En Haití, en el año 1918, hubo una gran actividad industrial en torno al azúcar. La compañía norteamericana Hasco, que se dedicaba a su explotación, necesitó una cantidad ingente de mano de obra que pudiera abordar con eficiencia y bajos costes tales expectativas económicas. Era práctica habitual que un cabeza de familia o un representante de alguna aldea se presentara con un grupo de trabajadores que él administraba. Dicho apoderado ejercía de capataz y era también el encargado de repartir el dinero que la compañía azucarera le entregaba.
Con tales premisas se presentó un día Ti-Joseph du Colombier y su mujer Croyance que ofreció su grupo de trabajadores, pero con la condición de que ejercieran sus labores agrícolas aislados del resto de los demás. El capataz argumentó que sus hombres eran de una región aislada en las montañas del interior, que no hablaban ninguno de los idiomas habituales por aquellos lares, siendo gentes tímidas y poco acostumbradas al contacto exterior. A cambio les prometió un trabajo intenso y sin demoras.
En una ocasión se ausentó Colombier, y su mujer se quedó a cargo de aquellos impasibles trabajadores. Algunos dicen que apareció una vendedora ambulante que le ofreció alimentos con sal y otros que fue la misma Croyance la que, en un gesto de compasión, les dio tales viandas. Aquellos hombres, acostumbrados a una ración diaria de mijo sin sal, dieron buena cuenta de aquella comida convenientemente sazonada, provocando una reacción de lo más peculiar. Inmediatamente sus ojos se cubrieron de lágrimas y emprendieron una huida por campos y plantaciones. Cada uno de ellos inició un viaje a su lugar de origen, y una vez que encontraron las tumbas de donde fueron arrebatados, se desintegraron en una repugnante mezcla de desechos putrefactos.
Esta historia pertenece a la leyenda, aunque ignoro si existe alguna parte con alguna veracidad lógica. Respecto al asunto de la sal, se dice que el zombie recupera su conciencia cuando la ingiere y que le provoca el deseo irrefrenable de volver a la tumba. Por eso Colombier les privaba de ella. Es evidente que tales hechos entroncan con la tradición más oscurantista, y que tocan muy de cerca la superchería irracional, pero no deja de ser estimulante que, esta historia de 1918, estaba cimentando un género tan atrayente como el de los no muertos o zombies.
Los días transcurrieron en la plantación y aquellos hombres huraños y poco sociales realizaban su trabajo de forma constante y monótona. Ciertos testigos hablaban de que tal grupo de harapientos parecían apáticos hasta la extenuación, que no mostraban ni emociones ni dolor. Recibían los castigos del capataz con una indiferencia asombrosa. Parecían gentes sin alma. En sus ojos no había expresividad, tan sólo el reflejo abúlico de la inercia.
En una ocasión se ausentó Colombier, y su mujer se quedó a cargo de aquellos impasibles trabajadores. Algunos dicen que apareció una vendedora ambulante que le ofreció alimentos con sal y otros que fue la misma Croyance la que, en un gesto de compasión, les dio tales viandas. Aquellos hombres, acostumbrados a una ración diaria de mijo sin sal, dieron buena cuenta de aquella comida convenientemente sazonada, provocando una reacción de lo más peculiar. Inmediatamente sus ojos se cubrieron de lágrimas y emprendieron una huida por campos y plantaciones. Cada uno de ellos inició un viaje a su lugar de origen, y una vez que encontraron las tumbas de donde fueron arrebatados, se desintegraron en una repugnante mezcla de desechos putrefactos.
Los habitantes de aquellas aldeas, a donde llegaron cada uno de ellos, los reconocieron como familiares ya difuntos y la voz se propagó como el viento. Era evidente que Ti-Joseph du Colombier había ejercido como bokor (mago negro) sobre aquellas criaturas sin voluntad y que las había utilizado para beneficiarse económicamente de su trabajo sin descanso. Probablemente los había dominado con una maldición o por medio de la ingesta de una pócima llamada Coup de poudre, elaborada a partir de las toxinas del pez globo. Sea como fuese, lo cierto es que los aldeanos de aquellos lugares, asustados e indignados, requirieron los servicios de un brujo local para que maldijera a Colombier. Nada de aquello resultó necesario, porque en una emboscada fue apresado y decapitado.
Esta historia pertenece a la leyenda, aunque ignoro si existe alguna parte con alguna veracidad lógica. Respecto al asunto de la sal, se dice que el zombie recupera su conciencia cuando la ingiere y que le provoca el deseo irrefrenable de volver a la tumba. Por eso Colombier les privaba de ella. Es evidente que tales hechos entroncan con la tradición más oscurantista, y que tocan muy de cerca la superchería irracional, pero no deja de ser estimulante que, esta historia de 1918, estaba cimentando un género tan atrayente como el de los no muertos o zombies.
Curiosa historia. No la conocía, aunque es bien sabido que el mito del no-muerto tiene sus ráices en las prácticas vudú de antaño.
ResponderEliminarSaludos ;)
P.D.: En nuestros tiempos, la magia ha sido sustituida por la ciencia, y el origen de los no muertos es siempre un virus letal.
Con lo absurdos que los encuentro pero intento no perderme ni una de zombis.
ResponderEliminarNo conocía la historia, esta bien, a parte por ser de zombis ya me hubiera gustado, jejeje.
Me ha recordado un poco al mercado laboral actual Español, no sé por qué...(la que le daba la sal, debía ser, en mi suposición, un sindicato con un par de güevos)
La historia es bonita aunque no me gustan los no muertos o zombies. Leerlo algo de ese estilo aún lo hago de tanto en tanto pero ver alguna de las series del género o pelis pues no, ¡me puede el miedo1. Como cambian las cosas de imaginadas a vistas ¿ a que sí?
ResponderEliminarYo del tema "no muertos o zombies" no tengo la menor idea, ni siquiera por películas, no sé qué títulos son buenos o dejan de serlo porque los desconozco. Pero estas historias, como la que nos cuentas aquí, me parecen muy, muy fascinantes. Y además, la cuentas muy bien.
ResponderEliminarLa sal dicen que es mala para los zombies y lo es tambien para la tensión. La explicación "lógica" al suceso es porque estimula el riego sanguíneo de los muertos... Habladurías sin condimento ni conocimiento jajajaja
ResponderEliminar(Ingrediente indispensable para el alimento mas sabroso del mundo: nuestro jamón serrano)
Conocía esta historia y escribí un post sobre ella "Mondo Zombi" el 5 de diciembre del 2009. Parece que en realidad lo que dan a tomar a los zombis es una droga como la burundanga (de la que se extrae la escopolamina) que anula la voluntad aumentando su docilidad. Está demostrado que la sal actúa como antidoto. Parece que todas las leyendas tienen una base más o menos real. Borgo.
ResponderEliminarNo sabía de esta historia y me ha parecido francamente curiosa, sobretodo al leer el comentario de Miquel Zueras y recordar que hace tiempo leí un artículo sobre la burunganda...
ResponderEliminarTambién he pensado, pese a que en poco se parece esta historia, a la película de "Yo anduve con un zombie" de Jacques Tourneur (seguramente por lo de la plantación)
Vaya, que interesante, Cahiers, me llama la atención eso de la sal porque es un elemento poderosísimo, ya sea en alquimia (eslabón que une el azufre con el mercurio de los filósofos), y en cualquier caso es un elemento purificador e incorruptible muy poderoso.
ResponderEliminarY ya sabe usted que El Tirador escribe desde el único sitio de Europa donde hay deliciosa caña de azúcar...
Esta historia se merece una buena película, Pepe. Muy interesante. Me gusta aprender cosas tan curiosas en este blog. Un abrazo.
ResponderEliminarPliskeen: No había reparado en eso, pero es cierto que las causas ahora son científicas. Supongo que puede ser una especie de herencia subconsciente de la guerra biológica y otras enfermedades que se transmiten por contagio.
ResponderEliminarPiedra: Pues si las cosas continúan así vamos a terminar trabajando como zombies.
Layna: No se preocupe, a mi me dan mucho susto las de espiritus y fantasmas, tipo el Sexto sentido y procuro verlas de día. Sin embargo, los zombies no me causan ningún recelo, en el fondo son algo entrañables. Bueno, no se si "entrañables" es la palabra adecuada.
Clementine: A usted que es una cinéfila de alto rango le recomendaría un clásico como "Yo anduve con un zombie" de 1943 y dirigida por Jacques Tourneur.
Alimaña: Y también es mala para el colesterol y es de las primeras cosas que te quitan a las primeras de cambio, junto al chorizo, el jamón, los chuletones y la vida sedentaria. Es entonces cuando te transformas en un pobre zombie de la gastronomia.
Miquel: La burundanga, el stramonium, la mandragora, las toxinas del pez globo y otras sustancias son ideales para mantenerse muy lejos de ellas.
Sr.Nocivo: Esa película que menciona es un claro referente y una buena propuesta, sobre todo para entender los orígenes del género, aunque no tenga mucho que ver con lo que vendría después.
El tirador: Ya veo que usted se encamina a uno de sus temas preferidos, la alquimia. El caso es que puede ser que, cierta indolencia en la población desde donde me escribe, puede ser motivada quizás por la intervención de algún mago negro. Ya sabe, la cadencia de la que usted me ha hablado en algunas ocasiones.
Marcos: Estoy con usted, esta historia hubiera merecido una adaptación cinematográfica. Gracias por su amable comentario.
Me ha gustado el escrito, no conocía la historia en absoluto, tampoco sabía que la sal hacía que los zombies regresaran a su tumba. Parece un cuento popular. Recuerdo que cuando vivía en provincia contaban uno. Se trataba de que una mujer de aparente belleza vestida de novia esperaba en la carretera (ella murió en un cruce cuando iba a la iglesia y deambulaba como zombie por la tierra), los hombres no podían verle el rostro, una vez que bajaban a ayudarle pensando que se hallaba perdida quedaban pasmados por su rostro descompuesto y ella los arrastraba a la pampa y los asesinaba. Nadie por supuesto recogía a ninguna mujer en la carretera. Un abrazo.
ResponderEliminarMario.
Pues yo tampoco conocía la historia, aunque al parecer Haití es rica en leyendas de este tipo. Muy interesante también el apunte de Miquel.
ResponderEliminarEs verdad, gracias Cahiers, me haré con ella. Que ese título clásico lo conozco de haberlo estudiado en la facultad en historia del cine.
ResponderEliminarExiste una película, La serpiente y el arcoiris, creo que se llama, de Wes Craven que ahonda en el tema este de los zombies de Haití...
ResponderEliminarLa película esde lejos la mejor de Craven y el tema este siempre ha despertado en mi mucha curiosaidad. Supongo que habrá leído "La isla mágica" de William Seabrook, imprescindible!!
Saluditos, consuegro!!
Mario: Por aquí existe también una leyenda urbana sobre una difunta que se aparece en la curva de una carretera y te advierte que allí murió. Gracias por comentar.
ResponderEliminarNatsnoC: Haití da mucho juego para todo este tipo de historias relacionadas con los no muertos y el vudú. Bienvenido a la Guarida.
Clementine: Además no es la típica historia de terror. Aunque hace mucho que no le he dado un repaso, creo recordar que es más bien un film de atmósfera onirica, entroncado más con el romanticismo que con el horror de otras propuestas.
Lazoworks: Es correcto, se títula así y trata de la temática zombie en Haití. Ese libro lo tengo pendiente y el autor no tiene desperdicio. Algún día le dedicaré unas líneas.
Sr. Cahiers, ya sabe usted que en mis dominios el transito del tiempo es distinto, ya sea por el clima paradisíaco, o esos dulces que no hay en ningún sitio (Torta real y Torta alajú)o nuestra fritura de pescado o claro, los churros de al lado del Rex. Hasta usted reconocerá que no hay en todo el orbe unos churros tan deliciosos como esos...
ResponderEliminarAhora entiendo esa cadencia, Tirador. Estan ustedes atiborrados de alimentos y su digestión es muy parecida a la del Tiranosaurus Rex (homenaje a la cafetería aludida), que se pasaba varias jornadas de letargo hasta que se le pasaba el empacho.
ResponderEliminar¡Ja,ja!, ¿Se acuerda usted esa Nochevieja, que para concluir la fiesta compramos una barbaridad de churros en ese lugar mítico? Casi entramos en coma, Dios mío, de mi vida...
ResponderEliminarLa recuerdo perfectamente, acto seguido de pasarnos una noche sin comernos una rosca, nos decidimos por ahogar las penas con una rueda de churros y chocolate. Después, carretera y manta para un servidor que por Velez iba más pesado que un submarino de plomo. Desde luego es usted único cambiando de tema. Esto iba de Zombies y hemos terminado hablando de churros.
ResponderEliminarMira, voy a volver yo otra vez al tema de los zombies hasta que lo cambie por otro tema el Tirador...
ResponderEliminarDime otros títulos cinematográficos que estén bien de este tema que tú controlas, seguro, tanto como yo nada.
Si será mejor que nos centremos en el tema que nos ocupa, que el Tirador se distrae con un churro. ¿Recomendaciones?. Sobre gustos no hay nada escrito, pero yo apuntaría por "La noche de los muertos vivientes" en su versión de 1968. Una reciente con un arranque fabuloso sería "El amanecer de los muertos" del 2004. Una propuesta española "No profanar el sueño de los muertos". Dos divertidas "Zombies Party" y "Bienvenidos a zombieland". La serie de televisión "Walking Dead", creada por Frank Darabont, el de "Cadena perpetua" y "La milla verde". Y si le sobra tiempo y aún mantiene el interés, podría darle una oportunidad a "28 días después" y su secuela con director español "28 semanas después".
ResponderEliminarPor cierto Clementine, le dejo un enlace en donde aparecen estos y otros títulos por si quiere consultarlo:
ResponderEliminarhttp://pepecahiers.blogspot.com/2010/08/la-ultima-decada-del-terror_15.html
¡Gracias, Cahiers! Qué barbaridad, incluso con enlace, así da gusto...
ResponderEliminarYa he comentado alguna vez el fabuloso episodio de los X-Files de temática Zombie, "Huesos recientes", de la 2ª temporada, muy, muy recomendable.
ResponderEliminarY carísimos Clementine y Cahiers, a mi lo que más me gustan de los comentarios son todos los temas colaterales que surgen como por arte de magia, sin saber ni como ni porqué.
Y no termino de entender los lamentos cual plañidera del amigo Pepe...
Por ejemplo; el Sr. Cahiers publica un estimable post, una buena entrada, un notable artículo (no es La Gran Pantalla, pero está bien)sobre una de sus queridas y añejas obsesiones, los Zombies. Estupendo, no es mi género favorito, lo respeto, e incluso alguna vez le ha regalado a mi viejo amigo algún libro o cómic sobre esa temática.En esa línea me quedo con la de Jacques Tourneur; la de La legión de los hombres sin alma; la primera de Romero y sanseacabó.
ResponderEliminarTiene usted más de 20 comentarios sobre los muertos vivientes y aledaños, y es normal que aparezcan otras variables infinitamente más interesantes (ya hice yo un primer atisbo de introducir alguna variable esotérica), como los churros del Rex, la Torta Real de Confitería Videras o la fritura de pescaíto de la Playa de Poniente.
No me dirá que esto no enriquece su blog y lo libera de ciertos convencionalismos...
Estimado Tirador, aquí puede usted comentar lo que quiera. Este blog es libre y no voy a ser yo quien le coarte su capacidad dialéctica, pero reconozca que divagar se divaga, aunque eso no tiene que ser necesariamente malo, es divertido y estimulante. Respecto a su sentencia sobre el cine de zombies, es lo mismo que si yo manifestara que del western me quedo con "La diligencia" y "Pasión de los fuertes" y sanseacabó. Usted me dirá que no es comparable y menos con el western, pero es muy ilustrativo, sobre todo para quien se apasiona por ese género. Además, de todas esas películas de las que hablo, dudo que haya visto alguna, exceptuando "28 días después". Luego está lo poco recomendable que es reducir un subgénero de terror a tres títulos.
ResponderEliminarEso, estimado Tirador. Y añado que por supuesto que La Guarida no es La Gran Pantalla. Es, si cabe, aún mejor. Pero... ¿qué clase de amigo eres tú?
ResponderEliminarGracias amiga Clementine, su amabilidad es gratificante, pero no se lo tenga en cuenta al Tirador, ya que no puede evitar pinchar a un ser pacífico como yo.
ResponderEliminarQué barbaridad, como se las ingenian algunos para zaherirme en mi horario laboral.
ResponderEliminarVamos a ver; yo no he juzgado artisticamente el cine o género de los zombies, he dicho que no me interesa en demasía, pero me da la impresión que el Sr. Cahiers no ha hecho una lectura comprensiva, probablemente por el estado de euforia tras los goles de anoche del Real Madrid. Lo entiendo perfectamente, yo el lunes, tras el magnífico empate del Athletic en Getafe, tampoco era dueño de mis actos, el fútbol tiene eso.
No se asuste, querida Clementine, el Sr. Cahiers está acostumbrado a mis francas opiniones y comentarios desde antes que existiera Naranjito. Además, ya sabe usted eso de "amigo de Platón, pero antes amigo de la verdad".
Por cierto tras este coloquio, me han entrado unas ganas locas de irme este sábado a desayunar al Rex...
Tirado, sabe usted perfectamente que ahora tengo otras prioridades futbolísticas en forma de rayas horizontales. Para que sea testigo de mi bondad, le deseo un feliz y opíparo desayuno en el Rex. No se olvide de pedirle una comisión por la publicidad que aquí se le ha dado.
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