LOS VIKINGOS

En una noche de sangre y fuego el vikingo Ragnar (Ernest Borgnine) asalta el campamento de un monarca inglés, le da muerte y viola a su esposa. Tiempo después el primo del asesinado, Aella (Frank Thring) se hace con el trono. Es un hombre amanerado, pusilánime y ambicioso. Lo que todo el mundo ignora es que la reina, fruto de la posesión de Ragnar, está embarazada. Solo ella y el padre Godwin saben el secreto. Cuando nace el niño, ante el temor de que Aella acabe con su vida por miedo a perder el reino, deciden mandarlo en compañía de un monje a Italia. Antes de la marcha se le coloca un collar que en el futuro servirá para identificarlo como sucesor al trono de Northumbria.

Pasados veinte años Aella pretende casarse con la hija del rey de Gales, Morgana (Janet Leigh) y se enfrenta a su primo, otro más, Lord Egbert (James Donald), al que acusa de conspirar con los vikingos y de fomentar ciertos rumores sobre un heredero al trono mandado al exilio. Lord Egbert, ante la posibilidad de ser ejecutado por el rey, escapa gracias a la ayuda de Ragnar, por lo que se confirma su acuerdo secreto con los vikingos.

Cuando el barco llega a las tierras de Ragnar, conoceremos al hijo de éste, Einar (Kirk Douglas) y al esclavo Eric (Tony Curtis). Einar es un hombre alegre pero violento, amante de las mujeres y a diferencia del resto de su pueblo no luce barba. Un día su halcón es humillado por el del esclavo Eric y fruto de una pelea, Einar pierde un ojo a manos del ave rapaz de Eric. Sometido a juicio será condenado a una charca repleta de cangrejos caníbales en donde morirá ahogado cuando suba la marea. Si logra sobrevivir el primero que lo reclame será de su propiedad. Ayudado por Odín el esclavo logra salir con vida, siendo reclamado por Lorg Egbert, ya que éste ha reconocido el collar que lo identifica como el hijo fruto de la violación de la reina por parte de Ragnar.

Después los acontecimientos se van sucediendo. El odio que Einar siente por Eric se va incrementando de forma considerable. La prometida de Aella, Morgana es capturada por los vikingos, siendo deseada tanto por Einar como por el esclavo Eric, quien se fugará con ella, tomando como rehén a Ragnar que será arrojado a los perros en tierras inglesas, no antes sin haber pedido luchar con su espada para poder entrar en Valhalla, voluntad que le concede Eric, lo que le cuesta la amputación de su mano por parte de Aella.

Eric regresa a tierras vikingas a solicitar ayuda para rescatar a Morgana de las garras de Aella y para colmar su venganza. Su aún no revelado hermano Einar le ayudará en el asedio al castillo de los ingleses, aunque el enfrentamiento con Eric llegará en cualquier momento y será a muerte.

Una vez en plena batalla, Morgana le cuenta a Einar que Eric es su hermano y este en el enfrentamiento final tendrá un momento de vacilación que le costará la vida.

Este argumento con apariencia de folletín de telenovela se desarrolla en una de las más grandes películas de aventuras jamás filmada: "Los vikingos". Una vez desarrollado en imágenes lo que podría parecer el argumento de un culebrón, no encontramos con la historia de unos personajes que, en realidad, ignoran el gran secreto de sus vínculos de sangre. Odio y barbarie se nos presentan como el carácter que da forma a esta épica aventura, con paisajes de gran belleza y relaciones viscerales. Todas estas pasiones van salpicadas de gestos que podría invitar a la compasión y honestidad. Ragnar no se ceba con la suerte de Eric y le da una mínima posibilidad de supervivencia. Si los elementos y Odín le salvan la vida tendrá una oportunidad que aunque remota es posible. El esclavo Eric ante la mirada de suplica de Ragnar le romperá las ataduras que lo inmovilizan y pondrá una espada en sus manos para, de esta forma, morir como un verdadero vikingo y alcanzar el paraíso de Valhalla. En el magnífico enfrentamiento final, cuando Einar tiene a su merced a Eric, esos segundos vacilantes ante la posibilidad de matar a su hermano serán fatales y le costarán la vida. Tanto unos como otros mostraran su barbarie. Los vikingos con su charca mortal y los ingleses con una muerte garantizada en su foso de perros hambrientos. Es una película de mutilados, pues ambos hermanos compartirán ese vínculo con el rostro desfigurado de uno y la mano amputada de otro. Ese extraño nexo les unirá para luchar juntos ante un enemigo común, aunque para ellos solo sea una tregua para su confrontación.

Los actores están inspirados en sus respectivos papeles. Ernest Borgnine desarrolla su personaje entre cierta afabilidad y su brutalidad extrema. Tony Curtis cumple a la perfección en su papel de esclavo arrogante, que intuye que bajo su condición de hombre sometido, existe algo más que le pueda conferir su dignidad deseada. Janet Leigh en todo su esplendor y belleza que parece especialmente indicada para el cine de aventuras. Pero si tuviera que destacar una interpretación, sería sin lugar a dudas la de Kirk Douglas. Quién puede olvidar esas miradas con un ojo blanco que le dirige a Curtis, anticipando la venganza cruenta que tarde o temprano se piensa cobrar.

Kirk Douglas que aquí, además de actuar, produce por medio de su compañía Bryna quiso contar para la dirección de "Los vikingos" con quien había realizado "20.000 leguas de viaje submarino" para la Disney, Richard Fleischer, entre otras cosas, por su cordial relación que recordaba con el realizador. Pero según las versiones, las cosas no fueron también durante el rodaje. Si leemos las memorias de Douglas "El hijo del trapero", no encontraremos ninguna palabra de reproche sobre Fleischer, pero las declaraciones de este último parecen indicar que el trato no fue tan cordial. En su libro autobiográfico, "Just Tell Me When To Cry" contienen diversos reproches como: "Con Kirk Douglas uno no hace películas, sobrevive a ellas" o "Nunca trabajes con un productor que además es la estrella". A pesar de las quejas de Fleischer, justo es reconocer que jamás había alcanzado el nivel artístico que consiguió con el proyecto de Douglas. De hecho su posterior carrera no volvió a contar con la misma maestría ofrecida en este film. Baste recordar el resultado de "Conan, el destructor", entretenida propuesta de aventuras pero muy inferior a la primera entrega de John Milius, y la pésima "El guerrero rojo" más propia de un director de ínfima categoría. Las películas producidas por Kirk Douglas siempre han estado en el ojo del huracán por sus enfrentamientos con el director, pero tanto "Los vikingos" como "Senderos de gloria" o "Espartaco" son obras incuestionables. Una de las medidas drásticas que tuvo que tomar en la película sobre la rebelión de los gladiadores de Capua fue el cese o abandono, según las fuentes, de su director, el gran Anthony Man, porque el rodaje era un auténtico caos, ya que todo el que pasaba por allí, Laurence Olivier y Peter Ustinov entre otros, se ponía detrás de la cámara a dirigir.

"Los vikingos" está basada en la novela del mismo título de Edison Marshall y el guión fue encargado a Noel Langley, que supervisado por Fleischer adoptó un cierto aire poético cercano al verso libre. Cuando el texto estuvo finalizado, Fleischer muy satisfecho, lo remitió a Múnich, donde Kirk Douglas estaba filmado "Senderos de gloria". Cuando el director acudió a la ciudad alemana se encontró con una sorpresa no esperada que relata de la siguiente manera: "En mi primera noche allí tuve una cena con Kirk, Kubrick, James B.Harris y Calder Willingham... Todos ellos habían leído el guión de "The vikings". Sus opiniones era unánimes: el diálogo apestaba. Kubrick dijo que ningún actor recitaría tales frases y los demás estuvieron de acuerdo, Kirk incluido. Me había quedado sin habla." Uno de los guionistas de "Senderos de gloria", Calder Willingham se apresuró a escribir el nuevo guión y eso a pesar de un telegrama mandado por Langley, en donde constaba una maldición bíblica, augurándoles toda suerte de infortunios, que no llegaron a buen puerto, porque la película fue todo un éxito de público.

No debemos olvidar la fotografía bellísima de Jack Cardiff y le excelente banda sonora compuesta por Mario Nascimbene. Por otro lado, Kirk Douglas hizo todo lo posible para dar el mayor rigor histórico tanto en decorados como en el diseño de los barcos vikingos. Como nota curiosa, cabe destacar que el actor hizo el mismo la escena que salta de remo en remo, influenciado, sin duda por su amigo Burt Lancaster, experto en todo tipo de acrobacias, dado su pasado circense.

El estilo visual de "Los vikingos" es impactante y su influencia en el cine que vendrá con posterioridad notable. Padre y hermano secreto, enfrentamientos con espadas, mano amputada y funeral final en una pira de fuego. ¿No les recuerda algo?. No cabe duda que "La guerra de las galaxias" encontró una fuente de inspiración en el film de Richard Fleischer.

"Los vikingos" es sin duda una obra cumbre del cine de aventuras al estilo clásico, un soplo de grandeza que nos cuenta una historia de violencia y extraños vínculos de sangre. Es el testimonio de una época en el que el cine, sin proponérselo, daba una auténtica lección de maestría.