Un amigo tenía unos ahorrillos en la cuenta corriente de una conocida entidad bancaria. Un día le llaman por teléfono para que se pase por la sucursal, ya que tienen una importante oferta que ofrecerle. Al día siguiente acude a la misma y le atiende un tipo con aspecto de chupatintas, gafitas, corbata y camisa inmaculada. En la película "Patrimonio nacional", Berlanga llamaba Palomero a todos los personajes con ese mismo rasgo en común. De tal forma, que Palomero le ofrece a nuestro amigo invertir sus ahorrillos de toda la vida en un fondo de inversión, una bicoca con la que obtener pingües beneficios. Antes de firmar nada, mi amigo pone como única condición que el capital inicial invertido esté siempre garantizado. Palomero se lo garantiza, palabra del niño Jesús y otros juramentos nobles e imperecederos. Al cabo del tiempo, mi amigo se percata de que las ganancias son realmente pírricas, pero se conforma, hasta que un día observa aterrorizado como le han pegado un bocado considerable a sus ahorros. Acude alarmado a la sucursal bancaria y tras esperar un buen rato al director, éste le informa de que al ser un fondo de inversión, se puede ganar y también perder. ¡Pero el señor Palomero me garantizó el capital inicial!, replicó el incauto ahorrador. El director, con un gesto paternalista, contesta: El señor Palomero está de vacaciones y como podrá observar usted en la letra pequeña de la cláusula 223, del párrafo 4, subsección 26 de la ley de usura y hurtos variados no se garantiza en ningún momento el dinero invertido inicialmente. Seguro que el compañero le informó adecuadamente, ¿no leyó usted la letra pequeña?. Pobre muchacho, es que ustedes nunca se leen la letra pequeña, pero su condición diminuta no le hace ser menos válida que sus compañeras de mayor tamaño. Señor, señor ¿cuándo le harán ustedes caso a la letra pequeña?. (Bueno, para ser honestos no son palabras textuales, pero básicamente mantienen intactas las intenciones que quería expresar susodicho director)
Lo que ocurrió después no tiene demasiada trascendencia, y es que, aunque mi amigo hubiera sido el increíble Hulk y hubiera devastado la oficina bancaria, no podría haber vencido a la letra pequeña. Si está firmado es como si hubiéramos hecho un pacto de sangre con el mismo Satanás. Esto me ha hecho pensar una cosa, nada especial, pero que me corroe las entrañas. Si uno deposita un dinero en un banco, ya sea en una cuenta corriente, un fondo de inversión, un plazo fijo u otra cosa, le está prestando el dinero. Yo presto, pero el banco me pone unas condiciones y me hace firmarlas con la maldita letra pequeña en forma de virus galopante. Si en cambio pido un préstamo, léase hipoteca, ellos también me hacen firmar sus propias condiciones y la dichosa letra pequeña. Sería lógica y en justa lid, que si yo presto dinero, firme sus condiciones y si lo hacen ellos, firmen las mías, aunque lo más sensato es que la cosa funcionara al revés. Pero aceptando lo primero, tendrían, por justicia, aceptar lo segundo.
Ejemplo: Fulanito no puede pagar su hipoteca al quedarse sin empleo. Palomero le informa del correspondiente embargo:
Palomero: En vista de que nos debe usted varias mensualidades del préstamo hipotecario nos vemos obligados a embargarle la vivienda, amén de pagarnos la deuda pendiente.
Fulanito: Eso no es posible, ¿no ha leído usted la letra pequeña de mi hipoteca?. Según la cláusula 254, párrafo 32 de la subsección 21 de la ley de antiusura y limitación de hurtos variados, tengo 100 años de excedencia en el pago de mis obligaciones financieras. Hay un apartado que me posibilita quedarme con su sucursal e instalar una churrería o, en su defecto, una tienda de chirimías, así como cualquier otro negocio que contenga la "ch", chufas, chancletas, charcutería, chalaneos, chandals para chonis y otros derivados y chanchullos. ¿No leyó usted la letra pequeña?. Pobre muchacho, es que ustedes nunca
se leen la letra pequeña, pero su condición diminuta no le hace ser
menos válida que sus compañeras de mayor tamaño. Señor, señor ¿cuándo le
harán ustedes caso a la letra pequeña?.
Y sí, es que la letra pequeña es invencible!!!
ResponderEliminarBeso Pepe
Efectivamente, pequeña pero matona.
Eliminar¿Viste ayer el programa de "Salvados"? Porque mi hijo lo ve, y yo pasé un momento a verlo (al tiempo que controlaba la cena) y hablaron también de la letra pequeña...
ResponderEliminarNo estaría mal el ejemplo que propones, no.
Un saludo.
Pues lamentablemente no pude verlo, creo que andaba por los Goya, pero toma nota por si lo repiten.
EliminarLa letra pequeña tiene mucho poder y es pequeña para pasar más desapercibida y conseguir más victorias... Está claro que hay que leérselo todo.
ResponderEliminarMe encanta tu nueva cabecera. Mola. Y eso que también me gustaban las anteriores (yo no soy tonta). Pero ésta nueva ambienta mucho mejor el blog. Mooola mucho, Cahiers.
Digamos que la anterior cabecera daba lugar a equívocos, porque parecía un blog absolutamente cinematográfico y aquí ya se habla de todo, así que he optado por algo más ambiguo. Me alegro que la haya gustado, Clementine.
EliminarSeguro que ese Palomero además le dijo: "Soy su amigo, qué digo... un esclavo ¡un siervo!" con timbre a lo López Vázquez.
ResponderEliminarHoy precisamente he ingresado mi modesto pecunio en otro banco donde no me han dado ni un calendario, ni siquiera el número de baile de los banqueros de 2Mary Poppins" pero eso sí: gracias, Sr.Cahiers por recordarme la letra pequeña. Saludos. Borgo.
A mi tampoco me han regalado jamás ni un miserable bolígrafo. Si para que te regalen unas sartenes, tienes que ingresar no se cuantos miles de euros!!
EliminarYo no entiendo mucho de leyes, pero sé que en algunos casos los jueces actúan de una forma un otra según interpreten si ha habido o no mala fe. Pues bien, teniendo en cuenta que la intención influye a la hora de castigar o penar algún delito creo que la letra pequeña debería estar prohibida, porque es el mayor ejemplo de mala fe de la historia.
ResponderEliminarPoner un apartado de un contrato (que siempre resulta perjudicial para el firmante) en un tamaño y un lugar poco visibles con el fin de que no se vea es mala fe y lo demás son tonterías.
Respecto a los bancos, son peores que esos prestamistas que amenazan luego con partirte las piernas. Al menos estos van de frente, no engañan a nadie.
Lo de la aplicación de los jueces se puede ver con la estafa de las preferentes, en donde parece que aquellos que apenas si sabían leer y escribir puede que terminen cobrando, los demás ni se sabe...
EliminarA mi me han ofrecido muchísimas cosas en los bancos, algunas de ellas garantizadas y cuando oigo eso de "garantizado" se me eriza todo el vello. Ni me fio ni me fiaré, ni me lo creo ni me lo creeré, porque no hay nadie que me haga creer bajo ninguna circunstancia que un banco esté dispuesto a asumir las pérdidas en mi favor.
ResponderEliminarDicho esto, lo de su amigo es una putada de las gordas, y la letra pequeña es en general sinónimo de mala fe. Y aunque la leas no sirve de nada, porque está redactada de manera que no la entiendas sin asesoramiento de un profesional de la letra pequeña.
Creo que casi nadie llega a leerse esa letra pequeña. Lo mejor es confiar los ahorros a unos plazos fijos con intereses razonables. Si estos son muy altos, ya puedes empezar a desconfiar, porque seguro que hay gato encerrado.
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ResponderEliminarJajaja, un post soberbio. Y especialmente sangrante para mi hoy, que precisamente he estado de bancos esta mañana y cagándome en todas sus muelas juntas.
Un saludo!
Es que de ahí no hay otra forma de salir que echando pestes, sobre todo en tiempos de vacas flacas, donde todo son impedimentos.
EliminarY que no puedas confiar si haces directamente una pregunta, en la respuesta del empleado y te mientan descaradamente...gentuza de la peor calaña, ladrones de guante blanco, y entre todos les hemos hecho el caldo gordo.
ResponderEliminarBesos Pepe
Además, como las palabras se las lleva el viento, pues no valen un pimiento y menos las suyas, pues siempre se escudan en lo que has firmado, acusándote de que no te has enterado en su momento de las condiciones. Según ellos nunca mienten...
Eliminargran post, y muy cierto que somos rehenes de los bancos. Como siga esta escalada de corrupción y tropelías, habrá que plantearse incluso sacar el dinero del banco y meterlo en un calcetín (convenientemente cambiado en divisas, claro), por lo que pueda pasar
ResponderEliminarbesos,
En el momento en que te compras un piso, aceptas un compromiso de por vida con una entidad bancaria. Un matrimonio de conveniencia con separación de bienes en el que siempre tienes tu las de perder. Mis hijos probablemente se casarán antes de que yo pague mi última letra... impresionante.
EliminarComo decia mi padre, "Los bancos son como las suegras, nunca te las quitas de encima".
maslama: Es que además eso sería un escarmiento peligroso, por aquello del "corralito". En eso siempre ganan, pues ante una salida sospechosa de fondos, se suspenden la salida y no hay nada que hacer.
EliminarAlimaña: Cierto, entre los bancos y las constructoras nos han hecho una vida de pagos sin fin, eternos, más que la de cualquier mortal.
Sr.Cahiers, su amigo debiera saber que la banca siempre gana...con y sin letra pequeña!
ResponderEliminarYa sabe lo que decía aquella canción de los Barones: "Vampiros, vampiros usureros...".
EliminarCahiers,la casa encantada llena de facilidades... El motocarro de Plácido y la lata de gasolina de S. Larsson. Spain y la banca de la Champions, saludos
ResponderEliminarMenudo periplo tuvo que pasar nuestro amigo Plácido para no perder aquel entrañable motocarro con el que se ganaba la vida.
EliminarSí, la letra pequeña da grandes disgustos...
ResponderEliminarSi por ellos fuera sería hasta invisible.
EliminarHola Pepe,
ResponderEliminarMe reiria de toda la historia, si no tuviera este "tufillo" a triste realidad de hoy en día.
El poder de la letra pequeña, esa lacra que corroe a los póbre "proletariaó" del mundo de hoy.
Lo peor es que no te puede fiar tampoco de los consejos, "si, hombre, en 20 añitos lo acabas de pagar", o "no tranquilo, podrás disponer de tu dinero cuando quieras", o " ni que fuera ha haber una crisis"... En fin!!!
Mejor me callo, para no llorar.
Y cambiando a un ámbito más alegre:
"Felicidades por el cambio de Mansión Sr. Cahiers, con ese toque tétrico y gótico que tanto nos gusta."
Un abrazo Sr. Cahiers, siga siempre así.
No, no te puedes fiar ni un pelo. Además, la última táctica de los bancos es rotar a sus directores de sucursal en sucursal para que no empaticen con sus clientes.
EliminarEse cambio de cabecera es para que no de la sensación de que el blog era solamente de cine, sino que se habla de todo. Un abrazo.
Mr. Cahiers, cuando se va a firmar algo hay que leer la dichosa letra pequeña, y no solo eso, los bancos son unos malditos usureros, cuanto mejor estariamos sin ellos. Un saludo.
ResponderEliminarEso es cierto, pero esa letra es además muy enrevesada y no son pocos los que no la comprenden. Deberían obligar por ley que los bancos la explicaran minuciosamente, hasta resultar cansinos si fuera necesario.
EliminarEste Palomero es cuervo, es ave rapaz, no tenemos vista de lince para la letra pequeña ni con lupa, nos dan por detrás y nos timan, mejor el calcetín o la rajola, para lo poco que ahorro me cabe en el monederito de la xavalla. Ayyyy.
ResponderEliminarEntiendo que la única justificación es que, los empleados de los bancos, son unos mandados y quizás no tengan más remedio que engañarte, pero para eso existen los sindicatos, y el de banca ya se podría ocupar de que semejantes prácticas no fueran impuestas por los altos gerifaltes de la banca. Se impone un cambio moral sin dilación.
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