"La risa mata el miedo, y sin miedo no puede haber fe. Pues sin temor al diablo, no hay necesidad de Dios.". Con estas palabras, el personaje de "El nombre de la rosa", el venerable Jorge, explica las razones que le llevaron a ocultar cierto libro, "Poética" de Aristóteles. El temor como motor responsable de la creencia en Dios, cimentó un mundo de cierta oscuridad, de tinieblas y tristeza, en donde sólo la esperanza en otra vida podía mitigar las penalidades de la vida mundana, toda una suerte de tránsito lleno de vicisitudes y sufrimiento. En contraste, el Paraíso Terrenal se nos antojaba como ese oasis de luz, el verdadero destino de nuestras almas, el lugar de comunión con el Creador, con lo eterno.
El germen que motiva la trama de la novela de Umberto Eco, y posterior film de Jean-Jacques Annaud, no es algo inventado por una mente anticlerical, sino que tiene una base auténtica que toma forma en el conocido Index Católico de libros prohibidos (Index Librorum Prohibitorum). En 1557, ante el incremento de la publicación y difusión de libros, la Iglesia decide crear una lista de obras y autores con el fin de censurarlos. En uno de los momentos más álgidos de su trayectoria, el Index Católico llegó a tener entre sus 550 páginas cerca de cinco mil libros prohibidos. En 1966, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe le dio carpetazo, aunque manifestando que "aún servía como una guía moral en cuanto apela a la conciencia del creyente que debe evitar escritos que puedan resultar peligrosos para la fe y la moral."
Y si alguien leyese o poseyese libros de herejía o escritos de cualquier autor condenado y prohibido por razón de herejía o sospechoso de falsas enseñanzas, sufrirá inmediatamente la sentencia de excomunión. (Concilio de Trento)
Para que un autor fuera incluido en el Index debería de reunir, según criterio de la Iglesia, varios aspectos, en los que destacaría la obscenidad, la inmoralidad, la blasfemia, la herejía o el anticlericalismo. Un caso curioso fue el de Boccaccio y el "Decamerón", que en un principio fue tachado de lascivo, sensual y ofensivo a la Iglesia y que fue eliminado de la lista negra del Index, cuando su autor cambió a los curas y monjas pecadores por caballeros y damas licenciosos. Otros no tuvieron tanta suerte y figuraron como prohibidos, entre ellos Víctor Hugo, Honoré de Balzac, Alejandro Dumas, John Milton, Flaubert, Descartes, Francis Bacon, Spinoza, David Hume, Pascal, Kant, Emile Zola o Jean-Paul Sartre.
El germen que motiva la trama de la novela de Umberto Eco, y posterior film de Jean-Jacques Annaud, no es algo inventado por una mente anticlerical, sino que tiene una base auténtica que toma forma en el conocido Index Católico de libros prohibidos (Index Librorum Prohibitorum). En 1557, ante el incremento de la publicación y difusión de libros, la Iglesia decide crear una lista de obras y autores con el fin de censurarlos. En uno de los momentos más álgidos de su trayectoria, el Index Católico llegó a tener entre sus 550 páginas cerca de cinco mil libros prohibidos. En 1966, la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe le dio carpetazo, aunque manifestando que "aún servía como una guía moral en cuanto apela a la conciencia del creyente que debe evitar escritos que puedan resultar peligrosos para la fe y la moral."
Y si alguien leyese o poseyese libros de herejía o escritos de cualquier autor condenado y prohibido por razón de herejía o sospechoso de falsas enseñanzas, sufrirá inmediatamente la sentencia de excomunión. (Concilio de Trento)
Para que un autor fuera incluido en el Index debería de reunir, según criterio de la Iglesia, varios aspectos, en los que destacaría la obscenidad, la inmoralidad, la blasfemia, la herejía o el anticlericalismo. Un caso curioso fue el de Boccaccio y el "Decamerón", que en un principio fue tachado de lascivo, sensual y ofensivo a la Iglesia y que fue eliminado de la lista negra del Index, cuando su autor cambió a los curas y monjas pecadores por caballeros y damas licenciosos. Otros no tuvieron tanta suerte y figuraron como prohibidos, entre ellos Víctor Hugo, Honoré de Balzac, Alejandro Dumas, John Milton, Flaubert, Descartes, Francis Bacon, Spinoza, David Hume, Pascal, Kant, Emile Zola o Jean-Paul Sartre.
Pero, a lo largo de la historia, la Iglesia no ha sido la única que ha mantenido un pulso contra la libre expresión. Otros también tuvieron su particular visión sobre lo que era correcto y lo que no, sobre lo que constituía un peligro más que evidente de su forma de entender la vida o las normas más elementales de libertad. Desde el aniquilamiento de la Biblioteca de Alejandría hasta la quema de libros en Berlín durante el dominio nazi, pasando por la destrucción de los códices mayas y la presión ejercida en algunos países islámicos, la palabra impresa ha sufrido siempre los desmanes de quienes ejercieron el poder maligno de la censura despiadada, de quienes pensaron y aún sostienen que el individuo libre es en sí mismo un peligro, el miedo a la libertad del que hablaba Fromm llevado a las más extremas y abyectas intenciones.
Las prohibiciones a dado lugar a auténticas estupideces que entrarían en la anécdota si no implicaran el recorte de libertades. Les muestro algunos ejemplos de tan edificante actividad:
-Harry Potter y la piedra filosofal (J. K. Rowling): Censurado en los Emiratos Arabes por incitar a la brujería. Supongo que tendrán miedo de tener que regular el tráfico aéreo de escobas.
-Charly y la fábrica de chocolates (Roald Dahl): Fue censurado en Colorado (USA) por promover una filosofía pobre de la vida. Quizás quieran impedir el surgimiento de una población obesa debido a la ingesta masiva de chocolatinas y piruletas.
-Hamlet (William Shakespeare): Rigurosamente prohibido en Etiopía, sin saber exactamente las causas. Bueno, tal vez sea por si se le ocurre a alguna mente conspiradora envenenar al gobernante de turno.
-Las aventuras de Sherlock Holmes (Conan Doyle): Prohibido en la antigua Unión Soviética porque pensaban que Doyle ocultaba no se sabe qué cosas.
-El Código Da Vinci (Dan Brown): Censurado por la comunidad católica del Líbano por ofensivo.
-Alicia en el País de las Maravillas (Lewis Carroll): A los chinos no les pareció bien la antropomorfización de los animales y que actuaran al mismo nivel que los seres humanos. Pues si los animales tuvieran capacidad de hablar, seguramente les molestaría el papel de animal de algún que otro Homo Sapiens.
-Los pilares de la Tierra de Ken Follett : Retirado de una lista de lecturas veraniegas en un instituto de Texas. Es más recomendable ingresar en la Asociación Nacional del Rifle.
-Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain: Retirado de un colegio de Connecticut a la espera de que los profesores asistieran antes a seminarios sobre cómo tratar el problema del racismo.
Como pueden observar son algunos ejemplos de hasta donde puede alcanzar el nivel de incompetencia mental de algunos gobernantes que, desde luego, están encantados de llevar a buen término lo que en la ficción describía Ray Bradbury en "Fahrenheit 451".
El personaje del venerable Jorge, estaba ligeramente inspirado en Jorge Luis Borges.
ResponderEliminarMagnifíca entrada!!!
A mi me sorprende que no se prohibiera un libro como Las 120 Jornadas de Sodoma de De Sade, un libro brutal donde se relatan con todo tipo de detalles escabrosos todo tipo de perversiones sexuales (incluidas prácticas de pedofilia) y que incluso se utilizó como referencia precisamente para un manual cinetífico de aberraciones sexuales.
ResponderEliminarMenuda entrada Cahiers!!
ResponderEliminarEsto me recuerda que con el diario "El Publico" publican cada sábado lo mejor de la literatura prohibida. Mañana "Elogio de la estupidez" de Erasmo de Rotterdam, ni más ni menos... (P. D.: No, no trabajo para ese periódico ni nada, así que perdonen la publicidad).
Oiga, me ha encantado, de verdad. Deseando estoy de leer aquella cuenta pendiente que tengo con usted. A ver cuando se atreve de una vez.
En Austria es ilegal la posesión de Mein Kampf.
ResponderEliminarCuriosamente, la cultura se preserva en la Edad Media en los monasterios...lo cual no debe sorprender, ya que el Gótico, el Románico, el Camino de Santiago, la música sacra...eso es patrimonio cultural de toda la humanidad, por no hablar de toda la obra filosófica de los pensadores cristianos del medievo...
ResponderEliminarMr. Cahiers, como siempre muy buen post, y de acuerdo con usted en que algunos gobernantes son incompetentes mentales. Un saludo.
ResponderEliminar¡Hombre, si allí está Anthony Griffin, uno de mis secundarios preferidos en "Farenheit 451"!
ResponderEliminarMuy interesante el post. Recuerdo haber visto en algunos libros el "nihil obstat" es decir, que habían pasado la censura eclesiástica que en las películas tenía su propia terminología: apta,tolerada,mayores, mayores con reparos y gravemente peligrosa (o 4R, no sé porqué) Borgo.
Tiene razón el amigo Zueras. Eso que comenta, era que la Conferencia Episcopal, en su sección de medios de comunicación, calificaba por su contenido moral las películas, y las hacía por un curioso código. Las de mayores con reparos era la 3R (aptas sólo para personas de sólida formación), y la 4 era ya la gravemente peligrosa.
ResponderEliminarHoy en día eso suena casi o totalmente ridículo, pero como he referido en el comentario anterior, las luces y sombras, o mejor aún, las contradicciones siempre son una constante, porque posiblemente el neorrealismo no hubiera sido posible en Italia sin la influencia del pensamiento católico...en fin, el tema es fascinante, y perdóneme amigo mío, esta segunda entrada, antes de la del propio anfitrión...
No parece que hayamos avanzado mucho, teniendo en cuenta la de cosas (no sólo libros) que se censuran hoy en día "por el bien de la comunidad". Claro que ahora se esgrimen argumentos de supuesto mayor peso moral... o legal (hecha la ley, hecha la trampa)
ResponderEliminarLa verdad es que 5.000 libros son muchos libros, y eso que el más censurable de todos (la Biblia) no estaría incluido (y debería, pues induce al fanatismo, a la subestimación del ser humano frente a un Dios omnipotente, al rechazo a los homosexuales, al menosprecio a la mujer, etc.)
Saludos y muy interesante post ;)
Yo creo que las cosas han cambiado (no se si para bien o para mal). Hoy interesa que tu producto (libro, disco, película, etc...) sea censurado o prohibido!.
ResponderEliminarLa polémica por mas absurda o justificada que sea, siempre levanta el morbo del personal que se apresura a hacerse con el producto de marras a la velocidad del relámpago.
P.D. Siempre quise una copia del Necronomicon como el de Evil Dead pero en las tiendas me dicen que está descatalogado. Así no hay quien despierte a un demonio kandariano.
Saludos Mr.Cahiers.
Qué razón tienes en el comentario que añades a la prohibición del libro de Alicia en el País de las Maravillas.
ResponderEliminarInteresantísima entrada, Cahiers. Menudo nivel.
Excelente recopilación y explicación, compa Pepe Cahiers, acerca de un tema de lo más estimulante. Qué pasión, siempre, la de la religión por dejar al ser humano en la oscuridad de la ignorancia para, desde ahi, poder ofrecerle lo mejor de sus "estanterías". En fin...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buena tarde.
Interesante post.
ResponderEliminarPero ¡hasta Alejandro Dumas en la lista negra! ¡con lo difícil que hoy en día es que te excomulguen!!!
... y no esperaba encontrarme a el memorable Huck Finn aquí y menos en épocas tan actuales.
Tu post me ha recordado el argumento del libro de Phillip K. Dick Un ojo en el cielo
A ver si a la tercera consigo publicar este comentario
Muy bien traído el tema Sr. Cahiers. Hace poco ví "El nombre de la rosa" en "libros filmados" En la frase de "Poética" de Aristóteles está todo encerrado. Muy interesante este post, enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarEn la frase de la película, quise decir...
ResponderEliminarCINEXIM: Es cierto, Eco se dio cuenta de que, al crear un personaje ciego y custodio de una biblioteca, en realidad se refería al propio Borges.
ResponderEliminarEl Cabrero: Son incongruencias de la censura y el ejemplo del "Decameron" es más que interesante al respecto.
Lazoworks: Erasmo de Rotterdam era considerado aún más peligroso por ser teólogo, y eso podía llevar al error a quienes se acercaran a sus escritos por esa condición. Respecto al tema pendiente, ya ve que poco a poco voy sondeando al personal para que no me corran a gorrazos.
Octopusmagnificens: Creo que es un error, porque para combatir algo es mejor conocerlo primero y porque, además, al ser prohibido resulta tentador.
Tirador: De ese legado nadie duda, pero ese lado oscuro pesa lo suficiente y más, teniendo en cuenta de que quién lo ostentó se suponía garante de la misericordia, la tolerancia y el perdón. Por eso hay que ser más duro con la Iglesia, porque se saltó a su antojo y conveniencia todos los postulados de amor al prójimo.
Belknap: El miedo a perder determinado status es íntimo amigo de la injusticia.
Miquel: Claro, supongo que usted recordará los famosos rombos de televisión y el poco caso que le hacía nadie. Creo que eso animaba incluso más a ver cualquier programa que ostentara los dos rombos.
Tirador: Pueden dialogar todo lo que quieran, aunque yo no aparezca por aquí, eso le da vida al blog. Respecto a la censura cinematográfica, siempre recuerdo a Berlanga y no llego a entender muy bien como pudo burlarla, supongo que por las escasas entendederas de algún que otro censor.
ResponderEliminarPliskeen: Ahora que menciona la Biblia, hay que recordar que William Tyndale fue estrangulado y quemado en la hoguera por una traducción de la misma al inglés, que no era del agrado de los teólogos de la época.
Kinski: Eso es cierto, basta con prohibir algo para que se desate la pasión de efecto contrario. Cuidado con el Necronomicón, ya sabe lo que le pasó al pobre Ash.
Clementine: La verdad es que es fácil comentar sobre las tonterías que cometen algunos para prohibir lo que no les conviene. Digamos que ponen a huevo todo tipo de comentarios sarcástico. Gracias por sus amables palabras.
Manuel: En efecto, ya lo he comentado antes, existen épocas en que los que ejercían el poder tenían la catadura moral propia de los tiempos, pero el cristianismo debió ofrecer resistencia a la injusticia y no fomentarla.
A-B-C: En la lista negra estuvieron Dumas padre e hijo. No he leído "Un ojo en el cielo", pero Phillip K. Dick hubiera sido un digno miembro de la larga lista de los autores malditos del Index Católico.
Marcos: Esa frase es el resumen perfecto de la intriga, que nos domina de principio a fin de esta más que interesante película.
La historia de los libros que alguien ha prohibido leer alimentará mi lista de futuras lecturas. Si solo dispusiera del tiempo para ello...
ResponderEliminarUn post de lo mejor. Excelente.
Los ejemplos más desconcertantes son los que pones de estados de EEUU. O no... qué gente. En cuanto al libro de Eco y la película de Annaud, ambos han sido de mis favoritos desde hace muchos años. Hace poco me enteré de que Umberto Eco iba a sacar un "El nombre de la Rosa" light, adecuado a las preferencias de las nuevas generaciones de lectores, o sea, 'pa tontos'. Ay, qué tiempos. Y así, el original será a su vez un libro prohibido.
ResponderEliminarSaludos.
La censura continua vigente hoy día y en nuestro mundo, no en lejanos países tercermundistas. Los censores se han refinado y el pueblo ha sido convenientemente idiotizado, pero por ejemplo en Españistán a ver quien se mete con el rey o franco...
ResponderEliminar(El jueves, no, eso seguro).
Si no hay más censura en libros, es porque otros medios han ocupado su lugar, pero haberla, hayla.
Mr.Dupin: No hay nada más atractivo y provocador que lo prohibido.
ResponderEliminarLicantropunk: Hasta el 2005, en algunos estados de EEUU, el creacionismo estaba involucrado en el sistema educativo. Con tales cosas nos podemos esperar cualquier cosa.
Piedra: Soy de la opinión de que nadie es intocable, pero de existir una unidad de medida del la censura, es evidente que no sería la misma en todas partes.
¡¡Buenas noches, venerable Jorge!!
ResponderEliminarMuy buena la entrada. Hay muchas cosas que desconocía y que son altamente interesantes. Tienen narices las prohibiciones de Sherlock Holmes y de Hamlet. Vaya tela.
Un saludo.
Wolfville: Lo más curioso y realmente críptico es el argumento empleado para prohibir al autor de Sherlock Holmes.
ResponderEliminarLa lista de los libros prohibidos y sus motivos es muy curiosa, sí.
ResponderEliminarLo de Twain, aparte de retirarlo, era peor...quería hacerlo políticamente correcto, si no recuerdo mal.
En cuanto Follett ingrese en la ANR tengo entendido que su libro pasa a ser lectura obligada en los colegios (es coña, claro).
Un saludo.
Cahiers, yo dejé ayer en esta casa un comentario, lo juro por Kirby.
ResponderEliminarBueno, da igual, aquí va otro:
Menuda lista ilustre de nombres la de los autores censurados, casi parece que para ser un gran escritor había que aparecer en el Index.
Y menudo contraste eso de que por leer un libro te excomulgaran, cuando hoy los que quieren apostatar no les hacen caso.
Me ha encantado también la lista de aberraciones actuales, pero sobre todo esa referencia a Fahrenheit 451, referencia casi obligada. Por cierto que Bradbury es uno de mis escritores favoritos, ahora les leo a mis hijas relatos suyos por la noche.
Y el comentario está, acabo de verificar que este no se ha perdido.
ResponderEliminarComo ya han dicho en otro comentario ahora parece que se busca la polémica y la censura para promocionarse. Aún así que se censure una obra (sea un libro, una pintura, una película, etc) porque promueva ideas distintas a las que se quiere imponer solo empuja a la pobreza intelectual y a la estrechez de miras.
ResponderEliminarP.S.: Las aventuras de Huckleberry Finn también fue censurado en varios estados de la américa profunda de los EE.UU. por promover, siéntase no le de algo por el ataque de risa, la pederastia y la homosexualidad interracial ¡toma ya! Lo que hace el aburrimiento.
David: Los motivos, además de oscuros, no dejan de ser de lo más poco inteligentes, si es que puede existir inteligencia en actos como estos.
ResponderEliminarnatsnoC: No cabe duda de que lo suyo, perder comentarios, debe ser la maniobra censora de algún ente blogosférico, pero ya sabe que este mundillo está repleto de meigas. Efectivamente, no aparecer de el Index, debería significar algo así como poco atrevido o conformista. Buena elección esa lectura de relatos.
Sr.Nocivo: Definitivamente, la labor de censor, en muchos casos, requiere, o bien ignorancia, o muchas ganas de cachondeo.
Es sorprendente que aún con tal grado de estupidez en según que épocas, hayamos podido llegar a estas alturas.
ResponderEliminarBuen articulillo, como siempre.
Lorenzo: Es un verdadero milagro que, a pesar de tanto espíritu negativo, pudieramos salir de las cavernas.
ResponderEliminarPor hacer una lectura algo distinta del caso... el hecho de que en algunos lugares se continúen prohíbiendo libros hoy día, también significa que en esos lugares todavía tiene fuerza la palabra escrita. En este país no tienen que molestarse en prohibir ningún libro porque nadie casi nadie lee (aunque paradójicamente la gente los compre, cosa que da para otra entrada). Lo que si habría que prohibir son algunos programas de televisión que si que son nocivos.
ResponderEliminarPablo: Algunos programas de tv deberían ser codificados, como antaño se hacía con las pelis porno de canal plus.
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