
Hace algunos días comentaban Gárgola y el Tirador Solitario, con alguna variante, la anécdota que le ocurrió a Victor Mature de que, cuando quiso alojarse en el Hotel Ritz y no le dejaban entrar por ser actor, éste les argumentó que les podía mostrar unas cuantas críticas que decían todo lo contrario. Seguramente, el insigne Hotel, no quería hospedar a gente del cine por ser poco recomendable. He aquí alguna muestra de que, en algunas ocasiones, la política de este establecimiento era totalmente acertada.
W.C. FIELDS: A los 11 años de edad se marchó de su casa por no poder aguantar los malos tratos a los que le sometía su padre. Vivió durante algún tiempo como un mendigo, lo que le confirió su carácter agresivo y tosco. Tenía numerosas fobias, entre ellas a los animales, a los niños y a la música. Pegaba a su amante con una vara cada vez que se atrevía a entonar alguna canción y solía disparar con una escopeta de perdigones a los curiosos que iban a verle a su casa. Alcohólico empedernido acuñó una famosa frase:
"El agua me da asco por las cosas que hacen los peces en ella".

KLAUS KINSKI: Narcisista y obseso sexual, el actor alemán tenía tendencia a soltar obscenidades en ataques de ira que le fue granjeando enemigos por todas partes. Pensaba que el cine era una mierda y por eso no trabajaba, según él, con directores de prestigio. Pero su punto de locura alcanzaba el paroxismo cuando se relacionaba con su enemigo más sonado, el director Werner Herzog, llegando ambos a planear sus respectivos asesinatos. Kinski decía de él: "...sucio bastardo, que no sabe nada de cine, todo lo rodé yo, no tiene nada de cultura, es un analfabeto ...le rompería la cara, le cortaría la cabeza, lo mataré con mi fusil de balines". Durante el rodaje de "Fitzcarraldo", un trabajador fue mordido por una serpiente y, si no se le trasladaba a un hospital, moriría sin remisión. Cuando Kinski observó que, por unos instantes, no era el centro de atención de todos, montó un numerito para que le atendiesen sus paranoias, importándole un comino la suerte del pobre diablo.
DENNIS HOOPER: Tenía una merecida reputación de revienta-rodajes, en parte, gracias a su tendencia a la violencia, siempre presente en sus largas noches de drogas y alcohol. En el rodaje de su primera película, "Easy Rider", se dirigía a su equipo llamándoles esclavos y no dudo en amenazarles con cuchillos y armas de fuego. Tras su éxito, y para demostrar que no era fruto de la casualidad, quiso esmerarse en la producción de su siguiente película, "The last movie". El rodaje se trasladó a Perú, acompañado de todo un grupo de amigos y colegas muy aficionados al LSD y al amor libre. La cocaína fluía sin parar y el resultado fue de tal naturaleza que, a pesar del éxito en el Festival de Venecia, la Universal se amedrentó de tal manera que fue retirada de los circuitos comerciales, hasta tal punto que hoy sólo existen algunas copias en VHS. Uno de los directivos de la conocida productora, Ned Tanen, comentó:
"Teníamos una cosa llamada catástrofe, no desastre, catástrofe. Un terremoto de nivel 9 y no podíamos hacer nada . No se podía acortar, no se podía añadir nada. Eso que habíamos visto era la película". Mientras escribo estas líneas, me acuerdo de "Un final made in Hollywood" de Woody Allen y como cuenta que una película rodada por un ciego, triunfaba en Europa. Bueno, aquí tenemos el caso real de un film rodado en una nube de narcóticos y como fue premiada en el viejo continente. Absolutamente delirante.
JOAN CRAWFORD: Su afición al alcohol y su promiscuidad sexual eran legendarias. Como decía su mayor enemiga, Bette Davis, se había acostado
"con todas las estrellas de la Metro Goldwyn Mayer, salvo la perra Lassie". También son conocidos los maltratos a los que sometía a su hija adoptiva Christina, que incluían estrangulamientos y cortes de pelo como castigo. En una ocasión, víctima de una enajenación mental, fue capaz de devastar el jardín de su casa utilizando un hacha. Casada con el presidente de la Pepsi-Cola, Bette Davis la provocaba continuamente bebiendo Coca-cola y haciendo instalar durante el rodaje de "¿Qué fue de Baby Jane?" una maquina de bebidas de esta última marca.
MARLON BRANDO: Nunca llevó bien el hecho de ser atractivo y se infligía castigos físicos acompañados de una dejadez realmente alarmante. Cuando llegó a la cima de su carrera, se convirtió en un actor insoportable y temido por los directores que no sabían como afrontar el exceso de divismo de la estrella. En "Apocalypse Now" se negó a viajar a Filipinas para el rodaje de exteriores y cuando se presentó, apareció con la cabeza rapada y con unos cuantos kilos de más. Hubo que grabar sus escena con poca luz para disimular su aspecto. Cobró la increíble cifra de 4 millones de dólares por su participación de 10 minutos en la película de "Superman". Fue tan poco profesional que no quiso ni aprenderse los diálogos, por lo que hubo que pegarlos por todo el decorado para que pudiera realizar el papel con un mínimo de garantía. Solía encadenar la nevera para evitar sus tentaciones alimenticias que le provocaban cambios considerables de peso. Expulsado de la Academia Militar de Shattuck por mal comportamiento, mantuvo una relación de odio con su padre, mientras pasaba tres veces por fracasos matrimoniales.

ERROL FLYNN: No se puede decir que su vida fuera simple monotonía. El actor del cine de aventuras por antonomasia, fue también en la vida real todo un buscavidas que ejerció de pescador, supervisor de una plantación de tabaco en Nueva Guinea, corresponsal de guerra, boxeador y capador de reses. Amante del alcohol y del sexo su frase de cabecera era: "Me gusta el whisky viejo y las mujeres jóvenes". En los platos solía consumir naranjas inyectadas con vodka para que su adicción pasase desapercibida. Respecto al sexo es conocida la leyenda de que tocaba el piano utilizando su miembro viril y también fueron conocidos sus juicios por violación. Al final de su vida, envejecido y arruinado por los excesos los pasó recluido en su yate.