jueves, 16 de diciembre de 2010

RECUERDOS CINEFILOS




Creo que a todos, en mayor o menor medida, nos gusta el cine. Cuando se ilumina la pantalla quedamos abstraídos por toda una serie de imagenes que nos trasladan fuera de nuestra propia vida. Mis recuerdos de la infancia me trasladan a un viejo cine de verano a donde me llevaba mi padre. Los sábados por la noche era de obligada costumbre acudir con toda la familia a ver una película, fuera la que fuese, esto tenía poca importancia. Recuerdo cómo me impresionó "Gorgo", un film que contaba como un monstruo gigantesco acudía a Londres para rescatar a su cría. La criatura era en realidad un actor disfrazado que hoy me produce cierta risa y algo de ternura, pero que por aquellos tiempos me produjo un impacto similar a la visión de los dinosaurios de Spielberg. Para un niño no había truco, ni se veían los hilos por ninguna parte, aquello era tan real como la misma imaginación.


Cuando llegaba el invierno nos preparábamos para los grandes estrenos. Sin falta fuimos al estreno de la versión de "King Kong" de Dino de Laurentiis y aun puedo sentir como me hundía más y más en la butaca cuando el descomunal simio se abría paso entre los árboles. Poco importaba para un niño de 11 años que aquella película fuera una especie de traición al espíritu onírico de la versión de 1933, para mi aquel King Kong tenía la expresividad suficiente para darme un sentido equilibrado del miedo y la compasión. Las películas basadas en las novelas de Jack London como "La selva blanca" o "Colmillo blanco" figuraban también entre mis favoritas. Recuerdo la primera, una coproducción en la que participaba España, tal y como lo testimoniaba la intervención de Sancho Gracia, dirigida por Ken Annakin y la historia de aquel magnífico perro fiel amigo de Charlton Heston hasta su triste final. "Colmillo blanco" era una película italiana de Lucio Fulci e interpretada por Franco Nero, Virna Lisi y Fernando Rey y también contaba la historia de un perro-lobo y sus aventuras en el difícil mundo de los buscadores de oro de Alaska.



Tenía un amigo al que le apasionaban las películas de Terence Hill y Bud Spencer y me arrastraba, con el mismo ímpetu de quien quiere convertir a los demás a su fe, a sesiones continuas en donde veíamos dos y tres veces seguidas "Dos super-policías", "Par-Impar"o "Le llamaban Trinidad".


Recuerdo mi gusto obsesivo por las películas de animales asesinos. No pude ver "Tiburón" en la gran pantalla, pero si asistí al estreno de su segunda entrega, en donde las jovencitas chillaban a pleno pulmón cada vez que el escualo daba un susto al escarmentado Roy Scheider. Me emocioné con la lucha, cuerpo a cuerpo, de mi idolatrado Richard Harris contra una orca asesina en la famosa película de Michael Anderson y aplaudir ese final en el que el animal hace uso de su particular justicia. Me importaba un bledo las críticas que la despreciaban y la arrastraban por el fango, a mi me divertía especialmente, sobre todo cuando derrota en una de las primeras escenas a un gran tiburón blanco. En cambio me decepcionaron "Caimán" de Sergio Martino, una de William Shatner titulada "Tarántula" y una aburridísima película sobre una manta gigante llamada "La perla negra" del año 77. Me gustó "Piraña" del amigo Joe Dante, sobre todo porque la protagonista enseñaba sus encantos ocultos en una escena del film.




Acudía regularmente con un par de amigos a ver las películas de Esteso y Pajares, naturalmente para contemplar los encantos de las chicas que aparecían en los chuscos argumentos de Ozores. Entraba con cierto aire de desconfianza, por si me solicitaban el carné por aquello de la edad, pues aún me faltaba algún año para poder entrar con absoluta impunidad.

Una tarde del año 1977, cuando un crucero imperial atravesaba de un lado a otro la gran pantalla, me di cuenta de que estaba naciendo en mi un cariño incondicional al cine y que eso, de una manera u otra, me acompañaría para siempre. Yo estaba allí, apretado en aquel camarote de los hermanos Marx, con Tarzán buscando a su hijo en New York, disfruté de un buen venado asado en el bosque de Sherwood junto a Robin Hood, acompañé a John Wayne en su búsqueda incansable de una niña raptada por los indios, regresé de la guerra con Dana Andrews, Fredric March y Harold Russell, ayudé a Peter Cushing en aquel salto que arrancó las cortinas para destruir a Drácula, intenté acabar con un Terminator, viajé al balneario de Chihiro en un hidroavión rojo pilotado por un cerdo, puse mi espada al servicio de Scaramouche, de Conan el bárbaro, del Señor de las bestias y del Rey Arturo, cociné con una rata con talento culinario, lloré con Elliot cuando murió E.T., estaba junto a Morgan Freeman cuando abrió aquella maldita caja en aquel día de sol y suspense, observé cuando el viejo Clint regaló su viejo Torino y cuando echaron los perros a Batman y cerré el circulo cuando le pusieron la mascara a Anakin Skywalker. Y cuando las luces se encendieron mi di cuenta que todo aquello había sucedido en aquella pantalla mágica. Me levanté, abandoné la sala y mire hacia atrás, comprendiendo que volvería una y otra vez.

18 comentarios:

  1. Qué bonito, Pepe, haciendo honor a tu apellido. Estupendo repaso, además con mucho cariño, hacia la manera en que empezasta a amar al cine. Aún hay algunas películas de las que nombras que no he visto pero con otras, coincido contigo como "La guerra de las galaxias", "King Kong" de De Laurentis... El cine, en la infancia, se ve de otra manera peor aprendes a quererlo igual. Un saludo.

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  2. Mr. Pepe Cahiers, permitame escribir lo siguiente despues de los dos puntos: ¡ Muuuuuuy Buuuuueno ! ¡ Maravilloso ! Si, yo me siento muchas veces como usted, y que casualidad, titulos mas, titulos menos, nos gustan las mismas peliculas, y la verdad, la mayoria de las veces, las criticas que reciben muchas de estas peliculas, por algunos criticos que no entienden nada de nada, no importan. A nosotros nos gusta el cine, ¡ que viva el cine ! Un gran saludo y, otra vez: ¡ que entrada maravillosa ! No estamos leyendo.
    P.D.: a proposito, tenia como diez años cuando fui a ver La Hora del Espanto ( Fright Night ) y que miedo me agarre, con decir que el papel que me habia dado el acomodador quedo hecho trizas, pero que bien la pase.

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  3. Estamos nostálgicos, eh? Creo que la entrada gana a partir de Una tarde del año 1977 (y no sólo porque las películas me parezcan mejores). Aunque bueno, lo otro es un aperitivo que te sitúa para el plato principal.
    Yo empecé a ir al cine muy tarde. Me aficioné a través de Primera sesión y Sábado Cine más que por las salas... que eso tardaría en llegar salvo contadas (y celebradas) excepciones. Sería largo de contar y tengo que ir a currar.
    Un abrazo, Pepe.

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  4. Orca, la ballena asesina... Ese final, cuando la orca mira a Harris, me encantó! La tengo que volver a ver!!
    Yo tengo más ligado mis recuerdos al videoclub, ya que soy de los ochenta, Los bicivoladores, Yo el halcón, El vuelo del navegante... En el cine recuerdo haber visto La loca historia de las galaxias, no es El imperio contraataca, pero algo es algo... Jejeje...
    Además, también vi Los Masters del Universo, que mirandolo bien es una especie de Star Wars pero con dimensiones paralelas. Flipé!!
    Algo tendrá el cine que nos trae tan buenos recuerdos...

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  5. Qué bonita esta entrada, Pepe Cahiers. Con la que, además, cambiando algún que otro título, me siento muy identificada.
    Yo recuerdo perfectamente cuando vi, de pequeña, Blancanieves y Mary Poppins, las dos primeras de Disney que vi yo en el cine, donde aplaudíamos al final y todo. Y recuerdo la primera vez que vi, en el cine también, "La guerra de las galaxias", que ya me enganchó para siempre.
    Ya más mayor, recuerdo con mucho cariño "Dos hombres y un destino", "El golpe", "La Misión"...
    Y hace unos pocos años, en una reposición, "Centauros..." y "Pasión de los fuertes". Una maravilla.
    Es que no hay nada como ver y oir el cine a toda pantalla en las salas.

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  6. Pocas cosas dejan tanta huella en un niño como la pantalla de un cine. Yo aún recuerdo mi primera película ¡con 5 años! "Cuando ruge la marabunta"... y la época de las reposiciones veraniegas, el Cinemascope y las versiones censuradas. Cuéntame... Borgo.

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  7. La primera vez que pisé un cine fue para ver la Guerra De Las Galaxias, después vendría los Superman y sobretodo En Busca Del Arca Perdida, que me permitió vivir la mayor aventura de mi vida.
    Recuerdo los posters de películas en los cristales de las panaderías que cruzaba para ir al cole, porque el poster del de El Hombre Elefante me aterrorizaba.
    También recuerdo un cine de pueblo donde veraneaba que ponían pelis S, donde pintaban un círculo negro alrededor del pezón de las protagonistas en las lobbycards que exibían.

    Un abrazo!!!!


    PD: me he reído mucho con su post acerca del Capitán Quinlan de Sed De Mal!!!

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  8. Yo también confesaré mi primera vez... en lo de ir al cine eh!.
    Con 9 años vi Batma de Tim Burton, y me dejó flipado.
    Ver películas siempre que era posible no me derritió el cerebro sino que me lo llenó de datos, a veces hasta útiles.
    Que suerte tuvo vd. señor Cahiers que pudo ver Star Wars en una sala de cine, yo me he tenido que conformar con ver el Episodio III.
    Vaya casualidad, hace un par de semanas en el programa de Pumares de Veo7 se emitió Orca. No tengo malos recuerdos de esa película de la que solo pude ver el final en la TDT. Hay que revindicar a Richard Harris.

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  9. Eso de que a todos nos gusta el cine, creo que está claro, jeje.
    Vaya repaso a la memoria, creo que también puedo identificar muchas épocas de mi vida con ciertas películas que me marcaron en un determinado momento y que no hacían grandes efectos especiales ni actuaciones estelares para disfrutar de unos minutos en otro universo.

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  10. Grease,En busca del arca perdida,La guerra de las galaxias,la guerra de papá....
    Siempre nos quedará el recuerdo de nuestro cine de barrio, y ese olor inconfundible a ambientador pachuli.

    Salu2 (excelente post)

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  11. Marcos: Creo que todos guardamos unos buenos recuerdos de nuestra infancia y juventud, algunas veces parecen ya tan lejanos que cualquiera diría que son nuestros.

    Belknap: Le agredezco sinceramente sus palabras. Es cierto que, cuando recordamos el cine de nuestra niñez, solemos ser más tolerantes y concentramos grandes dosis de cariño hacia él.

    David: Pues si, supongo que esa nostalgia estos días que vienen parece como si estuviera más a flor de piel. Bueno, no crea, los sabados de cine en tve provocaron el nacimiento de muchos cinéfilos.

    Lazoworks: Querido amigo, soy ya tan vetusto que he pasado por todas las fases. Recuerdo un pase en un cine de verano donde proyectaban "Masters del Universo" de la mítica productora ochentera Cannon, film de serie muy B, pero con un estupendo Frank Langella haciendo de Skeletor.

    Clementine: Recuerdo que mi abuela me llevó de muy pequeño a ver "Blancanieves". Muchos años después, cuando ella ya tenía 82 años la llevé a ver E.T. y la verdad es que le hizo mucha ilusión.

    Miquel: Buen debut, nada más y nada menos que con la sensual Eleanor Parker. Menuda suerte tuvo usted.

    Cinexim: Que buena la época del destape. Podías ir a unos multicines y ver como, junto a una película clasificada S, también había una de dibujos animados.

    Kinski: Bueno, quizás ahora tenga usted una nueva oportunidad para ver Star Wars en pantalla grande, con el proyecto de reestrenarlas en 3D del señor Lucas.

    Piedra: Sin duda, cada cual tiene su propia mitología y la guarda como un pequeño tesoro.

    Toni: ¡Maldición he olvidado mencionar "Grease"!.Recuerdo que hasta me aprendí las canciones en inglés de tanto machacarlas. También me enamoré locamente de Olivia Newton John.

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  12. Pues esta noche, precisamente, en unos cines de Barcelona, hacen una doble sesión "Alien+Tuburón" en v.o.s. y por el precio de una entrada, es decir, 8 euros (que es lo que cuesta ver una película en esta maldita ciudad...)

    Dicho esto, pues no estoy seguro de cuando fui por primera vez al cine. Creo que fue siendo yo muy pequeño y para ver una reposición de Bambi.

    Lo de ir al cine en familia no se estilaba mucho en mi casa. Siempre ibamos mi padre y yo, que nos encantaba ver películas (y además nos gustaban las mismas; de hecho, el me inició en el maravilloso mundo del western).

    Aún recuerdo la odisea que tuvimos para conseguir entradas para ver Jurassic Park. Al final lo conseguimos y lo pasamos en grande (tendría yo unos 9 años, si no recuerdo mal)

    La verdad es que yo me curtí sobre todo con la televisión. Veía muchas películas y otras tantas las grababa en vídeo, llegando a coleccionar cintas y cintas BETA (y posteriormente, VHS). Por no hablar de las visitas semanales al videoclub, que por aquella época solíamos alquilar 3 o 4 cintas (era lo normal, ya que tenías 48 horas para devolverlas, y con ellas cubrías perfectamente todo el fin de semana)

    En fin... muchos buenos recuerdos de aquellos tiempos.

    Saludos ;)

    P.D.: Mi hermana y yo nos poníamos una y otra vez Grease xD

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  13. Mis recuerdos cinéfilos de infancia van unidos de forma indisoluble al mítico Coliseo Viñas, esa maravillosa sala de sesión continua al que ya dediqué un par de artículos hace años,(como se que al anfitrión no le importa adjunto abajo los enlaces de esas entradas).
    Hay un subgénero peculiar que es el de los cines de verano, donde algunos vimos productos exóticos como ese film llamado Yor, el cazador que vino del futuro, aparte de devorar unos bocatas prodigiosos...


    http://elblogdeltiradorsolitario.blogspot.com/2006_12_01_archive.html

    http://elblogdeltiradorsolitario.blogspot.com/2007_01_01_archive.html

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  14. Es bonito recuperar recuerdos de este tipo, la primera vez que fui al cine fue en compañia de mi pobre abuela, que tuvo que soportar de pié estoicamente a mi lado mas de una hora de cola en un conocido cine madrileño. Fue el estreno de "Superman" que me dejó extasiado, ahí creo que empezó mi hobby (o vicio según se mire)por el cine

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  15. Pliskeen: Pues tiene usted mucha suerte por tener una sala de cine capaz de ofrecer tan interesante oferta. La verdad que si te vas con toda la familia hoy en día al cine + palomitas + refrescos y chuches es una pequeña fortuna.

    Tirador: Recuerdo aquellos magníficos artículos que desde aquí recomiendo. También recuerdo ver "La bella y la bestia" en el Coliseo Viñas y como me sorprendió que tuviera la platea los asientos de hierro, no siendo un cine de verano. Aquellos bocadillos supieron a gloria ante el espectáculo que nos ofrecía la pantalla.

    Alimaña: Yo también hice cola para "Superman" y como había que darse tortas para conseguir una buena butaca, pues las sesiones no eran numeradas y había una lucha titánica por evitar la primera fila.

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  16. Mis recuerdos cinéfilos de infancia también dan comienzo con producciones japonesas de monstruos y robots, en el proyector que había en el club de tenis.

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  17. Precioso, Pepe, precioso. Mi madre era la que me arrastraba a mí al cine al principio, y yo encantado. Luego a mí y a mi hermana, y por último a un vecino amiguito mío que lloró tanto con el largo de La masa que tuvimos que irnos. O pseudolargo, creo que era el piloto de la serie de tv, que aquí lo dieron en cines. Yo flipando con aquel monstruo verde y tuvimos que salirnos todos, jajjaj.

    Existía la recomendación por edades, pero había una especie de indolencia maravillosa con ese tema, y generalizada: si no era clasificada S, los enanos veíamos cualquier cosa. Desde zombis italianos a productos como exploits de "Terremoto" japonesas o la citada Tarántula, Piraña, el Spiderman aquel karateka, etc.

    Ah, la primera vez que me sentí mayor: con un amiguito yendo juntos hasta un cine de la c/ Real a ver Superman II. Y más tarde Beat Street ¡y salir bailando del cine! jajjaja, la madre que nos parió, sin pudor ninguno.

    También vi el episodio III en el cine (las multisalas del Carrefour, que poco después cerraron), fui solo, me apetecía solo. Me planté allí y todavía tenía escalofríos en el coche de regreso a casa.

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  18. Octopusmagnificens: Supongo que casi todos nos hemnos curtido cinematográficamente en películas de monstruos.

    Insanus: Aquel largo de la Masa era, efectivamente, el piloto de la serie de tv e ignoro si su vecino lloraba de miedo o de risa. El Spiderman que arrojaba, en lugar de telarañas, maromas de las de atar los barcos, jejejejeje... Aquel final del episodio III nos emocionó, por todo lo que significa, a muchos.

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