Leopoldo Abadía se ha convertido en todo un referente periodístico a la hora de desvelar las entrañas de la crisis que nos asola. Su forma de explicar la economía y de aportar soluciones se ha hecho muy popular y le ha reportado un éxito probablemente inesperado. Sus opiniones, en algunas ocasiones, están cargadas de razón y de algo tan poco común como el sentido común. En otras, en cambio, demuestra cierto regusto por la radicalidad más recalcitrante con sentencias poco acertadas.
Hace algunos días apareció en el programa matinal "Espejo Público" de Antena 3, cosa bastante habitual ultimamente, y a las preguntas que le formuló Susana Griso contestó con alguna inapropiada reflexión. Argumentó, referente a las movilizaciones frente al Parlamento, que él no le daría trabajo a alguien que portara una pancarta con el lema "Queremos trabajo", porque un empresario no se va a poner a su disposición invirtiendo capital para conseguir ese deseo. Esto significa que, aquel artículo de algo que se llama Constitución, es un adorno legal simbólico y promulgado de cara a la galería, sin ninguna intención de llevarse a cabo.
1. Todos los españoles tienen el deber de
trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio,
a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para
satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda
hacerse discriminación por razón de sexo.
El señor Abadía debe pensar, de la misma manera, que el empresariado español es una especie de ONG que arriesga esfuerzo y capital con el único afán de dar empleo al prójimo. Que su intención no es tener beneficios, sino el simple y generoso sentimiento de dar, sin recibir nada a cambio. Debe ser también de la opinión de que el trabajo realizado por un asalariado no aporta nada al empresario, que es una relación espiritual, una simbiosis inocua de placeres sublimes y nada materiales. Estoy convencido de que la inmensa mayoría de las empresas existen con el único propósito de ganar dinero y no para dar trabajo. Igualmente creo que, lógicamente, la finalidad de cualquier trabajador no es contribuir a la riqueza del empresario, sino la de ganarse la vida de forma digna. Que se beneficien mutuamente es solamente una conclusión evidente y razonable. Una prueba fundamental de la bonhomía de los generadores de empleo, se resume en las conclusiones a las que ha llegado el Círculo de Empresarios para evitar el rescate de España y que son:
Reformar las pensiones anticipando el retraso de la jubilación y
adecuando el cálculo de la prestación a la vida laboral; reformar las
prestaciones por desempleo ligándolas más a la aceptación de ofertas de
empleo y mejorando la lucha contra el fraude en el desempleo; y reducir
la masa salarial de los empleados públicos, entre otras cosas.
Se echa de menos que, tan magnánimo sector de nuestra economía, sea capaz de contribuir con parte de sus beneficios, que en muchas grandes empresas es cuantioso, y de tal manera arrimar el hombro junto a los que se les ha mermado ya bastante en su día a día. Es tan absolutamente ruin y nefasto hacer recaer sobre funcionarios, pensionistas y parados el peso de las soluciones económicas, como igualmente deshonesto el no plantearse, ni tan siquiera, un gesto de generosidad con un país que navega en una deriva tan incierta como funesta. Existe un miedo cerval cuando se trata de enfrentarse al mundo empresarial , como si se tratara de una figura de cristal de una fragilidad enfermiza, algo que no conviene ni rozar, porque son los que generan trabajo y no conviene contrariarles. Si hay que contribuir a la salida de la crisis, que cada sector aporte su particular sacrificio, económicamente trabajadores y empresarios, incluida la banca, tan diligente a la hora de pedir y tan perezosa a la hora de dar, sumándose las clases políticas con aportaciones a partes iguales de honradez y competencia. Y cuando hablo de empresas no me refiero a las que sobreviven a duras penas, sino a las que obtienen pingües beneficios, que haberlas haylas. Además, da la sensación de que el referido Circulo de Empresarios ignora que, si existe menos poder adquisitivo entre los afectados por los recortes, se está cercenando a la posible clientela de sus productos y servicios.
Sobre un asunto de actualidad, como es la fuga de mano de obra española al extranjero, que afecta principlamente a los jóvenes con talento pero sin salida en nuestro país, Abadía se mostró entusiasmado, no encontrando ningún factor negativo en semejante fuga de cerebros. Es irrebatible que, ante la situación económica de nuestro país, aquellos profesionales sin futuro laboral, especializados en diversas materias, no tengan más remedio que desarrollar su actividad profesional en el exterior. Eso es una realidad irrefutable, pero, de ahí a considerarlo con tanta jovialidad, hay todo un abismo. Es un consuelo pero nunca un éxito, para un país, prescindir de una generación de jóvenes preparados a causa de la inexistente infraestructura laboral y por la dejadez de una sociedad que no ha creado los cimientos de un tejido empresarial con futuro. Con opiniones así quien necesita expertos.
Se echa de menos que, tan magnánimo sector de nuestra economía, sea capaz de contribuir con parte de sus beneficios, que en muchas grandes empresas es cuantioso, y de tal manera arrimar el hombro junto a los que se les ha mermado ya bastante en su día a día. Es tan absolutamente ruin y nefasto hacer recaer sobre funcionarios, pensionistas y parados el peso de las soluciones económicas, como igualmente deshonesto el no plantearse, ni tan siquiera, un gesto de generosidad con un país que navega en una deriva tan incierta como funesta. Existe un miedo cerval cuando se trata de enfrentarse al mundo empresarial , como si se tratara de una figura de cristal de una fragilidad enfermiza, algo que no conviene ni rozar, porque son los que generan trabajo y no conviene contrariarles. Si hay que contribuir a la salida de la crisis, que cada sector aporte su particular sacrificio, económicamente trabajadores y empresarios, incluida la banca, tan diligente a la hora de pedir y tan perezosa a la hora de dar, sumándose las clases políticas con aportaciones a partes iguales de honradez y competencia. Y cuando hablo de empresas no me refiero a las que sobreviven a duras penas, sino a las que obtienen pingües beneficios, que haberlas haylas. Además, da la sensación de que el referido Circulo de Empresarios ignora que, si existe menos poder adquisitivo entre los afectados por los recortes, se está cercenando a la posible clientela de sus productos y servicios.
Sobre un asunto de actualidad, como es la fuga de mano de obra española al extranjero, que afecta principlamente a los jóvenes con talento pero sin salida en nuestro país, Abadía se mostró entusiasmado, no encontrando ningún factor negativo en semejante fuga de cerebros. Es irrebatible que, ante la situación económica de nuestro país, aquellos profesionales sin futuro laboral, especializados en diversas materias, no tengan más remedio que desarrollar su actividad profesional en el exterior. Eso es una realidad irrefutable, pero, de ahí a considerarlo con tanta jovialidad, hay todo un abismo. Es un consuelo pero nunca un éxito, para un país, prescindir de una generación de jóvenes preparados a causa de la inexistente infraestructura laboral y por la dejadez de una sociedad que no ha creado los cimientos de un tejido empresarial con futuro. Con opiniones así quien necesita expertos.
Amigo, Pepe. Interesantísimo post de este hombre—que se nos presenta en apóstol pope— del programa de bricolaje al pangea del caos laboral español. Vaya por delante, que soy un acérrimo detractor de la secta que representa este Sr. (el Opus Dei). Igual, es un magnífico abuelo de sus 40 y pico nietos, una persona muy culta y un empresario modélico en sus años mozos. Conozco la secta y se de que van. Su discurso y sus miradas. Una de las últimas obras maestras del cine español fue la prodigiosa “Camino”. No voy a seguir dándole pábulo al efecto “abuelo enrollado obra de dios”. Será que soy muy diabólico. Y me quedo con el pedazo de chiste de Forges. Yo no me puede fugar, porque dependo de mis pastillas y mis alumnos. Hoy estoy de huelga porque este país hay que educarlo en condiciones. Un abrazo
ResponderEliminarP.D.; Pepe, tienes una especie de scrip o bicho raro. Cuando se le da a publicar salta con un rollo de rebajas...
Es un tipo muy peculiar, con aspecto campechano y dotado de soluciones, pero siempre con la sensación de esconder algo detrás, algo reaccionario y en el fondo muy antiguo. No hay que fiarse de los que creen tener respuesta a todo.
EliminarRespecto al bicho de las rebajas, pues no tengo ni idea a que se debe, algún complemento, pero no se donde se ubica para poder erradicarlo.
Los economistas son unos tipo peculiares,que son incapaces en su inmensa mayoría de anticipar nada, ninguna crisis, pero luego la explican de maravilla...en realidad subyace que toda la prosperidad y años felices que vivió Europa occidental tras la segunda guerra mundial, con la democracia cristiana y la socialdemocracia creando un estado de bienestar que, con sus contradicciones, era algo encomiable...pues a saber a donde vamos...yo sostengo que en pocos decenios lo mismo volvemos al estado feudal, los siervos de la gleba, o al maravilloso modelo chino...que San Mamés nos asista...
ResponderEliminarEs cierto, como adivinos no tienen precio, aunque todos se apuntan a dar soluciones, aunque es una lástima que todas vayan en la misma dirección. Sería de agradecer que alguno de ellos fuera capaz de presentar una propuesta revolucionaria, que no fuera tan oficial y ortodoxa. Si usted, al que siempre le he tenido por un optimista, piensa que volvemos a un estado feudal, pues estamos listos, estimado amigo.
EliminarEmpezando por el final, no hay "fuga de cerebros" hay emigración, carne de maletón, como en la posguerra, por mucho que "españoles por el mundo" nos venda lo bonito que es el extranjero y lo bien que viven allí todos los intrépidos viajeros.
ResponderEliminarSobre lo demás, solo refuerza lo que unos pocos (que jamás saldrán el los medios), proclaman desde hace tiempo, la crisis que sufrimos es la del sistema capitalista, y está provocada por la sobreproducción así que no se puede resolver produciendo más o mejor, todo lo contrario y a esto hay que añadir que las potencias emergentes tienen peores salarios y menos derechos laborales, es decir son más competitivas. Pero sobre todo, que sufrimos una crisis de valores en la que el ser humano ha sido casi reducido a un simple producto de mercadeo.
Me refiero a la "fuga de cerebros" porque los que no poseen una preparación acorde con lo que se pide, no tienen demasiadas posibilidades. En eso se diferencia mucho de los años 60, que bastaban dos manos para trabajar en lo que fuera en el extranjero. Respecto a las potencias emergentes, léase el caso de China, puede que algún día tengan que evolucionar por fuerza mayor a mejores condiciones sociales. Claro que entonces no serán competitivos y perderan poder. ¿Será el momento de África?.
EliminarChina (sus obreros) por supuesto irán consiguiendo logros sociales... pero a costa de la miseria de occidente. Como hasta ahora, nosotros hemos hecho con Asia y África (principalmente), se cambian las tornas, occidente no pintará mucho en el futuro de la élite económica mundial, el capitalismo del mañana, no es blanco.
EliminarUn problema añadido es que para evitar esto, las potencias occidentales, en un último estertor de agonía rastrera, intenten, y de hecho ya se está preparando, mantener el poder económico a la vieja usanza, entiéndase la próxima guerra global.
El futuro lo dirá, pero lo cierto es que aún quedan lugares por explotar, con mano de obra barata y aunque todo proceso lleva su evolución, aún queda mucho por exprimir.
EliminarMuy buenas, Piedra. Esos pocos que mencionas yo sí los he oído y leido, y creo que son los que más equivocados están de todos. En una situación en la que los gobiernos se ven obligados por los "mercados" a imponer las políticas que ellos dictan, en contra de su pueblo y muchas veces incluso en contra de su ideario / programa, en una situación en la que aquellos países que más fervientemente abrazan el capitalismo puro son los de mayor crecimiento, decir que el capitalismo ha fracasado es no querer quitarse la venda.
EliminarLamentablemente no se me ocurre una victoria mayor del capitalismo que la que estamos viviendo. Victoria con humillación del adversario incluida, y que no sólo se ha llevado por delante al socialismo sino que parece que también una buena cuota de democracia.
Ningún sistema puramente capitalista hubiera rescatado a los bancos (ni por supuesto a los ciudadanos), el capitalismo puro, el liberalismo feroz defiende justo lo contrario, que es la autorregulación del mercado. El socialismo, que bebe principalmente de Keynes, es el que defiende el apoyo estatal para garantizar un crecimiento contínuo de la economía.
Ha ganado el "tanto tienes, tanto vales". "Tanto ganas, tanto te puedes permitir". Sí, ha ganado el capitalismo salvaje ¿De qué fracaso hablamos?.
La esperanza es islandia, pero ¡ojo!: no han rescatado a los bancos pero no se han librado de recortes y subidas de impuestos, sin contar que la inflación interna y la devaluación externa han mermado muy considerablemente el poder adquisitivo de los islandeses. Siempre hay trampa. Pero bueno, ahora ya se ve que hay recuperación.
El capitalismo es un poco como la democracia, es el sistema menos malo y, mientras no se demuestre lo contrario, es el único que funciona. Además, la denostada sociedad de consumo ha permitido mejoras en la sociedad, pues es un sistema que necesita compradores, lo que obliga a que tengan poder adquisitivo. Otra cosa distinta es la crisis que nos ha golpeado y que tiene múltiples orígenes, muy complejos de analizar y que necesitarían un espacio más amplio.
Eliminarsobre la creación de empleo y eso, a mi alrededor veo jóvenes (y no tan jóvenes) con una excelente formación, ganas de luchar y buenas ideas. Si hubiese más facilidades para la creación de pequeñas empresas, y no fundiesen a los autónomos a base de impuestos, probablemente un número significativo de personas podrían auto-emplearse, generando así el tejido comercial e industrial que tan necesario es en este país. Y quiero añadir que la emigración, además de una tristeza es un mal negocio, porque las personas que se van en gran medida han recibido una buena educación subvencionada por el Estado, que es como decir de nuestros impuestos. Un enorme coste en educación del que se benefician otros países
ResponderEliminarbesos,
Se habla ya de una generación perdida y quizás sea algo exagerado, pero lo cierto es que el fenómeno que se está produciendo es fiel testimonio de que en este país no se han hecho los deberes correctamente. Nos ha entusiasmado un sarao más que un tonto un lápiz, Expo, Olimpiadas, capitales culturales, etc, etc, que nos han dotado de infraestructuras, pero que en el plan laboral han sido flor de un día.
EliminarHmmm... Mucho que contestar y muy poco sitio. Todos los sistemas tienen bondades, y todos ellos importantes lagunas. Está claro que nos está costando mucho encontrar el equilibrio en esto, y en mi opinión la "culpa" la ha tenido la globalización porque parecía que estábamos cerca y la entrada en la balanza de tantos países con desigualdades tan grandes nos está arrastrando a todos.
ResponderEliminarReequilibrar esa balanza implicará evidentemente llevar cosas de un lado al otro. No veo mucha alternativa, porque "echar lastre" seguro que es mucho peor.
No creo haber sabido explicar lo que bulle en mi cabeza...
Se ha explicado correctamente. No podemos competir con países que tienen condiciones laborales de hace un siglo y ofrecen sus productos a un coste imposible de asumir por las potencias occidentales y, menos aún, por aquellas con una economía que ha mantenido tradicionalmente un problema de empleo, como le ha sucedido a España. Si a eso le sumamos el desplome de una de las patas fundamentales que sostenía nuestra economía, como era la construcción, pues se nos ha caído todo al suelo.
EliminarDespués de lo de Forges no sé si puedo aportar algo coherente. Como siempre, ¡él lo ha dicho todo!
ResponderEliminarEso es una verdad como un templo. Siempre que escribo algo parecido, busco enseguida un chiste de Forges que me ayude a ilustrarlo.
EliminarEste señor no me ha caído nunca bien por su aire de sabioncete y una forma de explicar la economía algo simplona. Estoy de acuerdo con lo que dice de él el dibujante Kubala de EL Jueves. Hablando de trabajos: necesitaría un guionista para un proyecto de tiras es esta revista ¿Se apuntaría, Cahiers?
ResponderEliminarMe encantaría leer su artículo para La Caja de Pandora pero mi ordenador está más tonto de lo habitual y no me deja abrir los enlaces. Mañana probaré en un ciber. Saludos. Borgo.
El populismo puesto al servicio de la caja tonta.
EliminarRespecto a ese trabajo, por supuesto que me interesa. Ya me paso por su blog y le dejo mi correo electrónico para más información.