martes, 6 de julio de 2010

GRANDES MOMENTOS DEL WESTERN (II)

PASION DE LOS FUERTES (1946-John Ford): Son muchos los momentos que atesora este clásico imperecedero de Ford. Una versión más de la historia de Earp, pero con la maestría propia de quien ha filmado los mejores western de la historia. Pero si hay que destacar algo en especial, deberíamos elogiar la actuación de uno de los considerados como peor actor del cine, y es que Victor Mature en su papel de Doc Hollyday está sencillamente magnífico y su voz impresiona hasta emocionarnos.


SOLO ANTE EL PELIGRO (1952-Fred Zinnemann): A Hawks no le gustaba demasiado la idea de que un representante de la ley acudiera a la población civil para que le prestase su ayuda en un conflicto violento. Su respuesta fue "Río Bravo" y fue desde luego contundente. No obstante, "Solo ante el peligro" es una obra de peso, en el que el tiempo y el factor psicológico juegan sus bazas de forma radical. Esa imagen de Gary Cooper representado todo su miedo y soledad quedará para siempre en la memoria. Años después, Sean Connery experimentaría las mismas sensaciones en la muy digna "Atmósfera cero".

EL ULTIMO TREN DE GUN HILL (1959-John Sturges): Película de alta tensión con un Kirk Douglas a plena máquina, interpretando la mano ejecutora de una venganza, pero siempre al lado de la ley. Sturges marca los tiempos de un ritmo narrativo perfectamente sincronizado. En la foto, ilustramos el momento en el que el representante de la ley y su detenido inician el camino hacia la estación de ferrocarril, una suerte de viaje al infierno.

VERA CRUZ (1954-Robert Aldrich): La sonrisa de Burt Lancaster y el gesto adusto de Gary Cooper forman el dúo perfecto para una historia enmarcada en el México del emperador Maximiliano. El duelo final es uno de mis momentos preferidos. Alex de la Iglesia homenajeó esta escena en "Perdita Durango", y cuando pudimos verla en pantalla grande, la sala de cine fue más hermosa y digna que nunca.


DUELO EN LA ALTA SIERRA (1962-Sam Peckinpah): Western de corte clásico en el que tanto Randolph Scott y Joel McCrea alcanzaron su más alto nivel interpretativo. La muerte final del viejo pistolero se nos antoja magistral y nos recuerda a la de Sterling Hayden en "La jungla de asfalto".


JUNTOS HASTA LA MUERTE (1949-Raoul Walsh): Revisión del clásico de cine negro "El último refugio" en clave de Western, cuya escena mítica, el enfrentamiento de ambos amantes a la muerte, quedará marcada a sangre y fuego en nuestra retina. Aunque mi versión favorita es la protagonizada por Bogart, ambas son sin paliativos dos obras magnas del séptimo arte.

HORIZONTES DE GRANDEZA (1958-William Wyler): Historia de odios entre familias en la que un caballero del este, Gregory Peck, pone la nota discordante en esta película visceral y de supuestos engañosos. El cobarde es en realidad un hombre de valor, el bravucón esconde un carácter pusilánime y los dos patriarcas enfrentados intercambian sus roles en más de una ocasión. La escena en la que el personaje de Henry Terrill cabalga solo al enfrentamiento con sus enemigos y se le van incorporando sus hombres poco a poco, es sencillamente ejemplar.

PEQUEÑO GRAN HOMBRE (1970-Arthur Penn): Desmitificación del western que, como en otras ocasiones, lo que en realidad hace es ensalzar aún más su leyenda. Nuestro personaje nos ofrece, a través de sus distintos roles, una panorámica general sobre todos los mitos del oeste americano, desde los pistoleros, los indios, el séptimo de caballería, los vendedores de elixires hasta los exploradores y predicadores. En un momento clave del film, el general Custer, a las puertas de Little Big Horn y sabiendo que nuestro protagonista le mentirá para impedir una masacre del pueblo indio, tiene lugar el siguiente diálogo:
Pequeño Gran Hombre: ¡Debe usted avanzar!
Custer: ¡No habrá indios allí!
P.G.Hombre: No he dicho eso. Allí le aguardan miles de indios, y cuando todo esto termine no quedará de usted mas que uno mancha grasienta. Esto no es río Washita, mi general, no son mujeres y niños indefensos. Los que les están esperando son guerreros cheyenes y sioux. ¡Vaya a su encuentro!.
El resto es de sobra ya conocido.
LOS SIETE MAGNIFICOS (1960-John Sturges): Adaptación al western de "Los siete samuráis" de Akira Kurosawa, que contó con un magnífico elenco de actores y que contaba con una de sus mejores escenas, cuando reunidos los siete protagonistas, hablan de las ventajas e inconvenientes de ser un pistolero, de sus privilegios y carencias y, sobre todo, de la falta de raíces. Contrasta el entusiasmo del personaje interpretado por Horst Buchholz y la tranquilidad de Yul Brynner, que escucha tranquilo mientras se hace un cigarrillo.

LA VENGANZA DE ULZANA (1972-Robert Aldrich): Majestuosa interpretación de Burt Lancaster que interpreta a un experto guía y cazador de indios, cuya mayor virtud es su comprensión hacia su presa y su serena experiencia de perro viejo. Viaje iniciático del joven oficial que llegará a entender muchas de las cosas que no comprende. La escena final de un Lancaster, herido de muerte, que espera, con la sabiduría de quien asume la vida, el último aliento de la misma, nos ofrece uno de los momentos especiales del film.

SILVERADO (1985-Lawrence Kasdan): Intento honesto de revitalizar un western marchito, que a pesar de ser un pastiche repleto de tópicos, no deja de ser un producto interesante y valiente en una época en el que las películas del oeste, exceptuando a Eastwood, eran una rara avis. En la fotografía, muy parecida a la de Henry Fonda de "Pasión de los Fuertes", vemos a Brian Dennehy sentado en una mecedora. A su espalda el inmenso paisaje del oeste, al frente la muerte en forma de duelo fatal.



sábado, 3 de julio de 2010

IMPOSTORES Y CRITICOS



Hace algunos años, cuando se estrenó la película de "Spawn", arrastré a unos amigos al cine y cuando salimos de la sala los improperios hacia la película y su escasa calidad retumbaron en mis oídos como cañones. Fue tal el nivel destructivo de sus opiniones que me pareció que debería aportar algo positivo sobre esta, por otra parte, poco defendible película. Al día siguiente escribí una falsa crítica, que casi la calificaba como obra maestra y la mandé por fax a un amigo ciertamente impresionable. Casi lo tenía convencido y, de no ser por la intervención del Tirador Solitario que descubrió el pastel, se habría convertido en un fiel admirador de "Spawn". Lo que quiero decir con esto es que la retórica puede establecer, en algunas ocasiones, falsas premisas sobre hechos incuestionables. Aquí les adjunto la crítica que por entonces escribí con fines perversos, que como curiosidad, firmé por primera vez como Pepe Cahiers:


CRITICA DE SPAWN
"Película realmente magistral, que funde los más novedosos efectos especiales con un lirismo lleno de épica. Desde sus homenajes velados a "¡Qué bello es vivir!" de Capra, a ese universo gótico creado por DC cómics, este film es toda una lección de buen cine. Heredera de los ambientes de Tim Burton y Moebius, la estructura narrativa nos ofrece una redención del personaje a través de la condición de héroe. Los esplendidos decorados nos muestran una ciudad en la que llueve eternamente, una clara referencia a la tierra sin esperanza de "Blade Runner", una suerte de purgatorio marginal, en la que los personajes muestran esa dualidad casi mitológica entre el bien y el mal. Rebelarse contra el infierno, dominado, no por Satán, sino por un descomunal Perro-cancerbero, que probablemente usurpó el poder al mismísimo rey de las tinieblas. Ese mismo infierno sacado de la imaginación de Dante, en donde se realizan pactos y promesas incumplidas. Nos encontramos también a un caballero del Grial, un rey Arturo sin reino, que fue condenado a luchar contra el mal hasta encontrar a su propio alter-ego. Porque, para alcanzar la pureza, hay que cometer el crimen, mancillar la inocencia y alcanzar el grado de conciencia de culpa; lo que los psicoanalistas llamaban "El yo culpable", entroncado con la ambición de purgar el mundo de maldad. Bajo la supervivencia de Spawn nos encontramos, paralelamente, a un personaje esclavo de su destino, manejado no por los dioses de un Olimpo caprichoso, sino por los demonios del infierno. Un infierno que se contrapone al paraíso terrenal al que se resiste a abandonar nuestro protagonista, configurándose en el Edén perdido del que nos hablaba Milton. Spawn es una pieza del engranaje mortal, cuyo destino final sería el apocalipsis de San Juan, pero que, bajo el signo metafísico de la transmutación será evitado. Frente a nuestro caballero cruzado, la película nos ofrece su reverso, en forma de maquiavélico payaso-bufón, con capacidad mutante, que es la antítesis del ángel de "¡Qué bello es vivir!", deliberadamente histriónico y probablemente desagradable al espectador, pues sus desafortunados tintes cómicos solo pretenden, de forma astuta, producir el más absoluto de los rechazos. Sólo podía suceder así en una película tan profundamente maniqueísta, en donde no hay lugar para la simpatía hacia el malvado.
Interesante es, sin duda alguna, la paráfrasis de la crucifixión. Un enviado de un ente superior, en este caso maligno, es crucificado en una alambrada de metal, signo de los nuevos tiempos, por aquellos recelosos que creen traicionada la idea del nuevo líder-caudillo, y acto seguido liberado del martirio por nuestro caballero del Grial, configuración de José de Arimatea, que le enseña la destreza y poder de su nuevo cuerpo, una expresión metafórica del sudario que produce la metamorfosis entre la mortalidad y el poder absoluto de lo imperecedero. El principio alquímico de la transmutación hecho carne, y la prueba evidente de que el cine aún no ha muerto."
Pepe Cahiers
... absolutamente delirante.

jueves, 1 de julio de 2010

DOMINGO NEGRO


¡Qué tiempos felices aquellos de la prehistoria, cuando el mar era un peligroso entorno, repleto de superdepredadores!. Pero, ¿desde cuándo el hombre se convirtió en un dominguero playero?, ¿por qué se le perdió el respeto al océano infinito y tenebroso?. Un día sin más, un honrado padre de familia cavernícola fue inducido por su parienta y su prole a abandonar el refugio tranquilo y seguro de su caverna para ir al mar. Y ese día fue su perdición, porque la voz se fue corriendo por todo cavernicolandia y todo el mundo quiso probar la experiencia.
Yo soy un hombre de mesa camilla y brasero, de los que les gusta mirar la lluvia detrás de los cristales, por eso me revienta la playa, sobre todo en domingo. Puedo permanecer, con cierta serenidad, un par de horas, pero esas estancias de 8 o 10 horas continuas, contemplando el mar como un memo me sacan de quicio. Mi problema es que a mi familia política les chifla el mar, les encanta tirarse a la playa como si fuera el paraíso terrenal. Si se enteran de que hay un tsunami, ellos, sin pensarlo, se arrojarán de cabeza.
La mañana dominguera comienza temprano, no sea que vayan a cerrar la playa, a eso de las 8 de la mañana todo en mundo en pie para preparar la extensa intendencia necesaria para pasar un día completo tirado por los suelos. Después de tres o cuatro horas de caravana, llegas a la costa y, como es lógico, no hay aparcamiento por ninguna parte, excepto el de los minusválidos y, aunque algunas veces te arrancarías una pierna para que te dejen estacionar, te vas al quinto pino y dejas el coche en el primer descampado que pillas. Una vez sales del coche, te cargas con todos los bártulos e igual que los porteadores de las películas de Tarzán, te dispones a emprender los 2 kilómetros que te separan del ansiado mar. En el camino es posible que alguno caiga por un acantilado o víctima de las lanzas de los pigmeos. Bien, ya estás en la jodida playa. Te abres paso con un machete, cortando piernas y brazos a todos los numerosos bañistas que te impiden llegar al hueco de un metro cuadrado que hace rato luchas por conseguir. Llega la hora de clavar esa sombrilla de "cervezas la guajareña" que tienes desde hace 20 años, los mismos que tu balón de Nivea. Siempre hay alguien que dice: ¡Déjale al primo Romualdo que él sabe clavarla bien!. Porque la arena de la playa engaña, una vez superado los dos centímetros de profundidad te encuentras que no puedes seguir profundizando, ¿qué coño hay debajo?, ¿ultra-aleación z?.
Una vez instalada la sombrilla, toca inflar la piscina de la niña, que cada vez es más grande, ya que la obsesión de mi mujer es llegar a la categoría de olímpica. Hoy en día la inflan por un euro en el kiosco de helados, pero antes cuando había que hacerlo a pulmón limpio, porque el inflador de pie siempre tiende a perderse, tenían que darte oxigeno medicinal una vez que terminabas o meterte en una cámara de descompresión. Cuando me toca dar un baño, me meto en el mar con la misma lentitud y prudencia que lo haría la antorcha humana. Si empiezo a meter el pié a las doce del mediodía es posible que a eso de la siete de la tarde el agua me llegue ya a la barriga. Hace algunos años me compré una gafas de buceo para entretenerme un ratillo, pero soy incapaz de permanecer más de 30 segundos debajo de agua, aparte de flotarme el culo no comprendo como en las películas aguantan tanto la respiración, vamos que les da tiempo a construir la catedral de Burgos antes de subir a la superficie. Además los documentales de Cousteau son mentira. Ese mar lleno de luz y color, pleno de vida es una falacia. Cuando te metes debajo de agua todo es de color verdoso tirando a color fango y los escasos peces que puedes ver son de un gris triste que te deprimes. Estoy seguro que los documentales de la fauna marina son una creación de los responsables de "Avatar".


Una vez que están en el agua tienes que ir equipado con un colador para filtrar el agua, para que no te pique ninguna medusa. Éste animal es verdaderamente despreciable, porque entendería que te atacara si se le molestara, pero no, la muy cabrona te lanza su dardo sólo porque las ha rozado. Es como si en la cola de un banco, del cine o de la pescadería te lías a tiros con el primero que te roce. Luego, cuando la policía te pregunta porque lo has matado, tú dices: ¡Es que me ha rozado!, y ellos te contestan: Bueno eso es otra cosa, si te ha rozado no hay nada más que hablar...¡Menuda provocación, nada nada, homicidio justificado, circulen, circulen...!.

Comes con arena, bebes con arena, te pones como un cangrejo y te das cuenta como se te escapa la vida entre ola y ola. Si te llevas un libro la brisa marina lo dejará hecho fosfatina, tampoco puedes concentrarte en la lectura, pues las innumerables conversaciones y gritos desaforados no dejan que puedas leer más de dos renglones seguidos. No puedes llevarte tu MP3 porque no escuchas nada y no puedes ir a rescatar a tu hija cuando la marea se la lleve camino del Cabo de Buena Esperanza. Si comentas que guardas restos humanos en tu frigorífico ni te hacen caso, pero como digas que no te gusta la playa te miraran como un apestado y te sentenciaran a la horca sin ningún miramiento. Después de un día tan aburrido como un partido de fútbol sin balón, vuelve al coche, a la caravana y al llegar a tu casa quemado y achicharrado te miras al espejo y dices: ¡Hasta el próximo domingo!

miércoles, 30 de junio de 2010

FOTOGRAMAS INMORTALES DEL CINE CLASICO (II)

En el mes de marzo publiqué esta selección, pero como después del anterior artículo "Grandes momentos del Western", en los comentarios me hacían referencia a "Murieron con las botas puestas" y "Grupo salvaje", mientras preparo una nueva entrega, les dejo con una reposición para los que estén interesados.


FRANKENSTEIN: La escena bucólica del monstruo y la niña en el lago transpira inocencia, una inocencia tan frágil como las flores arrancadas de la tierra, pues lo que ocurrirá después es consecuencia del mal instintivo e irreflexivo que conducirá al monstruo a la crueldad, en parte inocente.

AL ROJO VIVO: El final de Cody Jarret, el personaje interpretado por James Cagney es épico y grandioso, como corresponde a alguien que está en la cima del mundo. Hombre cruel, pero leal en cuanto a la amistad otorgada, se conduce por la vida bajo la influencia de su madre, cual edipo del crimen organizado. No es difícil que nos sintamos todos un poco traicionados por el personaje de policía, infiltrado en la banda, pues Jarret hubiera merecido más consideración por parte de su verdugo.

CANTANDO BAJO LA LLUVIA: Uno de los mejores musicales de la historia del cine, tiene su momento cumbre cuando Gene Kelly nos muestra todo su talento de bailarín, en una escena que representa el optimismo en estado puro, en un film que inspira la alegría de un espectáculo intemporal.

CENTAUROS DEL DESIERTO: La toma final de la película representa al hombre solitario, incapaz de crear vínculos en ningún lugar, representa el hogar frente a la inmensidad del paisaje al que pertenece, como hombre libre pero absolutamente desarraigado.


DRACULA: La escena de la aniquilación final del vampiro parece una coreografía preparada para el espectáculo más solvente, de la mano maestra de Terence Fisher y la productora Hammer, que nos hizo volver a sentir miedo reinventándose la viejos mitos de terror de la Universal.


MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS: Como falsear la historia y un personaje se puede convertir en arte y llegar a ser magistral, sobre todo en la escena final, cuando el héroe protagonista se auto-inmola sabiendo que su causa es injusta. Hermosa frase la que el general Custer le dirige a su esposa antes de marchar hacia una muerte segura: "Fue un placer pasear por la vida con usted".

SENDEROS DE GLORIA: El fusilamiento final representa la sinrazón más directa y cruda de la guerra, de cualquier guerra. El militarismo sale seriamente perjudicado, en un film en donde los generales dirigen la guerra desde un salón de baile mientras la carne de cañón es sacrificada por un trozo de tierra.



EL BUSCAVIDAS: Película de perdedores en donde, en la partida final, nuestro protagonista, inconmensurable Newman, obtiene su particular redención en un cara a cara con el pasado y en un acto de desafío, que quiere pagar una deuda, con los que se quedaron en el camino.

GRUPO SALVAJE: Cuando unos hombres, aparentemente sin escrúpulos, deciden en un acto suicida acudir en ayuda de un idealista, demuestran que los sin patria pueden sacar a flote un honor que viene directamente de las entrañas.

LOS SOBORNADOS: Aunque la venganza se sirve fría, Gloria Grahame, prefiere hacerlo muy caliente, frente un vil personaje, interpretado por Lee Marvin, en un film crudo y violento.

MATAR A UN RUISEÑOR: La magnífica atmósfera sureña de la novela de Harper Lee queda retratada de forma magistral en el film de Robert Mulligan. A destacar dos escenas. La primera cuando una turba irracional pretende linchar a un hombre de color, acusado de violación, aunque para ello tengan que hacer daño a su abogado, Atticus Finch, y la hija de este los va desarmando emocionalmente al tratarlos a cada uno de ellos como individuo. La segunda escena relevante es la que ilustra la fotografía, cuando Atticus, extraordinario Gregory Peck, muestra sus habilidades con un rifle frente a un perro rabioso.