domingo, 31 de octubre de 2010

HISTORIAS PARA EL DIA DE DIFUNTOS



PRIMERA HISTORIA

Cuando tenía aproximadamente unos ocho años falleció mi tío abuelo Emilio al que yo conocía vagamente. Tenía un hijo de pocas palabras que se presentó, la mañana del suceso, en mi casa y hubo que sacarle la noticia con un sacacorchos, pues el hombre era tan callado que permaneció un buen rato en la puerta sin pronunciar una sola sílaba. Por la tarde mi madre y mi abuela se marcharon al velatorio y me dejaron sólo en casa, no sin antes leerme, como ellas mismas decían, la cartilla. Esto es, en resumidas cuentas, "pórtate bien" y "no le abras la puerta a nadie que no conozcas". Una vez se marcharon, me equipé con folio y rotuladores y me dispuse a pasar una tranquila jornada dibujando a Mazinger Z, Spiderman y Mortadelo, entre otras cosas.


Cuando llevaba un buen rato decidí tomar el aire y asomarme a la ventana. A los cinco minutos vi como se acercaba por la calle mi hermana que regresaba del trabajo. Mi perturbada mente esbozó una broma diabólica con la velocidad del rayo. Apagué todas las luces de la casa y procedí a meterme debajo de la cama. Cuando mi hermana entró, supuso que todos nos habíamos marchado al velatorio y procedió a prepararse la cena. Mientras yo, debajo de la cama, maquinaba que clase de susto le iba a propinar y aprovechando el momento luctuoso, decidí que en vez de salir abruptamente y darle el soponcio, elaboraría algo más supino y refinado. Comencé con unos sonidos guturales, parecidos a los que emitiría un alma en pena. En cuanto mi hermana escuchó los gemidos dio un salto de la silla y con voz temblorosa preguntó "¿quién anda ahí... tío Emilio?. A lo que yo respondí tirando al suelo unas cuantas canicas que llegaron a sus pies. Bueno en realidad no alcanzaron ni la punta de sus zapatos porque emprendió una huida escaleras abajo entre gritos, lloros y alaridos descomunales que alertaron a toda la vecindad. Inmediatamente y comprendiendo que la broma se me había ido de las manos, salí corriendo tras ella para aclarar el entuerto. Cuando le pude dar alcance grité "¡soy yo, soy yo!!!!!!, pero ya era demasiado tarde. Me miró con sus ojos llenos de lágrimas, y de un creciente e imparable odio, y me espetó "no te lo perdonaré mientras viva".


Lo peor de todo es que, con tanto jaleo, la mitad de los vecinos habían salido fuera de sus casas para auxiliar a la pobre infeliz y, cuando comprendieron lo que en realidad había sucedido, iniciaron un intento de linchamiento que solo pude evitar refugiándome dentro de mi domicilio. A partir de ese momento, cada vez que llegaba a mi casa un miembro de la familia, mi padre, mi madre y mi abuela e incluso mi cuñado, me soltaban una bronca del quince una vez enterados de mi inoportuna broma. Cuando todos se unieron para recriminar mi comportamiento, mi mente buscó una salida que me evitara semejante rapapolvo. Ipso facto me levanté, anduve dos pasos, y me desmallé. Naturalmente todo era una pantomima ideada para salir lo más airoso posible de semejante lío. Todos fueron a socorrerme y yo, haciéndome el desvanecido en una actuación que haría palidecer a Greta Garbo en "La dama de las camelias", obtuve el perdón y el reconocimiento de que todos habían exagerado la situación. Con lo cual, en cuanto me dí la vuelta, pude esbozar una sonrisa tipo Damien en "La profecía".

SEGUNDA HISTORIA

En este segundo relato no solo no soy protagonista del mismo sino que ni tan siquiera estuve presente, de tal manera que contaré lo que a mis oídos llegó. Un grupo de amigos en un día aburrido decidieron pasar la tarde dando un paseo por el cementerio. Entre ellos se encontraba un tipo algo peculiar, alguien muy impresionable, pero al que le gustaba mucho la guasa. También tenía la particularidad de tener mucho respeto al tema de los espíritus y cuando veía una película de miedo le resultaba difícil conciliar el sueño, tal y como sucedió la noche que emitieron en televisión "Poltergeist" y como le aterrorizaba, en particular, la escena del agrupamiento de las sillas.


Una vez en el cementerio se detuvieron delante de una tumba que tenía inscritas las palabras "al niño angelito". Esto, que podría ser motivo de compasión o de respeto, despertó en nuestro amigo su incontenible hilaridad y se pasó todo el camino de vuelta invocando, entre bromas y chanzas, al niño angelito. Niño angelito por aquí, niño angelito por allá, nuestro amigo cuando agarraba una presa no la soltaba facilmente. El grupo se despidió hasta la mañana siguiente y nuestro protagonista entró en su casa, donde al parecer no había nadie, y su rostro se descompuso al contemplar como en el salón las sillas estaban cuidadosamente colocadas encima de la mesa. Inmediatamente emprendió una desenfrenada huida gritando "¡el niño angelito, el niño angelito... Dios mío!!!!. Si en vez de cruzar la frontera con Andorra en su aterrorizada estampida, hubiera esperado un par de minutos en su casa, contemplaría, con sus propios ojos, como salía de una habitación contigua la mujer que le hacía la limpieza y, comprobando que el suelo estaba ya seco, procedería a colocar las sillas tranquilamente en el suelo.

18 comentarios:

  1. ¿De verdad llegó a Andorra? jejeje. Muy buens hstorias, ambas, para esta noche de difuntos. Un saludo.

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  2. La primera historia es realmente graciosa.

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  3. Mr. Pepe Cahiers, antes que nada: ¡Feliz Halloween!; despues, muy buenas, como siempre, sus historias, me gusto mas la primera, muy divertida, un saludo.

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  4. Anda, Señor Cahiers, menuda pieza que estaba hecho usted de pequeño... Muy buenos relatos :D

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  5. Es muy difícil describir de forma literaria los extraños sucesos que dieron lugar a la historia del "niño Angelito". Yo sigo pensando que nuestro amigo común fue testigo de algo que todavía no hemos alcanzado a comprender en su verdadera magnitud...

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  6. Ya se sabe que los niños son malvados por naturaleza... y he aquí el ejemplo! Hombre, quizás no era el día más indicado para hacer esa broma, pero a ver quién se lo hace entender a un crío.

    ¿Todos te perdonaron o tu hermana aún te la tiene jurada? xD

    Saludos y Feliz Halloween!

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  7. Jaja... Lo de la primera historia. Supongo que tu hermana ya te habrá perdonado. Mira que eras malo!. Lo de las canicas fue buena idea.
    De la segunda. Vaya, veo que El tirador solitario conoce al individuo protagonista de la anécdota.
    Buenas anécdotas.
    Un saludo.

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  8. Menudo energúmeno estabas hecho... Peor que Damien.
    En la segunda historia ya pensaba que también habías sido tú el que había subido las sillas cual "Poltergeist".

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  9. Buenas historias. Mi primera Noche de Difuntos también fue accidentada. De niño nadie tenía idea de lo que era eso del Halloween pero después de ver unos dibujos de Disney por la tele decidí salir a la calle con una bolsa para lo del "truco o trato". Me abrió un vecino en gayumbos, le había interrumpido en plena faena con su santa (o su amanta, a saber) Jo ¡me llamó de todo! Borgo.

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  10. Marcos: No creo que llegara ni al final de la calle, pero supongo que esperaría compañía para poder subir a su casa.

    Octopusmagnificens: Si, y además está basada en hechos reales.

    Belknap: Muy amable, le deseo igualmente feliz Haloween o, como se dice por estas tierras, día de todos los santos.

    Wunderkammer: No crea, realmente era un santo, pero me perdía dar sustos. Este no fue el primero, ni tampoco el último.

    El Tirador: ¿Usted cree?. Yo creo más bien que nuestro amigo era demasiado impresionable, como si cada cosa que viera fueran la primera y única vez.

    Pliskeen: Hombre era el día ideal, aunque no esperaba tan virulenta reacción. Creo que con el tiempo me perdonó, a lo cual contribuyó mi portentosa actuación de abrumado y desmayado.

    David: Lo de las canicas es especialmente sugerente, igual que la pelota que baja sola por unas escaleras. En efecto, el Tirador también conoce al protagonista de la segunda historia, aunque no estuvo presente.

    Lazoworks: Si hubiera estado aquel día no le quepa la menor duda de que yo mismo hubiera colocado las sillas sobre la mesa.

    Miquel: ¿Y no le dió miedo a usted ser el único niño haciéndo el truco o trato?. Por cierto, cuando uno está haciendo ese tipo de lúdicas actividades no le abre la puerta ni al lucero del alba.

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  11. Feliz Halloween Sr. Cahiers. Muy buenas ambas historias, me he reido mucho. Lo cierto es que cuando somos pequeños todo se hace juego ,...si estamos con amigos pero, en cuanto nos quedamos solos,...ya es otra cosa. Si la tiene usted cerca,dele usted un buen abrazo a la santa de su hermana que se lo merece la pobre. Un saludo tenebroso.

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  12. La segunda es una de tantas. Pero la primera... ¡eras de cuidado tú! ¿eh? Ja, ja.
    Saludos.

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  13. Blue Day: Bueno no crea, al final el principal perjudicado de la broma fui yo, asi que no se yo eso de santa, pero lo pensaré, me refiero a lo del buen abrazo.

    Licantropunk: Siempre me ha chiflado dar sustos, pero no me gusta recibirlos.

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  14. Nada, nada, esas ocurrencias de chavales son perdonables, aunque lás víctimas de estas tropelias tarden en reconocerlo, sobre todo si son recientes... jajajaja
    Me quedo tambien con la primera historia.
    Un saludo

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  15. Según su primera historia debería haberse dedicado usted a la interpretación, porque fingir un desmayo y salir airoso es un arte. La segunda historia me ha recuerdado a cuando me fuí a casa de unos familiares en un pueblecito francés cerca de la frontera con Alemania. Pues bueno, llegue a las tantas de a madrugada y por suerte uno de mis primos fue tan amable de recogerme, lo cual no me ahorro un susto enorme al tomar una curva y verme una estatua de un ángel enorme y es que aquel cementerio estaba a la entrada del pueblo y no estaba delimitado por ningún vallado ni nada. Creo que mis tíos y primos aún se rien del grito que solté...

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  16. Alimaña: La verdad que, una vez pasado un tiempo prudencial, el incidente fue recordado con sentido del humor.

    Sr.Nocivo: En los pueblos muchos cementerios estan situados cercanos a las viviendas o a campos de fútbol. Imagínese en este último caso lo animados que están los difuntos los domingos.

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  17. Sin duda la mejor historia es la segunda, es que si no se conoce al susodicho, es muy dificil entender la magnitud de la historia. Yo casi no recordaba lo del "niño angelito", pero al recordarlo no podía parar de reir, no es que su historia desmerezca, pero solo en pensar la cara del colega, por cierto...recuerda el dia de la psicofonía que casi le da un patatus a nuestro común amigo, aunque creo que no fue al único...esa historia tampoco esta mal. Un fuerte abrazo.
    Amiga anónima.

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  18. Querida anónima hay noches que son difíciles de olvidar. Esa historia me la tengo reservada para el año que viene.

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