Cuando se estrenó "La guerra de las galaxias" no solo se revitalizó la afluencia masiva a las salas de cine, también se volvió al sinfonismo de los clásicos de los 40 y los 5o, y su principal artífice fue John Williams, que con una partitura épica rompió con los moldes establecidos en los años 70, donde se subrayaba otro estilo de banda sonora, muy centrada en estilos minimalistas o influenciada por conjuntos y compositores de raíz popular que dejó sin trabajo a las grandes orquestas. Con Williams se retomaba la era dorada del cine de Hollywood y a los compositores como Wolfgang Korngold, Miklos Rozsa o Max Steiner. De la mano de Steven Spielberg y George Lucas se volvió al cine espectáculo y Williams se encargó de realizar, con mano firme, la música que daría ese sello personal a los trabajos de ambos cineastas, creando una escuela cuya influencia llega hasta nuestros días. Su reconocimiento en la industria del cine ha tomado forma, a lo largo de todos estos años, con cinco Óscar en su haber y 45 nominaciones, siendo, tras Walt Disney, el más nominado en la historia de la Academia.
Williams nace en New York en el año 1932 y su inspiración musical le viene de familia, ya que su padre fue percusionista de jazz del mítico quinteto de Raymon Scott. Estudia piano y composición en la Universidad de California y en el servicio militar dirigió la banda de la fuerza aérea de los Estados Unidos. Una vez terminadas sus obligaciones castrenses, trabaja como pianista de jazz en varios estudios y clubs de la Gran Manzana, teniendo la gran fortuna de trabajar para el prestigioso y maestro indiscutible Henry Mancini, participando en las bandas sonoras de "Peter Gunn", "Días de vino y rosas" y "Charada". En 196O ingresa en Columbia Records realizando algún trabajo conjunto con André Previn. En los Angeles inicia su carrera como orquestador en los grandes estudios de cine, colaborando con Bernard Herrmann, Miklós Rózsa, Franz Waxman y Alfred Newman, todos ellos gigantes de la historia de la música en el cine. Incluso llegó a tocar el piano en alguna banda sonora de Jerry Goldsmith, otro compositor que también se considera uno de los baluartes del regreso del sinfonismo clásico al cine actual y al que se le ha querido, por parte de algunos, involucrar en una guerra algo frívola para ver quién de los dos atesora más calidad en sus composiciones fílmicas. Sus primeros trabajos como autor de bandas sonoras fueron para las películas "Cómo robar un millón" y "La aventura del Poseidón". En 1971 gana el Óscar por la adaptación musical de "El violinista sobre el tejado". Pero su giro hacia la fama imperecedera transcurriría en el año 1974, cuando los destinos de Spielberg y de Williams se cruzan y éste compone la banda sonora para "Loca Evasión". Al año siguiente se consolidaría una relación que llega prácticamente hasta nuestros días, cuando el compositor neoyorkino afronta el trabajo de poner música a "Tiburón", obra maestra indiscutible del cine de aventuras por excelencia. Spielberg y Williams, una vez realizado el montaje del film, estuvieron de acuerdo en que la música tenía que tener un carácter claramente aventurero y para ello se inspiraron en sonidos de Stravinsky y Vaugh-William. Esto que para algunos puede ser síntoma evidente de poca originalidad, no es sino la forma habitual en la que trabajan la inmensa mayoría de los compositores que componen bandas sonoras. Se inspiran en los clásicos, en otros músicos del séptimo arte e incluso en sí mismos. De hecho no son pocos los que toman como inspiración al propio John Williams. Para el tema del tiburón se eligió un leif motiv dramático compuesto de cuatro notas, reforzando el ataque del escualo con una música ya legendaria en todo el mundo. Tal fue la relación entre el cineasta y el compositor, que, en algunas ocasiones, el primero permitió que Williams compusiera su música con un boceto elaborado de la trama, y después, inspirándose en la misma, se rodaran algunas secuencias. El éxito incuestionable de "Tiburón" vino acompañado por un Óscar a la mejor banda sonora, un premio BAFTA, un Globo de Oro y un Grammy.
Steven Spielberg recomendó a su amigo George Lucas que contara con los servicios de Williams para "La guerra de las Galaxias", siendo el resultado por todos conocidos. Nadie podría separar aquello de "Hace mucho tiempo en una galaxia muy lejana..." de la fanfarria que le acompaña, al igual que "La marcha imperial" se ha convertido en una referencia de cinéfilos y adictos a la saga galáctica. La intención de Lucas de no utilizar sonidos electrónicos y apostar por el sinfonismo más profundo, le reportó, entre otras cosas, a Jhon Williams su tercer Oscar y convertirse en la banda sinfónica original más popular de la historia, con sus más de cuatro millones de copias vendidas.
Después de la que muchos consideran como su mejor banda sonora, "Encuentros en la tercera fase", se ocuparía de poner música para uno de los films en los que, seguramente, Spielberg puso más el corazón. "E.T., el extraterrestre" fue un proyecto en el que no se confiaba demasiado, se preveía que podría ser un éxito sin demasiadas alharacas, pero la realidad fue que aquella pequeña historia de amistad tuvo unas repercusiones en taquilla brutales, permaneciendo en algunos lugares hasta un año en cartel, algo que hoy es absolutamente impensable. También le reportó a Jhon Williams el Oscar a la mejor banda sonora. En el siguiente vídeo se nos relata cómo fue aquella experiencia:
En 1993, con "La lista de Schindler", el compositor anunciaba su retirada, hecho que realmente no sucedió porque aún sigue estando en la brecha, aunque si le valió su último premio conseguido en la Academia. A sus espaldas quedan además de las ya reseñadas, las bandas sonoras de "El coloso en llamas", "Drácula", "Superman", "En busca del arca perdida", "El imperio del sol", "El turista accidental", "Nacido el 4 de Julio", "Parque Jurásico", "Siete años en el Tíbet", "Salvad al soldado Ryan", "Atrápame si puedes", "Harry Potter y la piedra filosofal", "Memorias de una geisha" y así hasta completar más de un centenar de composiciones, en los que a pesar de su estilo más que reconocible, ha ofrecido muestras más que suficientes de versatilidad y genio. Además, Williams, ha compuesto más de 5O composiciones fuera del mundo del cine, sin contar la música compuesta para cuatro Juegos Olímpicos y diverso temas para la televisión.
John Williams es en definitiva una figura relevante del séptimo arte, alguien sin el cual no se puede comprender la música que ha acompañado al cine en los últimos cuarenta años, el hombre que ha puesto la banda sonora de nuestras vidas y, al fin y al cabo, un maestro.
Buen post Sr. Cahiers!
ResponderEliminarJohn Williams podrá pecar de lo que sea, pero sin lugar a dudas es un maestro. No por menos, la banda sonora de Superman siempre ha sido una de mis favoritas!
Saludos!
Sin duda, aunque algunos ven en la banda sonora de "Superman" una reiteración de los mismos compases de "La guerra de las galaxias", pero su emblematica música de cabecera ha sido siempre el icono que mejor representa al héroe de DC.
ResponderEliminarNada que reprochar al maestro Williams, ya que sus obras son perfectas en cuanto cumplen de modo impecable su función de soporte a las películas que ilustran. Otra cosa es que uno eche en falta o en exceso demasiada reiteración en territorios comunes del propio Williams, y es que sobre todo hay unos años desde Stars Wars, Superman, El arca perdida, que las semejanzas entre sus mismas obras es demasiado evidente.
ResponderEliminarMenos importante es lo que se le achacaba de inspiración en la música clásica, ya que es casi un leitmotiv en las bandas sonoras (En Tiburón los primeros acordes nos conducen a la Sinfonía del Nuevo Mundo de Haendel).
En fín, sin negar su enorme potencial uno se queda con el maestro que usted cita también como el grandísimo Henry Mancini, que hace musica de una vitalidad jazzy admirable (algo que supo apreciar casi antes que nadie Howard Hawks), y en plan sinfónico me pongo de hinojos ante alguién que también bebió con fruición en las fuentes clásicas como Bernard Herman, y cuyos trabajos para Sir Alfred me siguen admirando...
(Eso sí, Williams hace honor a sus buenos orígenes en el jazz cuando nos regala la impagable pieza de Cantina band, estupenda aportación a La guerra de las galaxias)
Sr Tirador, usted como siempre arrimando el ascua a su sardina, en este caso al jazz. Parece como si fuera de este género musical sólo hubiera el vacio infinito. Lo de parecerse a uno mismo y repetirse, le pasaba hasta al mismo Mancini en muchas de sus composiciones. Rozsa se repetía una y otra vez en sus trabajos para el cine histórico. No olvide que Williams tiene bandas sonoras como "Atrápame si puedes", "Nacido el 4 de Julio", "Drácula", "La lista de Schindler" y otras más que se alejan de la fanfarria habitual, fanfarria que no tuvo más remedio que imitar su querido Mancini cuando lo contrataron para "Life-Force".
ResponderEliminarSr. Cahiers, hasta donde llego Herman no es precisamente un icono en el mundo del jazz, pero vamos eso pasa por disparar primero y preguntar despues; por cierto la Sinfonía del Nuevo Mundo no es de Haendel como apunto por error sino de Dvorak.
ResponderEliminarAhí le adjunto unas curiosas comparativas...
http://www.youtube.com/watch?v=tH_zgVSpvlE&feature=related
Sr.Tirador lea usted atentamente, sobre todo su primer comentario, creo que habla de jazz y de Mancini y a eso me refiero yo, y no a Herman. Y la influencia de la Sinfonía del Nuevo Mundo es más que sobradamente conocida, no descubre usted la polvora querido amigo.
ResponderEliminarEstimado Señor Cahiers: si en algo estoy de acuerdo con usted es que Tiburón es una película redonda tanto en dirección, interpretación, guión y como no...banda sonora.
ResponderEliminarTodo encaja tan admirablemente que resulta irrepetible. Por lo demás discrepo en casi todo. Las obras de Williams realizan una función en las películas que acompañan pero de ahí a decir que es un genio o un maestro o no se que...va un trecho. Existe más lirismo y produndidad en cualquier banda sonora de George delerue o Hermann que en toda la carrera de su protegido por no hablar de compositores como Preisner cuyas composiciones están a la altura de cualquier compositor de música clásica contemporanea. Creo que la pasión una vez más le ciega. Decir que Williams resucita el sinfonismo en el cine es como decir que Noah Gordon resucita la novela...que quiere que le diga, estoy bastante de acuerdo con el Tirador...por cierto si Williams trabajo con Mancini sería para pasarle el Pronto al piano porque no se le ha pegado mucho. La puerilidad de sus composiciones a menuda resulta tan irritante como previsible y por dios dejad de darle vueltas a la sinfonia del nuevo mundo de Dvorak a lo que realmente se parece la guerra de las galaxias es al planeta marte de los planetas de Holst, aunque eso ya lo sabe todo el mundo. Respeto el plagio como forma de vida alternativa pero la reiteración de un mismo tema musical como si de un perpetuo mobile se tratara (en plan autogeneratore) resulta tedioso.
En fin espero que no se lo tome como si hubiera quemado discos de beethoven en la china revolucionaria, porque en este blog tocar ciertos mitos generacionales resulta altamente peligroso.
Atentamente . Amiga Anónima.
No se equivoque amiga anónima, en este blog no existe nada intocable, pero negar el pan y la sal en el mundo del cine a John Williams es como mínimo bastante injusto. Por cierto quien juzga de tal manera a un compositor con más de cien bandas sonoras a sus espaldas, habiéndo escuchado a lo sumo cuatro o cinco, peca, en todo caso, de un atrevimiento desmedido. Por cierto no soy yo quien defiende que Williams hiciera volver el sinfonismo al cine, sino Manuel Valls Gorina y Joan Padrol, ambos con un extenso bagaje tanto en el mundo del cine como en el de la música. Los planetas de Holst se parece tanto a la Guerra de las galaxias como El ruiseñor de las cumbres a Shaquille O´Neal. Respecto a Preisner, pues que quiere que le diga, que para usted solita, tampoco creo que sea para mucho más. El Tirador y usted me recuerdan a un niño que estaba en mi colegio, porque todo lo que tenía era mejor que lo de los demás, ya fuera un lápiz, una goma de borrar o un gusano de seda...
ResponderEliminarNo me sorprende su referencia a George Delerue, ya que su relación con Truffaut le delata. Pero fíjese este compositor se ha pulido tanto, que de hacer música para la nouvelle vague, terminó haciendo la banda sonora de "Los gemelos golpean dos veces". Extraordinaria evolución, aunque mejor que todos estos yo creo que eran Guido y Maurizio de Angelis. El próximo artítulo es una foto-galeria de la actriz Kate Beckinsale, se lo digo por si quiere escribir un comentario manifestando que Truffaut tenía mejores piernas o un busto más pronunciado...
ResponderEliminarMe hace gracia que hable usted de pasiones ciegas cuando todo el mundo conoce su devoción incondicional y manifiesta hacia J. Williams y está muy bien pero al menos reconozcalo, también le perdona ciertos pecadillos que si usted fuera realmente objetivo no sería tan benevolente. No se crea que la fundación Truffaut me paga la hipoteca o me tiene en su nómina... por ahora... aunque todo se andará.
ResponderEliminarAtentamente. Amiga anónima.
Es evidente que al incluir a Williams en este blog se deduce admiración, a pesar de esos pecadillos a los que usted se refiere. Reconozca que para quien ha obtenido 5 oscar y 45 nominaciones por pasar el Pronto al piano no es moco de pavo. Desde luego no creo que la fundación Truffaut le finiquite la hipoteca, pero tenga paciencia, que lo mismo le envian alguna reliquia para que le acompañe en su particular cruzada.
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