viernes, 30 de noviembre de 2012

EL TERROR SI TIENE FORMA

Era una noche cualquiera de verano, de calor probablemente insoportable y todo parecía indicar que la rutina de proceder al sueño nocturno se repetiría sin más. Pero no fue así. Mientras hacia cargo de conciencia para combatir, una vez más, la pertinaz y profundamente molesta subida de temperaturas, aprovechando los últimos estertores del aire acondicionado del salón, escuché un descomunal grito, un chillido sobrehumano de dimensiones cósmicas. Mi mujer emitía sonidos audibles a varios kilómetros a la redonda, eran de una intensidad que denotaban un terror desbocado, la cantinela incuestionable del miedo absoluto, de la desesperación ante lo inesperado. Mi cerebro comenzó a trabajar de forma apresurada y mis escasas neuronas comenzaron a conjeturar sobre qué estaba pasando. Imaginé que un comando de albano-kosovares había asaltado mi humilde morada, que habían escalado hábilmente hasta una de las ventanas y que querían desplumarnos sin piedad. Podría ser un zombie, muestra inequívoca de mis temores mas ansiados y profundos. En ambos casos era una faena considerable, pues mis armas de defensa se encontraban al otro lado del pasillo y también de los ensordecedores aullidos. No podía hacerme de mi espada samurai, ni tampoco de una reproducción a escala de un colt de la época del far west. Por otra parte, podría ser el espíritu de mi abuela, que en vida vagó por aquellos pasillos y que buscaba, cual entidad traviesa, darnos un susto de muerte. Podría buscar algún conjuro que la devolviera a su dimensión, pero mis dedos torpes y nerviosos no eran capaces de escribir algo con sentido en Google. Tras varios intentos fallidos con palabras incoherentes como jekrjieqeuriqe o ekrjieqnvnvbe, el ordenador terminó por bloquearse, comunicando que se había producido un error fatal y preguntándome si quería iniciarlo desde el última fecha que presentó un funcionamiento correcto. No acordándome de cuando fue exactamente eso, y si realmente alguna vez existió, cerré el portátil y hecho un manojo de nervios me encaminé al profundo y oscuro pasillo, al lugar de donde provenían aquellos alaridos de estruendo sin igual.
Cuando asomé por el cuarto de baño, contemplé a mi mujer arrinconada,  muerta de miedo y señalándome al lavabo. Escudriñé con mi mirada atónita y no lograba ver que provocaba aquel pánico desenfrenado. De pronto observé como dos pequeñas antenas se asomaban con un movimiento acompasado. Era una cucaracha y además de las rubias. ¡Maldición, hubiera preferido un albano-kosovar!. En estas, que mi sufrida esposa se va pegando a la pared y va saliendo poco a poco, se pega tanto que parece que está a punto de atravesar el tabique, mientras me susurra "me ha hablado, dice con las antenas algo parecido a psspspsspspsp" y gritando a continuación, "¡mátala por favooooooooooor!".

El problema fundamental es que las cucarachas me dan un asco que me muero, una fobia de consecuencias devastadoras. "¡Pégale con la zapatilla!" me dice mi mujer, y yo le contesto "¡No, que no soporto el crujido, es asqueroso!". Hay que matarla con insecticida, que para eso está, para que haga su trabajo. Acudo al armario destinado a la defensa personal, y descubro contrariado que sólo hay un spray de insecticida para los mosquitos de hogar y plantas. Pienso que va a ser una batalla cruenta, me ato una cinta en la frente y repito para mis adentros: “para sobrevivir a una guerra hay que convertirse en guerra". Entro en el lugar de los hechos y empiezo a disparar un chorro continuo del letal insecticida sobre mi enemiga, tanto que empieza a formarse un pegote de espuma en el difusor. El despreciable insecto comienza a corretear sin ton ni son y servidor comienza a saltar como una niñita asustada, formando un baile surrealista mientras se va formando una nube de vapor tóxico que me empaña las gafas. Debo tomar una decisión o aquella batalla acabará con los dos. Armado de valor le abro la boca, como King Kong a los dinosaurios, y le enchufo una buena cantidad de insecticida. Aturdida, cae a mis pies, la deposito con ayuda del cepillo en el recogedor, arrojándola por la ventana. No se si sobrevivió, quizás aceche en algún callejón sucio y oscuro perpetrando su venganza.

44 comentarios:

  1. Jajajaja... ¿Te das cuenta? Antes, teníais que matar dragones por nosotras, atravesarles el corazón con una espada, arriesgando vuestra vida ante sus bocanadas de fuego.

    Y ahora son cucharachas... ¿Nos hemos vuelto unas "fáciles"?

    Me quedo por aquí...

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    1. Si tuviéramos que matar dragones, la mayoría pondríamos los pies en polvorosa ipso facto. Ya es que no estamos curtidos en estas cosas.
      Gracias por su visita y por comentar. Saludos.

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  2. Ja ja ja Pepe! Todavía no conocía esta faceta tuya para el humor porque hace poquito que te leo, y me he sorprendido gratamente, por favor, más entradas así ja ja, con las palabras incoherentes en el ordenador ya me partía.
    La cara de Bob Esponja al principio, y el dibujo final rematan el post.
    Sobre la cucaracha no comento, sólo escribir la palabra me ha dado escalofríos.
    Besitos y gracias por hacerme reír

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    1. Aquí se procura hacer un poquito de todo, ya se sabe, aprendiz de mucho y maestro de nada. Me alegro por esas risas. Gracias y saludos.

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  3. Jajajajaj

    A mí es que los insectos no me dan miedo. A ver, no me mola tenerlos cerca, pero si veo una cucaracha o una araña no voy a gritar, la espachurro y ya.
    Lo chungo sería un ratón, ahí sí que prefiero al zombi, al fantasma y al albano kosovar, juntos en comandita.

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    1. A mi hay insectos que si y otros que no, pero las cucarachas me parecen repulsivas, no lo puedo remediar. Sin embargo un ratón me parece tremendamente simpático.

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  4. jejejejeje...muy bueno Cahiers. Son odiosas las cucarachas. Burl Ives, les dedica una canción: http://www.youtube.com/watch?v=LHdKEhFM7mY

    Muy bueno lo de consultar el ordenador antes de acudir a los gritos de tu mujer...

    PD: ¿Tienes un colt en tu casa?

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    1. Curioso ese vídeo de Burl Ives cantando, sobre todo de un tipo duro que hizo aquellos papeles magistrales en "Horizontes de grandeza" y "La gata sobre el tejado de zinc". Si, tengo un colt, pero es una reproducción y, por lo tanto, absolutamente inofensiva.

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  5. Hace un par de semanas voy a tomar mi carajillo matutino en el bar de siempre. De camino al mercado me dije: "O me han metido un alucinógeno en el carajillo o juraría que estoy viendo una gamba cruzar la calle" Era una cucaracha color rojo carmesí. Ayer leí en el periódico que en muchas cajas de los bazares chinos de Barcelona han llegado cucarachas rojas asiáticas. ¡Nos están invadiendo!!! Saludos. Borgo.

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    1. Pensaba que al ser roja daría el pego como de más agradable a la vista, pero acabo de verla por Google y es igual de repulsiva que las nuestras. Y es que, aunque la mona se viste de seda...

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  6. Jajajaja. Pero si las cucarachas son "víctimas perfectas"... mueren con dignidad: las pisas y crujen de manera siniestra, es cierto, pero tampoco desparraman demasiado sus visceras. Las cucarachas las ha puesto Dios en la tierra para que aliviemos tensiones y demos rienda suelta a nuestros instintos asesinos, son animales indefensos e inofensivos que no parecen animales indefensos, sino bichos peligrosísimos, así que no da pena masacrarlas. Y encima nos creemos unos machotes!.

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    1. Cría fama y échate a dormir, pero cuando una cosa no te entra por el ojo pues no tiene remedio. Bueno, como consuelo les puede servir aquello de que han sobrevivido a todas las extinciones por cataclismos. Enterraron a los dinosaurios y es posible que nos entierren a nosotros.

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  7. Estuve a punto de perder la relación con una hermana que me proponía interrumpiera el desayuno para provocar el crujido que describes en medio de las tostadas con mantequilla.
    Muy buen relato, Pepe. Un abrazo.

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    1. Es lógico, cuando se tienen ese tipo de fobias con sólo pensarlo es suficiente y ese maldito crujido no hay quien lo aguante.

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  8. Mr. Cahiers, que hombre habilidoso usted, mire qua lograr abrir semejantes fauces pequeñas o lo que sea que tienen estos bichos para comer, y meterle el bote de insecticida, pobre bichejo. Por mi parte, la verdad que de todos los bichejos existentes sobre este mundo las cucarachas no me producen nada, recientemente pise a una, la envolvi en papel higienico y la eche por el inodoro. Un saludo y buen relato.

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  9. Me ha encantado la parte del relato (sin desmerecer el resto) que habla del verano, pero solo es porque tengo la calefacción apagada.
    A mi en el campo me da igual lo que me encuentre, pero en una casa, no soporto las cucarachas, y ahora resulta que además tenemos ¡cucas inmigrantes! aaaaaaaaaag.

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    1. En el campo todo pasa más desapercibido, supongo porque todo es más natural y menos sorprendente. No obstante, las cucarachas son muy de ciudad.

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  10. ¡Fantástica y divertidisima historia! no he parado de reirme desde la palabra zombie.

    Curioso animal la cucaracha, tan pequeño e inofensivo, y sin embargo capaz de causar más terror que una legión de monstruos.

    Saludos.

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    1. Si, la pobre lleva sobre sí una fama de la que no puede librarse. La vida es así. Bienvenido a la Guarida.

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  11. No hay cosa más asquerosa, con perdón de Kafka.
    Aiiiins, terror auténtico. Besito.

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    1. No puedo estar más de acuerdo y aunque lo de Kafka era un escarabajo pues también vale. Saludos.

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    2. No sé, no sé, para mí es cucaracha, si vieras las ilustraciones de José Hernández que tengo del libro, aiiiinnnns, cucaracha segura. Besito lunero optimista e imaginativo, buena semana tengas.

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    3. Bueno, entre bichos anda el juego.

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  12. Jajajaaa... Pepe, ¡eres muy divertido! Tienes muchas razón, seguro que si entra un zombi o un kosovar, le arreamos con lo que tengamos en la mano y lo dejamos caos. Ahora, una cuca ¡qué asco! ¿Qué tendrán las malditos blatodeos para producir tanta repugnancia?

    Saludos, Ann@

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    1. Pues lo ignoro, debe ser algo cultural, una especie de prejuicio del hombre civilizado, una fobia incontrolada, cualquiera sabe.

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  13. Querido Pepe; hay qué reconocer que haces reír al más extraño de los vecinos del ático embargado. Benditas cucarachas; un relato desternillante. Gracias y un abrazo

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    1. Pues ese era el objetivo, así que me alegro por esas risas y se lo agradezco. Saludos.

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  14. Me parece que las fobias a las cucarachas se está extendiendo de manera preocupante. Muy divertida historia y genial resolución, aunque personalmente también estaría esperando la venganza, eso sí, después de tanto insecticida seguro que mutaría a vete tu a saber que bichejo.

    Un abrazo.

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    1. Cada vez que veo alguna es como si se vengara. Vista una, vistas todas.

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  15. Muy alleniana esa experiencia Sr. Cahiers (de Woody Allen, no de Alien el 8º pasajero).
    A mi no me provoca ningún problema acabar con esas criaturas...utilizo la eficaz técnica de la sandalia, y como la seda...de todos modos pensaba que tendría en su domicilio dosis suficientes contra el cucaracheo...

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    1. Ya veo que es usted todo un Rambo mesetario, bueno más bien tropical. Lo del cucaracheo es ya prehistórico.

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  16. jejeje yo tampoco soporto las cucarachas, y mucho menos la asquerosidad de aplastarlas. Cuando aparece alguna corro como Vd. a buscar el insecticida, un bote tremendo, y se lo echo encima en cantidades ingentes (el contenido, no el propio bote). El resultado es que habitualmente tanto el bicho como yo salimos medio muertas, corriendo cada una en una dirección en busca de aire

    besos,

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    1. Jajajaja, creo que el sonido del crujido es un sistema para que no las pisemos.

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  17. jejeje gran anécdota. ¡Las cucarachas son nuestras amigas! Siempre están ahí para nosotros...

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  18. Aquí uno que le tiene un pánico terrible a las arañas, así que comprendo perfectamente lo que es vivir una odisea para acabar que un ser terrorífico y nauseabundo de ridículas dimensiones.

    Eso sí, cuántas más batallas, más curtido, aunque no se quite uno la fobia de encima ni a zapatazos. Malditos insectos...

    Saludos ;)

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    1. Las arañas según el tamaño, una pequeña no me produce ningún repelús, pero una grande es otra cosa...

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  19. Hola que tal, mi nombre es Vania y soy webmaster al igual que tú! me gusta mucho tu blog y quería pedirte permiso para enlazarte a mis blogs, Así mis usuarios podrán conocer acerca de lo que escribes.

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    Vania
    ariadna143@gmail.com

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  20. Ja ja ja ja... ¿ De donde saca estas historias ?
    No, no Sr. Cahiers, casi prefiero que no me lo diga.

    Aunque lo de los chicllidos de pánico, es completamente cierto. Que risas que me he pegado con el realto, la foto de Starship Troopers le viene niq ue pintada. Y ya no digamos de su frase "convierte en guerra".

    Que bueno, a mi las cucarachas no me dan asco, más bien me molesta que esten en mi casa sin haberlas invitado... y si, da asco cuando las tienes que chafar... es insufrible.. pero para que estan los maridos. ;->

    Un abrazo Pepe, como me he reido. Muy muy bueno!!

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    1. Bueno, es una historia verídica y he de confesar que fui el protagonista de semejante enfrentamiento. Eso si, lo he adornado un poquito, pero nada más. Un abrazo.

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  21. Jajajaja, ¿cómo se me ha podido pasar esta entrada? Yo también grito como una loca cuando me encuentro alguna. He intentado controlar la fobia, pero es difícil. Cuando estoy mentalizada no me las encuentro, cuando me las encuentro no me las espero y chillo automáticamente. Es un caso perdido. Y sí que hablan. Bueno, no exactamente, pero van frotando esas antenas asquerosas que tienen con todo lo que se encuentran y hace un ruido muy peculiar, arggggggg. Lo siento, Pepe, tengo que dejar el comentario, que estoy empezando a escucharlas.

    Un abrazo

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    1. Eso es cierto, son un poco traidoras, aparecen cuando no estás preparado para un encuentro de esa magnitud. Ese lenguaje debe ser algo que sólo algunos dotados con un sentido especial pueden entender.

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