jueves, 14 de agosto de 2014

CAERSE DE LA CAMA

Alguno se habrá preguntado cómo es posible que, mientras dormimos, tengamos la habilidad o facultad de no caernos redondos al suelo. De qué barrera invisible nos impide hacerle el juego a la ley de la gravedad. Los especialistas en el asunto, que no son los vendedores de colchones, sino los investigadores del sueño y los neurólogos afirman que, nuestro cerebro, es capaz de poner en funcionamiento un mecanismo de seguridad que nos impide precipitarnos sobre la mesita de noche. Durante el sueño se produce una hipotonía muscular que reduce el movimiento, aunque esto no es cierto del todo, pues existen individuos que durante su reposo nocturno se mueven más que Tony Manero en un concierto de los Bee Gees. Podemos aceptarlo como norma general y que, además, nuestro cerebro, de forma automática e inconsciente, es capaz de asimilar las medidas de cualquier cama, para establecer una especie de límites imaginarios que no deben de ser traspasados. A mí, en particular, estas teorías no me seducen demasiado, siendo más partidario de otra más imaginativa y osada. No nos caemos de la cama porque, en nuestra memoria genética, recordamos cuando éramos monos y dormíamos sobre los árboles sin precipitarnos al vacío. 
Gracias a esta última propuesta he llegado a la conclusión de que mi hija de 3 años, Martina, ha dado un salto a la evolución que los científicos aún ignoran. Prefiero que sea así, por el bien de la niña y que no sea tratada como un fenómeno. Porque estamos ante el primer "homo cósmicus". Mi hija ha dejado atrás ese gen antediluviano y marcha decidida en pos de conseguir un record Guinness de caídas de la cama. En poco menos de 15 días ha conseguido despeñarse en varias ocasiones, poniendo en peligro su integridad física y la salud mental de sus progenitores. En uno de esos impactos contra la superficie le salió un enorme chichón en la frente que pudo ser menguado con algo que me recordaba a los viejos tebeos de Zipi y Zape, el árnica, que ahora viene presentado como si fuera un lápiz de labios y que, una vez aplicado, reduce sensiblemente la hinchazón. A pesar de este remedio eficaz hubo una llamada al servicio de urgencias, informándonos amablemente que si la niña no tenía mareos, somnolencia o vómitos es que estaba más sana que una manzana. Y así fue, no hubo más complicaciones. A los pocos días, a la intempestiva hora de las cinco de la mañana, la buena mujer en miniatura tuvo la gentileza de precipitarse una vez más contra el sufrido suelo de su dormitorio. Esta vez se hizo un fenomenal corte en la barbilla y papá, en un estado entre el shock y la narcolepsia, la llevó al servicio de urgencias, en donde le aplicaron una especie de pegamento milagroso para cerrarle la herida. De haberle tenido que poner puntos, se tendría que haber contado con la participación del cuerpo de bomberos para poder sujetarla, pues Martina aún piensa que cuando va al médico le van a practicar una especie de exorcismo o algo peor.

Estos distraídos acontecimientos provocaron un interesante debate entre papá y mamá, sobre lo conveniente de ponerle en la cama, a nuestra kamikaze nocturna,  una especie de valla protectora de quita y pon. Idea que fue apoyada por la abuela y a la que yo mostraba ciertas reticencias, pues me imaginaba a Martina intentando sortearla cual inmigrante melillense. "La va a intentar saltar y caerá de mayor altura", advertía mi espíritu desconfiado. "No creo yo", afirmaban cándidamente mujer y suegra en un coro de confianza basado en una lógica inexistente. Dicho y hecho, esa misma noche nuestra experta en fugas, nuestro Clint Eastwood de Alcatraz, intento saltar el vallado cayendo de cabeza al abismo. Llantos, plantos y endechas de la accidentada y padres al rescate. Afortunadamente esa noche tenía una especie de coleta-moño que amortiguó el golpe, quedándose en un susto y en una interminable sesión de preguntas, formuladas regularmente: ¿niña estás bien?, ¿niña estás mareada?, ¿niña tienes sueño?, ¿niña tienes ganas de vomitar? He pensado otro nombre para esta nueva especie humana, el "homo caidus" o directamente "ecce homo". Descartada la idea de comprar una jaula o una cuna con techo, hemos optado por situar el colchón en el suelo como medida provisional. Ya no se puede caer de la cama, salvo que su masa corporal sea capaz de atravesar el suelo y acabe en el piso de abajo, donde vive un chino que se  quedaría  con los ojos redondos como platos si una niña atravesara su techo de forma inesperada. 


30 comentarios:

  1. Anoche yo estuve como Tony Manero en un concierto de los Bee Gees. Di demasiadas vueltas en la cama y me despertaba a ratitos... eso sí, no me caí.

    Abrazos Pepe.
    Carlos

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    1. Eso me sucede mucho a mí, sobre todo en verano, que es endemoniadamente difícil conciliar el sueño.
      Un abrazo.

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  2. jaja muy buena entrada... y que tema ese, que hacés? la atás? que duerma colgada de un arnés? en vez de alfombras haces todo colchón el cuarto?

    y no la dejes ver mas por tv al hombre araña... salu2...

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    1. Me apunto lo del arnés, que lo de acolchar el cuarto ya lo hemos estudiado, jajajajaja...

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  3. Jajaja, en la forma contado con mucha gracia Pepe. En el fondo...¿Saltó la barrera? Pero entonces no son caídas, es que la criatura pretende levantarse o escapar ¿no? A ver si va a ser medio sonámbula o tiene pesadillas o algo, porque lo de la barrera no es normal.
    Trato de recordar hasta que edad mi hija durmió con la barrera y no lo consigo, no sé si a los 3 años seguía con ella, pero siempre sirvió para lo que estaba destinada y nunca cayó.
    Besitos. Lo del colchón al suelo buena idea, desde luego

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    1. Es una mezcla de todo. Se cae dormida y también en sus múltiples fugas pues por la noche va de cama en cama como la falsa moneda. Nunca termina en la cama en la que empezó a dormir.

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  4. Por si acaso esa barra metálica de las literas de los coches-cama de los trenes me han salvado el físico más de una vez. Interesante esa teoría del instinto de supervivencia. En mi caso dormir conmigo (mis parejas han estado de acuerdo ) es un coñazo pues ronco, hablo y me muevo, además de pegar algún grito cuando tengo alguna de mis frecuentes pesadillas.
    Saludos. Borgo.

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    1. A mi me pasa igual, no solo soy un incordio a la hora de dormir, sino que además necesito una cama para mi solito y ausencia absoluta de ruidos. Por molestarme me molesta hasta la respiración.
      Saludos.

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  5. Yo nunca me caigo, pero me suelo despertar al borde del colchón pensando que estoy en el medio. Es una sensación horrible, como cuando piensas que hay un escalón más.

    Estoy con Imagina, o la niña coge carrerilla rodando en sueños o salta la barrera a propósito. Sea como sea es un problema, sí, al final tendréis que ponerle un casco si no cambia la cosa.

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    1. Se mueve mucho en la cama, como las agujas del reloj y al final termina por caerse. Además por la noche tiene la costumbre de buscar otras camas donde dormir, fugándose de la suya. Por eso no se le puede poner la dichosa barrera.

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  6. Con los críos no terminas nunca, por mil ojos que pongas las caídas, golpes, sustos... son inevitables. Un buen surtido de cojines y almohadones alrededor de la cama?
    Pero yo creo que tienen un superángel de la guarda afortunadamente para todos.
    Un saludo.

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    1. Un superángel con una carga terrible de trabajo que no tardará en pedir su dimisión si se le sigue explotando con tanto curro.

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  7. Jajajajajajajajaja...
    Cahiers, me alegra infinito saber que la niña está bien, si no no me reiría, téngalo por seguro. Pero es que lo cuentas tan a lo Mihura, Tono, Azcona y compañía... Gracias por ese arte que te das escribiendo estas cosas autobiográficas :)

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    1. Si, jeje tiene muy dura la mollera, pero al final vamos a tener que envolverla en plástico de burbujas.
      Gracias por su comentario Clementine.

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  8. Nunca me he caído de la cama, pero me muevo un montón y a veces hablo en sueños.

    Que tu chiquilla salte la barrera no es normal y me uno a la hipótesis formulada en oesa comentario sobre la posibilidad de que sea sonámbula. Sea como sea espero que solo sea una fase y que se pase pronto para que quede como una anécdota.

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    1. Sonámbula no es, simplemente es que tiene el sueño muy ligero y es inquieta, además de que no quiere dormir nunca en su cama, no se si por miedo, porque duerme junto a su hermana y no debería, pero a saber que pasa por la mente de una mico de 3 años.

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  9. Alguna vez se pequeña también me caía de la cama porque me movía mucho (no me se estar quieta) por suerte nunca me hice daño.
    Muy interesante tu entrada, un saludo :)

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    1. Pues fíjese que yo no recuerdo haberme caído de pequeño, desde que tengo uso de razón, claro está.
      Saludos y gracias por la visita Sara.

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  10. Pobrecilla, cuantas veces se ha caído de la cama tu niña, ¡menudos sustos os habréis pegado! Y que noches mas sufridas ya con la psicosis de que le vuelva a ocurrir. ¿No será media sonámbula? Espero que el remedio del colchón sea eficaz porque sino madre mía.
    Saludos

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    1. Simplemente es muy inquieta y se mueve mucho tanto despierta como dormida. Ahora mismo ya no tiene de donde caerse. Espero que le sirva de aprendizaje para no hacerlo más.
      Saludos.

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  11. Yo tengo una teoria bastante peregrina pero quizás acierte. Puede que su hija sea una Otaku prematura y como los japoneses duermen a ras de suelo ella también queria hacerlo, no sabia como conseguirlo y caerse constantemente ha sido la forma jajaja.

    Saludos.

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    1. Pues ha sido una forma de iniciarse algo dolorosa, jajajaja. Si es lo que quería, desde luego lo ha conseguido.

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  12. Hola Pepe, no se preocupe, mientras Martina no levite en sueños vamos bien... Mis hijos duermen en una litera, al pequeño le protege la escalera de las caídas, a la niña que ya se pegó un buen trompazo desde un metro y medio de altura, le pusimos un Super Humor de pié, que le sirve de barrera entre el colchon y el canto jajajaaja. Ya se cargó la barandilla en un intento suicida..

    Saludos

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    1. ¿Un Super Humor? Bueno, si se aburre o no concilia el sueño tiene una alternativa de diversión a la vieja escuela.

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  13. Estimado Maestro Cahiers,

    Yo tambien sería la envidia de "Tony Manero" en un concierto de los Bee Gees...pero siempre que haya una cama.

    Me alegro que sólo fueran sustos. La solución de dormir a ras de suelo es la mejor, eso o una cama electrificada, y que el cerebro de tu pobre vastaga asimile ("mediante el dolor") que no esta bien caerse de la cama. O_O

    Me llevas por terrenos pantanoso Maestro.

    En todo caso, dormir a ras de suelo no es tan malo, en japón no tienen camas como nosotros y le va la mar de bien.

    Como siempre tus anécdotas cotidianas, narradas por ti, resultan de los más desternillantes compañero, aunque en este caso sea a costa de tu pobre hijita. ;->

    Un abrazo muy grande Pepe.

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    1. Si, parece que Martina tiene algo de japonesa. Ya sólo le falta que le cambiemos los tabiques de ladrillo por unos de papel y le compremos un kimono.
      Un abrazo amigo UTLA.

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  14. Lo de poner el colchón en el suelo no es mala opción... Con el peque me tocó usar una temporada una cama oculta que está a ras de suelo, bajo la principal. Así se caía sólo de un palmo de alto o así... ;)
    Ahora tiene barandilla en su cama, como la que has puesto en la foto, aunque todo el mundo te recomienda que es malo para los niños porque se acostumbran, y tienen que encontrar el límite de la cama por si mismos (jolin, pero si el límite está ahí igual, la barandilla sólo evita que siga girando y de esnuque ..) La mitad de los días amanece con una pierna por encima de la barandilla, pero al menos no toca correr a Urgencias ;D

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    1. Pues si la cama que tiene es una de esas de dos pisos, no litera, y ella duerme en la que está oculta, aunque como tiene una cajonera debajo puede haber medio metro del suelo, lo suficiente para hacerse algún que otro chichón. Lo malo de las barandillas es que intenten sortearlas, de tal manera que al final caen de más altura. De todas formas, esto será transitorio, no creo que se dedique toda su vida a tirarse de la cama de forma temeraria.
      Saludos.

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  15. jajaja ¡Vaya, pobre Martina! ¿Sabes que es algo que me he preguntado yo muchas veces? ¿Por qué no nos caemos de la cama? Bueno, Martina como excepción, seguro que sabe la respuesta jeje. Abrazos.

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    1. Si, jajajaja, ya lo sabe por experiencia, aunque parece que no escarmienta.

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