sábado, 25 de junio de 2016

LOS BRITÁNICOS SE PLANTEAN LA SALIDA DEL SISTEMA SOLAR

Después de abandonar Europa, Gran Bretaña se plantea nuevos horizontes cargados de una ambición inusitada. De hecho, su próxima consulta será la de abandonar la Tierra, incluso el Sistema Solar y emprender su camino de independencia e identidad soberana en Kepler 22b a unos 600 millones de años luz mal contados. En un plan, bien estudiado por los científicos británicos, forraran los populares taxis y autobuses con papel de aluminio, el Albal de toda la vida, acoplándoles unos cohetes alimentados con ego y un tanto por ciento aún sin determinar de narcisismo, con el que podrán iniciar tan largo viaje. Los improvisados astronautas estelares serán hibernados utilizando infusiones de Valeriana y Melisa acompañados de la lectura de cualquier libro de James Joyce. La reina se muestra entusiasmada y pretende continuar su reinado, a pesar de la descomunal distancia sideral a la que se encuentra Kepler 22b. Los británicos advierten que si encuentran alguna civilización autóctona en el desconocido planeta les obligarán a circular por la izquierda, teniendo que adoptar la milla y la pinta.


jueves, 2 de junio de 2016

LA REBELIÓN DE BRANDO

Supongo que a estas alturas casi todos estarán más o menos al tanto del argumento que desarrolla la película "Rebelión a bordo", concretamente en su versión de 1962, pero resumiendo en pocas palabras la historia que cuenta diríamos que "En 1787 el buque de la armada real británica Bounty zarpó de Inglaterra con destino a Tahití, con el encargo de traerse el fruto del árbol del pan, que serviría entre otras cosas para alimentar a los esclavos de las colonias. Durante el viaje, el temido capitán Bligh (Trevor Howard) imprimirá su férrea disciplina, considerando que por encima de la vida de sus hombres está la misión. Tal situación de violencia extrema hará que se enfrente a su segundo de a bordo, el teniente Christian Fletcher (Marlon Brando)"

Poco imaginarían los sufridos tripulantes de la Bounty que, 175 años después, un actor del método haría pasar por un mar de suplicios al equipo de rodaje de una película que contaría aquella historia. Desde un primer momento Brando no quiso hacer "Rebelión a bordo". Sus razones no eran puramente artísticas o de falta de interés por aquel drama en alta mar, se trataba de algo más mundano. No quería participar por las mismas razones que había rechazado el papel protagonista de "Lawrence de Arabia", en resumidas cuentas, por su carácter por entonces acomodaticio y su tendencia a evitar rodajes en lugares y ambientes nada confortables. No obstante, el dinero todo lo puede y la Metro le ofreció en bandeja un sueldo más que astronómico, acompañado de un regalo que a la larga demostraría  estar envenenado, una más que suculenta indemnización por cada día de retraso en los plazos de rodaje. Brando se encargaría de forma eficiente que ese retraso fuera algo más que un simple fleco en un contrato. Se contactó con Richard Harris para un papel aún no definido y esté aceptó encantado, entre otras cosas porque según sus palabras, haría cualquier cosa, incluso fregar la cubierta, por tal de rodar con Marlon Brando, su fuente de inspiración. Naturalmente aquello eran simples palabras de compromiso, porque cuando se le ofreció un papel intrascendente se negó en redondo hasta que le ofrecieron interpretar al personaje de John Mills, uno de los principales instigadores del motín. Harris envalentonado quiso que su nombre apareciera junto al de Brando en los títulos de crédito, pero el estudio se negó en rotundo, supongo que por miedo a que su principal estrella montara en cólera.

A Trevor Howard le pareció interesante interpretar el papel del Capitán Bligh, sobre todo porque conocía algo de la historia real del motín y no le parecía demasiado acertada la versión que hizo Charles Laughton en 1935. Entre otras cosas porque según los documentos que se conservan, entre ellos el cuaderno de bitácora, Bligh no fue el tirano despreciable que nos ha legado el cine, sino más bien un hombre que evitaba el uso de la violencia. Por desgracia, las continuas modificaciones  del libreto, el ir y venir de varios guionistas, uno de ellos fue el mismísimo Eric Ambler, y la polarización que en definitiva fue propiciada por Marlon Brando, dio como resultado que Howard terminara interpretando un malo de manual, sin matices, que en otras manos hubiera sido un arquetipo aburrido, pero que el actor inglés lo transformó en sublime. 
Carol Reed fue elegido como director y en cuanto Brando puso un pie en los escenarios naturales donde se rodaría la película comenzaron sus extravagancias. En Thaití el actor disponía de un amplio y lujoso apartamento, pero nada más llegar ordenó que se le construyera una caballa típica de la isla y puso a trabajar en ella, y en su posterior decoración, a parte del equipo de rodaje. Quería a toda costa a su maquillador personal y éste como no quería viajar sin su esposa, Brando le pagó el viaje utilizando a dicha señora como doble de luces, que consiste en sustituir al actor en pruebas de luz y fotografía antes de rodar. Así que ya me imagino a la pobre señora, ataviada con un taje de marinero, dando paseos por el estudio haciendo de doble de Marlon Brando. Los isleños, sobre todo ellas, fueron un quebradero de cabeza para Carol Reed, que observaba asombrado las continuas relaciones sexuales, con sus consecuencias de enfermedades venéreas, que mantenían con casi todos los miembros del equipo de producción y actores, sobre todo nuestro divo particular que, como no podía ser de otra manera, exageró aquellas pasiones convirtiéndolas en auténticas orgías de sexo y alcohol. Brando llegaba al rodaje en un estado lamentable, balbuceando sus diálogos y lógicamente olvidándolos, lo que dio lugar a la costumbre de colocárselos en pizarras, ocultas entre los decorados, para que pudiera recitar sus frases. Hábito que mantuvo a lo largo de su carrera, incluso en las cuatro frases que pronuncia en "Superman"
Se convirtió en mentor de una lugareña, Tarita, aunque no me atrevo a preguntar de que materia. La que luego sería su esposa fue otro foco de distracción. El actor comenzó a engordar provocando problemas de vestuario, no sólo por el trabajo de modificar las tallas del mismo, sino porque además Brando tenía la manía de arrojarse al mar vestido al terminar la jornada de rodaje. También adquirió la costumbre de andar con unos largos zancos y, cada vez que se caía, se rasgaban sus ajustados pantalones.  Reed cada día mandaba menos y la dirección caía más en manos del actor que modificaba planos y diálogos a su antojo, hasta que el director inglés fue defenestrado por el estudio por sus continuos retrasos. Richard Harris y Trevor Howard, que por entonces estaban cansados del comportamiento de Brando, acudieron al productor para quejarse del despido de Carol Reed, aunque recibieron como respuesta una frase lapidaria: "Caballeros, quiero que entienda una cosa. Una estrella es una estrella. Todos los demás son prescindibles, incluidos los buenos actores". Ante tal determinación los actores se fueron con el rabo entre las piernas, maldiciendo y deseando acabar de una vez aquella maldita película. Por entonces Brando decidió renunciar a su papel de Fletcher para acometer el de un personaje más irrelevante, pero el estudio no pasó por el aro y me imagino su contestación. Como protesta encubierta optó por amanerar su personaje, hacerlo estrafalario y algo narcisista.
El estudio contrató como director a Lewis Milestone, un veterano hombre de cine que llevaba años alejado de él y que tenía en muy baja consideración a los actores del método. Cuando se percató del ambiente de rodaje, en el que todo el mundo esperaba el visto bueno de Marlon Brando en cada toma, en el primer enfrentamiento con la estrella abandonó la dirección y se sentó a leer una revista. La situación con Harris y Howard se tornaba cada vez peor. Con el primero, Brando simplemente no quiso compartir planos, siendo sustituido en las tomas en donde no se le veía por un figurante. Harris tuvo más suerte, porque le pusieron una caja como representación de Marlon Brando cada vez que tenía que dialogar con el caprichoso actor. En cuanto a Trevor Howard, existió un pique mal disimulado porque hacía las tomas mejor y siempre recordaba sus diálogos. Al final del rodaje, nuestro particular protagonista, cada vez hacía sus escena con más apatía, arrastrado sus frases que, en algunas ocasiones, no se entendían o abandonando repentinamente para encerrarse en su cabaña. 
Habría que reseñar varias anécdotas interesantes. La primera absolutamente cierta y la segunda parece tan absurda que se diría pertenece a la leyenda. Los lugareños de Tahití tenían problemas bucales, dientes picados y alguna ausencia dental, que no gustarían al glamuroso sentido estético del Hollywood tradicional. El estudio encargó unas miles de fundas dentales, con el inconveniente de que muchos, una vez entregado su corrector dental, no volvieron a presentarse, con lo que se tomó la decisión de que las dentaduras se entregaban al principio de la jornada y se tenían que devolver al final. La otra curiosidad es que, el personaje de Fletcher, sufría quemaduras graves al intentar sofocar un incendio en el barco, casi al final de la película. Brando quería que se mostrase su entrepierna y también su pene chamuscado, lo que provocó el asombro de todos los que estaban presentes y del que estuviera a varios kilómetros a la redonda, justo hasta la sede central de la Metro, que se echó las manos a la cabeza ante semejante petición, que no sólo no pasaría el filtro de la censura sino que además era del todo intolerable.
Cuando terminó el rodaje, el comportamiento de Marlon Brando se hizo público y el actor exigió una rectificación, tanto del estudio como de los medios que difundieron la noticia. Lo que podría haber sido una ruina económica para la Metro-Goldwyn-Mayer, casi a la altura de "Cleopatra", se justificó en cuanto al retraso y el desfase presupuestario echándole la culpa al clima, a la tardanza en la construcción de la Bounty y a otras razones imponderables, señalando que el comportamiento del actor había sido siempre muy "profesional".
Sea como fuere, se nota particularmente que Brando es la estrella absoluta de la película, es suficiente contemplar sus planos, siempre a su servicio, con apariencia impoluta, aunque Trevor Howard está fantástico como antagonista. Para ser sinceros, incluso en tales circunstancias tan poco profesionales, Brando siempre será Brando y su presencia llena la pantalla. En cuanto a la película, no es una obra maestra, pero si un buen film de aventuras, con momentos de gran altura, como por ejemplo el intento de pasar por el Cabo de Hornos. Todo lo que transcurre en el barco es interesante hasta llegar al motín. La parte que me parece más aburrida y carente de interés es la estancia en la isla, tanto efecto paradisíaco resulta cansino. 
En cuanto a la historia real, ya he comentado que los hechos no fueron tan radicales como nos han llegado a través del cine. Ni el Capitán Bligh era tan malo, ni Christian Fletcher era un ser angelical. El supuesto sádico fue absuelto a su llegada a Inglaterra. Se mandó un buque de guerra en busca de los amotinados, buque que encalló y naufragó por incompetencia de su capitán. Fletcher no murió al intentar apagar el fuego provocado en la Bounty, sino por un disparo de uno de sus tripulantes. Cuando unos veinte años después un barco llegó a la isla donde se ocultaban los amotinados, sólo uno de ellos fue encontrado con vida, los demás habían muerto víctimas de sus innumerables enfrentamientos por la posesión de tierras, por mujeres y por otras causas. Al final su sentencia de muerte por rebelión les había llegado tarde pero inexorable. Como dirían ahora fue una sentencia en diferido.




lunes, 16 de mayo de 2016

Y ELLA SE MARCHÓ


Me busco y no me encuentro. Intento ser dinámico, atrapar algún efluvio evaporado de inspiración, y solo consigo  vacío blanco en una nada agónica y desesperante. Me pregunto si a todos nos llega el día del abandono, en el cual la pereza disfrazada de ensimismamiento nos arroja fuera de la página por escribir. Hace algún tiempo que este blog se encuentra en un barbecho engañoso, en una excusa vulgar y ordinaria que solo esconde una desgana sin disimulo. Parece que mi particular musa vació los armarios, retiró sus fotos, sus pertenencias más cercanas y se marchó con su maleta de piel y su bikini de rayas, como aquella vieja canción de los 70. La llamo y no me coge el teléfono, me ignora. Supongo que algo hice mal, seguramente mis manías y mi dejadez han hecho que su fuga parezca tan pertinaz como los esfuerzos de Sisífo. Puede que se despidiera con un beso arrojado en el aire, puede que fuera así, aunque no pudiera ser recogido al vuelo por culpa de mi despiste, de mi descomunal desconexión de las cosas sublimes.
Mi musa ha sido sustituida por un señor bajito, con traje negro y con predisposición insultante a la pereza. Me recuerda a un compañero de trabajo muy dado al bajo rendimiento laboral que fumaba continuamente tabaco negro. Tanta era su afición a expulsar el pesado y asfixiante humo, que en torno suyo siempre viajaba una espesa niebla. Muchos dicen que, tras el velo impenetrable, ocultaba una cama con su mesita de noche y orinal, donde semejante individuo permanecía en brazos de morfeo de 8 de la mañana a 3 de la tarde. Es lo que tiene la pereza, que es muy profesional y tiene costumbres sedentarias. Toma la rutina con gran profesionalidad y ancla sus pensamientos por debajo de sus posibilidades, siempre subestimando los segundos, los minutos, las horas... El mañana será otro día parece el lema de su particular campaña electoral, con promesas efímeras, con tan poca convicción que ya no necesita ni ejercer el arte del disimulo. En estas luchas ando y, aunque no lo parezca, me ha servido para tapar un espacio en blanco y ejercer mi derecho a sobrevivir un día más en la blogosfera, con poco equipaje pero con el pertinaz deseo de cosechar los méritos suficientes para hacer regresar a la esquiva musa. 

jueves, 21 de abril de 2016

HUMOR PEDAGÓGICO



Los tiempos han cambiado, no lo podemos negar y, aunque parezca que esa transmutación persigue, en cierto modo, la tarea de que todo siga igual, lo cierto es que ya no somos los mismos. Eso se nota sobre todo en los niños, cuya infancia difiere en una cuantía notable de la que tuvimos nosotros, los adultos, sobre todo los que ya peinamos canas. Si hubiera que establecer una frontera que dividiera ambos mundos, diríamos que dos factores ayudan a construir esa barrera invisible pero tenaz. Uno de ellos sería la tecnología, sobre todo cuando hablamos en términos de comunicación, información y ocio. Los niños de hoy la manejan a edad muy temprana y eso nos diferencia considerablemente. A los cuatro años, nuestros tiernos infantes, son capaces de manejar, con sus pequeñas manos y con cierta soltura, un móvil o una tablet. A la misma edad, nosotros nos defendíamos en los juegos de construcciones o en la fabricación de una espada de madera. Otro hecho diferencial es la calle, que se ha convertido para los niños de hoy en un lugar de tránsito, siendo los parques infantiles una especie de reserva artificial donde pueden jugar a salvo de los depredadores mecánicos, los vulgarmente conocidos como automóviles. En nuestros tiempos la calle era nuestra, un lugar donde jugar a cualquier cosa, donde quemar energías y desarrollar la imaginación sin tener que recurrir a las llamadas actividades extraescolares, un sucedáneo que en no pocas ocasiones resulta aburrido.


Todo esto viene a cuento por una reciente exposición, que tiene lugar en el Parque de las Ciencias de Granada, del psicopedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, conocido bajo el seudónimo "Frato". Sus ilustraciones e ideas vienen a reivindicar la problemática de los niños y los sistemas educativos y de como el mundo ha cambiado para la infancia, sofocando la espontaneidad y la imaginación. Sus pequeños protagonistas resultan más divertidos y genuinos que el encorsetamiento al que son sometidos por educadores y progenitores. La exposición, además de contar con sus divertidas viñetas, tiene actividades para los niños que los retrotrae a otros tiempos, en los que un cajón de arena, una bañera con agua o un pinball hecho con gomas y pinzas eran una fuente inagotable de diversión. Con un estilo que recuerda a Quino y su popular Mafalda, Frato nos ofrece ese humor entre ingenuo, divertido y reivindicativo. Es cierto que ese estilo, tan cercano a la pedagogía, puede resultar a veces cargante y moralista, pero no por ello deja de ser interesante y mordaz. 




sábado, 9 de abril de 2016

LAS 50 MEJORES PELÍCULAS DE SUPERHÉROES


Hace algunos días se ha publicado esta lista, basada en la valoración de los usuarios de IMDB, que como siempre resulta de lo más curiosa en algunos sentidos y, desde luego, muy discutible en cuanto a la aparición de algunos títulos poco adecuados y el criterio del lugar que le corresponde a cada película. Pero antes de proceder a su correspondiente análisis, les dejo la lista.




01 EL CABALLERO OSCURO (2008)
02 EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE (2012)
03 DEADPOOL (2016)
04 BATMAN BEGINS (2005)
05 V DE VENDETTA (2005)
06 LOS VENGADORES (2012)
07 GUARDIANES DE LA GALAXIA (2014)
08 X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (2014)
09 LOS INCREIBLES (2004)
10 MIND GAME (2004)





11 IRON MAN (2008)
12 BIG HERO (2014)
13 BATMAN: LA MÁSCARA DEL FANTASMA (1993)
14 BIRDMAN (2014)
15 LA LEGO PELÍCULA (2014)
16 CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (2014)
17 X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN (2011)
18 KICK-ASS (2010)
19 WATCHMEN (2009)
20 EL CUERVO (1994)






21 EL SIGNO DEL ZORRO (1940)
22 EL MONO DE HIERRO: IRON MONKEY (1993)
23 BATMAN (1989)
24 ROBOCOP (1987)
25  LOS VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN (2015)
26 BATMAN V SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA (2016)
27 AMERICAN SPLENDOR (2003)
28  DRAGON BALL Z: ESTALLA EL DUELO (1993)
29 X-MEN 2 (2003)
30 X-MEN (2000)






31 SALVAR EL PLANETA TIERRA (2003)
32 ANT-MAN (2015)
33 ANIMATRIX (2003)
34 SUPERMAN (1978)
35 SPIDERMAN 2 (2004)
36 MEGAMIND (2010)
37 SPIDERMAN (2002)
38 IRON MAN 3 (2013)
39 HÉRCULES (1997)
40 EL PROTEGIDO (2000)








41 EL HOMBRE DE ACERO (2014)
42 MATRIX RELOADED (2003)
43 BLADE (1998)
44 THOR: EL MUNDO OSCURO (2013)
45 THE AMAZING SPIDER-MAN (2012)
46 HELLBOY II: EL EJÉRCITO DORADO (2008)
47 IRON MAN 2 (2010)
48 THOR (2011)
49 BATMAN RETURNS (1992)
50 CONSTANTINE (2005)





Son muchas las reflexiones y disconformidades que esta lista produce, algo muy típico y que ya sucede con cierta frecuencia con los listados que nacen de IMDB. Por empezar por alguna parte, debo decir que me produce cierto desconcierto el incluir una película que parece fuera de lugar, como es "El signo del Zorro". Primero, porque parece muy peculiar, demasiado, incluir un clásico de aventuras en una lista como esta, y segundo, porque si consideramos al Zorro como un superhéroe, tendríamos que abrir la mano a otras propuestas similares y que también merecerían un lugar sin el menor atisbo de disconformidad. Con tal premisa deberíamos incluir a "Robin de los bosques", "El temible burlón", "El hidalgo de los mares" y, sin duda, a "Conan, el bárbaro".
Si resulta peculiar esa elección, lo que me desconcierta absolutamente es la presencia de "American Splendor", una película ajena en todos los sentidos al mundo de los superhéroes, que se adentra en las relaciones de un empleado de un hospital con el artista gráfico underground Robert Crumb. Si bien es cierto que Crumb es un autor de cómic, esta película tiene tanto que ver con los superhéroes como podría tenerlo, por poner un ejemplo patrio, "El gran Vázquez". En cuanto a "Birdman", aunque su protagonista sea un actor conocido por interpretar a un héroe alado muy semejante, por cierto, al Buitre de Marvel, eso no la identifica lo suficiente para incluirla en esta lista. Sin embargo, falta alguna otra película que merecería además un puesto de honor, como "Defendor", "Darkman", "Blade 2", la primera entrega de Hellboy, "Dredd" en la versión de 2012 y "Superman II" de 1980, la que es en mi opinión la mejor de todas las protagonizadas por el malogrado Christopher Reeve. 
Hay alguna que otra producción japonesa que se me escapa al no haberlas visto, aunque sospecho que  no merecerían la posición que ocupan. Si me parece acertado en cambio, la inclusión de "Los increíbles", un fiel retrato del mundo de los superhéroes y sus problemas cotidianos, además de ser un film de acción excelente. Me resulta curioso que figure "Hércules", aunque bien visto  puede que sea uno de los primeros héroes con poderes de la historia. Que "Deadpool" aparezca en el tercer puesto me parece llamativo y, para ser sinceros, muy exagerado. 
Y como siempre suelo hacer en este tipo de listas ajenas, publicaré la mía, personal y probablemente discutible:


01 EL CABALLERO OSCURO (2008)
02 EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE (2012)
03 WATCHMEN (2009)
04 SPIDERMAN 2 (2004)
05 BATMAN BEGINS (2005)
06 V DE VENDETTA (2005)
07 LOS VENGADORES (2012)
08 HELLBOY (2004)
09 GUARDIANES DE LA GALAXIA (2014)
10 X-MEN 2 (2003)
11 X-MEN (2000)
12 KICK-ASS (2010)
13 HELLBOY II: EL EJÉRCITO DORADO (2008)
14 IRON MAN (2008)
15 CAPITÁN AMÉRICA: EL SOLDADO DE INVIERNO (2014)
16 X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN (2011)
17 SUPERMAN II (1980)
18 DRED (2012)
19 LOS INCREIBLES (2004)
20 EL CUERVO (1994)
21 DARKMAN (1990)
22 BATMAN (1989)
23  LOS VENGADORES: LA ERA DE ULTRÓN (2015)
24 BATMAN V SUPERMAN: EL AMANECER DE LA JUSTICIA (2016)
25 SPIDERMAN (2002)
26 BLADE (1998)
27 THE AMAZING SPIDER-MAN (2012)
28 DEFENDOR (2009)
29 IRON MAN 2 (2010)
30 BLADE 2 (2002)
31 ANT-MAN (2015)
32 X-MEN: DÍAS DEL FUTURO PASADO (2014)
33 KICK-ASS 2 (2013)
34 EL INCREIBLE HULK (2008)
35 CAPITAN AMERICA, EL PRIMER VENGADOR (2011)
36 SUPERMAN (1978)
37 SPIDERMAN 3 (2007)
38 X-MEN 3, LA DECISIÓN FINAL (2006)
39 EL HOMBRE DE ACERO (2013)
41 THE AMAZING SPIDER-MAN 2 (2014)
42 SUPERMAN RETURNS (2006)
43 BATMAN VUELVE (1992)
44 BATMAN FOREVER (1995)
45 GHOST RIDER, EL MOTORISTA FANTASMA (2007)
46 LOS CUATRO FANTÁSTICOS (2005)
47 HULK (2003)
48 SUPERMAN 3 (1983)
49 SPAWN (1997)
50 LOS CUATRO FANTÁSTICOS Y SILVER SURFER (2007)

 

viernes, 18 de marzo de 2016

EL SENTIDO DEL HUMOR DE LOS AGUJEROS NEGROS

Los hombres somos muy de mirar al suelo, nos centramos en la mayoría de las ocasiones en el aquí y el ahora, andamos atareados en temas tan rutinarios como el de vivir día a día, con nuestras miserias y pasiones, con nuestros vicios y virtudes. Somos, en momentos, tan simples emocionalmente que estamos dispuestos a matarnos unos a otros con tal de no esforzarnos en ceder, en cambiar, en suma, en aplicar una mínima dosis de generosidad al prójimo. Sobrevivimos a ras de tierra, la cual regamos con la sangre de nuestros hermanos, a los que hemos convertido en diferentes, por el simple hecho de establecer matices o minucias que los aparten como renegados de un código único de superioridad. Hemos construido fronteras, como si este trozo de materia a la deriva nos perteneciera, como si de algún modo alguien nos hubiera concedido un título de propiedad exclusiva al que nos aferramos como si no existiera un final. Por eso, cuando levantamos nuestra mirada al cielo no crea un complejo de inferioridad, quedamos en evidencia hasta tal punto, que encubrimos nuestra pequeñez con falsas pretensiones de elegidos por un Olimpo de dioses hechos a nuestra imagen y semejanza. Pero el Universo se ríe a carcajadas y se aprovecha de su descomunal naturaleza preñada de misterios y enigmas sin descifrar. Sin embargo, existen muchos que han utilizado el arte de la complacencia, un curioso sentido de la vida, no exento de humor, que les permite disfrutar de este tránsito. A veces es suficiente con un atardecer o con una leve brisa para experimentar el placer de estar vivos. Puede resultar algo insignificante, pero no debemos restar ningún mérito a quien es capaz de conseguirlo, es su forma de resistencia a cierto fatalismo que nos ha imbuido desde que comenzamos a hacernos preguntas. Al fin y al cabo debemos ajustarnos a ese difícil equilibrio entre la tierra y el cielo, saborear cada instante, no como un insignificante impulso vital perdido en el tiempo y el espacio, sino como un regalo de singular importancia. En ocasiones sería hasta recomendable no ser demasiado conscientes de ser náufragos de la inmensidad y disfrutar de lo terrenal, porque si nos empachamos de trascendencia cósmica nos perderemos en un mar metafísico o, lo que es lo mismo, un callejón sin salida.
El Universo se aprovecha de su grandeza, nos apabulla hasta tal extremo que, cuando lo miramos, estamos observando algo que ya ni existe. Dicen que la luz de la estrellas que nos deleita es un fulgor de un cuerpo celeste que murió hace mucho tiempo, es como si nos asomásemos a un enorme cementerio estelar. Los científicos, siempre insaciables, nos bombardean con teorías, algunas algo estrafalarias, otras demasiado complejas y casi siempre fuera del alcance del común de los mortales. No obstante, de vez en cuando, nos sorprenden con algo realmente llamativo, casi divertido diría yo, y eso no es desde luego algo que debemos pasar por alto. Circula ahora una curiosa teoría sobre los agujeros negros. Siempre se pensó que los mismos destruían todo lo que se atrevía a cruzar sus fronteras, que introducirse dentro de uno de ellos era sinónimo de muerte. Sin embargo, ahora circula una idea curiosa que defiende la idea de que cualquier cosa que llegue a un agujero negro será duplicada como un holograma. Esto quiere decir que, si la Tierra sufriera esa singular distorsión de la realidad, se obtendría una copia idéntica de nosotros mismos.
Así que podría ser posible que esto ya hubiera sucedido y usted ya no fuera nada más que una copia de otro igual. Las mentes inquietas nunca paran y siempre están dispuestas a fastidiarnos en lo posible y, en el asunto que nos ocupa, ya hay voces que manifiestan que el resultado sería una copia de inferior calidad. Eso explicaría muchas cosas, de por qué la humanidad contiene tantos individuos estúpidos, tantas cabezas pensantes que rozan el ridículo. Es posible que seamos el reflejo de unas criaturas más perfectas, somos como utilitarios baratos que pretenden ser deportivos de alta gama, lo que explicaría las guerras, las crisis económicas y las abusivas comisiones bancarias. Es una broma, un chiste de la cosmología, jugar a que es un niño que quiere imitar objetos utilizando plastilina. Si esto nos hubiera pasado a nosotros, a buen seguro que nuestro particular agujero negro sería un chapuzas que nos ha dejado como una imitación deficiente y chusca. A partir de ahora, cuando me mire al espejo, pensaré que un ser como yo vaga en el espacio, mucho más guapo, que no tiene el pelo blanco, ni necesita gafas, que es capaz de hacer él sólo la declaración de la renta y que, encima, es aficionado de un equipo de fútbol que siempre gana sus partidos. Esto no es nuevo,  ya existía en  la filosofía de Platón, con aquella copia divina de Dios, el Demiurgo, que creaba muestras fallidas que quería  imitar la perfección. Esta especie de artesano de buenas intenciones que no soportaba el caos, aplicó a los hombres pasiones desenfrenadas, por lo que algunas corrientes filosóficas pensaron que el Demiurgo era una identidad con malas intenciones, un malo de película.
Supongo que, como persona de buena fe que soy,  todo esto tendrá una base más o menos sólida y que no sea el divagar de una mente aburrida frente a una pizarra vacía. Porque no está mal para una tarde de domingo el hacer dudar a la humanidad de su propia identidad, aunque, en esto de teorizar, hay mucho por desgranar e ideas insólitas hay para todos los gustos, tantas como herejías en la Edad Media. Al fin y al cabo para que preocuparse si la Tierra ha pasado o pasará por el aro de un agujero negro malintencionado, si resulta que las teorías del Biocentrismo colocan al Cosmos en una situación de inferioridad intelectual respecto a la vida. Porque, ésta última hipótesis, defiende que la vida creó el Universo y no al revés, incluso que la muerte es una ilusión que se nos ha enseñado desde que nacemos. Nuestra propia conciencia está capacitada para alterar la interpretación de la realidad, una realidad en el el que el tiempo y el espacio no existen de forma independiente, sino que están supeditados al punto de vista de quien los percibe. En otras palabras, que usted y todos nosotros vivimos en un mundo que hemos imaginado así, que podemos alterarlo a nuestro antojo y que, desde luego, la creencia en la muerte es una ilusión porque mantenemos el delirio de que poseemos un cuerpo biológico mortal, pero todo no es más que fruto del poder vital de la existencia. Si nos ponemos en plan cinéfilo diríamos que, después de todo, vivimos en Matrix o mejor aún, que Calderón tenía toda la razón del mundo cuando decía aquello de "¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño: que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son."
Pues eso, no les den más vueltas al asunto, y piensen que van a comer mañana, si irán al cine o al fútbol, si tendrán que llevar paraguas o si llegarán a final de mes con su castigada y amputada nómina. Buenas noches y hasta mañana... si el agujero negro quiere.

martes, 8 de marzo de 2016

LAS FORTY ELEPHANTS, LA BANDA DE LAS 40 LADRONAS

Aunque tradicionalmente se piensa que el crimen organizado es cosa de hombres, quizás por el sentido misógino de la historia, lo cierto es que una de las primeras bandas criminales de la historia estaba formada por representantes del sexo débil, otra forma definitoria evidentemente torticera. Aunque oficialmente su andadura comenzó a finales del siglo XIX, hay quien piensa que probablemente su inicio tuviera lugar durante el XVIII, llegando incluso hasta la década de 1920. En su origen actuaron junto a una banda formada por hombres, pero pronto alcanzaron su condición de independientes.
Tomaron el nombre de Forty Elephants Gang porque su centro neurálgico se situaba en el distrito londinense de Southwark, donde se encontraba un cruce de camino con ese nombre. Estaba formada por unas 40 mujeres atractivas y bien vestidas, algo que no es casualidad pues correspondía a una apariencia buscada. Utilizando falsas referencias entraban a trabajar como empleadas del hogar, amas de llaves y otras actividades similares, en lugares declarados como objetivos que desvalijaban en la primera ocasión. También robaban en tiendas, escondiendo la mercancía entre sus vestidos, preparados para la ocasión con bolsillos ocultos y otros dispositivos que disimularan lo sustraído. Otra de sus especialidades era seducir a hombres casados para luego chantajearlos. Su máxima prioridad, una vez cometido el hecho delictivo, era quitarse de encima los objetos robados lo más rápido posible, utilizando conductores que se hacían con los mismos o enterrándolos para  hacerse con ellos más tarde, una vez se hubiera enfriado el asunto en cuestión. Lo importante es que jamás debían pillarte con nada encima. Cuando actuaban en algún negocio iban en grupo, dispersándose rápidamente en distintas direcciones, lo que unido al hecho del recato de la época que consideraba de mal gusto registrar a una dama, les dificultaba a la policía su trabajo.
Alice Diamond
Como toda banda que se precie, las Forty Elephants, tenía una líder indiscutible, una madrina inteligente y astuta que las dirigía de forma férrea y disciplinada. Esa no era otra que Alice Diamond, apellidada de tal forma por llevar los dedos con anillos de diamantes. No debemos pensar que por ser una banda organizada de mujeres se renunciaba a la violencia, o se ejercía con guante de terciopelo. Nada más lejos, imponían, y no podía ser de otra manera, su respeto utilizando cualquier tipo de coacción. A las bandas rivales que se atrevieran a trabajar en su territorio se les exigía un porcentaje de las ganancias, cuando no recibían directamente una soberana paliza. Las chicas de Alice vendían rápidamente la mercancía en tiendas de empeño y fundían el dinero de forma rápida y eficiente, con toda clase de lujos, fiestas y dispendios. A pesar del carácter escurridizo de la banda, no siempre lograban escapar, tal y como le sucedió a Alice Diamond, que tras un atraco mal planificado, acabó en la cárcel, siendo sustituida por Lilian Rose Kendall, conocida como "Bobbed Haired Bandit".
Todo tiene su final, y la banda de las 40 ladrones acabó mal la noche del 20 de diciembre de 1925, cuando festejaban probablemente algún exitoso atraco en el Canterbury Social Club, fueron detenidas en una redada policial, no sin resistirse durante varias horas en una explosión de violencia, entre botellazos y armas blancas.
Descabezadas de líderes y con la mayor parte de sus miembros en prisión, las Forty Elephants fueron desapareciendo poco a poco de las calles de Londres, evaporándose entre la niebla y formando parte de una leyenda poco conocida pero fascinante e inigualable.


jueves, 11 de febrero de 2016

EL ALQUIMISTA

El cuadro "El alquimista" fue realizado en 1771 por el pintor inglés Joseph Wright y, aunque es conocido con ese nombre, lo cierto es que el título completo es algo más extenso y alambicado: "El alquimista en busca de la piedra filosofal, descubre el fósforo y ruega por el éxito y la conclusión de su obra como era costumbre de los antiguos astrólogos alquimistas". No cabe duda de que en los museos tendrían alguna pega a la hora de confeccionar tan extenso etiquetado. He de confesar mi predilección por el pintor británico, y puede que alguno se acuerde de que por aquí pasó también otra obra suya llamada "Experimento con un pájaro en bomba de aire". Me fascina en particular la atmósfera que domina sus cuadros, la luz que simboliza algo más que el simple resplandor y, en el caso que nos ocupa, lo que pretende es irradiar el conocimiento de algo que va más allá de lo puramente empírico. Aunque Wright es un autor que siempre nos quiere mostrar el dominio de la ciencia, contagiado por el ambiente de la revolución industrial, en la obra que nos ocupa también podríamos detectar cierto simbolismo esotérico, menos relacionado con el mundo material y más con el ritual.
Tan singular es esta pintura en el estilo de Wright, que parecería más entroncada con una tonalidad religiosa que científica, algo aparentemente impropio en las tendencias del artista. De hecho, su figura central, el alquimista, está más cerca de un personaje relacionado con la fe espiritual que con otra cosa. Es suficiente para ello el poder relacionarlo con pinturas del Greco, como "San Jerónimo penitente", y darnos cuenta de la composición de esta figura central, postrada de rodillas ante el descubrimiento, bañado por la luz del matraz que emana no sólo un hecho, sino más bien el conocimiento como herramienta iniciática. No obstante, hay múltiples contradicciones que se expresan a través de los detalles. El acontecimiento parece suceder en un entorno que imita al de una iglesia con esos arcos góticos, pero sin embargo los objetos parecen más propios de la ciencia. El matraz, la esfera del mundo, los legajos, el reloj y otros instrumentos de un laboratorio primigenio parecen indicar un acercamiento más a la razón. En realidad lo que se pretende es establecer esa delicada frontera entre ciencia y religión, formalizando un paso inevitable de la superchería al conocimiento empírico. Es curioso que para representar ese proceso el autor sitúe a sus protagonistas en un entorno más antiguo, medieval si se quiere, como queriéndole dotar de un espíritu más romántico y hermético. Tras el ventanal se puede observar una luna llena, un recurso utilizado en otras ocasiones por Joseph Wright, pero que aquí podría tener relación con el significado alquímico del oro blanco y la plata, que junto a otros símbolos hubiera podido representar el inminente descubrimiento de la piedra filosofal. 
Como fondo de la escena principal aparecen dos curiosos personajes, dos aprendices de diferente rango. El que se sitúa de pie es el más veterano y señala al maestro para que el alumno de menor edad no pierda detalle del acontecimiento asombroso al que asiste. Ambas miradas tiene una intención diferenciada, mientras el más joven denota cierta bisoñez, algo de timidez o respeto hacia algo que le supera, el de más rango parece ser algo más cómplice de lo que allí sucede, es una especie de intermediario entre el maestro y el principiante.
Si fascinante es la historia que nos muestra esta pintura, no lo es menos el personaje en la que está basado, que no es otro que uno de los últimos alquimistas de la historia, por lo menos en el sentido tradicional del mismo,  que no es otro que Hennig Brandt, nacido en 1630 en Hamburgo. Parece ser que en su juventud fue aprendiz de vidriero y, tras su paso por el ejército, se hizo oficialmente comerciante, y digamos que, fuera de su ámbito más conocido, alquimista. Obsesionado por descubrir la piedra filosofal, se gastó todos su ahorros en el empeño, lo que le obligó a contraer nupcias con una mujer rica que financiase sus desmedidos sueños. No tardó en quedar viudo y en liquidar toda su fortuna, tras lo cual no tuvo más remedio que buscar a otra rica mujer para contraer nuevamente matrimonio y así continuar con su incesante búsqueda.
Hacia el año 1669 sus investigaciones se centraron en la orina, de la cual se creía en antiguos manuales alquimistas que se podía obtener plata, aunque el objetivo de Brandt era conseguir oro. Empleaba miles de litros de la misma, que se decía obtenía de los campamentos militares, por lo cual se supone que ofrecería su pasado en el ejército como tarjeta de presentación para obtener el dorado líquido. Podemos imaginarnos, no obstante, la perplejidad que su ardua tarea podía provocar en los donantes improvisados de orina. En un complejo proceso alquímico obtuvo un residuo sólido que obviamente no era oro, lo que representó una enorme decepción para Henning Brandt. Sin embargo, al apagar la luz de su laboratorio se quedó asombrado al comprobar que aquella extraña sustancia desprendía un singular destello luminiscente, por lo cual la bautizó como fósforo, del griego "relacionado con la luz". Se decía que era incluso capaz de leer al amparo de aquel débil resplandor. Además, en contacto con el aire, ardía al más mínimo  movimiento. Como el proceso de fabricación era extremadamente complejo y nada rentable, decidió mantenerlo en secreto hasta que le vendió la fórmula al médico alemán Johannes Daniel Krafft. Años después Ambrosio Godfrey Hanckwitz consiguió emplear otro método más barato, lo que provocó su comercialización. Algunos piensan que Brandt fue un loco que dilapidó su fortuna intentando ser rico, lo que conlleva una triste ironía, aunque pienso que en realidad fue alguien empeñado en conseguir lo imposible, el sueño de ir más allá en su búsqueda de la quimera, del poder transmutador mítico de la piedra filosofal.