Ahora que echo la vista atrás, pienso que mi juventud transcurrió entre lo absurdo y lo peculiar. Ocurrió hace un millón de años, cuando siendo un estúpido adolescente me dejé arrastrar por mil pasiones imaginarias que una chica rubia del barrio me ocasionaba involuntariamente. Un día, realizando un simulacro de que estudiaba, en realidad debajo de los libros me dedicaba a dibujar historietas, me asomé distraídamente por la ventana y la vi por primera vez. El cerebro debió colapsarse porque desde entonces anduve más perdido que Belén Esteban en una biblioteca. Entré en ese estado de ánimo, llamado amor platónico, que en realidad, y para ser medianamente sinceros, no es más que la rendición de la razón a la melancolía más edulcorada.
Desde entonces mi comportamiento fue de lo más extraño y mi vida se reducía a esperar. Esperar a cruzarnos por la calle, esperar a que pasara por mi ventana, mostrarme como un cretino haciendo caballitos con una vieja BH e incluso quitarme las gafas para parecer más guapo, no más guapo no, que, cuando los miopes prescindimos de nuestro artilugio de lentes, parecemos un topo con unas cuantas copas de más.
Naturalmente en mi entorno fue fácilmente detectable semejante comportamiento, sobre todo porque iba a menos revoluciones que el resto del mundo. Las frases fueron lapidarias, como la de mi padre cuando se enteró, que dado mi nivel académico equiparable al de una lombriz de tierra, me sentenció de la siguiente manera: "¡Niño, tu dedícate a tus estudios!". Más directa fue la de mi cuñado que prácticamente me dejó noqueado: "Eso es mucho arroz para un pollo". Evidentemente el pollo era yo y ciertamente que fui derrotado por un tipo con bigote, mayor que yo, que consiguió salir con la rubia en cuestión. Desde entonces forme parte de la liga para la eliminación de los tipos con bigote. No, es broma, en realidad no existe tal liga y además yo seguí intentando llamar la atención de mi platónica ninfa de cabellos dorados. Esto último es de un cursi vomitivo, pero recuerden que esto es un relato de amores platónicos.
Después de comprar un monocular de corto alcance por correspondencia, para así poder espiarla, decidí dar un paso más allá, el paso definitivo. No, no crean que decidí abordarla y presentarme como es debido, eso probablemente me hubiera convertido en una estatua de sal. No, nada de eso, perpetré con un amigo, concretamente "El tirador solitario", un plan diabólico. Le haría pasar por un encuestador de la universidad y así le realizaría una visita para conocerla. Si, ya sé que el que tenía que conocerla era yo, pero esto me serviría, primero para hacerle un retrato psicológico y segundo para que mi amigo me la presentara más tarde.
Como enfermos mentales que sin duda éramos, preparamos el cuestionario con una preguntas, ciertamente delirantes y que correspondían a las inquietudes intelectuales de dos chiflados altamente peligrosos. La primera pregunta del cuestionario era: ¿Cree usted en Dios?. Pero la pregunta por excelencia, la que nos llevaría directamente a la locura o a las cloacas de lo absurdo era la siguiente: ¿Cree usted que los seres humanos somos el resultado de la evolución natural de la especies, o, por el contrario, cree que nuestra identidad es consecuencia de manipulaciones genéticas realizadas por extraterrestres que visitaron la Tierra en un pasado remoto?. Equipado con un carné de biblioteca, mi amigo que se prestó entusiasmado a semejante estupidez se dirigió a la casa de la pobre infeliz, pero lamentablemente o quizás por un golpe de suerte no había nadie, lo que nos libró de un ridículo ciertamente interesante.
Después el proyecto se abandonó, me imagino que por una ráfaga de sensatez, que debió de entrar a hurtadillas en mi trastornado cerebro. La rubia se marchó de mi barrio y el tiempo y la distancia borró aquel amor insensato, sustituyéndolo por un recuerdo divertido y entrañable.
Lo que más me ha llamado la atención de este relato es lo del tipo con bigote, ironías del destino ahora hay otro tipo con bigote que siempre te quiere ahorcar, curioso el destino sin duda.
ResponderEliminarEl azote
Lo de los tipos de bigote ha pasado a mejor vida, ya que por suerte o por desgracia el bigote ya no se lleva. Yo me lo quise dejar, pero me dijeron que parecía el mejor amigo de Pancho Villa, así que de momento sigo con la barba. Respecto a amores platónicos, si te refieres a historias como la tuya con la rubia, que no la conocías de nada, yo creo que a todos nos ha pasado alguna vez. A mi se me pasan muy rápido, eso sí. En cambio un par que conozco... se quedaron en mi mente años y años, soy lo peor. Créeme, amigo Pepe, si tú te llamas estúpido, yo soy estúpido al cuadrado.
ResponderEliminarPD: Recupera esa encuesta.
Excelente Pepe, me he reído mucho sobretodo con lo de "Demasiado arroz para un pollo". Todos hemos sido alguna vez unos enfermizos enamorados pienso yo... jeje.
ResponderEliminarCaballitos con la BH no, pero el tonto sí que he hecho para llamar la atención...
ResponderEliminarEs que en los tiempos de Bronson, el bigote tiraba mucho, amigo, jejeje.
Un saludo
Lo del encuestador es un plan a la altura del mejor George Constanza de Seinfeld y un hecho digno de admiración a pesar de no haberse llevado a cabo. Por cierto yo tambien me habría unido a la Liga para la eliminación de los tipos con bigote.
ResponderEliminarEs usted un romántico... Siendo como soy, su lado calenturiento, ¿qué debería hacer yo ahora? ¿Hacer un post sobre mi primera experiencia sexual? uff... Bueno, creo que en otra ocasión...
ResponderEliminarPor cierto, yo cuando era un chavalin esperaba a que pasara una chica y la seguía por detrás. Desde lejos. Luego a lo mejor me decía algo y me quedaba mudo y me ponía rojo... Menudo marica estaba hecho... Pero lo peor de todo fue cuando, en una fiesta de no sé que, la tía me insinuó que quería "rollo". Mi primo me decía: "tío, ¿no ves que quiere rollo?" (Que quiere rollo, ¿no les parece fantástica esa expresión?). Total que me fui como un capullo y siempre me arrepentí de no haberme "enrollado" con ella (enrollado, es que me encanta esta expresión ¿porque dejaría de utilizarla). Aunque también es verdad que si lo hubiera hecho no tendría a aquella muchacha como a una especie de Diosa que irradiaba luz y belleza. Me tenía francamente hechizado (ni si quiera me la cascaba pensando en ella, ¡si eso no es amor!). Pero cada vez tengo más claro que si la hubiera catado, el hechizo hubiera desaparecido.
Las mejores historias de amor son las que no se llevan a cabo, amigo Cahiers...
En fin, que me encanta su blog... de verdad.
Hostia, que mal ha sonado eso...
ResponderEliminarEn fin, "me encanta", pero de buen rollito. Amistad, eh... No se me vaya usted hacer ilusiones...
Azote: Mucho me temo que tal individuo en cuestión quiere ahorcar a mas de uno.
ResponderEliminarRaúl: Hay ciertas fases de nuestra vida en la que hacemos el canelo de forma desenfrenada, y lo peor es que no hay límites. Lo de recuperar la encuesta es bastante improbable, debe estar en el almacen donde guardaron el Arca de la alianza.
Marcos: Lo peor de todo es que, efectivamente, era mucho arroz para un pobre pollo como yo.
Crowley: Lo del caballito con la BH era muy socorrido, sobre todo para un tipo como yo de escasas habilidades atléticas.
Kinski: Tiene usted razón, el plan era un poco a lo Constanza y a nivel español podría ser de un capítulo de "La que se avecina" de un personaje al que llaman "mente fría".
Lazoworks: Si a mi me hubiera dicho la rubia que quería rollo, me hubiera dado un colapso a nivel general. Gracias por sus oportunas aclaraciones, recuerde que tenemos un pacto de consuegros y tenemos que respetarnos.
Ja,ja,ja recuerdo como preparamos la encuesta, no sé si llegamos a incluir alguna pregunta sobre la Atlántida.
ResponderEliminarRecuerdo que al no responder nadie al portero automático, toqué al azar cualquier otro, y ante la clásica pregunta de quien era, puse la voz más solmene y natural que pude, deciendo que era de la Universidad, para realizar una encuesta. "Suba, suba" me respondió alguién mientras me abrían la puerta, para dirigirme a los buzones para al menos poder ofrecerle al amigo Cahiers el nombre en cuestión de su amada, ya que sólo la conocía o la conociamos como "la rubia" en un alarde de imaginación...
En fín, el tipo que me abrió el portal todavía está esperando que le hagan esa encuesta delirante...
Amigo Tirador, puede estar seguro de que incluiríamos alguna pregunta sobre la Atlántida y quizás también sobre las pistas de Nazca, en resumen, cualquier cosa que incrementara nuestra identidad como chiflados.
ResponderEliminarAaaaaaaaaains!! los primeros amores adolescentes... se recuerdan con nostalgia y magnificados por el paso del tiempo, pero en realidad hacíamos el tonto y no dejábamos de reír nerviosamente... aunque los mejores amores son los platónicos, porque son idealizados nunca decepcionan.
ResponderEliminarHay historias que es mejor no dar a conocer y esconderlas en vergonzosos rincones de la memoria, je, je. Patético, amigo. Pero el que esté libre de pecado...
ResponderEliminarSaludos.
Me ha encantado Sr Cahiers. ¿Quien no ha hecho el ridículo por amor en alguna ocasión? Melancólica y estupenda entrada. Los amores de juventud son sin duda inolvidables. Pero, no ha pensado alguna vez ¿qué hubiese pasado si , por fin, hubiese conocido a su rubia y ella le hubiese aceptado? Con ese sentido del humor no hubiese sido extraño. Un saludo eterno romántico.
ResponderEliminarSr.Nocivo: Los amores platónicos no pueden ser prácticos, porque de ser así perderían todo su encanto.
ResponderEliminarLicantropunk: Yo creo que además es inevitable caer en este tipo de cosas. Somos humanos.
Blue Day: Lo que usted me plantea es algo en lo que ni pienso. Demasiado tiempo y demasiado improbable. Ya lo decía una canción de los Puntos: Amores que se lleva el tiempo, que serán recuerdos de mi juventud. Y luego está lo de "Juventud, divino tesoro que te vas para no volver".
Ay! Amores platónicos.. ¿Qué hubiera sido nuestra juventud sin ellos?
ResponderEliminarLo que comentais todos, en alguna ocasión hemos tenido nuestra "Diosa Intocable Reluciente", la mia era la hermana gemela de un buen amigo (no se parecían demasiado) que cuando me presentaba en su casa con cualquier escusa y la veía, solo acertaba a balbucear tartamudeando un escueto "hooola". Lo peor vino al cabo de unos años al saber que ella también estaba enamorada de mi... A veces recuerdo la pena que me causó la noticia. Y bueno, el destino quiso que ella se casara con un tipo con bigote y yo con otra sin él...
ResponderEliminarUn saludo Pepe
Vale Sr.Cahiers, pero recuerde a Jardiel Poncela y su "La juventud es el único defecto que se cura con el tiempo"
ResponderEliminarQuimerico: Supongo que pertenecen a una etapa de aprendizaje sentimental.
ResponderEliminarAlimaña: Pues lo suyo si que fue mala suerte, pero el destino es el destino. Al final voy a tener que fundar "la liga de eliminación de tipos con bigote".
Blue Day: La verdad es que el tiempo lo cura todo, hasta la propia vida. Menuda frase pomposa que le he soltado, digna de un epitafio.
Vaya, Cahiers: así que era usted un James Stewart en "La ventana indiscreta" pero de corto alcance... bueno, para que voy a contar, la de tonterias que se hacen -y yo sigo haciendo- por la mujer de nuestros sueños. Borgo.
ResponderEliminarAmigo Miquel, un James Stewart de ínfima categoría y el monocular era tan eficiente que se veían las cosas del mismo tamaño que a simple vista. ¿Cómo podría conquistar a la chica con semejante instrumento óptico y con una vieja bicicleta BH?.
ResponderEliminarCreo que debe ud. acabar el trabajo y realizar la encuesta delirante a la primera vecina rubia que encuentre. Pero cambiando la pregunta, actualmente hay mucho sonado que se tomaría en serio lo de los extraterrestres.
ResponderEliminarAmigo Lucifer, crea que en la actualidad hay una escasez alarmante de rubias en mi entorno, además no creo que fuera del agrado de la señora de Cahiers. Si, la pregunta se podría cambiar por: ¿Cree usted que la infidelidad del marido de Belén Esteban puede retrasar la recuperación económica o, por el contrario, es de la opinión de que tal hecho sólo afectaría a la crísis espiritual de occidente?.
ResponderEliminarLo malo no es que todos hayamos hecho el ridículo en más de una ocasión, sino que la memoria, caprichosa y maldita, se encarga de que no se nos olvide. Por cierto, gracias por la idea de la encuesta, tengo una vecina rubia y no sabía como romper el hielo, jeje... Saludos!
ResponderEliminarPues si le sale bien, amigo Rafa, no olvide comentarlo.
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