RAICES PROFUNDAS (George Stevens-1953): Son muchas las escenas memorables de un western que, en un principio, contaba con un actor poco apropiado para encarnar a un pistolero, pero Alan Ladd supo componer mejor que nadie la figura atormentada y poética de un hombre con un pasado desconocido pero que le pesa como una losa. Esa nueva vida que puede redimirle, pero que está continuamente amenazada por su condición de pistolero, representa para él una suerte de redención. El destino fatal le volverá a la realidad de la que pretende huir. La puesta en escena del duelo final con ese rostro esculpido de Jack Palance, es absolutamente magistral. Esa despedida del niño y su cabalgada final, herido, entre las cruces del cementerio siempre quedará en nuestra memoria.
HASTA QUE LLEGO SU HORA (Sergio Leone-1968): Película que ha ido ganando a través de los años como los buenos vinos. El director italiano quería dirigir "Erase una vez América", pero los productores le obligaron a realizar un último western, esta vez con todo los medios a su alcance, y Sergio Leone nos ofreció toda una declaración de intenciones, de lo que había sido su carrera como realizador de western. En la eterna escena inicial de la película, unos hombres, aburridos y castigados por el calor, aguardan en una estación de tren. Son como figuras pétreas esperando su cita con la muerte. Cuando llega un hombre que toca la armónica, éste pregunta:
"¿No me habéis traído un caballo?". Una de las tres figuras amenazadoras contesta:
"Vaya, parece que nos falta uno"; y nuestro hombre contesta:
"Bueno, juraría que sobran dos". Después, el estruendo de la pólvora, el silencio, y un hombre que monta a caballo.
DUELO AL SOL (King Vidor-1946): Western pleno de lujuria y pasión, con un Gregory Peck poco habitual, una Jennifer Jones espléndida en toda su sensualidad, un Joseph Cotten algo insípido y, sobre todo con unos Lionel Barrymore y Lillian Gish en toda su grandeza. Con una historia que sobrepasa lo admisible en el año 1946, el film de King Vidor es toda una explosión de erotismo a todo color, algo que ajeno a las habituales producciones de David O. Selnick. Escena memorable es el enfrentamiento final, mezcla de violencia y deseo que termina en un abrazo apasionado en los umbrales de la muerte.
OPEN RANGE (Kevin Costner-2003): Film injustamente menospreciado, en el que Costner volvió con la misma inspiración de "Bailando con Lobos". Con una fotografía impecable y unos personajes perfectamente definidos, entre los que destacaría a Robert Duvall y Annette Bening, la película opta por un ritmo sereno interrumpido por una violencia radical y directa. Momento impactante, cuando el personaje de Kevin Costner pregunta quién mató a su amigo y la respuesta fulminante llega en forma de plomo y humo.
LE LLAMABAN TRINIDAD (Enzo Barboni-1971): Algunos se preguntaran como incluyo en los grandes momentos del Western un film como este, muestra incuestionable del humor chusco y de las peleas con retranca. Bueno, no me pueden ustedes negar que la primera vez que aparece el personaje de Trinidad, hasta arriba de suciedad y polvo, quintaesencia del vagabundo-pistolero, y entra en una taberna cochambrosa, dando buena cuenta de una generosa sartén de alubias con tomate, no es una escena absolutamente deliciosa. Ese momento interpretativo de alguien que come con verdadera hambre atrasada, que bebe con sed de desierto y engulle el pan con extrema y urgente necesidad, no es nada más que una verdadera lección del arte narrativo.
CENTAUROS DEL DESIERTO (John Ford-1956): Acusada de racista, muchos no sabían ver que, en realidad, el personaje interpretado por John Wayne, Ethan Edwars, era el verdadero catalizador de ese odio hacia los indios. Con una esplendida fotografía, Ford fue capaz de realizar una auténtica obra maestra sobre el viaje iniciático de dos jinetes en busca de una niña raptada por la tribu del jefe Cicatriz. Este último y Ethan son dos individuos de mundos distintos, condenados a odiarse, y que representa una realidad que amplificada llegará al exterminio mismo de uno de los dos bandos, por supuesto siempre el más débil. Además, Ford no nos ofrece al protagonista como un héroe, sino como alguien lleno de resentimiento. La escena en que Wayne visita a unos blancos que han sido liberados de su cautiverio, mostrando síntomas de locura, nos ofrece a un personaje que con su expresión define su desprecio más profundo hacia los indios. Como le dijo una vez John Ford a Hawks respecto a Wayne:
"Nunca pensé que este hijo de puta supiera actuar".
SIN PERDON (Clint Eastwood-1992): Con un reparto soberbio, Gene Hackman, Morgan Freeman y Richard Harris, Eastwood fue capaz de desmontar los tópicos del western, violencia sin sentido, falsos héroes y remordimientos ante la capacidad de acabar con una vida, y volver a montarlos en un final antológico que devuelve al género toda su mitología y carácter legendario. Demoledor es el discurso que le dirige al joven pistolero, sobre lo que significa la muerte para un hombre, pero la escena en donde un grupo de hombres planifica su captura y aparece Eastwood entre las sombras, sorprendiendo a sus futuros captores, es absolutamente magistral.
EL DORADO (Howard Hawks-1966): Una vuelta de tuerca más al esquema de "Río bravo" que hace especial hincapié en el paso de los años de sus protagonistas. Aparte de la conocida amistad incondicional de los personajes de Hawks, aquí existe también un respeto mutuo entre los pistoleros rivales o, como dice Christopher George en su papel de Nelse McLeod, deferencia profesional. La aparición de Mississippi, interpretado por James Caan, para retar en duelo al asesino de su amigo y la intervención respetuosa de los dos pistoleros es realmente antológica.
EL HOMBRE QUE MATO A LIBERTY VALANCE (John Ford-1962): Película que cada vez alcanza puestos más elevados en su valoración. No cabe la menor duda que la historia que representa y el nivel interpretativo de sus actores corresponde a su alta consideración. Western crepuscular, en blanco y negro, que tiene entre uno de sus mejores momentos de tensión en la escena del restaurante, en la que los personajes de John Wayne y Lee Marvin se enfrentan en un duelo que solo prentende medir sus fuerzas, mientras James Stewart se incorpora del suelo.
DOS CABALGAN JUNTOS (John Ford-1961): Film absolutamente cínico y desencantado, con un personaje, interprentado por James Stewart, con tintes racistas como los del Ethan de "Centauros del desierto", pero con un sentido del humor de una socarronería hiriente. La famosa escena del rio, en la que ambos protagonistas reflexionan sobre la vida mundana y sus consecuencias, es sin duda la más reseñable de este magnífico western. La calificación del matrimonio como algo espantoso y la normalidad con la que uno de los protagonistas acepta su remunerada corrupción, pertenece ya a la mitología del género.

RIO BRAVO (Howard Hawks-1959): Con un inicio que prescinde de los dialogos y que parece más propio de un film de cine mudo, la escena de Dean Martin suplicando unas monedas para tomar un trago, metiendo la mano es una escupidera y la aparición de Wayne, es toda una lección de lenguaje cinematográfico. A destacar también la actuación de un Walter Brennan en estado de gracia. En la ultima escena de éste, cuando le arrojan unos panties desde la habitación en la que están John Wayne y Angie Dickinson, le pregunta socarronamente a Dean Martin "¿Crees que me nombraran sheriff?" define al personaje a la perfección.