EL PUEBLO DE LOS MALDITOS: Esta fotografía le resultará muy familiar a muchos, pero no por ello deja de ser curiosa por no decir directamente inquietante. Como si de una pesadilla o entelequia onírica se tratara, los habitantes de las Islas Izu en Japón se ven obligado a llevar máscaras antigás para evitar el aire cargado de azufre que emana de los volcanes insulares.
Aunque los cerca de 3.000 habitantes de las islas no estén obligados a llevar la máscara durante las 24 horas del día, existe un código de alarmas que indica en el nivel 3 la obligatoriedad de ponérselas y en el 4 la evacuación inmediata, cosa que sucedió en 1.953 y en el año 2.000. No serán pocos los que se preguntará por qué extraño motivo estos sufridos pobladores permanecen aún en semejante hábitat. Una razón, algo retorcida e increíble, es que lo hacen a cambio de compensaciones económicas, por permitir el estudio de la reacción del cuerpo humano al dióxido de azufre.
ASESINATO EN DIRECTO: Ocurrió el 12 de octubre de 1960. El líder socialista japonés, Inejiro Asanuma, se encontraba en mitad de un discurso político, cuando de repente un joven radical de extrema derecha, Otoya Yamaguchi de tan sólo 17 años, miembro del grupo ultranacionalista Uyoku danti, se abalanzó sobre él causándole una mortal herida con un wakizashi, un arma samurái. La fotografía ganó un premio Pulitzer y su autor, Yasushi Nagao, manifestó que el mérito de la misma es haber estado en el lugar y el momento correcto. Y no le falta razón al fotógrafo, porque viendo la escena en vídeo, la acción transcurre en una fracción de segundo. De hecho, mirando una y otra vez la imagen en vivo, la fotografía parece más una recreación que un suceso en directo.
CUÉNTAME UN CUENTO: La imagen no parece tener demasiada trascendencia, un abuelo cuenta a sus nietos alguna historia que les divierte. Un momento cotidiano y sencillo en el que adquiere protagonismo el hecho de que ese abuelo, con poblada barba, es nada más y nada menos el autor de "Guerra y Paz" y "Ana Karénina", León Tolstói. No podrían contar con mejor narrador, aunque supongo que la historia que se cuenta será más ligera que su obra literaria.
UNIDOS POR EL DESTINO: Nos imaginamos siempre a los monstruos con cierta pose entre lo terrible y dramático, quizás sea por eso que nos desconcierta el lado humano de tan abominables hombres. Hitler pasea de forma relajada de la mano de Helga, una de las hijas del temido ministro de Propaganda de la Alemania nazi, Paul Joseph Goebbels.
Ambos ignoran que su destino está sellado. La muerte les aguarda en el mismo momento y lugar, como si se tratara de un lazo simbólico de lo que significa el sacrificio inducido por un fatalismo estúpido y alienante. Todo ocurrió en el famoso búnker, donde Hitler vivió sus últimos y agónicos momentos que le llevaron al suicidio. Al mismo tiempo, la esposa de Goebbels, Magda, consideró que no valía la pena que sus hijos vivieran en un mundo sin su amado Führer, así que les quitó a todos la vida administrándoles sedantes y cianuro. La pequeña Helga siguió de la mano del dictador hacia la muerte, de forma involuntaria e injusta. Y hablando de Joseph Goebbels, otra instantánea que pasó a la historia, su mirada de odio al enterarse de que, el fotógrafo que lo inmortalizaba para la revista Life, era judío, el reputado Alfred Eisenstaedt. Goebbels era un individuo que sabía dominar la escena mediática y, en cuanto posaba para la prensa, solía mantener una posición cercana y de simpatía bien estudiada. No obstante, Eisenstaedt, involuntariamente le arrebato la máscara y mostró al mundo como se puede expresar el odio y el desprecio a través de los ojos.
LA GUERRA CONTRA LAS CEBOLLAS: Nuestra conocida planta herbácea, perteneciente a la familia de las amarilidáceas, se defiende de los depredadores por medio del sulfóxido de triopropanal, que les hace llorar desconsoladamente. Así que no es de extrañar, que estos avispados soldados, utilicen sus máscara de gas para pelar cebollas. Desde luego es una acción mucho menos peligrosa que un mortífero ataque de gas mostaza.
Ambos ignoran que su destino está sellado. La muerte les aguarda en el mismo momento y lugar, como si se tratara de un lazo simbólico de lo que significa el sacrificio inducido por un fatalismo estúpido y alienante. Todo ocurrió en el famoso búnker, donde Hitler vivió sus últimos y agónicos momentos que le llevaron al suicidio. Al mismo tiempo, la esposa de Goebbels, Magda, consideró que no valía la pena que sus hijos vivieran en un mundo sin su amado Führer, así que les quitó a todos la vida administrándoles sedantes y cianuro. La pequeña Helga siguió de la mano del dictador hacia la muerte, de forma involuntaria e injusta. Y hablando de Joseph Goebbels, otra instantánea que pasó a la historia, su mirada de odio al enterarse de que, el fotógrafo que lo inmortalizaba para la revista Life, era judío, el reputado Alfred Eisenstaedt. Goebbels era un individuo que sabía dominar la escena mediática y, en cuanto posaba para la prensa, solía mantener una posición cercana y de simpatía bien estudiada. No obstante, Eisenstaedt, involuntariamente le arrebato la máscara y mostró al mundo como se puede expresar el odio y el desprecio a través de los ojos.
LA GUERRA CONTRA LAS CEBOLLAS: Nuestra conocida planta herbácea, perteneciente a la familia de las amarilidáceas, se defiende de los depredadores por medio del sulfóxido de triopropanal, que les hace llorar desconsoladamente. Así que no es de extrañar, que estos avispados soldados, utilicen sus máscara de gas para pelar cebollas. Desde luego es una acción mucho menos peligrosa que un mortífero ataque de gas mostaza.
JUGAR AL AJEDREZ ES COMO RESPIRAR: O por lo menos eso decía Samuel Reshevsky sobre el dominio que tenía sobre el tablero. Antes de aprender a leer y escribir ya era un consumado maestro, tal y como lo demuestra en la fotografía, en la que podemos observar a un Samuel de ocho años derrotando en varias partidas simultáneas a sus veteranos contrincantes. Nacido en Polonia y nacionalizado norteamericano fue un campeón a la altura de los grandes nombres por todos conocidos, Capablanca, Bobby Fischer o Karpov. Se cuenta que, siendo aún un niño, se enfrentó en una partida de ajedrez al gobernador alemán en la Polonia ocupada. Éste tenía fama de ser un frío represor de los polacos y, cuando Samuel le venció, le dijo estas atrevidas y valientes palabras: "Usted puede matarnos, pero nunca me ganará al ajedrez".
NIÑOS POR CORREO: Fotografía algo insólita y que pretende decirnos que a principios del siglo XX los niños pequeños eran enviados por correo de un lugar a otro. No obstante, parece más bien un señor cartero que pasea con su hijo en una saca para mayor comodidad. Pero, aunque parezca anecdótico, si que ocurrió algo parecido tras la inauguración del servicio de paquete postal en Estados Unidos, allá por el año 1913. Por entonces era más barato hacer frente al pago de unos cuantos sellos, pegárselos a los niños en la ropa y enviarlos por correo, que soportar el coste de un billete de tren. Parece constatado que al menos dos niños fueron enviados con tal proceder. Uno de ellos era una pequeña de cuatro años, May Pierstoff, que fue mandada como paquete postal a Utah, a la casa de su abuela, recorriendo más de 12.000 kilómetros, pero, afortunadamente para ella, no fue en el interior de una caja, sino en el vagón de correos con alimentos y agua para el viaje. Naturalmente ambos casos llegaron a oídos del Director General del Servicio Postal, que de forma inmediata dictó un reglamento, en el que se prohibía expresamente el envío de seres humanos utilizando el transporte de mercancías. Hoy, en pleno siglo XXI, desgraciadamente aún seguimos enviando a niños en maletas. Para algunas cosas parece que el tiempo ha retrocedido lastimosamente.
BÉSAME TONTO: Ignoro si el barco de la imagen llegó a zarpar en plena contienda bélica, la Segunda Guerra Mundial, o si tan enamorados protagonistas fueron más fuertes y seguros que el ancla de la nave, impidiéndoles salir de puerto. Y es que en la guerra, el amor parece apresurado, deseoso de consumir su fragor ante la amenaza de morir en combate. Hay besos que siempre parecen el último.
Interesantes todas las fotos e historias, muy buena entrada :)
ResponderEliminarMuy fuerte lo de la primera imagen, por mucho dinero que les paguen...
Si, es desde luego una forma alternativa de vivir que requiere una gran disciplina, la que desde luego tienen los japoneses.
EliminarSaludos
Digo lo mismo que la doctora. Muy buena entrada tanto por las curiosas fotos como por la información que aportas (también curiosa).
ResponderEliminarMe encantaría pensar que Alfred le decía a ese imbécil, "señor Goebbels, sonría. Así. Ahora, espere. Soy judío" Click.
Un saludo.
Desde luego, Goebbels no pudo evitar que su enfermiza mente saltara en automático y es que el odio racial para algunos es como su segunda piel.
EliminarSaludos David.
Buena entrada y muy interesante, las fotografías son geniales, gracias por compartir.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi rinconcito cinéfilo...
Bss
Gracias a usted, Cielo, y sea bienvenida a La Guarida.
EliminarSaludos cordiales.
Ha llegado un nuevo súper héroe a mi vida: Samuel Reshevsky
ResponderEliminarNo se si esa frase final es más leyenda o realidad, pero desde luego fue todo un acierto y un acto de valentía inconmensurable.
EliminarSaludos
Por cierto, me apropio de la foto de la despedida para mi blog, que me ha encantado y emocionado a partes iguales.
ResponderEliminarUna elección muy acertada Mister Lombreeze.
EliminarUnas fotos muy interesantes, no podría quedarme con una. Las dos primeras parecen de película de terror, y la de Hitler con la niña me da mucha pena después de leer el final de la pobre. Además, la del niño enviado por correo me parece increíble, pobrecico, qué pensaría?
ResponderEliminarSaludos!
Bueno, ese en particular parece que no sufrió los inconvenientes del servicio postal. Es simplemente un cartero posando con su hijo y, lo de meterlo en una saca de correos, me imagino que fue para que quedara más graciosa, aunque ambos, padre e hijo, tienen la misma expresión, una cara de pocos amigos.
EliminarSaludos Patri
Pepe, cada entrada tuya es toda una sorpresa, y en este caso el sorpresa es mayúscula, me impactó la primera, ese pueblo que soportan esa forma de vida a cambio de dinero. La del niño enviado por correo es muy original, bueno todas tienen su punto de originalidad o de dramatismo.
ResponderEliminarContigo Pepe siempre se aprende algo, te felicito.
Besos
Puri
Gracias Dulcinea, comentarios como el suyo me animan a seguir escribiendo este tipo de entradas, que a mí en particular me fascina, ese mundo del pasado atrapado en una instantánea es extraordinario.
EliminarUn abrazo
Hola Pepe, quería saludarte y de paso darte las gracias por seguir mi blog desde hace tiempo. Y también quería pedirte un favor, estoy promocionando mi propio cómic, como puedes ver aquí:
ResponderEliminarhttp://artbyarion.blogspot.com/2015/06/un-american-chronicles-available-now-in.html
Me encantaría que pudieras ayudarme a compartir el link con tus lectores, y si te animas a escribir un post sobre mi proyecto te lo agradecería muchísimo.
Saludos.
Gracias por la visita Arion, enseguida añado ese link y en cuanto tenga tiempo, del cual andaré escaso las próximas semanas, me detendré un momento para echarle un vistazo a ese cómic que tiene una pinta estupenda.
EliminarSaludos.
Impresionante la foto de las máscaras de gas que podría ser portada de un libro de Lovecraft o Arthur Machen y la foto de Goebbels recuerda aquello de que una imagen vale más que mil palabras. Los niños por correo... ¿Habían de ir certificados? ¿Requerían sellos según el peso?
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
La foto de las mascara ya la había visto antes, pero siempre pensé que era de alguna película. Poco imaginaba que se trataba de algo real, aunque siga pareciendo increible.
EliminarUn abrazo
me ha encantado tu blog las letras y maravillosas fotos
ResponderEliminarcon historia
Gracias Recomenzar por tu visita y amable comentario.
EliminarMe encanta descubrir la historia que hay detrás de algunas fotos, es muy interesante. La mas impactante es la del asesinato en directo, el fotógrafo captó el momento exacto, los rostros de los dos, el del asesino con la mirada perdida y la determinación del odio, y la del pobre hombre aturdido por el miedo y lo inesperado. La del pueblo de los malditos es terrorífica. La que mas me impactó fue la de Goebbels, esa expresión, esa ira asesina, quedó al descubierto su odio mas visceral.
ResponderEliminarBuena entrada Pepe, la he disfrutado
:D
Un asesinato en directo requiere por parte del fotógrafo una rápidez y también cierta dosis de fortuna, pues todo sucede muy rápido. La de los habitantes de la isla japonesa sigue pareciéndome irreal, demasiado onírica para ser real.
EliminarSaludos Ana
Asombrosas imagenes, Cahiers. Curiosísimos los envíos postales de niños. La fotografía, no tiene nombre. Pero, si me quedo con una es con la de "Asesinato en directo" Brillante fotografía y como dices, muy difícil de conseguir. Sí que parece una recreación. Porque es perfecta. La que abre el post, por cierto, me parece tétrica. Como la historia de los que padecen ese problema inaudito. Abrazos Cahiers.
ResponderEliminarYa le digo amigo Marcos que, viendo el vídeo, me parece casi imposible el ángulo tan preciso de la fotografía del asesinato. Desde luego, el fotografo estaba en el mejor lugar posible, impresionante.
EliminarUn abrazo
Curiosa colección y buenos textos para acompañarla.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias amigo Licantropunk, la verdad es que con las imágenes estaban ya hecho la mitad del trabajo.
EliminarSaludos
grandioso blog tienes
ResponderEliminarcon fotos maravillosas
de un pasado que existió
Gracias Recomenzar por tan amable comentario.
EliminarMuy agradecido
Interesantísimas historias y con impresionantes fotos. Magnífica entrada.
ResponderEliminarSaludos.
Desde luego, son imagenes que hablan por sí solas.
EliminarSaludos Nury