A finales de este mes, aproximadamente, espero un gran acontecimiento, el nacimiento de mi segundo retoño, una niña que se llamará Martina y que hará compañía al bicho que me trae loco, que no es otro que mi hija de cuatro años Inés, gran amante de los cuentos de princesas y de las películas de zombies, ya se sabe que de casta le viene al galgo... Hace algunos días fuimos a hacerle la ecografía tridimensional. No soy un entusiasta de esta tecnología, me parece que es como fotografiar una figura de plastilina. El rostro y cuerpo del bebé se distorsiona como si fuera arcilla moldeable hasta que, con paciencia, logra estabilizarse y mostrarnos una imagen medianamente coherente.
Recuerdo perfectamente el parto de mi primera hija. Una noche, mi mujer empezó con las contracciones y, rompiendo con los tópicos mas evidentes, procedimos tranquilamente a iniciar nuestro pequeño viaje hacia el hospital. Recogimos a mi suegra por el camino y cuando escuchó los lamentos de su hija, le espetó "Tú no serás de las que se quejan...", lo que provocó la primera mirada asesina de la noche por parte de la futura mamá. Una vez que llegamos al hospital, mi suegro, aparentemente tranquilo, dio en recepción el nombre de su hija y los apellidos de una tía abuela. Fue una noche bastante larga de contracciones y lenta dilatación. Por mi parte, y una vez que nos quedamos sólos en la habitación, me dispuse a echarme un rato en la cama del acompañante, pero los quejidos de mi esposa no me dejaban conciliar el sueño. Cuando le protesté que no me dejaba dormir, mi mujer ensayó su segunda mirada asesina de aquella noche infinita. Por la mañana, la señora de Cahiers, pedía a gritos y con machacona insistencia la epidural. Una vez concedido el deseo, la cosa fue como la seda, se acabaron los padecimientos y se procedió al parto. Me coloqué la bata verde y las bolsas de plástico en los pies y cuando entré en el paritorio observé una imagen algo dantesca. Mi mujer espatarrada, apretando su rostro como si tuviera retortijones, un cubo situado debajo en donde se desparramaban líquidos diversos y un médico subido en un taburete apretando su abdomen. Aquella escena estaba muy lejos del glamour de los partos cinematográficos. Apenas me puse a su lado, el ginecólogo le dijo a mi mujer que le pondría encima a la niña una vez que hubiera salido. Dicho y hecho, unos segundos más tarde nos colocaba en primer plano aquella desvalida criatura, manchada de sangre y arrugada. Tenía la boca algo prominente como si la hubieran pescado con un anzuelo. Acto seguido, cuando se la llevaron a pesarla y limpiarla, soltó un pequeño y casi imperceptible llanto, más parecido al maullido de un gatito. Después se la llevaron a observación, donde permaneció una cuantas horas antes de llevarla a la habitación. Allí apreté mi nariz contra el cristal de la ventana de aquella sala, y experimenté la sensación de que estaba viendo lo más hermoso que había visto nunca.
Tranquilidad, Sr. Cahiers, que todo irá como la seda, eso sí dígale a su señora esposa que no adelante el feliz acontecimiento, ya que el próximo viernes les invitaré a una opípara cena para celebrar mi cumpleaños, y espero algún tipo de presente u obsequio...
ResponderEliminarMr. Pepe Cahiers, como siempre, muy buenos sus relatos, espero ansioso el del nacimiento de su segundo retoño, un saludo, mucha tranquilidad y nos leemos.
ResponderEliminarUn nombre precioso, y un post muy emotivo.
ResponderEliminarTe deseo lo mejor, de corazón. Porque realmente, los hijos son lo más maravilloso que nos pasa en la vida...
Salu2
Preciosa la entrada. Y que sea muy bienvenido tu segundo bicho, que seguro que también te traerá loco.
ResponderEliminarUn beso.
Pues bueno... por no salir con lo mismo que los de arriba...espérate a que tengan 12 y 15 como los míos de ahora y hablamos ;-)
ResponderEliminarEn serio. Enhorabuena y lo mejor tanto para Martina como para Inés (y para la Sra Cahiers, que no quiero miradas asesinas).
Un abrazo.
¡¡Muchas felicidades por su futuro retoño!! Seguro que esta vez todo va major y más rápido que la primera.
ResponderEliminarFelicidades!!
ResponderEliminarPor cierto: pa ser un eremita solitario y huraño esta usted hecho todo un padrazo de familia, je je je.
Que todo les vaya bien.
Enhorabuena Pepe y mi enhorabuena a la señora Cahiers, también. Gracias por presentarnos a Martina, ha sido un placer contemplarla. Un fuerte abrazo para ambos.
ResponderEliminarNo hay nada igual. Si un acontecimiento cambia tu vida, tu percepción de la existencia, es sin duda el nacimiento de un hijo.
ResponderEliminarEspero que todo vaya bien y ¡que sea en hora buena!
Saludos.
Qué bonico post! Pues enhorabuena por esa pequeña que está en camino, y deseando que todo vaya como la seda y que su señora no sufra mucho ni le propine demasiadas miradas asesinas ;)
ResponderEliminarSaludos :)
Un post muy emotivo, Don Cahiers... Muchas felicidades, de verdad.
ResponderEliminarAhora, cuando tenga a mi churrumbele, tendrá a dos partenaires para elegir!
En definitiva, me alegro de todo corazón, compañero!! (Y felicidades a su señora por la parte que le toca, que es la más chunga, desde luego)
Felicidades y enhorabuena a los papás! Les deseo lo mejor. Cuando nació mi hijo Daniel todo fue muy bien aunque la sala de partos quedó como La matanza de Texas: venga fluídos y sangre por todas partes. Mi pequeño (7 años) también me tiene sorbido el seso. Un abrazo. Borgo.
ResponderEliminar¡Qué buena noticia! Enhorabuena, hombre. Qué suerte tiene Martina, que tendrá una hermanita mayor. Espero que Inés esté contenta por el acontecimiento y no tenga celos, que por otro lado dicen que son normales en estos casos, con esta diferencia de edad, y se pasarían rápido.
ResponderEliminarHablando de zombies, hoy voy de zombie, colega. Si, señor, que no se diga...
Yo también tengo dos hijas. Sus nacimientos son dos recuerdos imborrables,por más alemanes que me visiten y mil años que viviese.
ResponderEliminarTe veo con el disco duro preparado para la grabación. Pero será el corazón el que se emocione.
ENHORABUENA, AMIGO MIO
Tirador: Bueno, cualquiera sabe, es posible que tengamos que encargar esa sartená de papas y huevos en el paritorio.
ResponderEliminarBelknap: Muchas gracias, y, desde luego, la tranquilidad es primordial. No hay que ponerse demasiado nervioso.
Toni: De una manera u otra te cambian la vida para siempre, sobre todo, las prioridades.
Clementine: Solo espero que sea algo más tranquila que la que ya tengo, para no acabar demasiado desquiciado.
David: Pues fíjese que, si pudiera, dejaría siempre a mi hija con cuatro o cinco años. Con esa edad están para comérselos y cuando llega la adolescencia, supongo, que lamentara uno no haberlo hecho.
Sr.Nocivo: Muchas gracias pero tampoco nos pasemos con la velocidad...
Kinski: Para un día que salí de la Guarida me pescaron bien pescado.
Marcos: Gracias a usted, estimado amigo.
Licantropunk: Si que te cambia la vida. Esas noches de pañales y llantos...
Pliskeen: Me imagino que alguna se le escapará, eso me parece casi inevitable.
Lazoworks: Gracias amigo, pero yo pensaba que el churumbel ya lo tenía usted, que ya teníamos apalabrada la ceremonia jedi.
Miquel: Muy agradecido y seguiremos en el banco de la paciencia hasta que llegue el momento de salir pitando a maternal.
Sonambulo: Por ahora está muy ilusionada y no parece que tenga celos. Ya veremos lo que pasa cuando la tenga delante. Feliz carnaval zombie!!!
Amado: Pondré el disco duro listo para guardar emociones.
Bueno, Sr. Cahiers, habrá que estar listo por si es la primera vez que celebro mi cumpleaños en un centro sanitario; y tengo mis serias dudas que puedan servirnos huevos estrellados u otras delicias...
ResponderEliminarYo para estos casos prefiero el cine...
ResponderEliminarEnhorabuena, que parece ser que te hace ilusión y que lo disfrutes :D ( al menos los dieciocho años que no tendrás mas remedio, jejejeje)
Tirador: Tendrá usted que traer el manjar desde la bar Ruilo.
ResponderEliminarPiedra: Bueno, eso sera por imperativo legal.
Me gusta el nombre de Martina. Un post entrañable, Mr. Cahiers.
ResponderEliminarFelicidades, y buena suerte con tres señoras en casa :-)
ResponderEliminarMi más sincera enhorabuena. Que todo vaya bien y ya nos contará cómo se desenvuelve la pequeña Martina.
ResponderEliminarUn saludo
Felicidades señor Pepe, a usted y a su señora.Y en un suspiro ya estará aquí la señorita Martina. un saludo
ResponderEliminarOctopusmagnificens: Lo cierto es que, el día que nos confirmaron que sería una chica, había una niña en la sala de espera que se llamaba Martina y antes de eso dudabamos entre ese nombre y Elena. Así que el azar de aquella pequeña nos inclinó por ese nombre.
ResponderEliminarRafa V: Si, ya tengo quien me cuide dentro de unos añitos.
Crowley: Ya le contaré, estimado amigo.
Gárgola: Desde luego, ahora quedan las falsas alarmas hasta la hora de la verdad.
Me llena de alegría leer este relato donde los protagonistas son los nacimientos de tus amadas hijas. Me uno a la dulce espera de que Martina abra los ojos a este mundo. Entrañable y lleno de vida tu relato.
ResponderEliminarGracias por sus amables palabras, Layna, y sea bienvenida a la Guarida.
ResponderEliminarNo te creía yo tan mayor, ajjaaj. Y ya vas por el segundo retoño nada menos!
ResponderEliminarNada, mis mejores deseos para que todo salga estupendamente.
Saludos!
Felicidades amigo, ya comprobará como hasta que tengan 6 y 8 como mis retoños le faltarán momentos de paz y sosiego 1+1=3... (eso se compensará con múltiples pequeñas satisfaciones)
ResponderEliminarComparto cierta afición con su hija, ¡aunque la mia fue mucho mas tardía!
Felicidades! Muy linda tu entrada y muy lindos tiempos los que vienen para ti. Felicitaciones por la nueva incorporación a la familia, De ermitaño a ermitaño, un saludo desde la ermita sudamericana.
ResponderEliminarQuimérico: Me alegra verle otra vez por aquí. Lo de la edad, bueno, yo es que siempre he llegado un poco tarde a todo, será porque dejo los asuntos delicados para mañana, para hacer lo mismo al día siguiente.
ResponderEliminarAlimaña: Jajajajaja, menos mal que le conozco sino no sabría si se refiere a las princesas de cuento.
Mr.Dupin: Pues un abrazo compañero ermitaño, aunque sea en la distancia, y bienvenido a la Guarida.
Felicidades Pepe, yo también soy papá de dos preciosas niñas, a partir de ahora las alegrías se duplicarán pero también el curro.
ResponderEliminarPero compensa y mucho.
David: Ya me lo imagino, estimado amigo. Habrá que tomar muchas energías.
ResponderEliminarEnhorabuena. Es usted muy sabio: las niñas cuidan mejor a los papis en su vejez. Buena inversión ;). Que vaya todo muy bien para Mrs. Cahiers.
ResponderEliminarQue cosa mas bonita, si; la segunda. La primera ya no tanto ^^
ResponderEliminarEnhorabuena, por supuesto.
Mr.Lombreeze: A mi me va faltando menos para que me den sopitas. Saludos.
ResponderEliminarDani: La primera es una de esas ecografías tridimensionales que no terminan de entusiasmarme y la segunda es de mi primera hija, con un par de horas de vida. Gracias.
Quien le ha visto y quien le ve Mr. Cahiers. Le deseo lo mejor a usted y su señora. Espero que Martina sea tan dulce como Inés.
ResponderEliminarBueno, Blue Day, Inés es por un lado dulce y por otro una pimienta.
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