quiero saber nada hasta que la gesta o la tragedia se haya consumado. Después saldré de la sala de cine, como la marmota que predice el final del invierno, desconfiado y a la expectativa, esperando escuchar el sonido de la victoria y rogando no encontrarme con el sepulcral tañido de la derrota. Podéis llamarme cobarde, que lo soy por supervivencia, pero mi salud está por delante de un juego, hermoso, grandioso, épico y a veces decepcionante, pero un juego. He echado el resto durante todo el año, animando y sin perderme un minuto de fútbol, pero ahora me niego a contemplar tal agonía. Así que, mientras veo los fotogramas de un superhombre arácnido, espero que los jugadores de mi equipo se comporten como hombres.



jueves, 8 de mayo de 2014

HISTORIAS DEL MAGO COPPERDINI: EL CONDUCTOR



Andaba el mago Copperdini ensimismado, mirando al azar más allá del parabrisas de su pequeño utilitario. Parecía un día rutinario, demasiado aburrido para una mente inquieta como la suya. No era un mago cualquiera, lo suyo era absolutamente distinto a lo que cualquiera podía ofrecer en el mundo del ilusionismo. Porque él era un mago anónimo, nadie conocía sus habilidades. Su vocación era la de justiciero y, cual superhéroe enmascarado, actuaba desde las sombras para realizar sus "no trucos". Porque Copperdini era un mago de verdad, con poderes que sobrepasaban el entendimiento. El único inconveniente que tenía es que, su don era factible siempre que no buscara provocar una situación que lo requiriera, sino que tenía que confiar que el destino se cruzara en su camino. 
Seguía con su mirada perdida, hasta que un sonido le sacó de la introspección. Unos cuantos metros más atrás se escuchaba acelerar un coche y frenar de forma apresurada. Era un vehículo de gran cilindrada, conducido por un energúmeno que asustaba a los demás con sus continuos acosos, frenaba hasta situarse a escasos centímetros del coche que le precedía, después le adelantaba parándose en seco, obligando a todos a echarse a un lado de la calle, mientras escuchaba una música estridente en el interior que se parecía a un concierto de zambombas electrónicas. Uno de los conductores acosado sacó una mano por la ventanilla para protestar ante tan estúpida conducta. El aprendiz de Mad Max volvió su rostro enfurecido hacia él, enseñándole un bate de béisbol que llevaba junto al asiento y sacando después una pistola por la ventanilla. La gente quedó paralizada, menos Copperdini, que miró fijamente aquel vehículo que se alejaba por momentos, aunque ya no tendría escapatoria. 
El individuo siguió acelerando para seguir provocando el caos, hasta que de repente su vehículo se paró. Y aunque seguía andando por inercia, no pasó mucho tiempo hasta que quedó detenido. Bajándose con furia y pegando un portazo, procedió a echarle un vistazo al motor. Cuando abrió el capó, su rostro quedó petrificado y estupefacto. No había nada, ni una sola pieza mecánica, solo podía ver el asfalto que quedaba debajo. Cerró el capó y lo volvió a abrir, pensando seguramente que se trataba de su imaginación, pero no fue así, aquel habitáculo, que un día albergo sus osados caballos mecánicos, ya no existía. Frustrado, comenzó a maldecir y pegar patadas a todo lo que tenía a su alrededor. Se dirigió hacía un contenedor de basura para sacudirle con el pié. El impacto fue terrible, y el sujeto salió disparado hacia atrás mientras contemplaba sus zapatillas ensangrentadas, sufriendo un dolor punzante insoportable. Observó con ojos desorbitados que aquel contenedor era de acero, lo que empezó a producirle una extraña sensación entre el miedo y la ira. Se arrastró hacía su vehículo para sentarse en el asiento y comprobó aterrorizado que en el interior no había nada, sólo quedaba la carrocería desnuda, se parecía ahora más a un esqueleto de elefante que a lo que en su día fue. Acto seguido inició un sollozo y rompió a llorar como un niño sin consuelo, mientras el mago Copperdini pasaba junto a él, dirigiéndole una mirada socarrona.