Parece un tanto aventurado definir a un pintor del Renacimiento como surrealista, pero en el caso de Arcimboldo se podría confirmar como una excepción, junto a otro artista tan singular como El Bosco. Giuseppe trabajó como aprendiz junto a su padre en la catedral de Milán, donde realizaba tapices y vidrieras. En 1562 se marchó a Praga, convirtiéndose en un pintor de la corte bajo la protección del emperador Fernando I. Fue algo más que un artista cortesano, sirviendo como consejero real, además de organizar toda una serie de actos que sirvieran para difundir la cultura pictórica, trabajar en el decorado del Teatro Imperial de Praga, e incluso atreviéndose con el diseño de vestuario. Estudioso de los grabados caricaturescos de Leonardo da Vinci, encontró su propio estilo, manierista-naturalista, realizando toda una serie de retratos en donde la composición y la ilusión óptica de elementos de la naturaleza configuraban rostros humanos, entre lo singular y esperpéntico.
Sumamente curiosos resultan sus trabajos correspondientes al grupo de Figuras grotescas, en donde Arcimboldo tenía la audacia de componer una pintura ambivalente, con la interesante novedad de visionar un cuadro u otro bien distinto, según la posición del mismo. Un bodegón, visto a simple vista, se transformaba en un extravagante personaje si se le daba la vuelta, tal y como se puede ver en la anterior ilustración, titulada "El jardinero", en el que un cuenco con verduras se torna una figura que representa un estilo de caricatura poco frecuente en la época. Naturalmente, tan atrevido estilo, no fue considerado más que como una curiosidad dentro de un momento histórico tan significativo como el Renacimiento, y no sería hasta el surgimiento del surrealismo, a principios del siglo XX, cuando el pintor italiano fue considerado en toda su dimensión, siendo fuente de inspiración a numerosos artistas del momento, como sería el mismo Salvador Dalí, algo que desde luego no sorprende.
Particularmente es también interesante su representación alegórica de Las cuatro estaciones, en donde los componentes de la naturaleza alcanza una perfecta sincronía, un equilibrio perfecto entre la construcción del rostro que quiere definir. No hay nada al azar, en esta especie de puzle todo está perfectamente insertado con la finalidad de componer la figura hasta el más mínimo detalle. Es cierto que hay algo de ironía, pensando que quizás no se podría aunar tal estilo con una construcción más severa del rostro humano, aunque no se prescinde en cierto modo de una delicadeza innata, tal y como se demuestra en la pintura que representa la primavera.
La Primavera y el Invierno |
Mientras la composición de la izquierda está realizada de forma milimétrica, cada flor, cada pétalo, hoja y planta se colocan de forma armoniosa y delicada, El Invierno, sin embargo, aprovecha la estructura del árbol para realizar los oportunos retoques, simbolizando una estación fría y aparentemente espartana. Mirando este retrato uno no puede evitar acordarse de ciertos personajes de la literatura fantástica, como el legendario Bárbol de "El señor de los anillos". La técnica empleada se utilizó también para su recreación de los elementos, aire, tierra, fuego y agua, utilizando de forma ingeniosa todo aquello que identifique cada uno de ellos. Así, en la representación del agua se recurre a toda suerte de habitantes del mundo acuático, y el fuego se construye con toda una suerte de referencias al mismo, desde una hoguera que le sirve de cabello hasta cualquier instrumento, incluso los construidos por el hombre, que le servirán de fiel argamasa para la construcción de algo tan peculiar como estimulante.
El Agua y el Fuego |
que detallista, se nota mucho trabajo en la composición de cada obra...
ResponderEliminarse ve raro igual, algo forzado, pero original... salu2...
Si, puede que resulte algo forzado, pero necesario para ese estilo tan peculiar.
EliminarSiempre que veo el trabajo de tan expertos pintores me quedo totalmente asombrada, Realmente no se como lo hacen, para alguien sin talento artístico-manual como yo es hasta difícil de concebir.
ResponderEliminarExcelente la información que ofreces y el análisis que haces de las pinturas, ayudan a comprendedlas mucho mejor.
Un saludo :).
A mi me sucede lo mismo, casi lo considero un milagro artístico, sobre todo desde el punto de vista de quien no tiene esa capacidad, que me resulta tan casi imposible de adquirir.
EliminarLa verdad es que es curioso... La primera vez que vi sus cuadros me llamó mucho la atención.
ResponderEliminarUn saludo.
Esa es una de sus virtudes, captar la atención de cualquiera.
EliminarSaludos
que buen arte...
ResponderEliminarabrazos
carlos
Y sobre todo interesante, del que no pasa desapercibido, aunque si puede resultar algo desconocido.
EliminarMuy original. Gracias por compartir tan estupenda información.
ResponderEliminarUn abrazo. Feliz fin de semana
Gracias a usted, por detenerse un momento a contemplar algo tan sumamente original.
EliminarSaludos.
Me encantan los retratos de Arcimboldo. El del Invierno es muy sugerente. Hace tiempo hice un retrato con fast food (Huevos fritos en los ojos, hamburguesa de labios...) A ver si lo encuentro y se lo envío con mucho gusto, Cahiers.
ResponderEliminarSaludos. Borgo.
A la espera quedo estimado amigo, seguro que será una genialidad.
EliminarSaludos.
Me da vergüencilla reconocerlo, pero no había visto nunca estos retratos, o no me había fijado, no sé.
ResponderEliminarNo sabría decir si me gusta, pero el mérito no se le puede negar desde luego.
Besos, Pepe
Sobre gustos ya se sabe, en el arte sobre todo los hay como colores. En cambio, no se puede negar la originalidad del concepto, y eso es todo un mérito teniendo en cuenta de que se trata de un artista del Renacimiento.
EliminarUn abrazo.
Lo conocía y siempre me ha sorprendido un pintor como ese en el Renacimiento, tan original, tan moderno... no sé muy bien cómo describirlo.
EliminarSalvando las distancias, de tiempo, estilo y tal, el arte de Octavio Ocampo me lo recuerda mucho.
Saludos
Un artista que parece salido fuera de contexto, lejos de su tiempo, por lo que por entonces no fue muy comprendido.
EliminarSaludos.
Bueno, me ha salido el comentario como respuesta a una respuesta tuya, ja, ja. Perdona, no era la intención, pero no sé qué me pasa hoy con la conexión, que se me había borrado el comentario... lo he escrito otra vez... bueno ya sabes cómo es esto a veces.
ResponderEliminarNo pasa nada, suele pasar, además últimamente blogger anda haciendo cosas raras, serán las meigas, que haberlas...
Eliminar¡Qué barbaridad, señor Cahiers! Era un genio tremendamente adelantado a su tiempo. Y confirma una de mis sospechas más aceptadas: la de que el Renacimiento fue la mejor época de todas en cuanto a cultura, construcción y arte se refiere. Maravillosa entrada, amigo. Abrazos.
ResponderEliminarEl Renacimiento fue una de esas épocas indiscutibles que dieron un empujón al avance humano, un avance en algunas ocasiones desesperadamente aletargado.
EliminarUn abrazo Marcos.
Mas allá de los gustos de cada cual, es digno de admirar ese arte tan suyo de valerse de elementos dispares para plasmar esas composiciones tan arriesgadas como imaginativas. Un genio que vivió y murió dentro de un tiempo que no le correspondía.
ResponderEliminarSaludos
Sin duda, además eso de ir en contra del academicismo y la ortodoxia siempre tiene un mérito nunca suficientemente reconocido.
EliminarSaludos
Mr. Pepe Cahiers, gracias por postear a este magistral y soberbio autor. Cordiales saludos.
ResponderEliminarAgradecido a usted Mr. Belknap, siempre es interesante acercarse al mundo del arte.
EliminarMe has recordado la película "Museum Hours" cuando el protagonista dice que "Verano" de Arcimboldo es el cuadro favorito de todos los niños que pasan por allí (por el Museo de la Historia del Arte de Viena). No me extraña, sin duda se trata de un autor tremendamente original. Si no has visto la peli te la recomiendo. Un saludo.
ResponderEliminarPues no conocía esa película y, por lo que he leído, parece bastante interesante. Tomo nota. Además no me extraña que llame la atención de los niños, es un tipo de arte que entra por los ojos, sin más complicaciones.
EliminarSaludos.
Es original y tiene mucho mérito, pero no me gustaría tener ninguno de estos cuadros colgados por la casa, sinceramente.
ResponderEliminarBueno, hay mucha clase de arte que uno puede llegar a admirar pero que resultaría poco apropiado para una casa. No se, por ejemplo, y siendo un ejemplo algo extremo, uno de mis cuadros favoritos "El entierro del Conde de Orgaz", no me lo imagino en el salón de mi casa.
EliminarMuy buena entrada, Pepe.
ResponderEliminarSiempre es más que interesante conocer sobre estos artistas que, para gente que desconoce todo sobre el tema de la pintura en general (como es mi caso, claro), se nos presentan como gente fuera de lo común (para bien, por supuesto).
¡Saludos!
Me alegro, siempre es interesante dedicarle un pequeño espacio a autores poco conocidos y que, desde luego, se merecen mejor difusión.
EliminarSaludos cordiales.
Completamente de acuerdo en que G.Arcimboldo fue precursor de un surrealismo que aún estaba muy lejos de aparecer oficialmente. Esas composiciones tan oníricas y lanzadas a la diana de la imaginación y fantasía a partir de elementos propios de los bodegones son realmente magníficas y, los ejemplos que aportas de su influencia posterior, llámese Dalí o alguno más, es completamente evidente.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi espacio. Tienes un blog magnífico.
Saludos, señor eremita.
Hizo algo realmente original, la composición de elementos que, prescindiendo de su aspecto individual, logra alcanzar en su conjunto un significado ajeno a su origen.
EliminarGracias por la visita y sea bienvenida a la Guarida, Marisa.
A mí también me llama muchísimo la originalidad de este tipo, haciendo algo tan... moderno (sin que se parezcan realmente, un poco en plan El Bosco, milenios antes que Dalí). Supongo que eso dice algo sobre lo que es el arte, el verdadero, o los artistas.
Eliminar(Aunque quitando ese reconocimiento de genio, no me gustan nada sus pinturas... sí las de El Bosco, jajaja).
Bueno, un saludo y gracias por el esfuerzo y el tiempo dedicado
Demostró una imaginación fuera de dudas, y no es que en el Renacimiento escaseara tal virtud, pero la originalidad en este caso es un valor añadido.
EliminarSaludos
Que curioso, es como si la intención del autor hubiera sido enseñar a mirar un objeto desde otra perspectiva y convertir una realidad en otra completamente diferente. Genial.
ResponderEliminarHay radica lo atrevido del concepto, utilizar diversos elementos para formar otra cosa bien distinta.
EliminarExcelente blog.
ResponderEliminarGracias anónimo comentarista y sea bienvenido a la Guarida.
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