Tras la Revolución industrial y con otras influencias literarias, representadas por una referencia incuestionable como fue Julio Verne, algunas revistas de finales del siglo XIX comenzaron a incluir artículos relacionados con el devenir tecnológico que los tiempos avanzaban de forma inexorable. Publicaciones que no eran específicamente del género, como "Munsey Magazine" o "The Argosy" incluyeron en sus páginas algunas historias de ciencia ficción. Se cree que la primera revista con contenidos de ciencia ficción pudo ser la sueca "Stella" en 1886 pero, al no quedar conservado ningún ejemplar ni registro, parece que entraría en la nebulosa de las leyendas editoriales, lo que parece en sí mismo un hecho muy propio del género.
En 1908 se publicó el primer número de "Modern Electrics", una revista con una clara vocación científica pero que no le hacía ascos a la ficción. Esa delgada línea entre ambos mundos pronto fascinó a los lectores que la convirtieron en un éxito editorial, que abría las puertas de par en par a otros proyectos similares, aunque cada vez adentrándose más y más en el género de la ciencia ficción. Uno se pregunta si George Lucas no se inspiraría en el número de Junio de 1915 de "Electrical experimenter" para imaginar su Estrella de la Muerte.
La más longeva de todas fue sin duda "Amazing Stories", cuyo primer número se publicó en 1926 y que llegó, pasando por infinidad de avatares y cambio de propietarios, hasta llegar al año 2005, fecha en que desgraciadamente puso fin a su andadura.
"Astounding stories" comenzó su ajetreada existencia en 1930 en una continua ida y venida de editores y propietarios, soportando sus innumerables crisis y sobreviviendo como podía. Uno de sus logros más meritorios fue conseguir publicar la serie "Fundación" de Isaac Asimov, a las que seguirían las novelas "En la noche de los tiempos" de H.P. Lovecraft o "Loophole" de Arthur C. Clarke. La conocida por todos "Dune" de Frank Herbert fue publicada entre 1963 y 1965.
"Astounding stories" comenzó su ajetreada existencia en 1930 en una continua ida y venida de editores y propietarios, soportando sus innumerables crisis y sobreviviendo como podía. Uno de sus logros más meritorios fue conseguir publicar la serie "Fundación" de Isaac Asimov, a las que seguirían las novelas "En la noche de los tiempos" de H.P. Lovecraft o "Loophole" de Arthur C. Clarke. La conocida por todos "Dune" de Frank Herbert fue publicada entre 1963 y 1965.
En 1939 nacía la revista "Startling Stories", publicando continuadamente
hasta mediados de la década de los 50, en parte porque no pudo hacer
frente a dos hechos que por entonces perjudicaron seriamente a la
industria. Por una parte, por el impacto ocasionado por la publicación
de un libro del psiquiatra Fredric Wertham titulado "La seducción de los
inocentes", en donde se describía a los cómics y a las publicaciones
llamadas "pulp" como agentes de corrupción de la juventud, además de ser
una de las peculiares forma de incitación a la delincuencia. Aquello no
cayó en saco roto y pronto el Congreso de Estados Unidos obligó a los
editores a formar el conocido "Comics Code Authority", que venía a ser
una autocensura impuesta desde los círculos más puritanos y
conservadores del país. Posteriormente, una huelga de los distribuidores
de prensa y revista hizo que muchos ejemplares quedaran sin vender en
los almacenes, lo que provocó el cierre de algunas publicaciones, entre
ellas "Startling Stories".
No cabe duda del atractivo de todas estas publicaciones, de sus ilustraciones sugerentes con esa mezcla de ingenuidad, fantasía, belleza y también, por qué no decirlo, de ironía. Fueron el testimonio de una época, de sus cambios constantes, desde el incipiente interés por los nuevos tiempos tecnológicos que trajo la Revolución industrial, hasta el miedo al enemigo, cualquier enemigo empleado directa o metafóricamente. Respondía esa inquietud, y así se reflejaba, a la perdida de la inocencia que trajo la era atómica, la que podría producir, en sus peores pesadillas, monstruos mutantes que someterían a la humanidad a un peligro jamás imaginado, la oleada de avistamientos OVNI de los cincuenta, quizás camuflada como eje de transmisión al temor de lo que se ocultaba tras el Telón de Acero y la Guerra fría, tan obsesiva como inspiradora. Tampoco debemos olvidar la conquista del espacio, lo que se esperaba de forma más entusiasta y atrevida, el asombro pusilánime ante la robótica y el poder que parecía ejercer.
Todo ello formó un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de historias firmadas por verdaderos genios de la imaginación, como Asimov, H.P. Lovecraft, Arthur C. Clarke, Frank Herbert, Frederik Pohl, Edgar Rice Burroughs, Ray Bradbury o la mismísima Leigh Brackett, la guionista de Howard Hawks en "Río Bravo" o "El sueño eterno", la que nos regaló, junto a Lawrence Kasdan y George Lucas la historia narrada en "El imperio contraataca".
Nuestro más sincero homenaje a los artistas que llenaron sus páginas y portadas de dibujos con un estilo e ingenio inigualables. Los Frank R. Paul, Allen Anderson, Albert Drake o Frank Kelly, entre otros, fueron capaces de trasladarnos a otros mundos, con sus héroes, sus chicas, en no pocas ocasiones ligeras de ropa, sus seres de otros mundos, en todas las formas y colores imaginables, las variopintas naves espaciales, los robots vintage y aquellos paisajes sin parangón.
No cabe duda del atractivo de todas estas publicaciones, de sus ilustraciones sugerentes con esa mezcla de ingenuidad, fantasía, belleza y también, por qué no decirlo, de ironía. Fueron el testimonio de una época, de sus cambios constantes, desde el incipiente interés por los nuevos tiempos tecnológicos que trajo la Revolución industrial, hasta el miedo al enemigo, cualquier enemigo empleado directa o metafóricamente. Respondía esa inquietud, y así se reflejaba, a la perdida de la inocencia que trajo la era atómica, la que podría producir, en sus peores pesadillas, monstruos mutantes que someterían a la humanidad a un peligro jamás imaginado, la oleada de avistamientos OVNI de los cincuenta, quizás camuflada como eje de transmisión al temor de lo que se ocultaba tras el Telón de Acero y la Guerra fría, tan obsesiva como inspiradora. Tampoco debemos olvidar la conquista del espacio, lo que se esperaba de forma más entusiasta y atrevida, el asombro pusilánime ante la robótica y el poder que parecía ejercer.
Todo ello formó un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de historias firmadas por verdaderos genios de la imaginación, como Asimov, H.P. Lovecraft, Arthur C. Clarke, Frank Herbert, Frederik Pohl, Edgar Rice Burroughs, Ray Bradbury o la mismísima Leigh Brackett, la guionista de Howard Hawks en "Río Bravo" o "El sueño eterno", la que nos regaló, junto a Lawrence Kasdan y George Lucas la historia narrada en "El imperio contraataca".
Nuestro más sincero homenaje a los artistas que llenaron sus páginas y portadas de dibujos con un estilo e ingenio inigualables. Los Frank R. Paul, Allen Anderson, Albert Drake o Frank Kelly, entre otros, fueron capaces de trasladarnos a otros mundos, con sus héroes, sus chicas, en no pocas ocasiones ligeras de ropa, sus seres de otros mundos, en todas las formas y colores imaginables, las variopintas naves espaciales, los robots vintage y aquellos paisajes sin parangón.
Wertham, no suelo recordar su nombre, era un estúpido que le hizo mucho daño a la ficción, a la liberta de expresión. También quienes lo tomaron en serio.
ResponderEliminarPor suerte, esas publicaciones derivaron en la gran ciencia ficción, hecha por autores del nivel de Asimov.
Me gustan esas ilustraciones.
Saludos.
Lo cierto es que fue una época de extrema vigilancia moral y política, con sus Comics Code Authority, el Código Hays y el Comité de Actividades Antiamericanas del mccarthismo.
EliminarSaludos
Los comics de terror que había en esa época sí eran bastante chungos. Es una bobada lo de la censura, pero tratándose de esos comics lo entendería más. Ahora, que historias sobre alienígenas fueran a corromper a la juventud es de risa.
ResponderEliminarHoy en día es muy difícil impresionar al público con este tipo de historias, pero hasta hace unas décadas todo lo que tenía que ver con extraterrestres o androides resultaba muy original.
La censura de entonces era muy rebuscada y adivinaba fantasmas y demonios por todas partes. Lo que parece increible que aún exista hoy en día reductos de esa estulticia.
EliminarSaludos
Los dibujos de portada de Amazing stories son muy geniales! Me encantaron...
ResponderEliminarLa censura en cualquier ámbito me da asco... Prohibido prohibir!!
Amo la ciencia ficción, en todas sus formas... Naci con Astroboy y Mazinger. Luego leí bastante de Asimov y Bradbury. 2001 es mi peli preferida. Y veo cualquier película si es de éste género...
En fin, soy fan 🙋
Pues atento al dato, que se prepara una adaptación a la gran pantalla de Mazinger, aunque aún andamos escasos de detalles.
EliminarSaludos
¿Y tienes algunas de estas revistas? Molaría un montón consevar alguna por puro coleccionismo, la verdad. A mí me quedan demasiado lejos, admito que apenas las conozco ni nada de eso, pero mola mucho saber su historia, te lo prometo.
ResponderEliminarYa me gustaría conservar alguna de estas revistas. Lo más parecido que tengo son algunos cómics de Marvel de los 70 y un ejemplar de las aventuras del robot Archie de 1966 en pésimo estado.
EliminarSaludos
Qué buen recorrido! Yo no suelo ahondar en la ciencia ficción y esto fue un pantallazo espectacular. Creo que las persecuciones del Mccarthismo hicieron que muchas de estas historias vieren siempre hacia el mismo lado, volviendo muy básicas las metáforas que podían desarrollarse en este campo.
ResponderEliminarViendo las tapas que pusiste me llama la atención como se destaca el papel femenino en las Wonder, y como se iban achicando sus ropas.
Muy buena entrada Pepe.
Abrazo!
Ya sabe, en tiempos de censura se agudiza el ingenio y también la genialidad y no fueron pocos los que, usando ambas cosas, consiguieron burlar las limitaciones de la época.
EliminarSaludos
Un magnífico recorrido por esas publicaciones más o menos "pulp" y creo que no sería mala idea recordar aquella magnífica revista de Toutain "1984" con potentes portadas de Richard Corben, Esteban Maroto, Carlos Giménez, Altuna, Breccia y tantos otros buenos ilustradores.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
El mítico 1984, que después pasó a llamarse Zona 84, y que probablemente ya no se publique. ¡Qué buenos ilustradores menciona amigo Miquel!
EliminarSaludos