jueves, 19 de marzo de 2015

CARTELES, PUBLICIDAD ANTIGUA Y OTROS DESATINOS

La publicidad no puede permanecer ausente del tiempo que le ha tocado vivir. Cada propuesta, destinada a vender un producto, parece esclava de las normas sociales de su época. Pero los tiempos no siempre fueron acordes con una moral equilibrada, y se dejaron impregnar por los prejuicios que por entonces pasaban por una normalidad establecida. Un claro ejemplo son los dos carteles que figuran arriba. En el de la derecha una niña rubia y bien ataviada le pregunta a otra de color, vestida con harapos y descalza, por qué su mama no la lava con jabón Fairy. En el de la izquierda, de 1890, aún le da una vuelta de tuerca más a un racismo poco disimulado y anuncia el Chlorinol, un producto blanqueante que ha dejado a uno de los tres niños negros más blanco, sin contar que sus compuestos químicos además son altamente tóxicos. 

Parece algo muy atrevido que la cocaína se anuncie con aparente normalidad, lejos de la idea que se tiene hoy en día. Lo políticamente correcto parece cambiar según la conveniencia de los tiempos, en algunos casos, de la ingenuidad comercial de otras intenciones ajenas a la adicción de sustancias consideradas malignas o, simplemente, perjudiciales para la salud. En el cartel de la parte superior se anuncia gotas de cocaina para mitigar el dolor de muelas. Sus protagonistas no podrían parecer menos apropiados. Dos niños que juegan despreocupados, y que encuentran consuelo con un producto como la cocaína, muy apropiado para el dolor dental de la infancia. 
En los años de la posguerra se anunciaban perfumes elaborados con la flor de la cocaína, o por lo menos así  rezaba en su publicidad. Ignoro si aquella fórmula era real, aunque los efectos que prometía parecen indicar algún poder de seducción desconocido, a pesar de alguna que otra indicación de que era un compuesto exento de cualquier tipo de droga.
No siempre se recurría a algo tan rebuscado, en otras ocasiones era un producto más cercano, más propio,  al que se le atribuían unas virtudes curativas entroncados más con el concepto popular que con ninguna certeza médica. Hoy en día nos sorprendería que se anunciara un anti-gripal como el coñac y menos aún que fuera un guardia de tráfico el que nos lo recomendara de forma imperiosa. Me lo imagino en un control de alcoholemia y dejando impunes a los borrachos conductores, siempre que tuvieran gripe, claro está. 
Enlazando también con los dos carteles anteriores encontraríamos otro perfume con un nombre peculiar lanzado en 1922. Orgía no parece una palabra excesiva para nuestra más cercana actualidad, pero para los años 20 quizás podría serlo. Según el diccionario significa  "Festín en que se come y bebe inmoderadamente y se cometen otros excesos. Satisfacción viciosa de apetitos o pasiones desenfrenadas". Bueno, puede ser que no escandalizara tanto, al fin y al cabo eran los conocidos como locos años 20. Después vendría la gran depresión y refrenaría tanto júbilo. 
El machismo es algo que parece que se resiste a desaparecer, aunque hubo un tiempo en que campaba a sus anchas con una naturalidad como mínimo bochornosa. En la imagen superior tenemos dos ejemplos que, de no ser tan repugnantes, habría que tomárselos a risa. En uno de ellos se nos ofrece por un módico precio, 37 pesetas, la posibilidad de dominar a las mujeres, teniendo la tremenda generosidad y humanidad de no tener que usar el látigo. Como si en algunas otras publicaciones regalaran uno con la compra de cada ejemplar. El otro es un anuncio algo ambiguo o malintencionadamente confuso. Un tipo ataviado de boxeador parece emplear a su complacida esposa como un saco de entrenamiento, con la leyenda de "no importa lo que ha pasado. Él es un hombre y Vd. lo ama". No se si al pobre muchacho le han sacudido de lo lindo en el ring, o ha tenido alguna trifulca salida de tono con su parienta.

Naturalmente al hombre se le trata de potenciar. Debe alcanzar sin medida la capacidad de dominar a las mujeres. No sólo es suficiente con una lectura tan prometedora, además tiene que conseguir una fachada física envidiable. Y esa promesa formaba cuerpo en el curioso anuncio del "Vigorizador eléctrico" del Doctor McLaughlin o, lo que es lo mismo, corrientes continuas de electricidad de baja tensión que igual eran útiles para la impotencia que para el estreñimiento, aunque eso si, acompañadas de loor, honor y juegos florales. Para acompañar y estar a la altura del hombre eléctrico, se recomendaba a las mujeres que se tomaran las Pilules orientales para tener pechos exuberantes y tersos. Tan peculiar definición del artículo en cuestión no era más que unas píldoras fabricadas en París, un producto milagroso que prometía toda clase de bondades para obtener unos atributos femeninos generosos.
Un mundo peculiar, sin duda, el de los anuncios publicitarios de aquellos años, que no reparaban en nada para obtener la venta deseada, incluso poner en manos de una niña un revólver para incrementar sus ventas. El cartel de la izquierda utiliza una infantil imagen con la consideración de que con semejante arma "la descarga accidental es imposible", e intenta tranquilizarnos con el slogan que la niña lleva escrito en su pijama "Papá dice que no nos hará daño", aunque ya no se si se refiere a que no le hará ningún daño el revólver en sí, o que su progenitor no tendrá un ataque de locura y se quitará de en medio a su familia. El anuncio corresponde a una campaña navideña, que parecía incitar a compaginar como regalos una muñeca parlante y un Magnum 44, el arma favorita de Harry el sucio.
Aquí, en España, éramos más civilizados y nunca hemos sido tan apasionados de las armas de fuego. No obstante, no teníamos el menor inconveniente en anunciar juguetes y cuchillería en un mismo cartel anunciador. Si le preguntabas al dependiente dónde estaban los trenes eléctricos, éste te contestaba amablemente: "¡Allí, al lado de los cuchillos jamoneros y debajo de la estantería de las hachas de cocina... y tenga cuidado de no pincharse con algún tenedor trinchante, los que hay junto a las muñecas peponas!". Bromas aparte, es más que evidente que son dos negocios independientes y quizás hubiera convenido separar su respectiva publicidad.
Tiempos distintos, quizás en los que deberíamos de contextualizar semejante técnicas publicitarias en su entorno social. Es evidente que hoy en día todos ellos serían motivo de escándalo, pero incluso con todo lo aprendido y con nuestra pretendida condición de tolerancia universal, no es extraño que, de vez en cuando, se nos cuele algún anuncio inapropiado o polémico. Eso si, con alta definición y con procedimientos de impresión de última hora. Para terminar este pequeño desfile por el pasado, cuatro píldoras publicitarias más. Una jabón* siniestro que parece provocar terribles accidentes a los niños pequeños, una gomina que te hace un hombre de éxito como Mario Conde pero sin cárcel y una comparativa de relojes, mujeres y cristales que no merece más comentario.

*Posdata: Para dar fe de mi conocimiento del inglés, decir que por un momento había confundido la palabra "soap" con "sopa", y me había imaginado a ese pequeño niño huyendo de un tazón de sopa especialmente cocinado para caníbales. Un error estúpido que aún hacía que el cartel fuera más siniestro.


34 comentarios:

  1. Excelente crónica, Pepe. Y no solo por la generosa cantidad de información, sino también por tu forma tan particular (y disfrutable...) de escribir el artículo. Brillante.
    Saludos.

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    1. Gracias Juan, el tema me lo ha facilitado, pues resulta de lo más interesante.

      Saludos

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  2. Muy buen repaso por esa publicidad chocante de antaño. Me fascinan estas cosas, es una muestra de lo maleables que son las mentes con la publicidad, como te podían vender de todo bajo cualquier eslogan por muy ofensivo e inquietante que fuera. El machismo, el racismo. ¡Y como han cambiando los productos! Píldoras falsas, cocaína, también vendían que el radio era bueno para la salud y que el mejor dentífrico estaba hecho de carbón. Puff.
    Interesante entrada Pepe.
    Saludos
    ;)

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    1. Creo recordar también algunos juguetes para los niños que hoy nos parecerían un disparate. Algún día le dedicaré una entrada.

      Saludos Ana.

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  3. Que curioso, estamos de acuerdo en que hoy en día todos esos slogans y carteles serían del todo inadmisibles, servidor opina lo mismo. ¿Al igual que mostrar a una señora lozana insinuando un escote generoso?, o alguien con una copa de brandy en la mano?, ¿o incluso fumando un cigarrillo en actitud relajada?

    ¡BLASFEMOS!

    A todo esto... ¿Cuando se dice que nos perseguía la censura? Ahí lo dejo. Saludos

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    1. La censura en no pocas ocasiones andaba muy despistada y se la colaban cada vez que querían. En el fondo eran muy tontorrones.

      Saludos Alimaña

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  4. Excelente documento sobre la publicidad de antes.

    Resulta curioso que se pudiesen permitir ese tipo de anuncios.

    Una buena información.

    Un saludo, Feliz día.



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    1. Si, sobre todo teniendo en cuenta que por entonces las imposiciones morales eran muy rígidas.

      Saludos y feliz día también.

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  5. Mr. Cahiers, que publicidades terribles, supongo que hoy debe pasar lo mismo pero a un nivel mas subliminal. Cordiales saludos y excelente entrada.

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    1. De vez en cuando se habla de algún anuncio que se ha retirado por inapropiado. Siempre hay una oportunidad para los despropósitos.

      Saludos Belknap

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  6. Pepe una entrada muy elaborada, y muy interesante, ese tipo de publicidad ahora sería imposible de hacer, en eso estamos de acuerdo, la de ahora es mas subliminal, dicen pero no dicen.
    Un saludo Pepe y repito mi felicitación por esta entrada.
    Puri

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    1. Si, parece que eran tiempos más ingenuos en los que cualquier cosa podía pasar, y también menos avanzados en muchas cosas que ahoran nos resultan intolerables.

      Saludos Dulcinea

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  7. Una publicidad alucinante pero muy popular de la inmediata posguerra fue aquella de: "Los rojos no usaban sombrero" de la Sombrerería Brave en la calle Montera de Madrid.
    Saludos!
    Borgo.

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    1. Los rojos siempre solían llevar gorra, así que no creo que las vendieran en semejante sombrerería.

      Un abrazo.

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  8. Aquí ningún niño le habría pedido a los reyes magos una pistola, porque están relacionados con Jesús y por ende son pacifistas, no te la iban a traer. Papá Noel es otra cosa, no tiene nada que ver con ninguna religión, es más bien como ese preso que consigue todo lo que le pidas en la cárcel.

    Yo también tuve la confusión de la sopa ;)

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    1. Bueno a mí los Reyes Magos me dejaban pistolas, tanques, escopetas... pero de jueguete, claro, de juguete.

      Saludos Doctora

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  9. Yo creo que la publicidad sigue haciendo este tipo de disparates incluso ahora. Antes se notaba más... Y en lo del machismo, más claro. Me da que ahora también, pero de forma más sutil. Los de Soberano querrán un target que incluya hombres y mujeres, no que sea solo "cosa de hombres" (jaja). En fin... Mi hermana me comentó una vez que tuvo que ojear no sé que periódicos o revistas de los años 70-80 para un trabajo y se quedó flipada con los anuncios...
    Un saludo.

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    1. El coñac era muy de anuncios machistas o de enseñar mujeres con poca ropa paseando a caballo por la playa...

      Saludos

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  10. Tienes que hacer otra entrada con los anuncios increíbles (esos de gafas con las que veías a través de las paredes, los monos marinos, etc...)

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    1. Y ya lo hice hace algún tiempo:
      http://pepecahiers.blogspot.com.es/2010/07/mentiras-por-catalogo.html

      Lo que es una lástima es que no conservo ninguno de aquellos delirantes catalogos de los 70, porque existía una gama de productos y anuncios absolutamente sorprendentes.

      Gracias por el interés.

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    2. A colación de esta entrada, existe un libro de Carandell absolutamente recomendable llamado "Celtiberia Show". Ahí, aparte de ser un estupendo catálogo de esa publicidad tan reprobable, entcontrareis también anuncios particulares para partirse de risa.

      Saludos

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    3. Eso daría para otra entrada. Siempre me gustó Luis Carandell y aquellas estupendas crónicas que hacía desde el Congreso de los diputados.

      Saludos

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  11. Impresionante. No sé cómo se considerarían estos anuncios en su época, ahora desde luego nos resultan imposibles incluso en su planteamiento.

    "Cómo dominar a las mujeres"... como si eso fuera posible :)

    Genial exposición gráfica, Cahiers. Con textos tuyos de lujo, como siempre.

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    1. En efecto no creo que sea posible, sin embargo a los hombres...

      Gracias y saludos Clementine.

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    2. Jajaja... Déjate, que también hay cada elemento masculino por ahí...

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    3. No, si elementos los hay de todas las clases y especies animales, vegetales y minerales...

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  12. Estimado Maestro cahiers,
    Realmente... no me surgen las palabras, aunque quiensa sabe lo que pensarán de nosotros los habitantes de este futuro cercano, ¿micolor?¿el hombre que no sabe planchar?¿pastillas para tó? jajaja
    Espeluznante la publicidad de domine a las mujeres, pero sin látigo, y ciertamente siniestro el tazón con el niño debajo, cierta estética "Freak" (la película).
    No se de donde sacas toda esta información y documentación, pero es soberbia, tetricamente soberbia no obstante genial.
    Un abrazo muy grande pepe.

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    1. Gracias amigo Utla. Ese niño ciertamente podría ser uno de los carteles anunciadores de la película "Freaks", el "niño quelonio", por ejemplo.

      Un abrazo

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  13. La publicidad ese arma de doble filo... Me parece que seguiremos sufriéndola porque, de algún modo, la publicidad es el futuro.
    Saludos consuegro!

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    1. Para bien o para mal siempre nos acompañará, unas veces más creativa y otras más burda.

      Un abrazo consuegro!!!!!

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  14. Será muy curioso ver que piensan de nosotros dentro de 70 u 80 años a través de analizar nuestra publicidad.

    Me han llamado mucho la atención los productos de cocaína, otra de las "joyas" que vendían en la época era pasta de dientes con uranio que prometía una mayor blancura.

    Saludos.

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    1. Pues efectivamente, habrá que ver como nos juzgan las generaciones venideras, porque lo que hoy parece normal...

      Saludos Shilmulo

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  15. Queria felicitarte por tus interesantes articulos,y tu manera tan particular de redactar,la cual me resulta muy entretenida,un abrazo desde Bs As!
    Brenda Barbosa

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    1. Gracias por tan amable comentario y sea bienvenida a La Guarida.

      Saludos cordiales

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