El día que aprobé oficialmente tercero de BUP emprendí una desesperada huida con las notas aferradas a mis manos y sin mirar atrás. Nunca me gustó estudiar, sobre todo por obligación y después de un verano enterrado entre las matemáticas y la física y química, que aún arrastraba de segundo, y el latín del curso en vigor, fue como si me hubiera quitado un lastre terrible. Estudiar e intentar comprender que demonios era aquello del número "e", el por qué de aquellas diminutas valencias situadas en la tabla de los elementos químicos, el enigma de los julios y los amperios, mezclado con el rosa rosae y las malditas declinaciones en plena canícula, era algo que compremetería la cordura de cualquier persona honrada. Ni amores ni puñetas, ya se ocupaba mi padre de recordarme cuales eran mis obligaciones, estudiar y aprobar, que lo demás es para listos y empollones.
Alguna que otra vez había acudido a algún profesor particular, pero aquel verano decidí echar toda la carne en el asador y apañarmelas por mí mismo, empleando buenas dosis de paciencia y cierto impulso autodidacta que suele ser un compañero fiel e infatigable. Y esto es algo de un mérito indudable para alguien como yo, que durante las clases de matemáticas estaba absolutamente ausente, como en una especie de trance o viaje astral en mitad de una clase que para mi, era como si se impartiera en chino o en arameo. Procuraba siempre permanecer en un plano muy discreto, tanto que una profesora de matemáticas me descubrió a mitad de curso y me preguntó que si era nuevo. La clase estalló en una risa generalizada y todos comenzaron a llamarme desde ese momento con el apodo de "Extranjero". Y es que debo reconocer que, en aquellas materias, era verdaderamente un extranjero en tierra extraña. La tabla de logaritmos era tan indescifrable para mi como la Piedra Rosetta, toda una suerte de quimera imposible de abarcar.
Pero, aquel verano acometí el desafío con tal cabezonería y orgullo propio, que fui capaz de resolver con éxito problemas matemáticos, otra vez ese maldito número "e", me aprendí de memoria todas las valencias y sus aplicaciones y cuando llegó el mes de septiembre tenía el tema absolutamente dominado. De hecho, ambos examenes me salieron bordados, aunque bien es cierto que aprobé con unos miserables suficientes, entre otras cosas, porque, probablemente, los profesores sospecharon que me había copiado. No hay nada peor que luchar contra la mala fama. Recuerdo que en aquella época tenía como compañero de suspensos al amigo Tirador Solitario. Antes del examen de matemáticas me demostró como se había concentrado y preparado en su retiro de la Costa Tropical.
Alguna que otra vez había acudido a algún profesor particular, pero aquel verano decidí echar toda la carne en el asador y apañarmelas por mí mismo, empleando buenas dosis de paciencia y cierto impulso autodidacta que suele ser un compañero fiel e infatigable. Y esto es algo de un mérito indudable para alguien como yo, que durante las clases de matemáticas estaba absolutamente ausente, como en una especie de trance o viaje astral en mitad de una clase que para mi, era como si se impartiera en chino o en arameo. Procuraba siempre permanecer en un plano muy discreto, tanto que una profesora de matemáticas me descubrió a mitad de curso y me preguntó que si era nuevo. La clase estalló en una risa generalizada y todos comenzaron a llamarme desde ese momento con el apodo de "Extranjero". Y es que debo reconocer que, en aquellas materias, era verdaderamente un extranjero en tierra extraña. La tabla de logaritmos era tan indescifrable para mi como la Piedra Rosetta, toda una suerte de quimera imposible de abarcar.
Pero, aquel verano acometí el desafío con tal cabezonería y orgullo propio, que fui capaz de resolver con éxito problemas matemáticos, otra vez ese maldito número "e", me aprendí de memoria todas las valencias y sus aplicaciones y cuando llegó el mes de septiembre tenía el tema absolutamente dominado. De hecho, ambos examenes me salieron bordados, aunque bien es cierto que aprobé con unos miserables suficientes, entre otras cosas, porque, probablemente, los profesores sospecharon que me había copiado. No hay nada peor que luchar contra la mala fama. Recuerdo que en aquella época tenía como compañero de suspensos al amigo Tirador Solitario. Antes del examen de matemáticas me demostró como se había concentrado y preparado en su retiro de la Costa Tropical.
Curiosamente, y cuando ya no tenía obligación, si que realicé una especie de carrera particular e intransferible, paralela a la de mis colegas universitarios, pero eso es otra historia que ya contaré en su momento.
Mr. Cahiers, yo tampoco fui ni soy buen estudiante y tambien las pase bastante canutas, aunque por lo que he escuchado no hay estudiante que no las pase, lo bueno de su relato es que se que no estoy solo, un saludo y a la espera de mas gratos recuerdos.
ResponderEliminarMuy bueno lo de que si eras nuevo, Cahiers. ¿Así que el Tirador suspendía entonces?... Interesante.
ResponderEliminarComo siempre, entretenidísimos tus relatos biográficos. Un beso.
Mis problemas en el instituto no eran tanto de estudios, afortunadamente (creo).
ResponderEliminarPor cierto, y a cuenta del título, ¿has leído "Stranger in a strange land" de Robert A. Heinlein? Aquí traducido como "Forastero en tierra extraña". Un libro muy interesante, la verdad.
¡Ay como me suena todo eso!
ResponderEliminar¡Tercero de BUP! Eso me suena a catedrático de filología klingon, o algo así...
ResponderEliminarNoto cierto resquemor nostálgico implícito jajajaja. Yo fui uno de aquellos estudiantes de verano... siempre me quedaban 3 o 4 para septiembre y me tocaba empollar entre paellas, sombrillas y el juego. Lo pueden atestiguar mis pupitres repletos de logotipos de bandas de heavy metal, estos tenían mas dibujos acabados que los propios blocks... ¡que tiempos!
ResponderEliminarSoy Alimaña, no se por que demonios Blogger no me permite identificarme...
Belknap: Somos muchos los que padecíamos este tipo de cosas. Los empollones de verdad siempre han sido minoría.
ResponderEliminarClementine: EL Tirador tenía toda la pinta de un empollón, pero era tan pendenciero como el que más.
natsnoC: Me temo que ese título me suena más por Iron Maiden que por la novela a la que te refieres, que por las referencias que tengo parece muy interesante, es como el argumento inverso de "Homo Plus" de Frederik Pohl.
Möbius: Si, en el fondo, son historias muy comunes, por lo menos entre los mortales.
Octopusmagnificens: El término BUP (Bachillerato unificado polivalente) es una reliquia.
Alimaña: Usted era uno de aquellos que pintaba los pupitres con Iron Maiden, AC/DC, Judas Priets, Venom o la guitarra de Michael Schenker. Eso está bien, mejor que aquellos malditos logaritmos. Respecto a lo de Blogger es que ultimamente anda pachucho. Pruebe a navegar con Mozilla.
Por poco no estudié BUP, fui de los primeros de la ESO (lo cual aún no se si es bueno o malo). No es por presumir, pero quitando las asignaturas de matemáticas, física y química el resto se me daban muy bien, pero a base de plantar los codos en la mesa y dejarme la vista (prueba de ello son las gafas que llevo).
ResponderEliminarProbando, a ver si puedo enviar comentario... Borgo.
ResponderEliminar¡Ahora, sí, ha funcionado! Pues aprovecho para decirte que yo siempre estaba en la Luna y en la clase de mates en otro sistema solar. Mis pesadillas están llenas de integrales y derivadas. Saludos. Borgo.
ResponderEliminarLos traumas del estudiante son siempre profundos.
ResponderEliminarSolo conseguí aprobar todas las asignaturas en Junio una sola vez, en 2º de Bup. Cosa que me convirtió en una especie de heroe entre mis amigos, aparte de esa excepción necesité clases de mates y de alguna que otra asignatura.
Jamás olvidare el día que haciendo un examen de matemáticas en 3º el muy jeta del profesor (padre de un colega para mas inri) anuncia jocoso que ese examen pertenecía a las pruebas de selectividad del año anterior!!!!
Todavía no se nos ha pasado el cabreo.
Portentosa historia,de la que fui testigo directo. Todavía recuerdo la chanza general cuando comentaron aquello de "no es extranjero". No se si fue el Topo o Barragán quien tuvo la feliz ocurrencia.
ResponderEliminarYo era negado para Matemáticas y F/Q, amiga Clementine. No entendía nada, me resultaban un arcano inescrutable, y Cahiers y yo las pasabamos canutas...Finalmente logramos aprobarlas, pero circula la leyenda urbana, que alimenta Pepe de forma cansina, que yo tuve suerte al superarlas...
Sr.Nocivo: ¿Gafas?. Creía que usted sólo usaba monóculo, pero no se preocupe, a este paso y debido a las horas que me paso frente la pantalla del ordenador, ya mismo necesitaré prismáticos.
ResponderEliminarMiquel: Veo que ha regresado por fín al mundo apasionante de los comentarios. Me alegro. Si, desde luego, las matemáticas son cosa de pesadillas o alucinaciones.
Kinski: Creo que desde sexto de EGB no he tenido ni un sólo verano sin el peso de algún suspenso que otro. Eso si, las matemáticas, desde entonces, era algo que nunca faltaba.
Tirador: ¿Suerte?. No me haga usted hablar, no me haga usted hablar...
Mr Stranger? Interesante, me gusta. Yo fui buena estudiante pero de puras letras por lo que la física y química y las mates eran una caballo de batalla pero que solía superar eso si, no sin esfuerzo.Claro que, esa es la vida de estudiante lo que pasa es que es más fácil rascarse la tripa y creer en los milagros de última hora ¿no?Miremos a la nueva generación ESO. Si tuvieran que meterse en el coco todo lo que tuvimos que estudiar nosotros.......se morían. Muy interesante la anécdota y espero con ansia la continuación. Un saludo.
ResponderEliminarMonsieur Tirador: Insinuamos que copió en el examen?? !!!Qué verguenza!!!!
ResponderEliminarPor supuesto que no copié en los exámenes. Nunca he servido para eso, sólo de pensarlo me da un estrés terrorífico; me hubieran pillado en segundos...
ResponderEliminarPor cierto, hablando de historias de copieteos en los exámenes, hay una muy curiosa protagonizada por La Masa, cuando se copió de La Mosca, en un examen de matemáticas...no me atrevo a contarla con toda su crudeza, eso se lo dejo al anfitrión Cahiers...
ResponderEliminarHola Pepe!!! Que me vas a contar de las horribles matemáticas que no sepa yo (en COU no aparecía ni por clase, estaba jugando a culé en el patio), y lo cierto es que después de aprobar super rascado en septiembre ahora pasados los años y desde el interés puro he vuelto a acercarme a ese mundo de los números y sobre todo al de la física (teórica) gracias a libros más asequibles al público en general y realizados por gente que sabe cómo explicar esas asignaturas. La culpa no era nuestra sino de los profesores rancios y apolillados que teníamos en BUP y COU y que en la Universidad en buena medida siguen siendo igual.
ResponderEliminarMe he reñido mucho con tu relato.
Un abrazo.
Debo reconocer que en mis años de estudio me las apañaba bastante bien. No era un sabelotodo, pero un poco empollón sí, aunque no lo suficiente como para afectar mi vida social ni hacer peligrar mi integridad física. Eso sí, siempre fui más de letras que de números, y quizás por ello tengo dos blogs xD
ResponderEliminarSaludos ;)
Blue Day: Eso de estudiar a última hora, incluso repasar freneticamente diez minutos antes del examen, me es familiar. El Tirador lo que se dice copiar no copió, pero...
ResponderEliminarTirador: Esa anécdota a la que usted se refiere requiere un lenguaje no acorde con la filosofía de este Blog. No obstante, prometo pensarlo.
Worc: Lo que usted dice es completamente cierto. No conocí, a lo largo de mi trayectoria academica, ni un sólo profesor, de tal materia, que fuese capaz de incentivar adecuadamente a sus alumnos.
Pliskeen: Así que estaba usted en la frontera del empollón repelente, pero bien es cierto que no todos los que sacaban buenas notas eran cargantes. He conocido a unos y a otros y había buena gente y otros que habría que correrlos a gorrazos.
XD ¡Genial tu entrada! y las viñetas seleccionadas (este Forges tiene una lucidez de espanto), la de la tabla de los elementos periódicos, tronchante, lástima no haberla conocido antes.
ResponderEliminar¿Has leido Mal de escuela de Daniel Pennac? creo que te gustaría.
Nunca hice alarde de mis conocimientos (salvo, precisamente, para hacer la puñeta a los empollones repelentes que menciona), y de hecho siempre me prestaba a ayudar a mis compañeros, a pasarles los apuntes e incluso a dejar que se copiaran los deberes. Pero vaya, que a mi también me echaban un clave los que sabían más que yo.
ResponderEliminarYa en bachillerato, aunque seguí sacando buenas notas, empecé a sacar también mi vena más cómica/humorista, lo que me otorgó un grado de popularidad nunca antes conocido. De todas formas, creo que de lo que siempre pude presumir y estar orgullo en mis años escolares, es de llevarme bien con todo el mundo, algo que procuro mantener todavía en mi entorno social y profesional (en el segundo siempre es más dificil xD)
;)
A-B-C: Pues esa simpática tabla de elementos la puede encontrar completa buscando por internet. Es muy divertida. No he leído ese libro, pero me lo apunto.
ResponderEliminarPliskeen: Buen estudiante y con sentido del humor. Eso es fenomenal.
La masa, la mosca,...............por favor Mr Cahiers, cuéntelo. Con esos nombres la historia promete.
ResponderEliminarBlue Day: Es cierto, menuda fauna, pero debe comprender que es una historia muy corta y plena de palabras malsonantes.
ResponderEliminarQueridísimo Pepe,
ResponderEliminarYa he terminado el asunto que tenía entre manos...
Ahora, por fín, espero tener algo más de tiempo.
Por otro lado, mire su correo, encontrará una cosito que he hecho especialmente para usted.
Saludines!!