Dicen que la nostalgia es el principio
del regreso. Así lo debió pensar cuando, mirándose al espejo, se
dio cuenta de que las arrugas de su cara eran los surcos de sus
baches, de sus tropiezos, su pelo blanco delataba cada experiencia
vivida y sus ojos habían perdido el brillo de quien tiene todo por
descubrir. Se preguntó si aquella carrocería oxidada y entumecida
había tenido tiempos mejores o, por el contrario, había caminado de
forma accidentada, evitando el gran fracaso que le sacara de la
carretera.
Sintió que necesitaba volver, volver a un lugar que
habitaba en el lugar más confortable de su memoria, donde todo
empezó, donde las ilusiones y el sentido del tiempo eran distintos.
El reloj por entonces no era una apresurada cobardía de una cuenta
atrás. El equipaje no le demoró en exceso, a nadie le pesan los
recuerdos efímeros, los que no dejan huella. Sus pasos le enviaban a
una vieja estación de trenes. Un billete de ida reposaba en su
bolsillo, inquieto por cumplir su cometido. Se sentó de forma
descuidada, como un fardo en una descarga apresurada. Atisbó
paisajes inciertos por la ventanilla, cumpliendo una vez más la
estampa triste de los que viajan con la mirada perdida.
Cuando bajó
del tren nadie le esperaba. Era lógico, quien se acordaría de un
viejo olvidado por el tiempo. La luz de las farolas disipaba un
paisaje fantasmal, de una soledad abrumadora, de las que traspasan el
alma. Muchas cosas habían cambiado y otras, sin embargo, permanecían
adormiladas, aferrándose a lo que fueron. Miró hacia delante,
esbozando una leve sonrisa. Era hora de reencontrarse con los
supervivientes de su vida.
Un buen texto de regreso.
ResponderEliminarMe gusta que hayas vuelto a la blogosfera.
Saludos
Gracias, los regresos son siempre difíciles, pero merecen la pena.
EliminarSaludos Demiurgo.
Buena vuelta. Muy buen texto, sabe a avanzadilla, te quedan ganas de saber que ocurrirá luego.
ResponderEliminarSaludos
:)
Bueno, es un final abierto, nunca se sabe...
EliminarSaludos Ana y gacias por la visita.
En Borgo no se le ha olvidado, Cahiers. Es una buena noticia este regreso cuando muchos se han ido quedando por el camino. Lo comentaba con Clementine de "La gran pantalla", es la única seguidora que me quedaba de los viejos tiempos, ahora ya no.
ResponderEliminarBienvenido, Cahiers! Un abrazo grande.
Borgo.
Lo se, amigo Miquel, aún quedamos unos cuantos viejos rockeros. Me ha costado, porque mi intención era volver mucho antes, pero un día por otro... Al final hay que ponerse las pilas sin darle tantas vueltas.
EliminarUn abrazo Miquel!!!!
Ya ves que miquel y yo hemos estado todas las noches en la cafetería de la estación esperando tu regreso. Miquel me ha contado 1001 relatos y yo le he cantado lieders de Richard Strauss. Casi nos echan en varias ocasiones. Bienvenido.
ResponderEliminarGracias Mister Lombreeze, ha contado tan bien esa escena que me la puedo imaginar, hubiera sido un buen recibimiento.
EliminarUn abrazo!!!!
¡Já, já! Me ha encantado como lo ha dicho Mr. Lombreeze. Y es real como la vida misma.
ResponderEliminarSaludos!
Borgo.
"el viajero que huye tarde o temprano detiene su andar..." cantaba Gardel
ResponderEliminarMe pone contento tu regreso, sea para quedarte o de paso acá estaremos, esperando en la estación para brindar
Abrazo!
Gracias Frodo, a este paso esa estación va a ser un éxito, jajajaja!!!
EliminarUn abrazo
Qué preciosidad de texto, Cahiers.
ResponderEliminarSea usted muy bienvenido.
Gracias Clementine, ya sabe que cuando me pongo cursi no hay quien me pare. ;)
EliminarSe ha puesto usted tan, tan cursi que me he llevado esta entrada a mi Twitter. No le digo más.
EliminarPues muy agradecido!!!!!!
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