Ha sido una noticia impactante, un parado en Italia, debido a su frustración económica, pretendía asesinar a algún político, supongo que al primero que se pusiera a tiro. Lo malo del asunto es que, quién se interpuso entre sus balas y su hipotético objetivo, fue la policía y una mujer embarazada, lo que convierte todo el asunto en un negro esperpento de una situación social más que delicada. No ha terminado de gustarme la tira cómica que a continuación publico, quizás porque, cuando estaba elaborándola, me he acordado de otros tiempos, en los que los políticos si eran el blanco de algunos necios que pretendían imponerse entre vísceras y sangre. La monstruosidad del tiro en la nuca o la cobardía de la bomba lapa, toda una galería de intolerancia nauseabunda. Sin embargo, la finalidad es ilustrar una situación algo diferente, aunque en su raíz puede ocultar otro tipo de estulticia.
Puede ser que tan desquiciado acto despierte las simpatías de algunos, de los que piensan que la clase política se merece un buen escarmiento, que la corrupción y la incompetencia pueden ser más que simples palabras, que bajo su significado se esconden los dramas de muchas familias, en la más absoluta desesperación. También es posible que bajo el ala de esa disconformidad, aniden también los que son de la opinión de que los políticos son prescindibles, como si esa entelequia pudiera hacerse realidad. Cuando se pretende acabar con con esa clase dirigente, se insinúa que los sustitutos del tal sistema serían una especie de ángeles custodios, cuando tan políticos son unos como otros. Las dictaduras no los eliminan, tan sólo erradican, entre otras cosas, la libertad en todos sus aspectos. Es una idea algo difundida en la calle de que, un sistema férreo, termina acabando con la corrupción, cuando en realidad solo se trata de ocultarla y de cercenar la voluntad de quienes pretendan denunciarla. El dicho popular de "esto con Franco no pasaba" es bastante indicativo, aunque debería ser sustituido por "esto con Franco no se difundía", que es una cosa radicalmente distinta. Un buen tratamiento contra este ingenuo error sería una revisión del clásico de Berlanga "La escopeta nacional".
Hay que respetar a la clase política, porque salvo que un día alcancemos cierto grado de utopía, no se puede construir una sociedad de otra manera. Lo que hay que considerar es la cimentación de un sistema lo menos corrupto posible, porque, siendo realistas, no hay forma humana de extirpar tal defecto del carácter de los hombres. Sinceramente quién no sería capaz de meter la mano en la cinta transportadora imaginaria en la que circula continuamente el vil metal. Recuerdo un chiste de un tipo que visita a un amigo político y se queda asombrado por el nivel de vida de éste. Una gran casa, un buen coche y mucho lujo le hace preguntarle, "¿De dónde has sacado todo esto?". El político le responde "¿Puedes ver aquella autovía de 6 carriles?, pues de ahí". El tipo vuelve a su casa y se hace con un cargo de responsabilidad en el gobierno. El amigo de la gran casa y el buen coche le devuelve la visita de cortesía y observa que también nada ahora en la abundancia. Le pregunta, "¿De dónde has sacado todo esto?". El nuevo político le dice, "¿Puedes ver aquella autovía de 6 carriles?", "No, no veo nada", le responde. "Pues de ahí".
En situaciones desesperadas suelen emerger soluciones desesperadas, pero, cuando esto ocurre, el término solución se transforma en alienación. "Con la promesa de esas cosas, las bestias alcanzaron el poder, pero mintieron, nunca han cumplido sus promesas y nunca las cumplirán", decía Chaplin en su célebre discurso de "El gran dictador", equiparable a aquel de Burt Lancaster en "Vencedores o vencidos" que trataba de justificar lo inexplicable y contestado por la contundente condena del juez, Spencer Tracy, con estas acertadas palabras:
"Pero este juicio ha demostrado que durante una crisis nacional personas normales, incluso hombres capaces y excepcionales, pueden engañarse a si mismos hasta cometer crímenes tan espantosos e ingentes que rebasen cuanto pueda imaginarse. Nadie que haya asistido a este juicio podrá olvidarlos nunca. Hombres esterilizados a causa de sus ideas políticas, la amistad y la confianza cruelmente escarnecidos, el asesinato de niños… Con cuánta facilidad sucede. Reconozco que también en nuestro país hay quienes hablan de la protección de la patria, de supervivencia. Llega un momento en que todo país debe tomar una decisión en el preciso momento en el que el enemigo se aferra a su garganta. Entonces parece que el único medio de sobrevivir es emplear los medios del enemigo. Hay que sobrevivir como sea, por encima de todo, sin escrúpulos. En tal caso, yo me pregunto: ¿Sobrevivir como qué? Una nación no es una roca, tampoco es la prolongación de uno mismo. Es la causa que defiende, es aquello que defiende cuando defender algo es lo más difícil."
No pienso ni por asomo que la circunstancias actuales tengan cualquier parecido con aquella realidad terrible. No es el mismo momento histórico, ni tampoco nosotros somos los mismos hombres, somos el resultado de otra época, de otros condicionantes, y toda referencia a ese pasado es sin duda exagerada. Por eso, tildar a los que practican el escrache de nazis es una estupidez y, sobre todo, una ofensa a los que si fueron perseguidos hasta la muerte por tan despreciable ideología. Supongo que a algún que otro superviviente del gueto de Varsovia esta comparación le resultará no solo una soberana tontería, sino una ofensa incuestionable. Y es que, en no pocas ocasiones, las comparaciones que pretenden impactar para llamar la atención, comenten un acto impropio de cualquier mente que se considere racional. Pero, estando muy lejos de aquel nefasto pasaje de la historia, si debe preocuparnos el surgimiento de algunos partidos extremistas que están alcanzando cierta representatividad en algunos países, léase el caso de Grecia, que en sus primeros pasos de su recientemente estrenada actividad política ya han demostrado su calaña. No obstante, algo está pasando en nuestra sociedad, aunque tenga la apariencia de hechos aislados. El escrache, suicidios por desahucios y el incidente de Italia son indicativos del momento de incertidumbre que una clase política, perdida en la inmensidad de sus desaciertos, parece sumida y sin remisión.
No me gusta que los descontentos por una situación desgarradora acudan al domicilio particular de los políticos, no me gusta que se haya optado por un camino sin retorno por parte de los desesperados, un camino que empieza a oler a muerte, no me gusta que algunas ideologías repugnantes, que permanecían agazapadas, aprovechen la situación para hundir en la sociedad sus garras de odio e intolerancia y tampoco me gusta que los políticos se alejen cada vez más de la calle, que se sumerjan en su particular mundo de macro-economía, que se aislen en su búnker de las grandes medidas de pequeños resultados. No me gusta el futuro, porque cada vez parece menos futuro y, finalmente, no me gusta el pesimismo, porque oculta en sus entrañas una salida que a buen seguro existirá, no puede ser de otra forma. La vieja Europa camina dando tumbos y su viejo esqueleto parece desmoronarse, quizás por que su cabeza pretende ir a una velocidad que sus extremidades no pueden asumir. Puede ser el momento de pararse a pensar, de unificar criterios y coordinar un movimiento más acorde con el cuerpo, un movimiento sin precipitación que sepa esperar a que la sangre recorra los infinitos rincones de su anatomía. Y esos políticos ineficaces e incompetentes tendrán que cambiar o ceder el paso a otros con mejores ideas, porque al fin y al cabo no nos podemos permitir bajo ningún concepto un nuevo orden. No nos podemos permitir otro incendio del Reichstag y mucho menos una noche de los cristales rotos. Seguramente no será así, no es el momento ni el lugar, pero nunca puede ser malo recordar, es el patrimonio de la memoria y en su aplicación moral se encuentra su mejor arma.
Cuando el estado asesina a los ciudadanos, ya sea a través de sus fuerzas represivas o como consecuencia de la política aplicada, (hambre, inducción de suicidios, desatención médica, etc.) no se habla de asesinatos, pero si un ciudadano se defiende de el sistema con la fuerza, se alude a aquello de "tolerancia", tolerancia para ellos, pero nunca para nosotros.
ResponderEliminarEstos casos son más frecuentes de lo que se pretende, a pesar de que los medios los oculten al igual que ocultan el desorbitante numero de suicidios, ambos serán más frecuentes aun según vaya avanzando el tiempo y se vayan implantando las "nuevas medidas de ajuste" . El que no quiera entenderlo, que me lo discuta dentro de, por desgracia muy poco tiempo, y que busque información del estado actual de Grecia, pero por supuesto, no en los medios oficiales.
No estoy muy de acuerdo en eso de que los medios oculten toda esa infamia y no es porque quieran cumplir con el cometido de informar, sino por que hoy en día está muy de moda lo morboso y lo truculento. Basta ver las tertulias de las mañanas, con conexiones en directo con desahucios, para ver hasta que punto muchos consideran esto un circo de interés público. En eso de acusar a los políticos de asesinar indirectamente, no estaría tan seguro, para eso existe otro delito como es el de negación de auxilio, que en cierto modo es tan inmoral como cualquier otro.
EliminarEntonces sólo nos queda la resignación, por lo que se ve. >El tema es que aquí hay una democracia imperfecta y unas instituciones obsoletas. La clase dirigente es una privilegiada y lleva mucho tiempo haciendo lo que le viene en gana, y eso ya es hora de irlo cambiando con actitudes y acciones verdaderamente democráticas en las que mande el pueblo y no unos dirigentes que hacen lo contrario de lo que dicen… y durante nada menos que 4 años, y si es con mayoría absoluta, como ocurre hoy en España, a ver quién les tose. Eso es una especie de despotismo. ¿Por qué, por ejemplo, no se hacen referéndums sobre temas capitales cada cierto tiempo, como en Suiza? ¿Por qué, como dicen los del 15 M, no se usan los medios digitales, la tecnología – eso es posible hoy en día – e Internet para gestionar mejor la democracia? Así no se tendría vía libre para tener durante 4 años una pequeña dictadura si se hace todo lo contrario de lo que se prometió y las cosas cambian en vez de a mejor, a peor (si mejoraran aún tendría cierto sentido)
ResponderEliminarEl hombre por naturaleza tiende a la corrupción en determinados momentos o situaciones, y más con poder; para que no vaya a más, y se pueda controlar mejor, creo que habría que ser transparente, pero de verdad, aplicando leyes que lo permitan y dándole poder a los que custodian la legalidad: fuerzas de seguridad del estado y justicia… pero ahora uno podría decir, o preguntarse: ¿pero es que no hay policía corrupta compinchada con políticos y financieros o jueces que están en el trapicheo? Pues sí, los hay, como no podía ser menos por ese lado oscuro que tenemos todos (algunos más que otros. Las morales, como es normal, no son todas iguales :-P)…esto es una lucha sin tregua, como quien combate a los cacos que se dedican a robar, no hay que bajar los brazos. Si se empiezan a meter en la cárcel a algunos políticos o financieros, o empresarios, que lo merecen, sean quienes sean, ya verías como cundía el ejemplo. Lo que pasa es que aquí se van de rositas muchos que deberían estar encerrados. Se es duro con el pobre, con el trabajador, y se le esclaviza, o se le echa de su casa si no tiene como pagarla por una crisis que él no creó sino los que le dieron el préstamo para intentar comprarla; pero los que sabemos, qué va! A esos ni se les toca, ni se les tose porque si lo haces, o lo intentas, eres un agitador y un mal ciudadano que sólo quiere desestabilizar el sistema. Y hay unos cuantos ejemplos que no hace falta ni mencionar (no me vaya a meter en un lío :-P)
PEPE en cuanto a que no nos podemos permitir un nuevo orden, bueno, depende de que nuevo orden sea. Se puede cambiar a peor, pero también se puede cambiar, o intentarlo con ilusión, a mejor, como querían aquellos socialistas utópicos del pasado a los que no les faltaba precisamente originalidad, aunque también tenían un grado de ingenuidad considerable (algunos más que otros)…la sociedad debe cambiar, creo yo; mejor hacerlo pacíficamente, sin revoluciones, pero es cierto que hay revoluciones (en las que siempre hay violencia y eso no gusta ni suele estar bien) que consiguen cambios positivos con los que se mejora la sociedad. La civilización es eso: cambio permanente, mejora. De un estadio primitivo se pasa a otro que no lo es tanto.
Un abrazo, PEPE. Estupenda entrada que permite la reflexión.
Gracias por su comentario, bien trabajado y muy interesante. Usted lo describe muy bien, lo difícil es establecer un verdadero equilibrio entre lo que significa la democracia, mejor dicho en lo que debe significar y lo que verdaderamente es. Pulir sus fallos y cerrar las entradas por las que se han colado un buen número de canallas. Y equilibrio entre una mejora que no nos sitúe fuera de la cordura más elemental, porque un nuevo orden puede encerrar muchas trampas, algunas de ellas de consecuencias imprevisibles.
EliminarUff Pepe, cuando te pones profundo eres muy bueno. Todo lo que escribes lo dicta el sentido común, y eso te honra, la lástima es que no abunda. Te doy la razón en todo, pero luego se me cruzan los cables, me indigno y empiezo a abogar por la destrucción del sistema, no puedo evitarlo. Tu último párrafo es precioso pero a mí me suena utópico también, no tengo esperanzas al respecto, creo que en algunos momentos de la historia ha sido necesario rebelarse y hacer alguna gorda, lo peor de todo, lo que no veo claro es que después de la pataleta ¿que nos espera? ¿Hay algo mejor? Eso es lo que me descorazona por completo.
ResponderEliminarBesos
Jajaja, creía que iba a decir usted que cuando me pongo profundo no hay quien me aguante. El sentido común, el menos común de los sentidos. Me apunto eso de rebelarse en determinadas circunstancias, y es que no podemos ser como borregos todo el tiempo, llega un momento en que hay que levantarse y no poner ni mucho menos la otra mejilla. Otra cosa es cuando se organiza una revolución. Lo que viene después no es precisamente lo que se pretendía, ni de lejos.
EliminarPues he ahí el problema, que como alguien no le eche imaginación, yo no veo salidas válidas
EliminarLa salidas ahora mismo están bloqueadas y mucho me temo que sólo el tiempo podrá sacarnos de esta situación por propia inercia.
EliminarEn el fondo de toda cuestión,solo me queda pensar que el ser humano es intrínsecamente dado a la violencia cuando le vienen mal dadas;Ya sea político,militar,pacifista o ciudadano raso.Cuando la desesperación aprieta, asoma el pérfido ser que todos llevamos dentro y tratamos de imponernos al resto o hacérselo pagar (como el caso del italiano).El resto de mortales nos asombramos de lo que somos capaces ante estos casos,pero no miramos a nuestro interior y nos preguntamos que haríamos nosotros en la misma situación.
ResponderEliminarGran entrada Pepe,me quito el sombrero.
Eso a pasado a lo largo de la historia y muchos intelectuales sesudos aún se preguntan cómo fueron posibles determinados comportamientos, que nos acercan más a los monstruos que a los seres humanos. Saludos Angelito.
EliminarHola Pepe,
ResponderEliminarPolítica... no comments. La violencia sin control no conlleva nada bueno.
Soy el único o la imagen de las semiesvástis... da miedo.
Lastima de la pobre mujer embarazada.
Un abrazo Maestro Cahiers.
No, no es el único al que le produce miedo y, sobre todo, uno se pregunta si es que no hemos aprendido nada del pasado. Un abrazo amigo UTLA.
EliminarA mi entender el problema que tenemos aquí es que no somos buenos como individuos, y para mí, para que una sociedad funcione, tiene que estar formada por buenos individuos, ya que la masa y el ampararse en el tumulto hace parecer aceptable cualquier tipo de comportamiento (la historia está llena de ejemplos...)
ResponderEliminarY para lograr buenos individuos es muy importante la educación, pero no solo una educación que haga a la gente adquirir cultura, que también es vital por otra parte, si no una educación que haga reflexionar a la gente y plantearse las cosas. Y que evite que la gente caiga en ideas reduccionistas para definir su manera de ser y de entender del mundo del tipo Yo nunca haría eso por que..." "Yo soy de izquierdas", "Yo soy de derechas" "Yo soy vasco", "Yo soy español", "Yo soy andaluz", "Yo soy ateo", "Yo soy católico" Que por supuesto que se pueden ser todas esas cosas, pero tras una mínima reflexión, que te lleve a saber que es lo que implican a nivel ético, no estético que es lo que parece condicionar a la gente a la hora de definirse...
Cuando logremos eso, habremos dado un paso de gigante en la consecución de una sociedad más feliz, activa, comprometida y tolerante.
Saludos
La eterna lucha entre el yo egoísta y el nosotros como grupo que se comporta como una horda. La ideología o creencia es algo natural en todos nosotros, por eso siempre hay que hablar en política de buenos y malos gestores y en lo personal, de buena y mala gente. Es tan simple como evidente.
EliminarQue tenemos un sistema que no funciona es obvio. Que los políticos están más preocupados por mantener su escaño y decir que ellos pertenecieron a aquel equipo de gobierno que hizo tal o cual cosa por el bien del país, que no por escuchar al pueblo y ver que necesidades reales se necesitan. Si ser Presidente del Gobierno o Diputado de cualquier país fuera un trabajo "no remunerado", me gustaría saber cuantos de los que se llaman a si mismos políticos querrían ejercer en esta profesión.
ResponderEliminarAdemas creo en el derecho de la gente a protestar y quejarse de lo que considera que esta mal hecho o de lo que no se ha hecho a los políticos ya que fue el pueblo quien los eligió democráticamente ( que bonita palabra, DEMOCRACIA, sic!), pero no creo en el derecho a utilizar la violencia para hacerlo.
Ya lo decía La Polla Records en:
"Ellos dicen mierda"
Mil colegas quedan tiraos por el camino,
y cuántos más van a quedar.
Cuánto viviremos,cuánto tiempo moriremos
en esta absurda derrota sin final.
Dos semanas, tres semanas
o cuarenta mil mañanas, qué pringue
a la madre de dios.
Cuánto horror habrá que ver,
cuántos golpes recibir, cuánta gente tendrá que morir.
La cabeza bien cuidada
o muy bien estropeada y nada,
nada que agradecer.
Dentro de nuestro vacío,
sólo queda en pie el orgullo,
por eso seguiremos de pie.
Mogollón de gente vive tristemente,
para morir democráticamente.
Y yo y yo
y yo no quiero callarme.
La moral prohíbe que nadie proteste,
ellos dicen mierda y nosotros amén,
amén, amén,amén,
a menudo llueve.
Un gran saludo.
Nos hemos conformado con aquello de "La democracia es el sistema menos malo de todos los sistemas", sin pararnos a pensar que quizás dentro de las normas del juego se necesita una regeneración moral en todos los sentidos. Lo único bueno de esta horrible crisis es que ya nadie mira para otro lado y aunque sea muy poco, algo es algo. Buena letra la de esa canción, si señor.
EliminarMe gusta mucho el artículo pero está incompleto. Faltan referencias a las dictaduras de izquierdas. Te recuerdo que el comunismo ha causado muchos más muertos e injusticias que todos los años del nazismo, y los que salen hoy a la calle a hacer escrache no son precisamente de extrema derecha. No se puede generalizar sin tener en cuenta de donde vienen los tiros. Nunca mejor dicho. Un saludo.
ResponderEliminarQuizás falten esas referencias porque, en este momento, son más peligrosos esos movimientos fascistas que los escraches, entre otras cosas, porque los primeros han pasado directamente a la agresión y los segundos no, aunque eso no quiera decir que me parezca bien lo segundo, que no me lo parece en absoluto. Que las dictaduras de izquierdas han sido tan espantosas como las de derechas no me cabe la menor duda y amontonan sus muertos en una competición macabra de vergüenza y horror. No es una cuestión de comparar cifras, y si el nazismo se quedó "corto" fue porque duró, afortunadamente, menos años, pero todos son auténticamente despreciables. Saludos Susana.
Eliminarsinceramente, no creo que hoy por hoy el fascismo sea un problema preocupante, en todo caso el populismo, que surja un líder carismático y populista al estilo de Chávez. Sobre la violencia y eso, me parece que es responsabilidad de la clase política tratar de evitarla, y parece que hacen todo lo contrario, fomentando el miedo y el enfrentamiento para sumar votos. Y si la gente les persigue por la calle es porque no hay otra manera de comunicarse con ellos, que cuando ganan unas elecciones no hacen ni caso de manifestaciones, firmas ni de nada. A ver si por lo menos toda esta crisis sirve para limpiar un poco de corruptelas el país
ResponderEliminarbesos,
Hay que huir de los salvadores de patrias, sean de la ideología que sean, porque los iluminados suelen ser muy peligrosos. Es cierto que los políticos se aíslan de la sociedad, pero no se soluciona acudiendo a sus domicilios particulares, sino legislando de tal manera que cada diputado tenga mucha más atención hacia los que les han votado, con reuniones, escuchándoles, en suma cuidando de aquellos a los que debe su cargo. Respecto al fascismo y otros "ismos" siempre son preocupantes aunque sea en mínimas proporciones.
EliminarSaludos Maslama.
sí, claro, se soluciona legislando adecuadamente, en éste y en otros tantos asuntos. Ahora a ver quien o como les convence para que lo hagan
EliminarEso es otra historia, pero quizás esta crisis terrible por lo menos cumpla con la función de poner las cosas en su sitio, aunque puede que todo cambie para seguir igual, cualquiera sabe...
EliminarNo. Creo que un sistema férreo no acaba con la corrupción pues no existe transparencia. Aún recuerdo de niño, en los últimos años del franquismo, hablar -en voz baja, eso sí- de los casos de Matesa, Sofico, Redondela... en este hubo incluso muertos.
ResponderEliminarAl menos ya no es como la transición, cuando estábamos todos tensos con el llamado "ruido de sables".
Saludos. Borgo.
Efectivamente, en aquellos años la corrupción campaba a sus anchas, pero quién se atrevía a ponerle el cascabel al gato...
EliminarEspaña es un país sobrado de talento pero con demasiadas manzanas podridas en todos los ámbitos, lo malo es que muchos de los que legislan y gobiernan están corrompidos de raíz, ante la pasividad de la plebe. Se necesita un cambio radical en la transpariencia y medidas a adoptar para dar soluciones que complazcan a todos. tratando de acercarse al pueblo. No pueden seguir así y aunque muchos den sintomas de haberse dado cuenta, el sistema bicéfalo de dos opciones políticas, tan parejas en el fondo (he dicho bien) ,tampoco ayuda. "CHANGES" que decía el genial Bowie ya.
ResponderEliminarEl problema es que el mundo, tal y como está concebido en la actualidad, no admite cambios demasiado drásticos, y de producirse serán fruto del tiempo y de la evolución de la sociedad. Así que nos espera un duro calvario, amigo Alimaña.
EliminarPues gran reflexión, bien hecha, argumentada, sosegada y para mí cargada de razón, por cierto, me gustó mucho en su día la peli esa de "Vencedores y vencidos".
ResponderEliminarYo soy partidario de no pasar una a los políticos, pero creo que la manera de hacerlo es mediante el voto, si no funciona uno pues otro, sin repetir errores, sin dar margen, sin ponernos la venda, sin taparnos la nariz al votar para que no ganen los otros, solo dándoles ese toque de atención serán conscientes de que sus cargos no son vitalicios, que hoy en día casi lo son.
Pero vaya, es otra opinión más.
Saludos.
El problema son los que son partidarios de un partido haga lo que haga, y que no cambian su voto jamás. Ese forofismo incondicional, más propio de un equipo de fútbol, es lo que hace muy cuesta arriba un cambio ejemplarizante.
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