jueves, 31 de octubre de 2013

EL MAESTRO FANTASMA

La vida puede ser muy generosa en determinadas circunstancias, aunque el objeto recibido no sea del todo satisfactorio. Eso le pasaba a Cándido Bermudez que, a sus diez años, podía vanagloriarse de ser el niño más despistado jamás conocido. No parecía interesarle demasiado la vida cotidiana y sus costumbres, así que optaba por permanecer en un estado de enajenación que sólo su cara vacía y bobalicona podría delatar. No era de extrañar verlo en el colegio, en una clase de matemáticas o geografía, con la mirada ausente, perdida en su mundo interior. Tenía la habilidad de permanecer en tal estado durante un tiempo más que considerable, que sólo era interrumpido entre clase y clase o en el recreo. Lo que le gustaba a Cándido era jugar y ver películas de miedo en la tele, lo demás no le llamaba la atención y simplemente desconectaba. Su maestro, don Florencio, era muy hábil a la hora de sorprenderle en semejantes viajes astrales, y solía despertarlo de su letargo con un tirón de mofletes, acompañado de unas palabra ya de sobra conocidas por él y por sus compañeros: "¡Despierte Bermudez, que siempre está usted en Babia!". Así una y otra vez, poniendo siempre a prueba la paciencia de su profesor. 
Un día en el que don Florencio no acudió a dar clase, entró en el aula el director con todo el tono de solemnidad del que era capaz. Los alumnos se pusieron en pie, como forma de disciplinario respeto, y el ruido de las sillas y pupitres despertó de su morriña a Cándido que, a duras penas, podía entender las que para él eran balbuceantes palabras del director. Sólo llegó a comprender la sentencia final de aquella pesada oratoria: "Don Florencio había muerto". Aquella noticia consiguió despejar su mente de forma preclara. Por un lado sentía aquella pérdida, no en vano su maestro no era tan malo como su provocada actitud pudiera inducirle. Esperaba ansioso al nuevo instructor de conocimientos, dando por sentado que su inicial anonimato le permitiría cierta tregua. Al tercer día de aquella luctuosa noticia, Cándido se dirigía al colegio con su habitual desidia, propinando reiterados puntapiés a una lata vieja. Levantó la mirada por un instante y su rostro se demudó por el pánico. A lo lejos se veía a Don Florencio andado con paso firme hacía la entrada del recinto. No podía ser, era imposible, había vuelto de la tumba. Se frotó la cara con insistencia desbocada, esperando borrar semejante visión, aunque en su vida había estado tan despierto. Se quedó a medio camino junto a la valla del patio de recreo, esperando ver al espectro que le había provocado tal desazón a través de los barrotes. Había oído hablar de que, algunas personas, cuando mueren no son conscientes de lo que les está pasando y se niegan a traspasar las puertas hacía la otra vida. Permanecen como fantasmas, vagando por la tierra y atormentado a los vivos. Pensaba estas elucubraciones cuando, de repente, sintió una mano fría sobre su hombro que se deslizó hasta sus mofletes mientras una voz cavernosa y pestilente le vociferaba "¡Despierte Bermudez, que siempre está usted en Babia!". No se puede describir a la velocidad en la que Cándido escapó de aquel lugar, apenas le podía seguir su sombra y encontró el refugio deseado en su casa, ante la sorpresa de su madre y abuela que no daban crédito a la historia que relataba de forma temblorosa. Su progenitora le tomó de la mano y a rastras lo llevó al colegio para desentrañar aquel misterio. Una vez allí, acallados los alaridos de aquel espantado muchacho, el director, con una mirada entre sorprendida y displicente le espetó: "¡No se entera usted de nada Bermudez, el que ha muerto es el padre de don Florencio, no el susodicho!". 
Historia basada en hechos reales. Se han cambiado los nombres y exagerado los acontecimientos para proteger las verdaderas identidades y para dar mayor interés a lo acontecido.

¡Feliz noche de difuntos!


lunes, 28 de octubre de 2013

EL ARTE DE MENTIR

La mentira parece patrimonio del hombre, de su aspecto más ladino. Mentimos por muchas causas, incluso mentimos por pura bondad, aunque bien es cierto que los engaños piadosos tienen muchas lecturas y, a buen seguro, dispares. El engaño forma parte indisoluble del comportamiento social, formando parte de las intrigas propias del poder y sus mecanismos de autodefensa. Cuestionables, inmorales, sucias, innecesarias, despreciables, las mentiras han formado parte de nuestras vidas, desde que en nuestra infancia las vestimos con el cariñoso apelativo de mentirijillas. Pero no son patrimonio exclusivo del ser humano. En el mundo animal, al que pertenecemos a pesar de nuestra arrogancia, también se desarrollan semejantes comportamientos, pura estrategia de supervivencia en la lucha cotidiana por no acabar siendo el almuerzo de algún hambriento carnívoro. Algunas aves simula tener una ala rota para atraer sobre sí mismas a los depredadores, alejándolos de sus nidos. Existe una mosca que adopta la apariencia de una avispa para no ser atacada y también una serpiente cuya cola se parece a su cabeza.  Son artimañas sorprendentes, simples y eficaces, aunque no demasiado elaboradas. Algo que si plantea el comportamiento de un mono en concreto, el capuchino de cara blanca de Costa Rica. Dotados de un rudimentario pero efectivo lenguaje, son capaces de articular sonidos con un significado concreto. Vigilantes perennes, siempre en estado de alerta, serán capaces de formar "palabras" para identificar a un depredador específico. Un aviso para cada peligro, distinto si proviene del cielo, un ave rapaz, o si acecha en el agua, una serpiente. Un grito identificativo y todos los monos correrán hacia los árboles buscando un refugio eficaz. Sucede, no obstante, que la debilidad y la necesidad agudizan el ingenio, y algunos de los considerados de rango más bajo en el grupo han dado con la clave para obtener ciertos éxitos. Este mono observa un alimento que le interesa. Sabe que si lo toma entre sus manos despertará el interés de los demás, y sus congéneres dominantes se lo arrebataran sin piedad. La solución es bien clara, nuestro particular amigo grita con voz de alarma y en su idioma "¡Serpiente, serpiente!" y todo el grupo correrá a esconderse. Es obvio que es una mentira, no hay ningún depredador cerca, aprovechando su momento de soledad momentánea para dar buena cuenta del alimento. Es el antiguo cuento de "¡Que viene el lobo!", aplicado a una necesidad que su fortaleza no puede ofrecerle pero si su astucia.

Esta curiosa historia pueden encontrarla en el documental de la BBC "Monos inteligentes", disponible por breve tiempo en la página web de Televisión Española, un reportaje que, a estas alturas del género, aún ofrece algún que otro dato interesante. Como en el que describe al babuino gelada de Etiopía, formado por un número elevado de miembros y estructurado en harenes. Con un lenguaje más complejo y cierto dominio de la política, cercano al concepto de aldea humana, se producen dos consecuencias perniciosas ante las estratagemas del poder, la violencia y el estrés. Algo para estudiar y tener en cuenta, dado nuestro historial de comportamientos no ajenos a tales síntomas.



lunes, 21 de octubre de 2013

ENTRE ÁNGELES Y DEMONIOS

"Te has perdido un programa aburridísimo sobre Auswitch. Unas espantosas escenas de archivo y unos intelectuales desconcertados… hablando de su perplejidad sobre la matanza sistemática de millones. La única razón por la que no han podido contestar a… cómo ha podido ocurrir eso, es que esa no es la pregunta. Conociendo a los humanos, la pregunta es por qué no ocurre más a menudo. Aunque ocurre de forma más sutil." (Diálogo de la película "Hannah y sus hermanas" de Woody Allen)


Es una pregunta recurrente que aún resuena en nuestras conciencias. Nadie encuentra una respuesta, satisfactoriamente moral, sobre lo que sucedió durante la segunda guerra mundial en los campos de exterminio. No se trata de un tema excluyente de los horrores cometidos durante la trágica contienda, que fueron muchos y variados, desde los bombardeos sistemáticos de la población civil, las atrocidades cometidas por los japoneses, que incluyeron el canibalismo, hasta el lanzamiento de dos bombas atómicas, todo un muestrario de comportamiento salvaje y lucha primaria desprovisto de cualquier atisbo de humanidad. Quizás puede que nos conmueva algo más el exterminio racial, porque se produce en el seno de una sociedad aparentemente normalizada, que provocó en su ejecución la colaboración de un buen número de actores con papeles variados y matizados. Para que en un grupo humano, pueblo o nación transcurran estas tropelías de consecuencias devastadoras se necesitan tres tipos de comportamiento. Una parte de esa sociedad se mostrará dispuesta a la colaboración de forma ordenada y disciplinada. Habrá incluso quien esté dispuesto a llegar más allá de sus mínimas obligaciones. Parece que, en este tipo de situaciones extremas, surgen también individuos extremos, imbéciles morales que serán capaces de explotar toda su faceta de maldad al servicio de una causa, sujetos que afloran alrededor del horror y que se desarrollan con la impunidad de las circunstancias que les son favorables. Me imagino que, para este tipo de psicópatas, los campos de concentración debieron ser como una especie de parque de atracciones donde dar rienda suelta a sus más bajos instintos. Una situación de clara anomalía moral en el que todo está al revés. Otro sector de la población se mostrará reacia y combativa. Son los que se enfrentan a la injusticia que su capacidad intelectual y moral no puede aceptar. Ponen en riesgo sus vidas porque les resulta imposible comulgar con el terror. Después, en medio de ambos bandos, se sitúa la mayoría, los que no hacen nada, los que miran hacia otro lado, los que, tal y como se decía en la película "Vencedores o vencidos", se muestran ciegos, sordos y mudos. El miedo, la prudencia, la indiferencia les gobierna, en algunas veces de forma comprensible y, en otras tantas, injustificable a nivel global.

Dicen que la cara es el espejo del alma y, aunque siempre no es así,  se podría aplicar a la imagen superior. Si les pidiese que adivinaran dónde se esconde el ángel y el demonio respectivamente, estoy seguro de que acertarían plenamente si se dejan llevar por las apariencias. La mujer de la izquierda es Irena Sendler, también conocida como el Ángel de Gueto de Varsovia, y su historia merece todo el reconocimiento posible. Cuando los alemanes ocuparon Polonia trabajaba de enfermera para los servicios sociales. Aunque era católica tenía un gran aprecio por los judíos, ya que su padre había ejercido la medicina sin ningún tipo de prejuicio hacia ellos, de tal forma que cuando éste murió se encargaron de costear los estudios de la joven Irena. Angustiada por el tratamiento de los nazis hacia los judíos, confinados en el Gueto, no tardó mucho en percatarse del destino trágico que les aguardaba. Pronto entró a formar parte de la organización clandestina Zegota, con el nombre en clave de "Jolanta". Haciéndose pasar por judía se ofreció a sacar a todos los niños que pudiera para salvarlos de una muerte segura, tantos como 2.500 que escondía en ambulancias, bolsas de basura, cajas de madera, entre la leña e incluso en ataúdes. Al mismo tiempo llevaba un concienzudo registro de sus nombres y orígenes para que su memoria no se perdiera jamás entre los horrores de la guerra. Tomó la precaución de ocultar sus archivos enterrándolos en el jardín de una vecina. En 1943 fue detenida por la Gestapo, que, después de un interrogatorio infructuoso en la que Irena se negó a delatar a sus compañeros, a pesar de numerosas torturas, se le condenó a muerte. Cuando un soldado alemán la escoltaba para su último interrogatorio, le dejó escapar, gritándole en polaco que corriera sin mirar atrás. Probablemente, Irena pensó que era un ángel, aunque no tanto, ya que había sido sobornado por la organización Zegota para que la ayudará a escapar. Una vez terminada la guerra, pudo recuperar sus registros, comprobando que la mayoría de los padres de aquellos niños habían sido exterminados en los campos de concentración del Tercer Reich.
Como buena luchadora e inconformista, tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial,  no fueron pocos los problemas que tuvo con el nuevo orden comunista de Polonia y su policía secreta. Reacia a los homenajes, sobre todo a los tardíos que confesaba le dejaban exhausta, fue nominada al Premio Nobel de la Paz en 2007, aunque el galardón fue a manos de Al Gore, cuya lucha por el medio ambiente entraña mucho más riesgo del que nuestra protagonista pudo sufrir en manos de los nazis. No obstante, en 1965 la organización Yad Vashem de Jerusalén le otorgó el título de Justa entre las naciones y, en su país de origen se le concedió las más alta condecoración polaca, la Orden del Águila Blanca. Falleció en el año 2008 a los 98 años de edad y en su anciano rostro aún se adivinaba ese halo de bondad imperecedero.

 "La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad."

Irma Grese, la conocida " Perra de Belsen" junto a uno de sus amantes, Josef Kramer, apodado "La bestia de Belsen". En la foto faltaría otro hombre en su vida, el Ángel de la muerte, también conocido como Josef Mengele.

Y ahora llega el diablo. A Irma Grese se le intuía cierta perversión desde niña. A los quince años, y después del suicidio de su madre, abandonó la escuela, en la que no encontraba demasiada inspiración, e ingresó en la rama femenina de las Juventudes Hitlerianas. Su padre montó en cólera cuando la vio por primera vez ataviada con el uniforme reglamentario de su nueva filiación ideológica, echándola inmediatamente de su casa. Ella tomó las oportunas medidas y no cedió hasta que pudo ver a su padre en la cárcel, quien tampoco pudo evitar que en 1942 se incorporara a las filas de la SS y que, tan sólo un año después, entrara a formar parte como guardia femenina del campo de concentración de Auschwitz. Ese sería el inicio de una corta pero determinante carrera de Irma, que pasó a ejercer su particular disciplina en otros lugares de exterminio como Ravensbrück o Bergen-Belsen. Armada de botas, látigo y pistola comenzó con sus innumerables perversiones, una galería del horror difícil de soportar. Hacía que sus perros atacasen a las prisioneras y que las devoraran sin pestañear. Tenía la deferencia de convertir a las más jóvenes en sus amantes para después conducirlas a los hornos crematorios. Otras eran azotadas en sus pechos hasta descarnarlas. Para las embarazadas les tenía preparadas otra clase horror, les ataba las piernas juntas en el parto y observaba con especial saña su muerte. Siempre que se detallan estos comportamientos abyectos, sea en un texto, documental o película, uno tiene la sensación de irrealidad, como si tal espanto no fuera sino una pesadilla del subconsciente, de un mundo terriblemente onírico, no podemos creer que un ser humano pueda ser capaz de semejante enajenación de sus valores más elementales.

Cuando fue apresada por los aliados, los testimonios y acusaciones sobre Irma Grese, también apodada como "La bella bestia", fueron innumerables:
  
-Hacer que los perros devoren a prisioneras desnutridas y exhaustas.  
-Azotar los senos de las prisioneras “bien dotadas” para que se les infecten las heridas y ella se excite en la operación de extirpación sin anestesia.

-Tener aventuras bisexuales y, en los últimos tiempos, varios romances lésbicos con internas.

-Obligar a los internos a hacer flexiones por horas, dando latigazos al que paraba.

-Golpear sádicamente a los internos.

-Hacer formar durante horas a los internos, llevando piedras pesadas en sus cabezas.

-Ser una de las personas responsables, en Auschwitz, de seleccionar presos para las cámaras de gas.

-Haber sido responsable, durante su estancia en el Comando de Castigo, de al menos 30 muertes diarias.

Naturalmente negó todos los cargos, amparándose en el nauseabundo concepto del deber cumplido, disculpa utilizada por muchos criminales de guerra. El 13 de diciembre de 1945 fue ahorcada, siendo sus últimas palabras "Rápido". Estoy seguro que el verdugo no tardó en complacerla. 


"No hay ningún nazi en Alemania, ¿no lo sabía usted, juez? Los esquimales invadieron Alemania y se apoderaron de ella. No fue culpa de los alemanes, no. Fueron esos malditos esquimales"
(Richard Widmark en "Vencedores o vencidos")



lunes, 14 de octubre de 2013

SUBEN LOS PARTIDOS, BAJA LA SANIDAD

En los Presupuestos Generales del Estado para el 2014 han subido un 27,9% los fondos destinados a los partidos políticos. En cambio, en Sanidad menguan un 35,6%. Ya saben que, en la primavera del año que viene, hay elecciones europeas, de tal forma que se considera una prioridad la difusión electoral antes que menudencias inoportunas relacionadas con la salud. Como si los tradicionales mítines sirvieran para otra cosa que para jalear a los incondicionales, los empuña banderitas entusiastas y poco dados al desánimo. Un gasto en infraestructuras narcisistas de autobombo y onanismo político.




martes, 8 de octubre de 2013

GUILLERMO DEL TORO Y LOS SIMPSON

Esta semana no puedo dedicarle todo el tiempo que el blog merece.  Me encuentro inmiscuido en una labor que detesto pero de la que no he podido librarme. He sido nombrado pintor de brocha gorda oficial y ortodoxo y me han encomendado, en petit comité, que me haga cargo del adecentamiento de algunas estancias de mi humilde morada. De tal manera, que mientras intento sobrevivir entre brochas y rodillos, les dejo una entrada a la que deben dedicarle algunos minutos de su tiempo. No soy muy dado a incluir vídeos, principalmente porque terminan por desaparecer al poco tiempo, por aquello de los derechos de autor y demás peroratas de la propiedad intelectual. Lo entiendo y comprendo, aunque no tiene mucho sentido perseguir fragmentos de películas o trailers para extirparlos, cuando  muchos de los que pertenecemos al mundo de la blogosfera lo único que realizamos es una labor de promoción gratuita de un producto en concreto. En esta ocasión no he podido resistirme de lo que me parece una autentica maravilla de la animación. Guillermo del Toro firma la cabecera de uno de los episodios tradicionales de terror de "Los Simpson", todo un compendio terrorífico, plagada de referencias, guiños cinematográficos e imágenes de poderoso atractivo. Una pequeña obra maestra.



martes, 1 de octubre de 2013

LA BESTIA Y LA BELLA

El fuego proyectaba extrañas formas que se diluían entre los rincones oscuros de aquella enorme estancia. Bella dibujaba su esbelta silueta entre las llamas de la chimenea, parecía una figura vaporosa casi etérea y enigmática. En su rostro iluminado se adivinaba la decepción, la tristeza y también la impaciencia. Recordaba otros tiempos, en los que una historia sorprendente había cambiado su destino de forma inexorable. Su memoria le trajo de vuelta escenas que para siempre formarían parte de su ser, la llegada al castillo, la primera vez que sus ojos se enfrentaron a la Bestia, su miedo, su inseguridad.  Guardaba celosamente su primer suspiro, el vuelco que su corazón le ofreció el primer día que descubrió que amaba sin condiciones al hombre atormentado que se escondía tras aquella maldición. Ahora todo había mutado en un destino marchito e irónico al mismo tiempo. Aquel amor que había consumido a la bestia y dejó libre al hombre, había sido traicionado con el dolor que sólo los desengañados pueden mostrar. Ella había confiado toda su pasión, todo el deseo y también la ternura, pero el tiempo es enemigo de lo sublime, de las quimeras del corazón, se empeña en abrazar la realidad y la vulgaridad de forma taimada. 
Él, agradecido por todo aquel torrente de humanidad, también la había amado. Recordaba su desesperación por lo inalcanzable, de como se sentía perdido, intentando atrapar la luz de una estrella, tan lejana, tan fuera de sus garras y de su espíritu animal. En su corazón guardaba celosamente el momento en que ella le halló abatido de tristeza y le confesó su amor. Nada parecía real entonces, tanto que siempre pensó que formaba parte de un sueño. Pero los sueños pasan y pronto son sólo recuerdos de un despertar precipitado. Bella y Príncipe se unieron de forma incondicional, aunque la vanidad siempre regresa y él pareció pronto olvidar aquella maldición, entregándose a una vida displicente, llena de aventuras y amantes. La vulgaridad llegó a su vida y era común verlo frecuentar los burdeles más afamados de la comarca. Pretendía que fuera un secreto, pero algunos secretos son tan llamativos como el azabache en la nieve. Bella lo sabía, no podía ser de otro modo y, tras un periodo de lágrimas y pena sostenida, llegó el momento de pensar, de comprender y de actuar. Esa noche, a la luz del fuego, esperó al hombre que había amado, mientras en su boca se dibujaba una sonrisa extraña.
Cuando el príncipe penetró en la estancia pudo contemplar aquella figura que, por momentos, le pareció hierática, hasta que se giró sobre él y pudo adivinar entonces que la noche sería tempestuosa. No tardó mucho en percatarse de que, probablemente, le había descubierto su particular castillo de naipes de lujuria desenfrenada. Era lógico pensó, nadie puede disimular una mentira tan pública durante mucho tiempo. Le aguantó la mirada hasta que ella habló:
-Hoy es una noche de tristeza y desengaño en la que no pienso aguardar más. Estoy cansada de tus declaraciones de amor, de tus "te quiero" tan pródigos y a la vez tan falsos. ¿Dónde estaban todos esos sentimientos cada vez que me engañabas?, ¿dónde se ocultaban, entre las sabanas de alcoba de tus amantes o entre los cimientos de los burdeles que tanto frecuentas?.
El príncipe bajó la mirada y su voz salió de su boca como si no fuera él mismo, le parecía escucharse muy lejos:
-Lo siento de veras, de nada sirve mentir. Estoy avergonzado. Me siento despreciable y no me parece justo el daño que te he podido hacer, pero ha sido inevitable, es mi naturaleza, no puedo controlarla, me posee y me utiliza. Si fueras capaz de....
Ella le interrumpió de forma brusca:
-¿Sabes cuanto tiempo que hace que lo se todo?. Hace exactamente noventa y cinco días. Te preguntarás la razón de haber esperado al día de hoy para hablarte de ello.
-Supongo que no has aguantado más. Habrás perdido la paciencia - Respondió.
Bella le contestó y su rostro comenzó a iluminarse de forma inquietante:
-Mi paciencia se agotó hace ya mucho tiempo. Noventa y cinco días han sido los que he necesitado para encontrar a la hechicera que te transformó en bestia, y sólo diez minutos para convencerla de que me enseñara el conjuro.
El príncipe no tardó en percatarse de la situación e intentó huir, pero las primeras palabras que Bella pronunció le inmovilizaron en el suelo. Aquella sensación de impotencia le resultaba familiar, al igual que el dolor que sintió. A cada sílaba pronunciada su cuerpo se retorcía como un pelele, comenzaba una transformación cuyo destino inexorable era inequívoco. Cuando todo terminó tenía una rosa entre sus manos. Pudo levantarse, corrió hacia un espejo deseando que aquello solo fuera una pesadilla, un intento de escarmiento y nada más. No fue  así, su imagen era la de aquella bestia atormentada que tiempo atrás se marchitaba entre las sombras de su castillo. Volvía a ser la misma desdicha con apariencia monstruosa. Pudo ver como ella se alejaba escaleras abajo y, antes de abrir la puerta, con fuego en sus ojos le dijo: -¡Recuerda que en los burdeles no admiten animales!. La bestia quedó abatida entre lágrimas y desesperación, mientras un carruaje abandonaba para siempre aquel lugar. Bueno, siempre es mucho tiempo, o quizás no...

Por cierto, el director y guionista francés Christophe Gans, el autor de la muy meritoria "Silent Hill", tiene previsto para el 2014 una nueva adaptación de "La Bella y la Bestia", intentando darle un giro algo más siniestro a la historia ya por todos conocida. Su intención es acercarse a la versión más adulta de la escritora francesa Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve publicada en 1740, que a la posterior revisión de Beaumont, más cercana a la estructura de un cuento con final feliz.