Durante la guerra de los Treinta años, un hombre llamado Vogel (Omar Sharif) huye de la violencia que le rodea y de la peste que acecha en cada rincón de aldeas y ciudades. En un mundo devastado consigue llegar, de forma accidental, a un valle idílico, en donde, gracias a su aislamiento, han permanecido al margen de la guerra. A ese mismo lugar llega un grupo de mercenarios, cuya brutalidad les precede, al mando de un hombre al que llaman El Capitán (Michael Caine). Su intención es violar, matar y en última instancia saquear todo cuanto puedan, pero al descubrir a Vogel, éste le plantea al Capitán una alternativa distinta. Acampar en el valle, bien alimentados y lejos de la guerra hasta que pase el invierno, con la condición de no matar. Tras alguna vacilación El Capitán acepta, aunque tendrá que enfrentarse al cacique de la aldea y a un sacerdote fanático de sus creencias. Además, tendrá que pacificar a su propia tropa en la que conviven católicos y protestantes.
James Clavell llevó al cine esta historia en 1970 y aunque no demasiado popular, si se puede decir que es una más que recomendable película. Por encima de todo, la propuesta es la de un film que denuncia la guerra y sus maquinaciones. La religión y el politiqueo sin escrúpulos forman parte de una tela de araña que, junto a la peste, llevarán al mundo a una de sus mayores crisis. La vida no vale absolutamente nada y la violencia se ejerce de forma brutal sin concesiones.
En este escenario se enfrentaran dos personajes opuestos pero complementarios. Por un lado, El Capitán es un hombre duro y cínico, pero capaz de emplear su lado práctico a pesar de su nulo entusiasmo por las creencias y las ideas. Vogel es un intelectual y un diplomático astuto, pero con miedo a comprometerse. Además, en el valle existe toda una pléyade de personajes de lo más variopinto. El cacique es un hombre sagaz, mientras el sacerdote es solo otro fanático escondido tras una cruz. Los soldados son violentos porque es su única forma de sobrevivir y los aldeanos conservadores y pusilánimes, pues tienen un miedo profundo a que su forma de vida apacible forme parte del escenario dantesco de una Europa incendiada de odio y corrupción.
Pero por encima de todo "El último valle" posee unos espléndidos diálogos, directos y críticos, no en vano James Clavell es más escritor que director. Se condena la guerra, la religión, la hipocresía, las supersticiones y otras lacras de la época por medio de encendidos discursos e interesantes reflexiones.
Un momento crucial del film es cuando deciden volver a la guerra y el sacerdote les recrimina que por qué cambian de bando, si estaban en el lado justo, a lo que El Capitán responde: "¿Cómo os atrevéis a hablarme de enemigos y de lados justos?. La guerra no es justa, vos lo sabéis y todo el mundo lo sabe. La verdad es que los que la hacen son unos fanáticos y sus jefes unos bandidos que contratan mercenarios y politiquean con el Papa, defendiendo mutuos intereses. La verdad es que esta guerra es una porquería, pura codicia e hipocresía, tanto de un lado como de otro. ¡Todos son unos hipócritas, excepto como vos que incitan incluso al asesinato con tal de defender sus propias ideas!". El sacerdote le amenaza con las siguientes palabras: "El mundo es como es, un mundo perdido, los hombres son como son, pecadores y su mente está enferma. ¡Iréis directamente al infierno!. El Capitán le contesta: "No hay infierno, ¿no lo entendéis?, porque tampoco hay cielo, nunca lo ha habido. ¡No lo entendéis, no hay cielo ni infierno, es una leyenda!".
Otro diálogo con connotaciones que el mismo Nietzsche hubiera firmado transcurre entre El Capitán y Vogel:
Capitán: Este valle es tan pacífico, resulta fácil quedar prendado por su fascinación.
Vogel: ¿Hace que os sintáis ante la presencia de Dios, Capitán?.
Capitán: ¡No me gustan que me hablen de Dios!. Nosotros matamos a Dios en Magdeburg. Arrasamos la ciudad, matamos hombres, mujeres y niños... veinte, treinta mil y después lo arrasamos todo.
Vogel: ¿Por qué?
Capitán: Venganza. Si, fue en venganza por una de nuestras ciudades que, a su vez, fue arrasada en venganza de una de sus ciudades. Esta guerra es una cadena de venganzas. Probablemente la primera fue destruida para proporcionarle a un príncipe gordinflón una mejor vista del Rin. Lo de Magdeburg fue así de sencillo.
Vogel: Mi familia vivía allí, mi padre, mi madre, mi mujer y mi hijo.
Capitán: Entonces ya están muertos desde hace doce largos años. Todos tenemos cosas que nos gustaría olvidar. Magdeburg es una de las mías.
A pesar de que El Capitán y Vogel tienen un carácter opuesto, lo cierto es que la combinación de sus talentos hará que el gobierno del valle sea lo más justo y equitativo posible. Ambos, casi sin darse cuenta, han encontrado un refugio donde restañar sus heridas, una especie de utopía en un mundo desolado por la guerra y la enfermedad. Pero como utopía imposible, saben que el destino es inexorable y, para ellos en concreto, fatal. Son hombres condenados a no tener raíces y la vida les empujará al destierro por valles de sombras y tinieblas.
Película ciertamente recomendable, construida a través de unos sólidos diálogos y unas interpretaciones que, aunque no llamativas, son lo suficientemente contenidas para ofrecernos un material realmente sincero. Pero, por encima de todo, es una condena a la guerra sin sentido, a las religiones fanáticas, a la propagación de una violencia ciega, provocada nadie sabe ya por quién y cuyos enemigos y aliados cambian según las circunstancias. Es curioso, porque todos estos motivos son hoy de sobra conocidos y, lamentablemente, de terrible actualidad.
Seré breve: para mí es una obra maestra, una de mis películas favoritas de siempre. Papelones de Michael Caine y Omar Sharif.
ResponderEliminarOtro momento crucial es la escena de la señora del santuario, cuando Vogel, con la falsa historia de su sueño, convence al populacho y al sacerdote de que la decisión de mover el santuario ha salvado el valle de posteriores invasiones. Pero hay más, hay más escenas memorables.
La música de John Barry es maravillosa y Florinda Bolkan está...
Ostras,no la he visto y por lo que leo en tu entrada y un poquito por internet creo que me va a encantar. Y sale Michael Cane!!!
ResponderEliminarAmigo Pepe C, me estoy adelantando, pero creo que te debo una... ;)
Recogemos la recomendación. A Michael Caine le acabo de ver en "Origen". Pero esa es otra historia.
ResponderEliminarSaludos.
Pues nada, viniendo recomendada por usted, es de obligado visionado en cuanto tengamos un ratito... y con lo que me gusta John Barry...
ResponderEliminarIba a decirte que no la he visto...pero he empezado a leer el argumento y me he dado cuentad que no es así... Esta la vi hace muchos años. Me gustó. Pero no la tengo nada fresca. Los diálogos que has puesto, me parecen estupendos y totalmente lógicos para alguien con un poco de cabeza como la que se supone al personaje.
ResponderEliminarOtro saludo.
Mr. Pepe Cahiers, muy buen post para una gran pelicula, y, por cierto, ¡que gran pelicula! Michael Caine esta impresionante y ni hablar de Omar Sharif, o la musica a cargo del gran John Barry, una pelicula para disfrutar con un gran mensaje. Un saludo.
ResponderEliminarEsta foto es una de las que le tomamos un amigo y yo a Omar Sharif, el pasado verano. ¡Nos firmó un disco de vinilo de Doctor Zhivago!
ResponderEliminarTiene buena pinta. A ver si cae.
ResponderEliminarOctopusmagnificens: Estupenda foto. El momento que señalas es clave en la película y el diálogo entre el sacerdote y Vogel muy interesante.
ResponderEliminarMr. Lombreeze: A mi me sorprendió gratamente en su día, espero que sea de su agrado.
Licantropunt: Es que Michael Caine es un todo terreno. Ya estubo sensacional en las dos entregas del Batman de Nolan.
Rafa V: Pues John Barry realiza una estupenda banda sonora que le va como un guante a la película.
David: No es una película que se emita frecuentemente en tv y menos ahora. Es una relativa desconocida a descubrir.
Belknap: Sin duda el duo protagonista tiene el suficiente carisma para transmitir ese mensaje.
Möbius: No lo dude, es una película que no deja indiferente.
Agradezco la recomendación que, dicho sea de paso, desconocía Pepe. Michael Caine para mí es sinónimo de éxito porque él solito ha salvado bodrios de la talla de "Vocecita" ("Little voice"). Un abrazo.
ResponderEliminarEfectivamente, amigo Marcos, Michael Caine es un actor que marca con su sola presencia.
ResponderEliminarVi la película hace años pero recuerdo que me gustó mucho (quizás Omar Shariff hace su mejor papel) y me recordó a "El señor de la guerra" con Charlton Heston, donde unos soldados llegan a un lugar olvidado que conserva los ritos druídicos. Borgo.
ResponderEliminar"El señor de la guerra", otra estupenda película de la que hablaré en otra ocasión, amigo Zueras.
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