SINOPSIS: Un hombre maduro con un carácter demasiado ácido y que fue en una ocasión candidato al premio nobel de física, es un solitario empedernido que se dedica a dar clases de ajedrez a niños a los que menosprecia continuamente. Todo cambia el día que tropieza con una joven ingenua del sur y con la familia que vendrá...
De vuelta a New York, Woody Allen, también regresa a su estilo más clásico, ya saben, homenaje a las calles de su ciudad predilecta, protagonista neurótico y chica joven inexperta que se prenda de la experiencia vivida por el hombre maduro. No obstante hay algunas diferencias sustanciales sobre su obra anterior, no son novedades que puedan poner patas arriba el particular mundo del cineasta de la gran manzana, pero si resulta adecuado enumerarlas. La primera a destacar es que su protagonista, Larry David, aunque se muestra paranoico y obsesivo con la muerte, no intenta imitar las formas del tradicional Allen, tal como pudieron hacerlo en su día Kenneth Branagh en "Celebrity" o John Cusack en "Balas sobre Broadway"; el conocido creador de la muy estimable serie de televisión "Seinfeld", tiene la suficiente edad y talento como para componer su propio personaje, aunque a tal efecto contribuye también el hecho de que Woody Allen ha escrito a su protagonista con un matiz diferenciador, que no es otro que el de imprimirle un carácter cáustico, solitario, casi siempre malhumorado e incluso indiferente al sexo. Un tipo, con una más que evidente cojera, que va soltando todas las impertinencias posibles sin importarle a quien van dirigidas y si estas producen algún efecto perverso.
Otro descubrimiento es la actriz Evan Rachel Wood, que realiza un simpático papel que recuerda vagamente al que hizo Mira Sorvino en "Poderosa Afrodita", aunque aquí se sustituye el carácter de prostituta por el de pueblerina llegada del sur. Woody Allen es un director con mucho éxito en Europa y en las ciudades más importantes de Estados Unidos, pero ignorado o menospreciado en el resto, sobre todo en la llamada América Profunda. Con "Si la cosa funciona" ha sentenciado ya para siempre su suerte en los estados de sur, pues refleja a sus habitantes como pueblerinos mal hablados y fanáticos religiosos, reprimidos sexuales y amantes de las armas. Solo el contacto con la gran ciudad de New York los redime y les hace sacar la verdadera naturaleza que llevan dentro. No es que esta última película de Allen sea la mejor de su extensa filmografía, pero si es cierto que se mantiene a un nivel muy aceptable, lo suficiente para que sigamos esperando con ansia sus nuevos proyectos, aunque bien es cierto que la auto-imposición de realizar un film al año le imposibilite, en algunas ocasiones, afrontar retos con más profundidad y cuerpo.
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